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Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Reclaiming My Sister 
AR TABOO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
 
 
 
Reclaiming My Sister 
 
Ella fue tomada de él, así como él está tomando algo de 
ella. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Capítulo 1 
BUNNY 
 
Miro por la ventana cómo empieza a nevar mientras mi Kindle 
yace olvidado frente a mí. Este es mi lugar favorito para sentarme 
porque desde aquí puedo ver a la gente ir y venir. 
La pequeña cafetería de la esquina es la más concurrida. La 
gente es un animal de costumbres. Veo tantas caras iguales que a 
algunas incluso les he dado historias en mi mente. 
El único que no me interesa mucho es Harris, al menos así lo 
llamo yo. Siempre está coqueteando con la guapa camarera, y a 
ninguno de los dos parece importarle el anillo de bodas de oro que 
lleva en el dedo. Es vergonzoso, ¿no? Pero, ¿qué sé yo? 
Mi madre ya ha pasado por un nuevo esposo desde que dejó al 
único hombre al que he llamado padre: James O'Brien. Él ha estado 
ahí en todos mis primeros recuerdos. Lo echo de menos, pero más que 
eso, lo que más echo de menos es a mi hermano Connor. Aún sueño 
con él, pero a medida que pasa el tiempo, su rostro se desvanece cada 
vez más de mi memoria. 
Ya ni siquiera soy una O'Brien. La vida que una vez conocí me 
fue arrebatada en una noche, mientras tanto mi padre como mi 
hermano estaban fuera de casa. Sabía que algunos de sus negocios 
no eran legales, pero me mantuvieron al abrigo de lo que no querían 
que viera. Sigo siendo un poco ingenua, pero operaban al margen de 
la ley y lo que hacían lo pagaban muy bien. 
Todo eso cambió en una noche, cuando mi madre me sacaba de 
la cama enloquecida diciéndome que teníamos que irnos. Me dijo que 
James iba a matarla, y aunque yo no quería pensar que James haría 
eso, sus discusiones podían llegar a ser intensas. 
Cuando la cosa se ponía fea, siempre corría a buscar a mi 
hermano Connor. Él me separaba o me dejaba meterme en su cama y 
acurrucarme. A veces pensaba que disfrutaban peleándose, pero me 
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asustaba. Los quería a los dos, pero hacían que la idea del matrimonio 
fuera ridícula. 
La noche antes de que mi madre me sacara de la cama, ella y 
James tuvieron una de sus peores peleas. Mi madre era un desastre 
de borracha, y gritaba sobre una puta con la que él estaba. Mi padre 
le replicó que ella no tenía derecho a hablar. No se equivocaba. 
Algunas veces me pareció verla salir de una de las habitaciones de la 
casa con uno de los hombres de mi padre. Llevaba el pelo despeinado 
y los labios pintados de carmín. 
En esos momentos, iba a la habitación de Connor y me metía en 
la cama con él. Me alegraba mucho de que estuviera en casa porque 
la mayoría de las veces, durante ese último año, estaba fuera 
trabajando por la noche. Una parte de mí se preguntaba si estaba con 
las putas de las que gritaba mi madre y por eso salía tan tarde. 
La última noche que estuve en casa, intenté meterme en su 
cama, pero me rechazó. Me dijo que volviera a la mía. No tenía ni idea 
de que no volvería a verlo. Al día siguiente, tanto él como mi padre 
estuvieron fuera de casa todo el día y, cuando me fui a la cama esa 
noche, aún no habían vuelto. Fue entonces cuando mamá me despertó 
y me dijo que teníamos que irnos. No pude coger nada, excepto el 
pequeño conejito rosa que Connor me regaló el día de mi decimotercer 
cumpleaños. Siempre lo tenía encima de la cama. Siempre me llamaba 
Bunny. 
Mamá estaba lista para irse y tenía el coche lleno de cosas. 
