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1 AGRICULTURA, GANADERÍA Y BUEN VIVIR Bolívar Ismael Amoroso Peralta Fuente: http://ar.geoview.info/produccion_agropecuaria_ramona,31388570p La agricultura y la ganadería, a decir de Engels (1884), aparecen durante las etapas iniciales de desarrollo de la humanidad, desde comunidades primitivas hacia la formación de sociedades, específicamente dentro de un período que él lo denomina como “barbarie”. Estas actividades agrícolas consisten en la explotación de la tierra y de los animales para la obtención de productos que constituyen la base de la alimentación humana. Con el crecimiento y desarrollo en sí de las sociedades surgen los pleitos por la propiedad de la tierra, principal factor para el desarrollo de las actividades agropecuarias. Los individuos al despertar la conciencia sobre lo suyo y de su individualidad, se apropiaron de las tierras para cultivarlas y sacar provecho de ellas. Aquí podría decirse que nace la desigualdad y la división de la sociedad entre ricos y pobres. Esta concepción de la individualidad y el sacar beneficio propio de las tierras, o en otras palabras, la capitalización de la actividad agrícola, se cimentaría como la base para la actual corriente económica predominante en el mundo. Aunque estas actividades sean consideradas como actividades propias de los pueblos atrasados, no modernos y tradicionales juegan un papel muy importante en la acumulación del capital (posesión de tierras, medios de producción agrícolas y generación de excedentes), sobre todo con las revoluciones agrarias (al introducir factores tecnológicos en cuanto a técnicas de cultivos, modificación genética de animales y el 2 aprovechamiento de la tierra) las mismas que han sido adaptadas a las necesidades de la estructura económica vigente. En base a lo planteado surge un concepto importante: la “economía agrícola”, la misma que vino a ser una aglomeración de la relación Sociedad-Naturaleza caracterizada por su modo de producción, y sus cambios estructurales han tenido un papel importante en el paso del pre-capitalismo al capitalismo, debido a que la propia economía agrícola fue la base económica de las sociedades pre-capitalistas, entonces, esta economía debía ser modificada para hacer posible el desarrollo del capitalismo en estas sociedades. La capitalización de la economía agrícola desarrollada a través de los cambios en su estructura mencionados, suponía: la mercantilización de la tierra, medios de producción y de los productos derivados de las actividades agrícolas; y, la desvinculación del campesino de la tierra y de los medios de producción, e implantación progresiva de la privatización y la asalarización. Bajo la dicotomía de países centrales y periféricos derivados de la concepción del sistema económico actual y de las teorías de desarrollo existentes, se da una divergencia en la cual ha sido explotada la actividad agraria, ya que los procesos de capitalización han sido distintos. Por ejemplo, dentro de los países centrales esta actividad se ha explotado en diferentes formas: a) las propiamente capitalistas, b) las explotaciones mercantiles simples, y, c) las de subsistencia o autoconsumo. Por otra parte en los países considerados periféricos se dan dos tipos de explotación de esta actividad: a) el latifundio de exportación, caracterizado por los monocultivos; y, b) la explotación mercantil simple y de subsistencia, distinguida por su baja productividad y destinada al autoconsumo y el mercado local ejercidas por la mayoría de campesinado pobre. Esta concepción capitalista caracterizada por la sed de acumulación de las riquezas y explotación desenfrenada de los recursos naturales a través de las actividades productivas agrícolas con el fin de satisfacer mercados internacionales y capitalizar los excedentes que en el intercambio se generen, ponen en riesgo la seguridad ambiental y alimentaria. Las actividades agrícolas han pasado de actividades para satisfacer la demanda interna a satisfacer la demanda externa de los productos derivados de estas actividades, este cambio de visión ha contribuido a un desgaste de los suelos cultivables, ya que la demanda internacional requiere de una producción a gran escala atentando en contra de los recursos naturales y de la naturaleza en sí, y generando en cadena otros problemas de tipos sociales (hambre, desigualdad, migración, xenofobia, discriminación, etc.) en aquellas sociedades dedicadas a la producción agrícola. Con el solo objetivo de satisfacer el consumo agroalimentario mundial en países caracterizados por tener una sociedad sobrealimentada, los países productores tanto centrales como periféricos tienden a manipular genéticamente las semillas, los animales, e introducir tecnologías poco amigables con el medioambiente, para producir en masa y de manera más eficiente, siendo beneficiados únicamente los productores agrícolas y los demandantes. 