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262 Los negocios y sus intercambios externos: ecoLogía y consumidores el bloqueo estaba descontinuado o que ya no estaba disponible, y a otros que el bloqueo implicaría cargos adicionales. Ninguna de estas cosas era verdad. Además, Pacific Bell nombró “servicio básico” a un costoso paquete de servicios opcionales, sin informar a los clientes que el “servicio básico” no era su servicio básico de bajo costo sino, de hecho, un paquete de opciones caras como llamada de tres, transferencia de llamadas y timbre distin- tivo. Finalmente, Pacific Bell le ofrecía a sus clientes sólo el seguro más costoso para la re- paración del cableado interno del teléfono, sin informarles de las opciones menos costosas y sin decirles que podían contratar personal ajeno a Pacific Bell para repararlo. Los consumidores también son bombardeados diariamente con una interminable serie de anuncios que los incitan a comprar ciertos productos. A pesar de que algunas veces se les defiende como fuentes de información, los anuncios también son criticados con base en que pocas veces hacen algo más que dar indicaciones muy escuetas de la función básica de un producto y que en ocasiones confunden y exageran sus virtudes. Los economistas argumentan que los gastos de publicidad son un desperdicio de recursos y los sociólogos se quejan de los efectos culturales de la publicidad.8 En este capítulo examinamos los aspectos éticos relacionados con la calidad de los pro- ductos y la publicidad. Las primeras secciones analizan varios acercamientos a problemas de los consumidores, y las últimas abordan la publicidad de consumo. Iniciamos enfocán- donos en lo que tal vez sea el tema más urgente: las lesiones producidas por productos de consumo y las responsabilidades de los fabricantes. 6.1 Mercados y protección del consumidor Los defensores de los consumidores indican que se presentaron más de 500,000 lesiones que requirieron de tratamiento hospitalario en jóvenes y adultos por el uso de juguetes, equipo de jardín de niños y equipo para campos de juego; que aproximadamente 300,000 personas fueron mutiladas al utilizar equipo de taller para el hogar; que más de dos millo- nes de personas necesitaron un tratamiento de emergencia para lesiones provocadas por mobiliario en el hogar; y que más de tres millones de individuos requirieron tratamiento de lesiones provocadas por materiales de construcción en el hogar.9 En 2003, ocurrieron un promedio de 56,270 lesiones a la semana y un promedio de 117 muertes al día, relacio- nadas con accidentes automovilísticos; se estima que las pérdidas económicas ascendieron a 479 millones por día.10 Mucha gente cree que los consumidores están protegidos automáticamente contra lesiones debido a las operaciones de mercados libres y competitivos, y que ni los gobiernos ni las compañías deben tomar medidas especiales para enfrentar estos problemas. Como vimos en capítulos anteriores (especialmente en el capítulo 4), los libres mercados pro- mueven la asignación, el uso y la distribución de bienes que son, en cierto sentido, justos, respetuosos de los derechos y que producen de manera eficiente la utilidad máxima para los participantes del mercado. Además, se dice que en este tipo de mercados el consumidor es “soberano”. Cuando los consumidores desean y pagan voluntariamente por algo, los vendedores tienen un incentivo para cumplir sus deseos. Si los vendedores no proporcio- nan lo que los consumidores desean, sufren pérdidas. Sin embargo, cuando los vendedores proporcionan lo que los consumidores desean, obtienen beneficios. Como planteó el autor de un conocido libro de texto sobre economía, “los consumidores se rigen por sus gustos innatos o aprendidos, tal como lo demuestra la forma en que gastan su dinero, los usos últimos adonde se canalizan los recursos de la sociedad”.11 En el enfoque de “mercado” para la protección del consumidor, la seguridad de éste se considera un bien proporcionado de forma más eficaz a través del mecanismo del libre mercado, mediante el cual los vendedores deben responder a las demandas de los con- sumidores. Si los consumidores desean productos más seguros, indicarán esta preferencia en los mercados al pagar voluntariamente más por productos más seguros, al mostrar una preferencia por los fabricantes de éstos, y al rechazar los artículos de fabricantes de productos inseguros. Las empresas tendrán que responder a esta demanda brindando mayor seguridad enfoque del mercado para la protección del consumidor La seguridad del consumidor se consi- dera un bien proporcio- nado de forma más eficaz a través del mecanismo del libre mercado, mediante el cual los vendedores deben responder a las demandas de los consumidores. Vela�squez 06.indd 262 24/5/06 08:46:09 La ética de La producción y marketing de artícuLos de consumo 263 en sus productos o correrán el riesgo de perder a clientes, frente a los competidores que atiendan eficazmente las