Cuando vi unas bolsas llenas de dinero, supe en ese momento que si 
mi padre no quería matarla ya, lo haría en cuanto la encontrara. 
Perdí la cuenta de cuántos días viajamos. Pasamos del coche al 
tren y luego al autobús. Parecía interminable hasta que finalmente 
aterrizamos aquí. Me habían roto el corazón, pero mi madre seguía 
adelante con mucha facilidad. 
Salió con varios hombres antes de casarse y luego divorciarse 
rápidamente porque tenía la vista puesta en otro. Cada uno es más 
rico que el anterior y es casi impresionante cómo puede atraerlos. Me 
han mantenido escondida, así que a menudo me siento incómoda 
cuando hablo con alguien. Me moriría si intentara coquetear con un 
hombre. 
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El más reciente, Aaron, me da escalofríos. Se queda mirando 
demasiado tiempo y siempre me está haciendo preguntas e intentando 
hablar conmigo. Si fuera por mí, me mudaría. Soy mayor de edad, pero 
realmente no es una opción porque no tengo dinero y ni siquiera puedo 
conseguir un trabajo. Mi madre me ha dicho muchas veces que nos 
encontrarán y me matarán primero para hacerla sufrir antes de 
acabar finalmente con su vida. 
Al principio me costó creerla, pero empezó a contarme historias 
de las cosas que hacían mi padre y mi hermano. Por eso no me dejaban 
entrar en el sótano. Ahí llevaban a la gente que les había hecho algún 
daño o había roto la lealtad. Me hizo preguntarme si algunos de mis 
recuerdos no eran lo que realmente pasó. Nunca recordé que fueran 
crueles conmigo, pero ella me acribillaba con historias que me hacían 
cuestionar mis propios pensamientos. 
Decía que Connor estaba resultando ser peor que mi padre. Lo 
vi gritarle a uno de los chicos que entraban y salían de la casa, y todo 
su comportamiento cambió. En esa fracción de segundo se volvió 
irreconocible, pero nunca fue dirigido hacia mí. De hecho, cuando se 
dio cuenta de que estaba ahí, de pie en las escaleras, fue como si una 
máscara volviera a su sitio, y me dedicó una sonrisa antes de soltar al 
hombre de la presa que tenía alrededor del cuello. El tipo cayó al suelo, 
pero rápidamente se puso en pie y salió corriendo de la casa. 
— ¡Oh! — jadeo, incorporándome más cuando veo a un gatito 
blanco solo y acurrucado contra un cubo de basura al otro lado de la 
calle. Está nevando y hace mucho frío. Sin pensarlo, me calzo las botas 
y me pongo el abrigo largo. Solo llevo puesto el pijama, pero seré 
rápida. Mi madre se enojará porque he salido sola de casa, pero no 
voy a dejar al gatito ahí afuera. Aaron la sacó, y estoy sola por la noche 
en nuestra casa adosada. 
Después de desconectar la alarma, abro la puerta principal y 
aprieto los dientes cuando me golpea una ráfaga de viento helado. La 
nieve se está convirtiendo en hielo, así que me agarro a la barandilla 
cuando casi resbalo en las escaleras en mi prisa por bajar a la acera. 
Se me empañan las gafas y tardo un segundo en ver, pero cuando lo 
consigo miro a ambos lados para comprobar si hay coches. Después 
de asegurarme de que no hay coches, cruzo la calle para salvar al 
gatito. 
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—Hola, cariño, ¿estás bien? — le digo mientras me inclino y lo 
acaricio. — ¿Estás atrapado?— Veo un pequeño gancho conectado al 
collar del gatito en la base del bote de basura. — ¿Por qué alguien te 
engancharía aquí y te dejaría? — Desengancho al gatito y lo acerco 
para que entre en calor. No parece desnutrido y parece un gatito sano. 
— ¿Quién te haría algo así? 
—Yo. — dice una voz grave, y entonces un brazo me rodea la 
cintura por detrás. 
