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453 21Sistema nervioso y músculos INTRODUCCIÓN El sistema nervioso es afectado por procesos patológicos generales, como infl amación e infarto, pero también es asiento de enfermedades específi cas de los tejidos especia- lizados del propio sistema nervioso, como las enfermedades degenerativas y los trastornos desmielinizantes. Los tipos celulares principales con importancia patoló- gica en el sistema nervioso son: neuronas; astrocitos, que actúan como células de soporte especializadas; oligoden- drocitos, que forman mielina; y microglia, que son células residentes del tipo monocito/macrófago. La compacta anatomía del sistema nervioso implica que incluso lesiones pequeñas pueden producir trastornos fun- cionales graves. Un hecho importante es que las neuronas que se pierden no pueden remplazarse, pues dichas células carecen de la capacidad de división celular. RESPUESTAS DEL SISTEMA NERVIOSO A LA LESIÓN El sistema nervioso tiene varias respuestas patológicas a la lesión, que no se ven en otros tejidos. La cromatólisis neuronal es un proceso reparativo de neuronas seguido de daño en el cilindroeje (fi gura 21-1). El cuerpo neuronal se hincha por la acumulación de neu- rofi lamentos, y hay migración periférica de la sustancia de Nissl, asociada con tumefacción (hinchazón) nuclear. La cromatólisis es parte del proceso regenerativo, por medio del cual un cilindroeje seccionado puede crecer nueva- mente (pág. 485). Fagocitosis. Después de la muerte celular, los tejidos dañados son retirados por células microgliales fagocíticas residentes, que son complementadas con el reclutamiento de monocitos de la sangre. Estas células fagocíticas se vuel- ven vacuoladas por la acumulación de lípidos de las células muertas, formando células espumosas. Gliosis. Los astrocitos se activan y proliferan para realizar una función metabólica en la protección de las neuronas. Después de la muerte de las células, y su remoción por fagocitos, las áreas dañadas son remplazadas por prolifera- ción de astrocitos que forman una cicatriz glial. En áreas grandes de lesión, es posible que la gliosis astrocítica no remplace enteramente un defecto, y quedan zonas parcial- mente quísticas y parcialmente glióticas. El edema cerebral es la acumulación de líquido tisular entre las células del sistema nervioso. Ocurre después de lesiones por muchas causas diferentes, y es el resultado de la pérdida de la barrera hematoencefálica a causa de isquemia, traumatismo, infl amación y trastornos metabólicos. Esta disociación también se ve alrededor de los tumores. La hinchazón cerebral intensa se asocia con un aumento de la presión dentro del cráneo (hipertensión intracraneal). Las lesiones intracraneales expansivas causan hipertensión intracraneal La hipertensión intracraneal es una consecuencia impor- tante de varios trastornos que afectan el encéfalo. Las causas más comunes incluyen el efecto de la hemorragia en el encéfalo o a su alrededor, tumefacción asociada con el infarto cere- bral, y crecimiento de tumores encefálicos. La cavidad craneana se divide de manera simplista en tres espacios delimitados por la hoz del cerebro y la tienda del cerebelo. Cuando una lesión se expande dentro del cráneo, sólo hay una cantidad limitada de espacio para darle cabida. Inicialmente, ocurre reducción en el tamaño de los ventrículos y del espacio subaracnoideo, como cambios compensato- rios limitados en volumen. Una vez que se usa este volu- men, un aumento ulterior en el tamaño de la lesión se asocia con hipertensión intracraneal. Hay dos consecuen- Figura 21.1 Cromatólisis neuronal. Esta neurona muestra cromatólisis central. La célula neuronal está hinchada sin sustancia de Nissl visible. El núcleo es grande, dispuesto centralmente, con un patrón de cromatina abierto. 21 PATOLOGÍAPatología clínica 454 cias principales del aumento de la presión: en primer lugar, las estructuras encefálicas se desplazan y pueden compri- mirse, o deteriorarse, y en segundo lugar, la presión dentro del cráneo puede ser tan alta que exceda la presión de perfusión arterial, causando muerte encefálica. La tumefacción dentro del encéfalo es particularmente peligrosa cuando induce una expansión rápida local de una parte, causando que ésta se desplace de un compartimiento encefálico a otro, proceso llamado herniación cerebral. Hay cuatro tipos de herniación cerebral: La herniación transtentorial (fi gura 21-2a y b) es cau- sada por lesiones que se expanden en un hemisferio cere- bral. Ocurre herniación de la parte medial del lóbulo temporal hacia abajo, sobre la tienda del cerebelo, lo