preferencias de aquéllos. De manera que el mercado asegura que los productores respondan adecuadamente a la necesidad de seguridad por parte de los consumidores. No obstante, si los clientes no valoran demasiado la seguridad, ni demuestran la disposición a desembolsar más por la seguridad o por productos más seguros, entonces, sería erróneo imponer niveles más altos de seguridad mediante reglamentos gubernamenta- les, que obliguen a los productores a fabricar productos más seguros que los que demandan los consumidores. Como vimos antes, este tipo de interferencias del gobierno desvirtúan a los mercados haciéndolos injustos, poco respetuosos de los derechos e ineficientes. Tan in- correcto es que las compañías decidan por su cuenta que los consumidores deben tener una mayor protección de la que demandan, como lo es obligarlos a adquirir costosos aparatos de seguridad que ellos no comprarían por su cuenta. Sólo los consumidores tienen el poder de decir qué valor asignan a la seguridad, y se les debe permitir mostrar sus preferencias por medio de sus libres elecciones en los mercados y no ser obligados por las compañías ni por los gobiernos a pagar niveles de seguridad que tal vez no deseen. Por ejemplo, un aparato electrónico que cuesta 100 dólares tal vez incluya la indi- cación de que se sobrecalentará si se usa durante más de una hora y media, mientras que otro que cuesta 400 quizá indique que funciona de manera segura si se usa continuamente día y noche. Algunos compradores preferirán el modelo más barato, dispuestos a asumir un riesgo más alto por el ahorro de 300, mientras que otros elegirán el más costoso. Si la reglamentación del gobierno obligara a todos los fabricantes de aparatos eléctricos a pro- ducir sólo el modelo más seguro, o si los fabricantes decidieran voluntariamente producir sólo el modelo más seguro, entonces los consumidores que no creerían que un mayor nivel de seguridad tiene un valor de 300 adicionales no tendrían otra opción. Así, se les obligaría injustamente a pagar dinero por algo que no desean, y sus recursos se desperdiciarían de manera ineficiente en algo que no es útil para ellos. Sin embargo, los críticos de este enfoque de mercado responden que los beneficios del libre mercado se obtienen con certeza sólo cuando los mercados tienen las siete caracte- rísticas que los definen: (a) existe un gran número de compradores y vendedores, (b) todos pueden entrar y salir libremente del mercado, (c) todos cuentan con información completa y perfecta, (d) todos los productos en el mercado son exactamente similares, (e) no existen costos externos, (f) todos los compradores y vendedores son optimizadores racionales de la utilidad, y (g) el mercado no está regulado. Los críticos del enfoque de mercado para los problemas de los consumidores argumentan que estas características no existen en los mercados de consumo, enfocándose especialmente en las características (c) y (f). Los críticos señalan que los mercados son eficientes sólo si se da la condición(c), es decir, sólo si los participantes cuentan con información completa y perfecta acerca de los bienes que están comprando. Obviamente, a menudo los consumidores no están bien informados acerca de los productos que adquieren, simplemente porque los productos de consumo sofisticados que se encuentran en los anaqueles del mercado contemporáneo son demasiado complejos para cualquier persona, excepto para un experto conocedor. No nos sorprende que los fabricantes, que son muy conocedores de sus productos, no proporcio- nen información a los consumidores de manera voluntaria acerca de los niveles de segu- ridad o características defectuosas de sus productos. Puesto que reunir información es un proceso costoso, es probable que los consumidores no tengan los recursos para obtener información por sí mismos, por ejemplo, probando varias marcas competitivas para deter- minar cuál ofrece la mayor seguridad por su costo. En teoría, sería posible que los consumidores que buscan información se dirigieran a organizaciones como la Consumers Union (Unión de Consumidores), que ganan dinero al adquirir y vender información sobre productos, es decir, los mecanismos de mercado deben crear un mercado de información para los consumidores si eso es lo que estos últimos de- sean. Sin embargo, por dos razones relacionadas con la naturaleza de la información, es difícil que este tipo de organizaciones cubran sus costos vendiendo información a los con- sumidores. Primero, como varios economistas han señalado, una vez que se proporciona la información a una persona que ha pagado por ella, fácilmente se filtra a muchos otros Repaso breve 6.1 Problemas con el supuesto de información completa • Muchos productos son demasiado complejos para que los consumido- res los entiendan • Los mercados no deben ofrecer a los consumi- dores información sobre los productos Vela�squez 06.indd 263 24/5/06 08:46:09
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