Todo mi cuerpo se pone rígido justo cuando una aguja me pincha 
en el cuello. Es entonces cuando el mundo se vuelve negro. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
Capítulo 2 
CONNOR 
 
Parece tan tranquila estirada en la cama mientras yo me siento 
en el borde del colchón. No quería que tuviera que ser así, pero no 
tenía elección. Ya no la tenía. 
Cuando alargo la mano para apartarle el pelo de la cara, me 
tiemblan las manos. Había tardado tanto en encontrarla que 
empezaba a preocuparme la posibilidad de no encontrarla nunca, y no 
estabadispuesto a contemplar esa posibilidad. 
En cuanto plantamos a Aaron, las cosas se pusieron en su sitio. 
Eso fue todo lo que hizo falta para llamar la atención de Vivian y 
obligarla a salir de su escondite. Aaron creó eventos elaborados con 
conexiones a lugares que pensamos que Vivian podría ir. Al final, 
apareció en una fiesta con un anillo en el dedo, pero en cuanto Aaron 
intervino, se acabó. 
El plan de hoy se ha estado construyendo durante semanas, y 
finalmente sacó a Vivian de la casa y la alejó de mi Bunny. Vivian va 
a tener un duro despertar cuando aparezca en su escapada con Aaron 
y descubra que mi padre los está esperando. Tiene que dar muchas 
explicaciones sobre el dinero que se llevó y los secretos que vendió. 
James le habría dado todo lo que quisiera, pero vender secretos a 
nuestros enemigos rompió su confianza y no hay vuelta atrás. 
Lo que pase con ellos dos no me importa, porque todo lo que 
quería de este trato era Bunny. Por eso trabajé tan duro para atrapar 
a Vivian, para que Bunny fuera mi recompensa. Ella siempre estuvo 
destinada a ser mía. 
Respira con calma mientras le acaricio la mejilla y dejo que mis 
dedos recorran su cuello. El lugar donde le di el sedante está rosado, 
pero no debería dolerle cuando por fin se despierte. Así solía ser 
cuando se metía en mi cama. Las noches que sabía que James y Vivian 
iban a discutir, le daba un té especial para dormir. Luego esperaba a 
que el sedante hiciera efecto para poder abrazarla todo lo que quisiera. 
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—Te he echado de menos. — le digo mientras le subo la camiseta 
raída y le miro los pechos desnudos. —También he echado de menos 
esto. 
Mis dedos recorren sus pezones mientras me inclino y rozo sus 
labios. Luego agacho la cabeza y chupo uno a uno sus bonitos capullos 
rosas. Estoy tan excitado que no sé cómo voy a contenerme. Nunca 
antes había ido más allá de un pequeño roce mientras la abrazaba 
mientras se aferraba a mí por miedo a la pelea. No es que hubiera 
dejado que eso se acercara a ella. Pero ahora que lleva demasiado 
tiempo alejada de mí, me he echado atrás. 
Cuando la traje aquí a la cabaña remota, decidí atarle las manos 
a la cama por si acaso. No podía arriesgarme a que se me escapara, 
así que tiré su bata al suelo y la dejé solo en camiseta y bragas antes 
de sujetarle los brazos por encima de la cabeza. No confiaba en cómo 
podría responder si intentaba huir de mí. Era mejor así. Estoy en el 
filo de la navaja. Llevo en él desde que desapareció de mi vida, 
llevándose la única luz que quería en mi oscuro mundo. 
Chuparle los pezones no es suficiente. Siento como si me debiera 
una venganza por todas las noches que ha estado fuera de mi cama. 
La última noche que me pidió dormir conmigo, tuve que rechazarla. 
Sabía que no podría contenerme más y quería que nuestra primera 
vez fuera especial. No sabía que me la iban a robar, y desde entonces 
estoy hecho una furia. 
Ahora estoy recuperando el tiempo perdido y no permitiré que 
intente huir de mí. 
