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II 12 127 moría del pasado, y para los jóvenes el futuro es mucho y lo pasado breve, pues en el primer día (54) de nada pueden acordarse y todo lo esperan. También son fáciles de enga ñar por lo dicho, pues esperan con facilidad. Y más bien va- 25 lerosos, porque son animosos y llenos de esperanza, de ma nera que lo uno les hace no tener temor y lo otro tener con fianza, porque nadie tiene miedo cuando está airado y el esperar algún bien da confianza. También son vergonzosos, pues todavía no comprenderán otros bienes, sino que tie nen su educación según los solos usos (55). Y son magná- 30 nimos, pues todavía no han sido rebajados por la vida, sino que no tienen experiencia de lo que es forzoso, y la magnanimidad es el estimarse uno mismo merecedor de cosas grandes, y ello es propio de quien tiene esperanzas. Y eligen mejor hacer el bien que lo que les conviene, porque viven más con el carácter (56) que con la razón, y el 35 cálculo es de lo útil, la virtud de lo bueno. Y son más ami gos de los amigos y compañeros que los de otras edades, 1389 b por el gozo que hallan en convivir, y por no escoger nada todavía atendiendo a la utilidad, y por consiguiente tam poco los amigos. Y en todo pecan por carta de más y por vehemencia, contra el dicho de Quilón (57), pues todo lo hacen con ex ceso: aman con exceso y odian con exceso y todo lo demás 5 de modo semejante. También ellos creen que lo saben todo y afirman confiadamente; ello es la causa del exceso en todo. Las injusticias las cometen por insolencia y no por maldad. Y son compasivos, por suponer a todos buenos y mejo res que son, ya que miden a los que tienen cerca con su 10 falta de maldad, y suponen que éstos padecen lo que no merecen. También son amantes de la risa, y por eso son también burlones, pues la burla no es sino la insolencia educada (58). II 13 128 2) C a r á c t e r d e l v i e j o . 13 Tal es el carácter de los jóvenes; los ancianos que han pasado la madurez tienen caracteres que en general se de- i5 ducen de los contrarios a los anteriores, pues a causa de haber vivido muchos años y de haber sido muchas veces engañados y haber cometido errores, y por ser malas la mayoría de las cosas, no aseguran nada y en todo se que dan mucho más cortos de lo que se debe. Y opinan, pero no están ciertos, y cuando disputan añaden siempre el qui- 20 zá y acaso, y todo lo dicen así y nada con seguridad. Y son maliciosos; pues consiste la malicia en tomarlo todo a mala parte. También son suspicaces por su falta de con fianza, y carecen de confianza a causa de su experiencia. Y ni aman ni odian violentamente, por lo mismo, pues según el precepto de Bias (59) aman como quienes ha- 25 brán de odiar y odian como quienes habrán de amar. Y son mezquinos, por haber sido humillados por la vida, y no codician nada grande ni excesivo, sino lo adecuado para vi vir. Y no son generosos, pues la hacienda es una de las co sas necesarias, y por la experiencia saben cuán difícil es de adquirir y fácil de perder. Y son cobardes y todo lo temen ao por anticipado, pues están en una disposición contraria a los jóvenes, porque están enfriados (60) en su temperamento, mientras que los jóvenes son calientes, así que es como si la vejez preparara el camino a la cobardía, pues cierta mente el temor es cierto enfriamiento. Y son amantes de la vida, y especialmente en sus últimos días, por ser el de- 35 seo sobre lo que falta, y aquello de que se carece se desea más. Y son más egoístas de lo que se debe, lo cual es una especie de pequeñez de ánimo. Y viven mirando a la utili dad, y no al bien, en grado mayor del debido, porque son i390 a egoístas, y lo útil es bueno para uno, mas lo bueno lo es absolutamente. Y son más desvergonzados (61) que vergon zosos, porque a causa de no ocuparse tanto de lo bueno 19