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Expectoración

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La expectoración es la eliminación, por medio de la tos, de todo material contenido en 
el interior del aparato respiratorio. El individuo normal no expectora, a pesar de una 
producción diaria de secreciones en el árbol traqueobronquial de unos 100 a 150ml. La 
secreción bronquial está constituida por mucina (moco), agua, pequeña cantidad de 
proteínas, algunas células de descamación y macrófagos. 
Habitualmente, en condiciones normales de salud, este volumen de secreciones 
respiratorias es movilizado por las cilias de las células de la mucosa bronquial y de la 
tráquea hasta la glotis y la faringe, siendo deglutido inconscientemente. Sólo cuando se 
supera esta cantidad fisiológica o se altera cualitativamente la secreción bronquial, 
aparece tos y expectoración. La descripción del esputo es importante y debe hacerse en 
términos de color, consistencia, cantidad, olor, o por la presencia de sangre, pus u otros 
materiales; de forma tal que, en un contexto clínico determinado, esto ayude a 
establecer un diagnóstico causal de la expectoración y a instaurar un apropiado 
tratamiento si lo requiere. 
Fisiopatología. Clasificación y tipos de expectoración 
En las personas sanas, las glándulas mucosas del tracto respiratorio y las células 
caliciformes del epitelio bronquial producen alrededor de 100ml diarios de secreción 
seromucosa separada en 2 capas superpuestas: la profunda, el sol, en la cual baten las 
cilias, y la superficial, el gel sobre la que se depositan las partículas aspiradas. 
En conjunto, cilias y mucus normales constituyen el "sistema del ascensor mucociliar" 
responsable de la depuración del árbol respiratorio. Los 100ml de secreción son 
deglutidos diariamente en forma insensible por una persona normal; en consecuencia 
cualquier eliminación de secreciones procedentes del aparato respiratorio es anormal y a 
este síntoma se denomina expectoración. Se deben considerar las siguientes 
características de la expectoración: 
1. Cantidad: Es dependiente de la patología subyacente, así como de la fuerza de la 
tos del paciente. En las fases iniciales de un proceso inflamatorio, por lo general 
la expectoración es escasa para aumentar en los períodos de estado y de 
declinación. La expectoración muy abundante (a veces más de 300ml/día) suele 
indicar la existencia de cavidades que drenan en un bronquio en los procesos 
supurativos pulmonares o bronquiectasias. Esta cantidad de esputo, en ocasiones 
puede no observarse si el enfermo deglute los esputos (frecuente en el sexo 
femenino), si hay broncoplejía u obstrucción del bronquio de avenamiento. 
2. Viscosidad o consistencia: Esta característica depende de la cantidad de agua, mucus y detritus. Ejemplos: 
a. Fluidas: como en el edema agudo de pulmón 
b. Adherentes: con moldes fibrinosos como en las reagudizaciones asmáticas 
c. Necróticas: como en los abscesos pulmonares o tumores necrosados. 
3. Olor: si es fétido y pútrido pensar en infección por anaerobios propia de los procesos supurativos del 
pulmón o abscesos pulmonares. 
4. Color: 
a. Incolora-trasparente, expectoración mucosa 
b. Amarillo-verdosa, expectoración mucopurulenta propia de los procesos infecciosos bacterianos 
de la vía aérea 
c. Herrumbrosa, expectoración color ladrillo típica de la neumonía neumocócica 
d. Roja, por presencia de sangre en el esputo, con distintos tintes, en las diferentes causas de 
hemóptisis 
e. Negruzca, en la antracosis pulmonar, propia de los grandes fumadores o portadores de 
neumoconiosis. 
Según su aspecto macroscópico, la expectoración puede clasificarse como sigue: 
 Mucosa: El esputo, incoloro y transparente puede ser de distinta consistencia; 
desde muy fluido hasta sumamente viscoso y denso, de difícil eliminación. Es 
resultado de la secreción exagerada de las células caliciformes y de las glándulas 
mucosas; así se las observa en un período inicial de las traqueobronquitis agudas 
y es el más característico de la bronquitis crónica no complicada. 