Introduzco los dedos en sus bragas, encuentro su cálido centro 
y empiezo a frotarle el clítoris. Puede que esté inconsciente, pero su 
coño sabe lo que tiene que hacer. Empieza a mojarse más cuanto más 
lo froto, y me encanta lo resbaladizo que se está poniendo su precioso 
coñito. 
—Hermanita, estás goteando. — Sonrío mientras le bajo las 
bragas y le abro las rodillas. Quiero verla bien así, sin que pueda 
resistirse. —Joder, no voy a poder esperar. 
Quiero que me mire cuando le haga estallar la cereza, pero puedo 
hacer otras cosas hasta entonces. Tiene las muñecas atadas para que 
pueda ponerla boca abajo mientras está sujeta. Le subo la cadera y la 
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devoro por detrás, necesitando su sabor en mi boca. Cuando meto la 
lengua en su apretado coño, siento su inocencia. Es algo que quiero 
conservar en partes de su vida, pero no aquí, cuando estamos solos. 
Esa inocencia será mía. 
Arrastro la lengua hasta su oscura entrada, deseando saborear 
cada parte de ella. Me pertenece. Me pertenece desde antes de que 
supiera lo que significaba. Su cuerpo responde a mi lengua, su coño 
se humedece. Su cuerpo quiere lo que solo yo puedo darle. Nunca 
permitiría que otro la tuviera. 
Me acerco a la mesita de noche, saco el lubricante que compré 
solo para esto y echo unas gotas en mi mano. Me froto la polla 
rápidamente unas cuantas veces mientras me subo a la cama, encima 
de ella. 
Mis rodillas quedan por fuera de sus piernas y deslizo un brazo 
bajo sus caderas para inclinar un poco su trasero. Es suficiente para 
deslizar mi polla entre la raja de su culo y presionarla contra su 
apretado agujero trasero. 
—Esto es para mí, hermana. — digo mientras empujo contra él. 
—Siempre serás mi dulce Bunny. Mi dulce e inocente chica. 
No se mueve mientras empujo la cabeza de mi polla en su culo, 
y yo siseo de placer. Como está desmayada, no se resiste y la 
introduzco con facilidad. Coloco los puños a ambos lados de su cuerpo 
y empiezo a mover las caderas. 
—Joder, es tan malditamente apretada — Miro hacia abajo y veo 
cómo mi polla brillante y lubricada desaparece en su culo. — ¿Cuántas 
veces puedo metértela antes de que te despiertes? 
Mi control se rompe mientras me balanceo lentamente hacia 
delante para que tome más. Estar dentro de ella calma a esa bestia 
furiosa en mi pecho, y cuanto más tomo, más quiero. ¿Podría follarle 
también la boca sin despertarla? 
Todas esas veces en mi cama, le frotaba las tetas o deslizaba la 
mano entre sus piernas. Siempre era por encima de la ropa, pero sabía 
lo que había debajo, y ahora que estoy hasta las pelotas en su culo, 
necesito más. Siempre se contoneaba sobre mí cuando se metía en mi 
cama. Mi conejita se aferraba a mí durante esas noches. 
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—Connor. — gime, y me quedo quieto. Su cuerpo sigue inmóvil, 
y sus ojos están cerrados, pero tal vez las drogas están empezando a 
desaparecer. 
—Shh. Solo un poco más. — digo mientras empujo en su culo. 
—Casi he terminado. 
Mi polla está tan jodidamente llena, pero se siente bien, y no 
quiero que termine todavía. Me apoyo en su espalda y empiezo a mover 
las caderas con fuerza. Mi polla entra y sale de su culo, pero veo que 
empieza a inquietarse. 
—Grande. — gime, y siento que se aprieta justo cuando la 
empujo. 
—El hermano está aquí. —beso su mejilla y aprieto su culo. —
Vuelve a dormirte. 
Aunque está atada, la sujeto y empiezo a empujar. He esperado 
demasiado para esto y ella lo va a soportar. 