3 De hecho, la estructura de la producción y circulación de los alimentos como mercancías se convierte en una de las características más aterradoras de la infraestructura agroalimentaria del Sistema Capitalista Mundial: mientras que en los centros de estas sociedades la sobrealimentación es un problema sanitario, en muchas de las periferias cientos de millones de seres humanos mueren por enfermedades asociadas con la subalimentación, desnutrición y hambre. Los problemas que ha generado el sistema capitalista mundial no solo terminan en la sobre-producción de productos agropecuarios y en su comercialización sino también en la desigualdad de oportunidades para poder competir en el mercado capitalista que rige en nuestro planeta. Es decir, aquellos países que tiene ventajas tanto comparativas como competitivas aplican políticas públicas como subsidios a los productores agropecuarios, generando así productos agrícolas relativamente más baratos los cuales imposibilitan una competencia justa con respecto a otras naciones que no puedan subvencionar estas actividades. De igual forma una transnacional de un país céntrico con producción a gran escala puede producir bienes agropecuarios mucho más baratos que una Unidad Producción Agropecuaria de Subsistencia, Empresarial Intermedia y Empresarial de Punta de un país denominado periférico. De hecho, esta situación ha llevado a hacer algunas analogías para demostrar la desigualdad de oportunidades en su competencia y subsistencia en el mercado mundial dada por las fuerzas tan descomunalmente diversas, tales como: una competencia entre un águila y un colibrí, una sardina y un tiburón, un tigre suelto y un cordero amarrado. Cómo cambiar esta situación es una interrogante que ha surgido desde algunos años. Es más, desde hace alrededor de un decenio está en discusión la construcción de una nueva teoría que emerja como alternativa al Sistema Capitalista Mundial, al neoliberalismo, al Desarrollo Económico y todas sus derivaciones tal cual lo conocemos. Esta es una teoría basada en el modo de vida de los pueblos y nacionalidades originarias de América, esta teoría o modo de vida alternativo al desarrollo ya ha sido institucionalizada a través de las cartas magnas de los países de Ecuador y Bolivia, a través de los nombres: Buen Vivir y Vivir Bien respectivamente. Entonces, ¿qué debería hacerse bajo esta concepción del Buen Vivir y Vivir Bien con respecto a las actividades agropecuarias?. En primera instancia se creería importante definir de alguna forma el buen vivir tan debatido en los últimos tiempos. Según las traducciones más acertadas de los conceptos indígenas en los cuales se basa el buen vivir, se podría definir al mismo como aquella forma de vida en armonía con uno mismo, con la sociedad y con la naturaleza (Hidalgo-Capitán, García-Álvarez, & Cubillo-Guevara, 2016). De hecho entonces, bajo la premisa de que el sector primario a nivel mundial está en camino hacia una crisis tanto en los países más aventajados como en los más afectadoscon su explotación (la cual se evidencia en un desgaste total de los suelos cultivables en los primeros y la inestabilidad en el crecimiento en los segundos) por causa de la estructura del sistema capitalista vigente y por otras talantes externas que no pueden ser controladas, deberían aplicarse políticas públicas ayuden a cambiar este tipo de rumbo y contrarrestar los efectos directos sobre este sector. 4 Las políticas públicas deberían estar enfocadas a la generación de un beneficio común de los miembros de una sociedad, que sean amigables con el medio ambiente, que eviten la degeneración de las especies y de los suelos, que se orienten a la des-mercantilización de los productos agropecuarios, que sirvan para satisfacer en primer instante la demanda interna de los países, que aprovechen de los efectos que deja una conducta climática para solventar otra, etc. Las políticas públicas deben estar direccionadas a generar un beneficio común entre los individuos dentro del territorio en el que se aplique. Este sería el primer cambio notorio de una de las bases del capitalismo que es el individualismo, sediento de la plusvalía del capital, a uno de los principios del Buen Vivir que es el vivir en armonía con los demás, ya que al beneficiarse todos individuos de una misma forma las desigualdades también se vería reducidas. Del mismo modo las políticas públicas deben ser amigables con el medio ambiente. Para esto es necesario cambiar la concepción de que los seres humanos somos superiores y diferentes de la misma naturaleza, y concebir el principio de pertenencia a esta, de saber que el ser humano no es superior ni externo a la tierra sino que es parte de ella. Por lo tanto estas políticas deben tener como prioridad la conservación de los ecosistemas. puesto de que estos son y serán el principal recurso a futuro y sobre todo el hábitat en el cual los seres humanos deben acoplarse para subsistir. Con estas políticas, se rompería otra de las bases del sistema capitalista que trata de acumular riquezas a través de la explotación indiscriminada de los recursos naturales y se cumpliría por su parte otro de los principios de Buen Vivir que consiste en vivir en armonía con la