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Carcinoma basocelular superficial: Esta variedad constituye del 10-‐15% de los casos, se ve por lo general en el tronco y extremidades, como una placa eritemato -‐ escamosa de tamaño variable, de color rojo-‐rosado, bien delimitada con bordes levemente solevantados. A veces cubierta de escamas, úlceras o costras. A pesar de tener crecimiento horizontal puede hacerse infiltrativo y presentarse como una zona indurada, susceptible de ulcerarse y formar un nódulo. Puede tener áreas de regresión espontánea: atrofia e hipopigmentación central. Hay una variante pigmentada. Tiende a ser múltiple y puede alcanzar gran tamaño (hasta 10 cm. diámetro) Carcinoma basocelular morfeiforme: Es llamado así por la marcada fibrosis de su estroma; clínicamente se presenta como una placa blanco-‐amarillenta o cérea parecida a una cicatriz, algo nacarada con telangectasias, de límites indefinibles, es la forma más agresiva de los cánceres basocelulares, de mayor crecimiento y más recurrente. Es el tipo más complejo de tratar quirúrgicamente. Otras formas clínicas mucho más infrecuentes son: cánceres basocelulares inflitrantes, micronodular, metatípicos (basoescamoso) y fibroepiteliales. DIAGNÓSTICO Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL: Es esencialmente clínico, pero requiere siempre confirmación histopatológica. El diagnóstico diferencial se hace con queratosis actínicas, carcinoma espinocelular, tumores anexiales, nevos melanocíticos dérmicos, queratosis seborreicas y melanoma maligno. El carcinoma basocelular pigmentado suele confundirse con estos dos últimos trastornos, el carcinoma basocelular superficial, con eccemas, psoriasis y enfermedad de Bowen. 131
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