—Connor. — La palabra es más clara esta vez, y sus brazos tiran 
de las ataduras. 
—Joder, eso es. — Ya estoy goteando dentro de ella mientras voy 
más rápido. —Lucha conmigo, Bunny. 
Empuja contra mi polla como si quisiera sacarme de su culo, y 
eso es todo lo que necesito para correrme. Me sostengo profundamente 
y me corro fuerte mientras pongo todo mi peso encima de ella. Tomará 
cada maldita gota, y luego le mostraré lo que sucede cuando trata de 
huir de mí. 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo 3 
BUNNY 
 
Una mezcla de dolor y placer me recorre el cuerpo y la sensación 
de saciedad es abrumadora. Intento alejarme de lo que está 
ocurriendo, pero mi cuerpo no quiere. Quiere más. 
—Bunny. — La palabra se abre paso entre la niebla de mi mente 
y mi cuerpo se aprieta contra el colchón mientras el calor florece en 
mi interior. Intento moverme, pero no consigo nada porque estoy 
inmovilizada. —Joder, sigo duro. 
Jadeo mientras el peso se levanta de mi cuerpo y algo se desliza 
por mi trasero. Oh, Dios. El mismo calor que había sentido dentro de 
mí empieza a filtrarse por ahí. 
—Ahora vuelvo. — Una boca besa suavemente mi espalda 
desnuda, y cierro los ojos mientras todo vuelve a estar completamente 
enfocado. La realidad de lo que acaba de ocurrir se apodera de mí y 
recuerdo al gatito y luego a alguienque me agarra. 
Abro los ojos cuando oigo el sonido del agua. Cuando intento 
moverme, me doy cuenta de que tengo las manos atadas al marco de 
la cama. Consigo girar sobre mi espalda, y me duele el cuerpo, pero 
no con un dolor normal. No estoy segura de qué es. Siento las nalgas 
usadas, y sé que el hombre estaba dentro de mí ahí. Es el único lugar 
donde siento algún tipo de molestia. No me duele; es más tierno que 
otra cosa. 
— ¿Dónde estoy?— vuelvo a tirar de la muñeca, pero es inútil. 
Puede que la tela sea suave, pero me doy cuenta de que no voy a poder 
soltarme. Me lamo los labios secos y echo un vistazo a la habitación. 
Si no estoy amordazada, supongo que estoy en medio de la nada. Las 
paredes son de troncos, lo que indica que estoy en una cabaña. Todo 
en la habitación es bonito y limpio, y me sorprende lo nuevo que 
parece. Mis ojos se dirigen a la única puerta que está abierta, y sé que 
es el cuarto de baño. 
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No puede ser. 
Cuando oigo salir el agua, aprieto los muslos. La camiseta me 
cubre las tetas e intento bajármela, pero no se mueve. Es lo único que 
llevo puesto. Me ha quitado toda la ropa y me pregunto qué más habrá 
hecho mientras dormía. Lo sentiría si me hubiera quitado la 
virginidad. De la misma forma que sé que se ha metido dentro de mi 
trasero. Sobre todo porque lo que dejó atrás todavía gotea de ahí. 
¿Por qué tuvo sexo conmigo en mi trasero? Espera, ¿significa eso 
que otra persona se queda con mi virginidad? El pánico empieza a 
crecer en mi interior porque recuerdo que algo así ocurrió en uno de 
mis libros. Esto no puede estar pasando. Me quedaba encerrada y lo 
odiaba, pero quizá mi madre tenía razón. La única vez que salgo de 
casa sola, me meto en esto. 
Quiero gritar pidiendo ayuda, y solo hay una persona que quiero 
que rebote en mi mente. La única persona a la que acudía cuando 
tenía miedo. Connor. 
Estaba soñando con él antes de que me despertara la persona 
que usaba mi cuerpo. Mi estómago se revuelve con una extraña 
excitación al ver a alguien haciendo de las suyas conmigo. Que me 
desearan tanto que me tomaran. Intento alejar esos pensamientos, 
sabiendo que siempre se han colado en mi mente cada vez que tengo 
esa necesidad de tocarme. 