que comprime la parte superior del tronco encefálico (fi gura 21-2b). Primero se estira el tercer nervio craneal, y luego se comprime al lado de la lesión, lo que da por resultado dilatación pupilar fi ja. Las ramas de la arteria cerebral pos- terior también se comprimen al herniarse el encéfalo, lo que causa un infarto secundario del lóbulo occipital. Al distorsionarse el mesencéfalo por compresión, se desgarran vasos pequeños y se produce una hemorragia secundaria en el tronco encefálico, que conduce a la muerte. La herniación de las amígdalas del cerebelo (fi gura 21-2a) es causada por lesiones expansivas en la fosa poste- rior. Ocurre herniación de la parte inferior del cerebelo (amígdalas cerebelosas), que lo empuja hacia abajo hacia el agujero occipital y comprime el bulbo raquídeo, proceso conocido también como conifi cación. Al comprimirse el bulbo raquídeo ocurren cese de la respiración y muerte, situación que puede ser precipitada al practicarse una pun- ción lumbar a una persona con una masa en el encéfalo. La extracción de líquido cefalorraquídeo (LCR) permite que se forme un gradiente de presión, y se crea una conifi cación rápida que lleva a la muerte. Nunca debe practicarse una punción lumbar sino hasta que se ha excluido la posibilidad de una lesión ocupativa en la cavidad craneal. La herniación de la circunvolución del cíngulo (infe- rior a la hoz cerebral) (fi gura 21-2a y c) es causada por lesión en uno de los hemisferios cerebrales, que ocasiona desplazamiento de la circunvolución del cíngulo por debajo de la hoz del cerebro. Este cuadro se asocia con frecuencia a compresión de la arteria cerebral anterior adyacente, lo que causa un infarto cerebral secundario. La herniación diencefálica es producida por la tumefac- ción generalizada de ambos hemisferios. Hay compresión circunvolución parahipocámpica hoz del cerebro mesencéfalo protuberancia anular cerebelo bulbo raquídeo duramadre cráneo tienda del cerebelo ventrículo lateral circunvolución del cíngulo herniación subfalcial colapso del ventrículo herniación transtentorial herniación de amígdala cerebelosa al agujero occipital lesión en expansión a b c Figura 21.2 Herniación cerebral. (a) Si ocurre expansión de una lesión en un lado del encéfalo, por ejemplo un tumor o un hematoma, se forma un gradiente de presión. La circunvolución del cíngulo puede moverse debajo de la hoz del cerebro, y la circunvolución parahipocámpica herniarse a través del hiato tentorial. Si la presión aumenta en la fosa posterior puede producirse la herniación de las amígdalas cerebelosas por el agujero occipital. (b) Herniación de la circunvolución parahipocámpica a través del hiato tentorial. El borde libre de la tienda del cerebelo se ha encajado en el cerebro (fl echas) a lo largo del borde del tejido herniado. (c) Las contusiones de la herniación (fl echa) pueden ser visibles donde el uncus del hipocampo o la circunvolución parahipocámpica han sido empujados contra el borde de la tienda, en este caso por un hematoma subdural (no visible en la fotografía). El examen histológico de las contusiones revela necrosis focal y pequeñas hemorragias. El hematoma subdural también ha desplazado estructuras de la línea media, causando herniación subfalcial de la circunvolución del cíngulo (punta de fl echa). 21Sistema nervioso y músculos455 de los ventrículos, con descenso del tálamo y el mesencéfalo a través del hiato tentorial. ENFERMEDADES CEREBROVASCULARES Las enfermedades cerebrovasculares son la tercera causa más importante de muerte en los países occidentales. La mani- festación más común de enfermedad es un episodio súbito de défi cit neurológico, llamado accidente cerebrovascu- lar, que es el resultado de hemorragia cerebral o infarto cerebral en la mayoría de los casos. Las malformaciones arteriovenosas predisponen a la hemorragia intracraneal Las malformaciones arteriovenosas (MAV) son anormalida- des del desarrollo de los vasos sanguíneos (tanto arterias como venas), en las cuales se forman marañas de vasos extraordinariamente frágiles. Se presentan más a menudo en relación con los hemisferios cerebrales, pero también se afectan otros sitios, como la médula espinal. Macroscópicamente, las lesiones pueden implicar las meninges, extenderse profundamente en el interior del encéfalo, o presentar un patrón mixto. Varían en tamaño, pero típicamente miden de 3 a 4 cm de diámetro. Las lesiones incluyen varios vasos arteriales nutricios, así como varios conductos de drenaje, lo que hace muy difícil su resección quirúrgica. Los accesos intravasculares interven- cionistas están permitiendo cada vez más practicar la