naturaleza. Las políticas a aplicarse deberán evitar la degeneración de las especies agropecuarias y de los suelos, deberá estar guiada por una producción más natural, que no ponga en riesgo la salud de los seres humanos ni la extinción de las especies originarias en cada territorio. Así también, puede aplicarse técnicas de cultivos tradicionales o ancestrales, que eviten los monocultivos y con ello la degeneración de los suelos y que incluyan estrategias de recuperación de bosques y su biodiversidad, garantizando así un futuro más prometedor para las generaciones futuras. Los productos agropecuarios deben dejar de ser considerados mercancías, deben solventar las necesidades internas y garantizar una seguridad alimentaria futura, en el momento en el que des-mercantiliza la tierra y los productos que se pueden obtener a través de ella, se da un paso importante en cuanto a la ruptura del paradigma del capital y abriría camino a la introducción de nuevas teorías alternativas como lo es el Buen Vivir. La producción agropecuaria debe velar por la satisfacción de la demanda interna del territorio en el que se de, eso quería decir que se debe producir para abastecer de recursos y de bienes agroalimentarios a los propios individuos que conformen una sociedad. Deberá manejarse una producción agrícola de subsistencia, en el que una vez cada cierto período se produzca las suficiente cantidad de productos agroalimentarios que solventen las necesidades de la sociedad o del territorio en el que se produzcan. Con esto se evitaría la sobre explotación de la tierra, reduciéndose así la probabilidad de degeneración de la misma. 5 Con esto no quiere decir que se llegue a un estado autárquico, aislado y sin relación comercial internacional, puesto de que en el caso de generarse excedentes en la producción de aquellos productos agropecuarios en un determinado territorio en los que se tenga ventajas comparativas y competitivas, sería indispensable aplicarse estrategias o normas que permitan el abastecimiento a través de este excedente de cierta demanda internacional a cambio de otros productos igualmente agropecuarios que no se den dentro de ese territorio y que también resulten de un exceso en la producción agropecuaria. Es decir, si Ecuador al ser beneficiado geográficamente par la producción de cacao, el excedente en esta producción podría solventar la demanda de este producto en Argentina, a cambio del excedente en la producción de quinua que se pueda dar en esta nación. Otras políticas podrían estar guiadas hacia el aprovechamiento de los efectos de las externalidades climáticas en determinadas regiones con el fin de combatir otros, igualmente, efectos también climáticos, esto es por ejemplo, aprovechar de aquellas épocas de lluvias a través de proyectos de infraestructura para solventar de agua para la producción agraria en épocas de sequías, Con esto se evitaría el deterioro de los cultivos y la muerte de animales por inundaciones y la incapacidad de cultivar y de criar ganado en épocas de sequía. Es necesario mencionar que a más de las políticas públicas sugeridas deberían aplicarse paralelamente algunas más específicas en ciertas naciones que tradicionalmente han sido las menos beneficiadas por sistema económico actual y que fortalezcan su producción agropecuaria. Estas deberían orientarse a desarrollo integral de todos los sectores, a crear un sistema asociativo de emprendimientos productivos en cadena dentro de los territorios, a crear y normar sistemas de sanidad agropecuaria, a financiar con capitales semilla a aquellos territorios que tengan potencial agrícola para satisfacer su consumo interno pero que no tengan los recursos financieros para iniciar con emprendimientos, a normar el manejo y conservación de los recursos naturales, a desarrollar mercados y sistemas de comercialización interna, y a apoyar a los productos más vulnerables del sector agropecuario. Finalmente, otro aspecto que vale la pena anotar es que a través de las medidas propuestas se incentive también la creación de empresas sociales, que igualmente velen por el bienestar común, por la conservación del medio ambiente y con responsabilidad social hacia los sectores menos aventajados. Para el caso de territorios en el que las empresas de naturaleza capitalista estén muy arraigados debería fomentarse por lo menos la responsabilidad social corporativa no efímera sino permanente y que regresen a la sociedad parte de los réditos obtenidos a través de ésta, reflejados en programas y proyectos que generen beneficios sociales. La transición de un modo de vida y de un sistema económico que está enraizado en el consciente de las personas y las naciones hacia una nueva estructura como el Buen Vivir y hacia una nueva economía más social, solidaria y más equitativa es un reto, pero lo importante es empezar cada uno a dar un aporte para facilitar esta transición, desde los hogares, el trabajo, los lugares de esparcimiento, entre otros, con el fin de garantizar a las nuevas generaciones un futuro un poco más prometedor para su subsistencia.