—Bunny. — El corazón casi se me sale del pecho, y esta vez, 
cuando oigo la palabra, sé que no está en mi cabeza ni es parte de un 
sueño. Viene del hombre que sale del baño con una toalla alrededor 
de la cintura y el pelo oscuro mojado por la ducha. —No te duele, 
¿verdad? 
Abro y cierro la boca mientras Connor se acerca a un lado de la 
cama. Ahora es mayor, y su cuerpo es más grueso y corpulento de lo 
que recordaba. Es el mismo, pero no lo es. Su tono es suave, pero me 
doy cuenta de que es un poco agresivo. Intenta controlarlo. 
— ¿Connor?— Susurro, preguntándome si mi mente está 
inventando cosas, pero nunca podría olvidar sus ojos. Nadie puede. 
Nunca he visto a nadie con unos ojos tan oscuros como los 
suyos. Incluso mamá los mencionó más de una vez. Se preguntaba si 
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no tenía alma. Al menos eso es lo que decía cuando le preguntaba por 
él. Eso no era lo que veía cuando lo miraba a los ojos. Siempre pensé 
que me dejaban ver dentro de él. Ahora mismo, sin embargo, no estoy 
segura de lo que veo. Hay algo salvaje ahí. 
—Hermanita. — Se desliza sobre la cama. — ¿Realmente 
pensaste que te dejaría ir?— Roza su boca con la mía suavemente. —
Te dije que siempre estaríamos juntos. — La lengua de Connor lame 
el borde de mi boca. —Respóndeme. —Me muerde el labio inferior, 
haciéndome jadear. 
—No lo entiendo. —una lágrima se desliza y entrecierra sus ojos 
en mí antes de besarla. 
— ¿Tienes miedo? 
—No lo sé. — respondo con sinceridad. ¿Miedo de lo que me ha 
hecho? ¿Miedo de que me vuelva a separar de él? 
— ¿Crees que te haría daño? —Su voz es más grave que nunca. 
— ¿Lo harías?— Le pregunto. 
Connor no es solo el hermano que recuerdo. Ahora es un hombre 
en todos los sentidos de la palabra, y una oscuridad se cierne sobre 
él. Intento bajar los brazos para tocarlo, olvidando que están atados. 
Solía decirme que yo era una luz brillante en su mundo de tinieblas. 
También me decía que me quería. ¿Todavía lo hace o está enojado 
como mamá dijo que estaría si alguna vez nos encontraban? 
—Depende de lo que consideres herida, supongo. — Me entierra 
la cara en el cuello, respirando profundamente. —Siempre has olido 
tan dulce. — Me besa el cuello y siento sus labios recorriéndolo. —No 
quiero hacerte daño, Bunny. —Levanta la cabeza, su cuerpo se desliza 
sobre el mío antes de presionar las rodillas, exigiendo que mis muslos 
se abran para él. La dura polla de mi hermano presiona contra mi sexo 
desnudo y se me escapa un gemido. Es entonces cuando el dolor de 
todo el cuerpo vuelve de golpe. —Pero quiero que sepas que haré lo 
que haga falta para mantenerte. Eres mía, Bunny. Me perteneces. — 
Su mano me rodea la garganta. — ¿Te fuiste con ella 
voluntariamente?— Sus dedos se tensan. 
—No. 
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—No eras suya para llevarte. ¿Lo entiendes?— Asiento. —Quiero 
oírlo, hermanita. ¿A quién perteneces?— Su mano sigue apretándome 
el cuello, haciéndome más difícil respirar. Ahora puedo verlo en sus 
ojos. Es como un perro rabioso al que provocan con la comida de la 
que ha estado hambriento. 