embo- lización de las lesiones. Estas lesiones están formadas histológicamente por vasos sanguíneos anormales rodeados por tejido encefálico glió- tico (fi gura 21-3). Puede inferirse hemorragia previa por la presencia del pigmento hemosiderina dentro del tejido encefálico gliótico. Los pacientes con hipertensión intracraneal pueden desarrollar síntomas y signos a causa de una lesión cerebral en expansión. En las lesiones que se expanden lentamente ocurre compensación, y los signos se desarrollan con lentitud, pero en las lesiones rápidamente expansivas los signos y síntomas pueden desarrollarse en minutos. Puede haber vómito debido a movimiento del bulbo raquídeo y estimulación de los centros del vómito, cefalea por estimulación de terminaciones nerviosas sensibles al dolor asociadas con el estiramiento de vasos, y papiledema a causa de deterioro del fl ujo de citoplasma axónico, ocasionado por aumento de la presión del LCR en la vaina del nervio óptico. Si la lesión se expande con rapidez existe el peligro de una herniación cerebral. Es necesario observar a los pacientes cuidadosamente con regularidad para detectar los signos más tempranos de una lesión encefálica en crecimiento, lo que suele realizarse después de un traumatismo en la cabeza para detectar cualquier trastorno cerebral en desarrollo. • Se observan las pupilas. Se ve una reacción pupilar lenta a la luz cuando hay estiramiento del tercer nervio craneal en la herniación transtentorial temprana. Una pupila dilatada fi ja indica compresión del nervio, y se ve en una herniación más avanzada. • Se evalúa el nivel de conciencia. Al comprimirse el tronco encefálico ocurre reducción progresiva del nivel de conciencia. En las etapas avanzadas de hipertensión intracraneal se desarrollan bradicardia, hipertensión arterial y edema pulmonar neurógeno. Estos trastornos suelen verse sólo en pacientes que están cerca de la muerte por una lesión ocupativa cerebral. Figura 21.3 Malformación arteriovenosa. Una malformación arteriovenosa está compuesta por vasos sanguíneos anormales, algunos con paredes gruesas, situados dentro de tejidos cerebrales glióticos. Características clínicas de la hipertensión intracraneal 21 PATOLOGÍAPatología clínica 456 Clínicamente, las MAV son una causa de epilepsia y de otros signos neurológicos focales. El principal problema consiste en que los vasos frágiles sangran, causando hemo- rragias que ponen en peligro la vida. Los vasos sanguíneos cerebrales son propensos a ateroma, arterioloesclerosis y depósito de amiloide Las arterias cerebrales tienen propensión a padecer proce- sos patológicos generales que afectan arterias sistémicas. El ateroma afecta en mayor medida las arterias cerebrales principales. Este trastorno suele ser más grave en la arteria basilar que en las arterias cerebrales anteriores y medias. Las complicaciones principales del ateroma son trombosis y for- mación de aneurisma (fi gura 21-4). El ateroma reviste parti- cular importancia en las arterias cerebrales extracraneales, la carótida y los vasos vertebrales en el cuello. En la actualidad se reconoce que la mayoría de los procesos isquémicos cere- brales son causados por enfermedad en los vasos extracranea- les, en especial en la región de la bifurcación carotídea. La arterioloesclerosis afecta los vasos pequeños que penetran al encéfalo, y es causada por hipertensión prolon- gada o diabetes. Los vasos muestran reemplazo de la capa media muscular por material hialino, que debilita las pare- des y predispone a hemorragia intracerebral. La reducción en el tamaño de la luz de los vasos pequeños también induce la formación de infartos cerebrales muy pequeños (infartos lacunares, pág. 459). El amiloide (cap. 25), en especial el derivado del péptido Aβ (como se ve en la enfermedad de Alzheimer), se depo- sita a menudo en los vasos cerebrales de las personas de edad avanzada, causando una angiopatía amiloide. Este trastorno predispone a hemorragia cerebral en una distri- bución periférica en los hemisferios cerebrales, lo que se denomina hemorragia cerebral lobar, y es responsable de hemorragia cerebral en alrededor de 10% de los pacientes mayores de 70 años de edad. Los aneurismas arteriales saculares son el tipo más común de aneurisma de las arterias cerebrales Los aneurismas saculares (o saculados) son pequeños aneu- rismas parecidos a bayas que ocurren en alrededor de 2% de la población. Se presentan macroscópicamente como tumefacciones redondeadas, originadas en arterias cerebra- les (fi gura 21-5). Aunque pueden tener un diámetro de 0.2 a 3 cm, en su mayor parte son menores de 1 cm. Se pro- ducen en especial