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Inteligencia - Múltiples perspectivas Gardner H.,Kornhaber M. y Wake W. Editorial AIQUE (2005) Pgs 177-184 Gardner … postula la existencia de siete inteligencias: lingüística, musical, lógico-matemática, espacial, corporal- cinestésica, intrapersonal e interpersonal. A continuación, haremos una descripción de cada una de ellas, junto con estados finales que las ejemplifican. Es esencial recordar que Gardner considera a las inteligencias "construcciones científicas sólo potencialmente útiles" (Gardner, 1983, p. 70). Son términos para organizar y describir las aptitudes humanas y no referencias a algún producto que se encuentra en la cabeza. Una inteligencia no es una "cosa', sino, más bien [...] un potencial, cuya presencia permite a una persona tener acceso a formas de pensamiento adecuadas para tipos de contenidos específicos" (Kornhaber y Gardner, 1991, p. 155). 1. La inteligencia lingüística es probablemente la aptitud humana más estudiada. Hay evidencias de este tipo de inteligencia en la psicología evolutiva, que revela la existencia de una aptitud de discurso universal y de rápido desarrollo entre las personas normales. La neuropsicología ha documentado casos de problemas y defectos en el lenguaje en pacientes con daños cerebrales. La neurobiología también ayuda a señalar mecanismos de procesamiento de la información cruciales asociados con este tipo de inteligencia, que incluyen mecanismos dedicados a la fonología (sonidos del discurso), la sintaxis (gramática), la semántica (significado) y la pragmática (las implicaciones y los usos del lenguaje en diversos ámbitos). La inteligencia lingüística se ve ejemplificada por los poetas, que se encuentran en profunda y sutil armonía con el sonido y los ricos significa dos del lenguaje que usan. También es esencial para periodistas, publicistas y abogados. 2. La inteligencia musical permite a las personas crear, comunicar y comprender sentidos a partir de los sonidos. A diferencia de la inteligencia lingüística, que se desarrolla hasta un alto grado en diferentes culturas sin necesidad de educación formal, la inteligencia musical elevada puede requerir una exposición más intensiva. En Occidente son muy pocos los que logran gran habilidad sin someterse a años de ejercitación y práctica. Los estudios de los prodigios y los idiotas sabios indican que esta inteligencia es independiente de otras: puede manifestarse en alto nivel en una persona cuyas otras aptitudes sean comunes o, incluso, pobres (Miller, 1989; Treffert, 1989). Las investigaciones neuropsicológicas y otros estudios cerebrales muestran que las áreas del cerebro dedicadas al procesamiento musical son diferentes de las que se ocupan del procesamiento del lenguaje. Los componentes de procesamiento de la información esenciales incluyen el tono, el ritmo y el timbre (calidad del sonido). La inteligencia musical se ve con claridad en los compositores, los directores de orquesta y los intérpretes, así como también en los ingenieros de sonido. 3. La inteligencia lógico-matemática implica el uso y la apreciación de relaciones abstractas. Piaget ha documentado muy bien su desarrollo (véase el capítulo 2). Para él, el razonamiento abstracto comienza con la exploración y la clasificación de objetos. Progresa luego hacia la manipulación de los objetos y la apreciación de las acciones que se pueden ejecutar sobre ellos; y, más adelante, hacia la formulación de proposiciones sobre las acciones reales o posibles y sus interrelaciones. Finalmente, avanza hacia la apreciación de las relaciones aun en ausencia de acciones u objetos; es decir, hacia el pensamiento puro, abstracto (Piaget, 1965; Piaget y Inhel der, 1969). Aunque Piaget sostenía que esta secuencia era un fenómeno universal, muchos investigadores posteriores han hallado que el desarrollo del pensamiento abstracto a menudo depende de la escolarización (por ejemplo, Ceci, 1990; Cole y Scribner, 1974) o de una perspectiva alternativa, que puede favorecerse antes de lo que pensaba Piaget mediante el empleo de materiales más adecuados para los niños pequeños (por ejemplo, Bryant, 1974; Gelman y Gallistel, 1978; Siegel, 1991; véase capítulo 