Y soy su próxima comida. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo 4 
CONNOR 
 
—Soy tuya. — Sus palabras son tensas porque le aprieto el 
cuello, pero no puedo contenerme. Tengo que demostrarle quién tiene 
el control, y no es ella. 
—Eso es. — Miro hacia abajo, donde está su coño, y empujo mi 
polla un poco más. —Te voy a tomar desnuda. Nada se interpondrá 
entre nosotros nunca más... — Cuando el primer centímetro de mi 
polla la penetra, gimo tanto de agonía como de necesidad. —Siempre 
supe que el coño de mi hermanita sería mi primero y único. 
—Duele. —se contonea mientras empujo un poco más. 
—Por eso te folle el culo cuando dormías. — Se aprieta a mi 
alrededor y casi me ahogo. —Joder. 
—Eres demasiado grande. — Abre mucho los ojos, pero ya estoy 
negando. 
—Lo aguantarás. — gruño mientras empujo un poco más, y su 
coño virgen se rinde a mi polla. Con un último empujón, la meto hasta 
el fondo, y sisea. —Te sientes tan bien. 
—Connor. —grita, pero estoy demasiado lejos. 
Todavía tengo mi mano alrededor de su cuello, la saco y vuelvo 
a meterla. Estoy bombeando más rápido ahora, y siento lo mojada que 
está. Aunque le duela, se está excitando. O le excita que yo la penetre. 
— ¿Tienes idea de cuántas veces soñé con esto?— Con mi otra 
mano, empujo su pierna hacia arriba para poder penetrarla más 
profundamente. —Tu culo fue dulce, pero mi semen pertenece aquí. 
— frotando contra su coño, siento cómo se aprieta de necesidad. —
Dime que quieres que lo haga. 
—Quiero que lo hagas. — se apresura a decir y empuja hacia 
abajo mientras me muevo. 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton 
—Dime que me amas. 
—Te amo. —Sus ojos se cruzan con los míos y gimo mientras me 
mira en celo encima de ella. Lo dice en serio. Mi hermanita mentía 
fatal. No tenía sentido que lo intentara. Sabe que puedo leerla. 
—Yo también te amo, Bunny. — agacho la cabeza, chupo su 
pezón y luego lamo el otro. —Ella sabía cuánto te deseaba. Por eso te 
apartó de mí. Vio cómo te miraba y cómo me volvía cada vez más 
atrevida. Papá me dijo que no te tocara, pero no pude. 
Le suelto el cuello y pongo las manos bajo su culo para 
mantenerla quieta mientras profundizo. 
—Sabe que te he traído aquí para hacer esto. —Le sonrío 
mientras le froto el clítoris con el pulgar. —Me ha dicho que me salga, 
pero los dos sabemos que no voy a hacerlo. —Sus ojos se abren de 
sorpresa. 
—Oh, Dios, creo… —su cuerpo se tensa cuando mi pulgar 
presiona su clítoris y, antesde que pueda contenerse, empieza a 
correrse. 
Siento que su inocente coñito me aprieta como una prensa y no 
tengo más remedio que correrme dentro de ella. Mi polla bombea con 
fuerza, y vacío mi semen en su coño apenas legal. 
Los dos recuperamos el aliento mientras miro su cuerpo 
enrojecido y pegajoso por lo que le he hecho. 
—He oído que la sangre virgen sabe dulce. — digo mientras me 
deslizo lentamente fuera de su coño, y un chorro de mi semen viene 
con ella. Hay un poco de color rosa en el tronco de mi polla, pero sobre 
todo es su propia humedad la que me cubre. — ¿Por qué no me la 
chupas y me dices si es verdad? 
Subo por su cuerpo, me siento a horcajadas sobre su pecho y le 
dirijo la polla a la boca. Sus ojos parpadean mientras arrastro la 
cabeza sobre sus labios y dejo un rastro de semen en ellos. 
—No sé cómo. —Saca la lengua para lamer la crema y yo le 
empujo la punta más allá de los labios. 