en los puntos de ramifi cación del plígono de Willis, y con frecuencia son múltiples. • 45% surgen en la región de la arteria cerebral comunicante anterior. • 30% se originan en la arteria cerebral media, donde ésta se divide profundamente en la cisura de Silvio. • 20% ocurren en la región de las arterias carótidas internas, de ordinario en el origen de la arteria comunicante posterior. • 5% proceden de cualquier parte de la circulación cerebral. • Los aneurismas tienden a la ruptura, con la hemorragia subaracnoidea consecuente (págs. 460 a 461). Los aneurismas saculares resultan de defectos en el desarrollo de la lámina elástica interna de los vasos. La presión de las ondas sistólicas causa herniación de la íntima con formación de aneurismas saculares. Esto es acentuado por la hipertensión, y los aneurismas a menudo se asocian con coartación de la aorta y enfermedad poliquística renal del adulto. Menos comunes son los aneurismas ateroscleróticos y los infecciosos (micóticos). Los aneurismas ateroscleróti- cos son más frecuentes en la arteria basilar, donde tienden a ser fusiformes (fi gura 21-4). Los aneurismas infecciosos (micóticos) se producen en casos de endocarditis infec- ciosa, cuando un segmento pequeño de pared arterial se infl ama y dilata agudamente por una infección bacteriana local a partir de un émbolo séptico pequeño. El accidente cerebrovascular es común en la población general El accidente cerebrovascular se produce en 2 de cada 1,000 personas de la población general. Constituye un diagnós- tico clínico defi nido como el inicio súbito de un défi cit neurológico focal no traumático, obedece a varias causas A M B P A M Figura 21.4 Aneurisma aterosclerótico fusiforme. La arteria basilar está reemplazada por un aneurisma fusiforme grande (A) causado por aterosclerosis. Figura 21.5 Aneurisma sacular. Éste es el plígono de Willis, con arterias cerebrales anteriores (A), medias (M) y posteriores (P) enlazadaspor vasos comunicantes. Los aneurismas saculares (B) se ven surgir donde la arteria carótida interna se bifurca en los vasos cerebrales medios y anteriores. 21Sistema nervioso y músculos 457 patológicas, y se ve principalmente en la población de edad avanzada. Según la causa, el accidente cerebrovascular puede dividirse en dos grupos principales: isquémico (85%), cau- sado por infarto cerebral, y hemorrágico (15%), provocado por hemorragia intracerebral y subaracnoidea. Los estudios de imágenes rutinarios, realizados tempranamente, tienen un cometido clave en la distinción entre hemorragia e isquemia en los pacientes con accidente cerebrovascular clínico. El diagnóstico clínico del accidente cerebrovascular isquémico se defi ne como un inicio súbito de défi cit neu- rológico focal no traumático, que causa la muerte o dura más de siete días. Los ataques isquémicos transitorios (AIT) se defi nen como episodios breves de disfunción neurológica no trau- mática causados por isquemia focal encefálica o retiniana, con síntomas clínicos que duran típicamente menos de una hora, y sin evidencia de infarto agudo. Los términos accidente cerebrovascular menor y defi - ciencia neurológica isquémica reversible (DNIR) se han usado cuando un episodio dura más de 24 horas y ocurre recuperación de las manifestaciones clínicas después de cierto plazo, defi nido más a menudo como siete días. Los estudios de imágenes suelen revelar en esos casos áreas pequeñas de daño isquémico estructural permanente. Los episodios de AIT y DNIR conllevan un riesgo aumen- tado de desarrollar un accidente cerebrovascular completo, que es de 2 a 4% a un mes, por ejemplo, en los casos de ateroma carotídeo grave. La resonancia magnética ponderada por difusión (RPD), que es sensible para detectar cambios isquémicos en el encé- falo, ha puesto de relieve la superposición de datos entre estos grupos clínicos. Se ha sugerido que el término síndrome cerebrovascular isquémico agudo (SCIA) se use, como un nombre colectivo, para incorporar grupos clínicos como AIT, DNIR y accidente cerebrovascular isquémico. Las hemorragias y las lesiones isquémicas causadas por traumatismos se exponen más adelante en este capítulo (págs. 461 y siguientes). ISQUEMIA E INFARTO ENCEFÁLICOS Hay cuatro tipos de lesión encefálica isquémica: de vasos grandes, de vasos pequeños, venosa y global Los cuatro tipos principales de daño encefálico isquémico se clasifi can conforme a la patogenia de la reducción del fl ujo sanguíneo al encéfalo. Las enfermedades de vasos grandes causan infarto regio- nal, y los mecanismos principales son embolia y trombosis en las arterias cerebrales principales. Las áreas de infarto que