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Enfermedades del pericardio 142 mg/Kg/día) durante 2 meses, y después 4 meses de rifampicina e isoniacida. Existen preparados comercializados que contienen estos fármacos en un solo comprimido. El uso de corticoides está recomendado en pacientes no VIH. • Pericarditis purulenta: Pericarditis provocada por otros patógenos (estreptococos, neumococos y estafilococos). Causa <1% de los casos. Normalmente se asocia a empiema o neumonía. Casos más raros son provocados por gram negativos o anaerobios. En pacientes inmunodeficientes encontramos patógenos más inusuales. Tiene un diagnóstico difícil ya que la pericarditis puede quedar oculta por la sepsis. Pruebas de imagen y signos de líquido en pericardio. El abordaje terapéutico se basa en drenaje del absceso y tratamiento antimicrobiano de amplio espectro hasta confirmación del agente causal. Considerar pericardiostomía para completo drenaje, ya que tiene a reaparecer. - Pericarditis en insuficiencia renal: Definición: Pericarditis asociada a enfermedad renal en estado terminal, incluye pericarditis urémica, pericarditis en diálisis y muy raramente pericarditis constrictiva. Etiología: Retención de metabolitos tóxicos. Síntomas: Dolor precordial, fiebre, roce pericárdico, derrame pleural, tos seca… Diagnostico: ECG con disminución de voltaje y aumento de ST, aumento radiográfico de silueta cardiaca no pulsátil y roce pericárdico. También se emplean la pericardiocentesis, angiografía, ecocardiografía, estudios isotópicos pericárdicos, cateterismo cardíaco, angiocardiografía derecha con inyección de monóxido de carbono puro y auriculografía endovenosa. Tratamiento: Inicio o intensificación de diálisis además de administración puntual de analgésicos, AINES y corticoides (se consideran poco eficaces en este caso). - Pericarditis en enfermedades autoinmunes y enfermedades inflamatorias: Manifestación secundaria a síndromes autoinmunes como LES, síndrome de Sjögren, artritis reumatoide o esclerodermia. Los síntomas son fiebre y dolor torácico. El diagnóstico se establece con el uso de los siguientes criterios: incremento del número de linfocitos y células mononucleares, presencia de autoanticuerpos frente al músculo cardíaco en el líquido pericárdico; inflamación visualizada en las biopsias epicárdicas o endomiocárdicas; exclusión de una enfermedad vírica o infección bacteriana, por ausencia de IgM antivirus cardiotrópicos en el líquido pericárdico y PCR negativa para los principales virus y bacterias cardiotrópicos); ausencia de infiltración neoplásica, exclusión
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