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—Aprenderás. —Le agarro el pelo con un puño y la sujeto 
mientras me hundo lentamente en su boca. —Relájate, respira por la 
nariz. 
Cuando traga, se me ponen los ojos en blanco. Joder, la espera 
ha merecido la pena. Me siento tan jodidamente bien que suelto un 
gemido que llena la habitación. Debe de notar que me gusta porque 
vuelve a hacerlo. Le meto la polla en la boca con embestidas poco 
profundas. 
—Ya eres una profesional. — le digo mientras le agarro la barbilla 
y la meto más adentro. —Llévala hasta el fondo. Joder, eso es. Me voy 
a correr en cada parte de ti, mariquita. 
Gime alrededor de mi polla, y pongo una mano en el cabecero 
para estabilizarme. Mis caderas se abalanzan sobre su boca, sin 
importarme si tiene arcadas porque estoy desesperado por correrme 
dentro de ella otra vez. Noto que traga con fuerza y eso es todo lo que 
necesito para que mi polla vuelva a estallar. 
—Chúpala. — le digo apretando los dientes. —Bébete mi semen, 
Bunny. Solo te pertenece a ti. 
Cuando la última gota está fuera de mí, mi polla sale de su boca 
con el sonido de un estallido mientras caigo de nuevo sobre el colchón 
a su lado. 
—Santa mierda. — dice, y me acerco y le doy una bofetada en el 
coño. 
—Cuidado con lo que dices, pequeña. 
— ¡Connor!— Chilla y aprieta los muslos, pero consigo meter la 
cabeza entre ellos y lamer por encima de donde acabo de abofetearla. 
Inmediatamente se relaja y levanta las caderas para seguir mi lengua. 
—Chica golosa. — le digo mientras le chupo el clítoris. La dejo al 
borde del abismo mientras recorro su cuerpo con la mirada y paso las 
manos por cada centímetro. 
— ¿Puedes desatarme ya? 
—No. — Me apresuro a responder porque aún no estoy 
preparado para hacerlo. En algún momento le soltaré las manos, pero 
estará atada a mí para siempre. No me importa lo jodido que sea. Sé 
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que no estoy cuerdo cuando se trata de ella. Es la única persona que 
he deseado. Mi padre podría follarse a docenas de putas, pero yo solo 
he deseado a una chica. Mi obsesión no tiene fin. La idea de otra mujer 
solo acariciaba mi ira. Solo sería un recordatorio de que no era mi 
Bunny. — ¿Quieres un poco de té? 
— ¿Me dará sueño? 
—Sí. Pero quiero tu culo otra vez, y te necesito relajada para eso. 
— Le lamo el coño y gime. 
—Quizá quiera estar despierta para eso. — Sus dientes se 
hunden en su labio inferior. 
—Quizá me gusta cuando estás dormida. — Su cuerpo es 
completamente mío y está bajo mi control. Le chupo el clítoris y 
levanta las caderas y gime mi nombre. 
—Puedo fingir que duermo. —Abre más las piernas y sonrío. 
— ¿Harías eso por mí? 
—Cualquier cosa por ti. —Ahí está mi chica. Sus ojos se clavan 
en los míos y se quedan así mientras le como el coño hasta que se 
corre. 
—Ponte de lado. — le digo mientras me deslizo por su cuerpo y 
la acaricio por detrás. —Te quiero así. ¿Y te portarás bien conmigo? 
—Sí. —asiente mientras meto la mano entre sus piernas y froto 
el lubricante contra su culo. —No quiero ir a ningún sitio donde tú no 
estés. — Bien, eso facilitará nuestro futuro juntos. 
—Así me gusta. — le digo mientras le beso el cuello y le desato 
las manos. —Te amo, hermanita. — digo mientras rozo la abertura de 
su culo con mi polla. 
—Te amo más. — susurra antes de cerrar los ojos y quedarse 
muy, muy quieta. 
 
 
Fin… 
Sotelo, gracias K. Cross & Botton