2). Una operación esencial de este tipo de inteligencia es la numeración: la capacidad de asignar un numeral correspondiente a un objeto en una serie. Las evidencias de la autonomía de la inteligencia lógico-matemática provienen de la existencia de los prodigios matemáticos y de la presencia aislada de esta forma de inteligencia en algunos idiotas sabios que pueden desempeñar hazañas matemáticas sin tener otras habilidades. Existen también problemas neurológicos como el síndrome evolutivo de Gerstmann, en el que el aprendizaje matemático -y casi ninguna otra cosa-se ve dificultado. Los estados finales que dependen marcadamente de la inteligencia lógico-matemática incluyen a los matemáticos, los programadores de computadoras, los analistas financieros, los contadores, los ingenieros y los científicos. 4. La inteligencia espacial es la habilidad de percibir información visual o espacial, transformarla y modificarla y recrear imágenes visuales incluso sin referencia al estímulo físico original. Esta inteligencia es necesaria para trabajar en problemas como los que se ilustran en la figura 5.2. La inteligencia espacial no depende de las sensaciones visuales. Los ciegos también la usan (Landau, Gleitman y Spelke, 1981), por ejemplo, para construirse imágenes mentales de sus casas o recorridos hacia sus lugares de trabajo. Las aptitudes centrales de este tipo de inteligencia incluyen la capacidad de construir imágenes en tres dimensiones y de mover y rotar esas representaciones. Para la mayoría de los occidentales, el desarrollo de esta inteligencia, al menos como se la aplica en las artes visuales, cesa hacia la mitad de la infancia si no se proporciona educación específica en el tema (Davis, 1991; Lowenfeld y Brittain, 1982; Winner, 1982). Sin embargo, también se la utiliza fuera de las artes visuales; por ejemplo, entre los geógrafos, los cirujanos y los pilotos. Aunque las habilidades lógico-matemáticas también se desarrollan a partir de la percepción de objetos, la investigación neurológica sostiene la autonomía de la inteligencia espacial. Ésta se encuentra firmemente asentada en el cerebro. Requiere un funcionamiento perfecto de los lóbulos parietal y temporal derechos y conexiones entre esas regiones del cerebro y otras. Una vez más, la bibliografía existente sobre prodigios e idiotas sabios apoya la existencia de esta inteligencia independiente, que se encuentra aislada, por ejemplo, en el caso de Nadia, una niña autista que posee una gran habilidad para el dibujo (véase una muestra de su trabajo en la página 184). Los prodigios en el ajedrez y en las artes visuales, como Picasso, también ayudan a Gardner a postular la independencia de este tipo de inteligencia. 5. La inteligencia corporal-cinestésica puede parecer la más alejada de las perspectivas tradicionales de la inteligencia. Recuérdese que, al comen zar el capítulo 1, decíamos que Terman consideraba "perturbado" a quien pensara que una persona que podía "manejar herramientas con pericia o jugar bien al béisbol" era tan inteligente como alguien que podía "resolver ecuaciones matemáticas..." (Terman, 1921, p. 124). Sin embargo, si se piensa en los sentidos construidos por los coreógrafos y trasmitidos por los bailarines o en la tremenda habilidad de los escaladores de rocas sus pendidos a un lado de un risco, no parece tan extraño hablar de este tipo de inteligencia. Como muestran estos ejemplos, la inteligencia corporal-cinestésica involucra el uso de todo el cuerpo (o de parte de él) para resolver problemas o productos habituales. Las operaciones fundamentales asociadas con esta inteligencia son el control sobre las acciones motrices finas y gruesas y la capacidad de manipular objetos externos. Las bases biológicas de la inteligencia corporal-cinestésica son complejas. Incluyen la coordinación entre el sistema neuronal, el muscular yel perceptual. La existencia de este tipo de inteligencia se ve apoyada por las apraxias, síndromes neurológicos que suelen estar relacionados con daños en el hemisferio cerebral izquierdo. Las personas que sufren apraxias son incapaces de desempeñar secuencias de movimientos, aunque puedan en tenderlas cuando se les pide que las ejecuten y tengan la capacidad física de realizar cada uno de esos movimientos. Gardner supone que el desarrollo de la inteligencia corporal-cinestésica se produce a partir de los primeros reflejos (como el de succión) hacia actividades cada vez más intencionales (como las de imitar y crear usando el movimiento). Junto con los bailarines y los escaladores de rocas, podemos mencionar, como ejemplos de personas que recurren a la inteligencia corporal-cinestésica, a los gimnastas y otros atletas y malabaristas. 