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proponen reemplazar las jerarquías lineanas por clasificaciones filogenéticas en las que se remuevan los rangos taxonómicos incluído el de especie (ERESHEFSKY, 1999, 2001; MISHLER, 1999). Es realmente necesario acabar la especie como rango taxonómico y la jerarquía lineana como sistema de clasificación? Una discusion al respecto no es perti- nente en este ensayo, pero muchos sistemáticos, en particular, quienes trabajamos en países tropicales y con taxones complejos que apenas comienzan a ser examinados bajo los parámetros de la sistemática filogenética, advertimos que estas propuestas no tocan el núcleo del problema de especie, como tampoco lo hace el intento de abstraer la especie a un código de barras basado en unos pocos marcadores moleculares con un grado operativamente apropiado de variabilidad, más que por sus propiedades biológicas intrínsecas; en cualquier caso, la identidad de la especie depende del especialista que estudia el ejemplar testigo. En fin, de acuerdo (HULL, 1965), la definición aristotélica de especies es la responsable de que los taxónomos no hayamos definido la especie de manera adecuada, lo cual ha influido de manera significativa al avance de la taxonomía entre otras cosas porque clasificar ‘especies nominales’ es empiricamente más fácil que clasificar ‘especies reales’, debido a que las primeras se definen por su esencia y por lo tanto relativamente estables, mientras que las segundas se caracterizan por ser entidades en constante cambio. 6 Conclusión A través de la cronología del problema de especie se detecta una tendencia hacia (1) considerar las especies como individuos y no como clases (en cualquier caso, reales); (2) adoptar una posición pluralista respecto al problema de especies; (3) incorporar una dimensión histórica de la especie a través de uno u otro concepto filogenético; (4) que el considerar especies unicamente a aquellos organismos de reproduccion bisexual es ex- tremadamente reduccionista y debe ser abandonada; y (5) reconocer que el esencialismo y la disyunción entre la nomenclatura biológica y la biología comparativa han provocado un periodo de innecesaria latencia en el debate acerca del concepto de especie. No obstante, el problema de especie tiende a conversirse en un problema sin solución, no solo debido a sumultidimensionalidad, sino también a la complejidad de los sistemas biológicos y a los efectos de una u otra corriente teórica en la teoría evolutiva y el la sistemática biológica. ¿Son, en fin, las especies las unidades de la evolución? Paramuchos autores (e.g. ELDREDGE; CRACRAFT, 1980; GHISELIN, 1987; MAYR, 1982; WILEY, 1981) la respuesta se aproxima a un sí. Para otros, en cambio, la evolución ocurre tanto al nivel de especie como de taxones supraespecíficos (e.g. NELSON, 1989; ERESHEFSKY, 1991). Los conceptos filogenéticos de especie ofrecen la posibilidad de ampliar el debate a la exploración de especies como linajes, sean bisexuales o no. Por lo tanto, la búsqueda de taxones supraespecíficos monofiléticos adquiere un papel unificador para poner 142 a prueba los conceptos, y una relevancia empírica para la práctica de la sistemática biológica. Agradecimientos A P. Abrantes (Universidad de Brasilia, Brasil), por la invitación a participar en este volumen, y por valiosas discusiones y sugerencias en el texto. Por comentarios y debates continuos que enriquecieron de manera significativa el presente capítulo, agradezco también a N. L. Pabón-Mora (New York Botanical Garden), así como a J. D. Lynch y los estudiantes del curso Sistemática Biológica del segundo semestre de 2009, Universidad Nacional de Colombia. 143 Capítulos El problema de la especie a 150 años de El origen Conclusión