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Aristoteles Retorica-páginas-80

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moría del pasado, y para los jóvenes el futuro es mucho y 
lo pasado breve, pues en el primer día (54) de nada pueden 
acordarse y todo lo esperan. También son fáciles de enga­
ñar por lo dicho, pues esperan con facilidad. Y más bien va- 25 
lerosos, porque son animosos y llenos de esperanza, de ma­
nera que lo uno les hace no tener temor y lo otro tener con­
fianza, porque nadie tiene miedo cuando está airado y el 
esperar algún bien da confianza. También son vergonzosos, 
pues todavía no comprenderán otros bienes, sino que tie­
nen su educación según los solos usos (55). Y son magná- 30 
nimos, pues todavía no han sido rebajados por la vida, 
sino que no tienen experiencia de lo que es forzoso, y la 
magnanimidad es el estimarse uno mismo merecedor de 
cosas grandes, y ello es propio de quien tiene esperanzas.
Y eligen mejor hacer el bien que lo que les conviene, 
porque viven más con el carácter (56) que con la razón, y el 35 
cálculo es de lo útil, la virtud de lo bueno. Y son más ami­
gos de los amigos y compañeros que los de otras edades, 1389 b 
por el gozo que hallan en convivir, y por no escoger nada 
todavía atendiendo a la utilidad, y por consiguiente tam­
poco los amigos.
Y en todo pecan por carta de más y por vehemencia, 
contra el dicho de Quilón (57), pues todo lo hacen con ex­
ceso: aman con exceso y odian con exceso y todo lo demás 5 
de modo semejante. También ellos creen que lo saben todo
y afirman confiadamente; ello es la causa del exceso en 
todo. Las injusticias las cometen por insolencia y no por 
maldad.
Y son compasivos, por suponer a todos buenos y mejo­
res que son, ya que miden a los que tienen cerca con su 10 
falta de maldad, y suponen que éstos padecen lo que no 
merecen. También son amantes de la risa, y por eso son 
también burlones, pues la burla no es sino la insolencia 
educada (58).
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2) C a r á c t e r d e l v i e j o . 13
Tal es el carácter de los jóvenes; los ancianos que han 
pasado la madurez tienen caracteres que en general se de- i5 
ducen de los contrarios a los anteriores, pues a causa de 
haber vivido muchos años y de haber sido muchas veces 
engañados y haber cometido errores, y por ser malas la 
mayoría de las cosas, no aseguran nada y en todo se que­
dan mucho más cortos de lo que se debe. Y opinan, pero 
no están ciertos, y cuando disputan añaden siempre el qui- 20 
zá y acaso, y todo lo dicen así y nada con seguridad. Y 
son maliciosos; pues consiste la malicia en tomarlo todo a 
mala parte. También son suspicaces por su falta de con­
fianza, y carecen de confianza a causa de su experiencia.
Y ni aman ni odian violentamente, por lo mismo, pues 
según el precepto de Bias (59) aman como quienes ha- 25 
brán de odiar y odian como quienes habrán de amar. Y 
son mezquinos, por haber sido humillados por la vida, y no 
codician nada grande ni excesivo, sino lo adecuado para vi­
vir. Y no son generosos, pues la hacienda es una de las co­
sas necesarias, y por la experiencia saben cuán difícil es de 
adquirir y fácil de perder. Y son cobardes y todo lo temen ao 
por anticipado, pues están en una disposición contraria a los 
jóvenes, porque están enfriados (60) en su temperamento, 
mientras que los jóvenes son calientes, así que es como si 
la vejez preparara el camino a la cobardía, pues cierta­
mente el temor es cierto enfriamiento. Y son amantes de 
la vida, y especialmente en sus últimos días, por ser el de- 35 
seo sobre lo que falta, y aquello de que se carece se desea 
más. Y son más egoístas de lo que se debe, lo cual es una 
especie de pequeñez de ánimo. Y viven mirando a la utili­
dad, y no al bien, en grado mayor del debido, porque son i390 a 
egoístas, y lo útil es bueno para uno, mas lo bueno lo es 
absolutamente. Y son más desvergonzados (61) que vergon­
zosos, porque a causa de no ocuparse tanto de lo bueno
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