6. La inteligencia intrapersonal depende de procesos centrales que permiten a la gente distinguir entre sus propios sentimientos. Gardner dice que esta inteligencia se desarrolla a partir de la capacidad de distinguir el placer del dolor y de actuar según esa discriminación. En su nivel más elevado, la discriminación de sentimientos, intenciones y motivaciones brinda un profundo autoconocimiento, que es el que utilizan los adultos cuando toman una decisión crucial o cuando aconsejan a otros. Los novelistas como Proust emplean esta inteligencia para crear sus descripciones relatos introspectivos (Gardner, 1993b). Gardner (1993c) subraya el papel que juega este tipo de inteligencia para que las personas puedan construirse un modelo mental preciso de sí mismas y recurrir a él para tomar decisiones personales. Por lo tanto, la inteligencia intrapersonal puede actuar como una "agencia central de inteligencia" que permite a la gente conocer sus propias aptitudes y saber cómo usarlas mejor (Kornhaber y Gardner, 1991). 7. La inteligencia interpersonal recurre a las habilidades esenciales de reconocer y distinguir los sentimientos, las convicciones y las intenciones de los demás. En las primeras etapas de su evolución, esta inteligencia puede verse en la capacidad de los niños para discriminar entre las personas de su medio y discernir su humor y su temperamento. En sus formas más desarrolladas, se manifiesta en la capacidad de entender, actuar y configurar los sentimientos y las actitudes de los otros, para bien o para mal. Esta es la inteligencia que permitió que personas tan dispares como la Madre Teresa, Mao Tse Tung y Martin Luther King llevaran adelante su obra, y es el tipo de inteligencia que suele ser invocado por terapeutas, padres y docentes dedicados. El funcionamiento de las inteligencias personales se relaciona con los lóbulos frontales del cerebro. Si hay daños en esa región, la motivación y las respuestas de la persona a los demás pueden ser fallidas, aunque la habilidad para desempeñarse bien en los tests de inteligencia permanezca intacta (Hebb, 1949). En la vida cotidiana puede parecer difícil separar estos dos tipos de inteligencia (intrapersonal e interpersonal), pero diversas patologías presentan evidencias de su independencia. Por ejemplo, la inteligencia interpersonal parece ausente en los niños autistas y hay enfermedades psicopatológicas en las que una persona puede ser consciente de las motivaciones y los sentimientos de otros pero es incapaz de comprender los propios (Damasio, 1994; Gardner, 1993b; Goleman, 1989). Una vez esbozadas las características de cada una de las inteligencias, es importante subrayar que todos los estados finales se basan en combinaciones de varias (Gardner, 1993b). Por ejemplo, los bailarines necesitan, en esencia, de la inteligencia corporal-cinestésica, pero también deben poseer inteligencia musical para moverse con expresividad y al ritmo correcto y deben utilizar sus inteligencias personales si quieren interpretar algún personaje y que a su público le resulte significativo. Puede parecer que los matemáticos necesitan sólo la inteligencia lógico-matemática, pero también deben recurrir a la inteligencia interpersonal para conseguir que su trabajo se publique y poder seguir trabajando en un equipo universitario. Gardner sostiene que la gente normal es capaz de recurrir a todas las inteligencias, pero que las personas se distinguen por su "perfil de inteligencias” específico, que se caracteriza por la combinación peculiar de inteligencias- más fuertes o más débiles- que cada uno usa para resolver problemas (Walters y Gardner, 1985). Estas fortalezas o debilidades relativas ayudan a dar cuenta de las diferencias individuales.