 Serosa: Se presenta como un líquido claro, espumoso, de color ligeramente amarillento o rosado pálido, en 
ocasiones muy abundante. Resulta, en general de trasudación a nivel alveolar, y de allí su carácter 
espumoso y su origen en un edema alveolar típico del edema agudo de pulmón o en un carcinoma 
bronquioloalveolar. La expectoración de grandes cantidades de esputo tipo "clara de huevo" se ve en el 
50% de los carcinomas bronquioloalveolares. 
 Mucopurulenta y purulenta: Se caracteriza por ser fluida, opaca, de color amarillo o verdoso. Está 
constituida por los elementos del pus producido por la acción peroxidasa de los neutrófilos sobre la 
secreción traqueobronquial antes de ser expectorada. La expectoración mucopurulenta varía en su 
contenido de pus y mucus y con la forma en que esos componentes aparecen mezclados; el pus puede 
presentarse en forma de estrías o aún de glóbulos. Un aspecto característico es el de la expectoración 
denominada "numular" originada por las cavernas tuberculosas y que también puede observarse en las 
supuraciones pulmonares, en las bronquiectasias y en los tumores pulmonares infectados. Su forma 
característica es la de un conglomerado circular (en forma de moneda) u ovalado que se aplasta sobre el 
fondo del recipiente, netamente separado del resto de la masa líquida del esputo. La cantidad de la 
expectoración depende de la naturaleza del proceso patológico y del período evolutivo en que se encuentra: 
exigua al comienzo de procesos infecciosos agudos y abundante en los períodos de estado y de resolución 
de las bronquitis agudas o neumonías. En cambio, en la bronquitis crónica y en la tuberculosis se elimina en 
grandes cantidades, como también en las bronquiectasias. 
 Sanguinolenta: Se llama "esputo hemoptoico" y constituye una forma mínima de las hemóptisis que serán 
tratadas más adelante. 
Otras características macroscópicas de la expectoración resultan más específicas de 
determinadas patologías: 
 Coágulos fibrinosos, espirales bronquiales y tapones de Dittrich: constituyen 
testimonio de secreciones bronquiales sumamente viscosas y desecadas. 
 Los clásicos cuerpos de creola (esputo perlado) son característicos del asma 
bronquial durante el período de resolución de una crisis; muestran en su interior 
cristales de Leyden, productos de la proteína básica mayor liberada por los 
eosinófilos 
 Restos de hidátides, como escólex o dientes (hidatidosis) 
 Granos de actinomices (actinomicosis) 
 Cuerpos extraños o restos alimenticios procedentes de materiales previamente 
aspirados o de fístulas esofagobronquiales; 
 Fragmentos de tejidos con restos necróticos: típicos de los carcinomas 
excavados. 
Si la cantidad de la expectoración supera los 300ml de pus o de líquido de cualquier otra 
naturaleza, el síntoma se denomina vómica. Esta se caracteriza por la brusca irrupción a 
la luz bronquial de una colección purulenta hasta ese momento cerrada; cuando es muy 
abundante, se produce en medio de accesos intensos de tos y sofocación, y el líquido se 
expulsa en grandes bocanadas fluyendo a veces, también por la nariz. 
En las supuraciones pulmonares, la vómica es un síntoma muy frecuente y el material, 
en función del germen responsable, presenta características muy precisas de color y de 
fetidez. El quiste hidatídico puede también producir una vómica. Si no está complicado, 
la vómica puede ser de un líquido claro, cristalino, como cristal de roca, en el que a 
veces pueden encontrarse fragmentos de su membrana germinativa: se denomina 
entonces hidatidoptosis. Si, en cambio, el quiste se ha complicado, la vómica presenta 
caracteres similares a las de las supuraciones pulmonares. 
Las vómicas de origen pleural, mediastínicas o extratorácicas, relativamente frecuentes 
en otras épocas y originadas en empiemas pleurales, mediastinitis supuradas o abscesos 
amebianos del hígado, son excepcionales en la actualidad, pues ninguno de estos 
procesos
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