resultan corresponden a territorios de abastecimiento de las arterias cerebrales y sus ramas principales. Las enfermedades de vasos pequeños provocan micro- infartos, conocidos como infartos lacunares. Estas enfermeda- des son causadas por arteriosclerosis, a la que predisponen hipertensión y diabetes. Los principales sitios para este tipo de infarto son el puente y los ganglios basales/región de la cápsula interna. El infarto venoso causa necrosis hemorrágica en las áreas afectadas. Estas lesiones son provocadas por trombosis en un seno venoso cerebral principal, y suelen estar asociadas con una predisposición anormal identifi cable a la trombo- sis, por ejemplo deshidratación, o uno de los síndromes de trombofi lia reconocidos. La isquemia global causa necrosis neuronal generali- zada, y puede inducir necrosis cortical laminar, en la cual mueren la mayoría de las neuronas grandes en la corteza cerebral. Este cuadro se ve cuando hay reducción global en el fl ujo sanguíneo cerebral, por ejemplo con un paro car- diorrespiratorio sostenido. Cuando el fl ujo sanguíneo es redu- cido, pero no está completamente ausente (como en la hipotensión grave), se produce infarto en las zonas arteria- les limítrofes, llamado a veces ‘infarto de vertiente’. El daño hipóxico y sistémico del encéfalo produce insufi ciencia del abastecimiento de fuentes de energía. Las neuronas tienen reservas metabólicas reducidas, y son en extremo sensibles a la privación de energía. Esta situación se ve en: insufi ciencia de oxigenación de la sangre, que ocurre en enfermedades respiratorias graves, asfi xia e intoxicación por monóxido de carbono; insufi ciencia de fl ujo sanguíneo, que puede ser tanto local (como ocurre en la oclusión de una arteria cerebral) como generalizada (que sucede con un paro cardiaco); e hipoglucemia intensa, que priva de energía al cerebro, a pesar de un abasto adecuado de sangre y oxígeno. La falta de abastecimiento de sustratos de energía al encéfalo produce muerte de neuronas, con preservación de vasos y células de soporte, que son más fuertes. Las neuronas más vulnerables son las grandes células del hipocampo y las de la corteza cerebelosa (células de Purkinje). El cese total irreversible del fl ujo de sangre conduce a un infarto cerebral en el territorio abastecido por la arteria implicada, lo cual afecta todos los tipos celulares, incluyendo las células gliales y los vasos. Un suceso importante en el daño isquémico es la activación de los receptores de glutamato, que causa el ingreso descontrolado de calcio a las neuronas, induciendo la muerte celular. Se cree que este concepto, llamado excitotoxicidad, es un factor común en muchos tipos de muerte neuronal, incluyendo el que se observa en la epilepsia grave. El uso de fármacos que bloquean ciertos tipos del receptor de glutamato puede prevenir la muerte neuronal después de la isquemia. Mecanismos del daño hipóxico y sistémico 21 PATOLOGÍAPatología clínica 458 El infarto cerebral regional es producido por oclusión de las arterias cerebrales principales Los infartos cerebrales regionales son causados por la oclu- sión de arterias principales que abastecen el encéfalo. Las causas más comunes se originan fuera de la cavidad cra- neana, por ejemplo émbolos procedentes de corazón, aorta o vasos carotídeos, y trombosis de las arterias carótidas y vertebrales (fi gura 21-6), a lo que predispone el ateroma. En personas más jóvenes con accidente cerebrovascular se ven causas menos comunes de infarto (véase el recuadro azul). Existen tres zonas consideradas conceptualmente en relación con un área de daño isquémico cerebral: tejido en que hay certeza de que morirá (núcleo del infarto), tejido que generalmente sobrevive por perfusión colateral (periferia oligohémica), y tejidos intermedios, que pueden morir o sobrevivir (penumbra isquémica). Algunas estrategias de tratamiento en el accidente cerebrovascular atañen a la prevención de la muerte neuronal en la penumbra. Los infartos cerebrales corresponden al territorio de abas- tecimiento de las arterias ocluidas. Es difícil ver un infarto en las primeras 24 horas, puesto que los cambios están limitados a hinchazón focal y borramiento de la demarca- ción normal entre la materia gris y la blanca, lo que se denomina infarto pálido o anémico. Cuando hay lisis de un trombo oclusivo, el área infartada puede perfundirse nuevamente con sangre, de lo que resulta un infarto hemo- rrágico (fi gura 21-7). Las causas de accidentes cerebrovasculares en jóvenes difi eren de las que se ven en personas de edad avanzada. • 40% son resultado de hemorragia intracerebral no traumática, cuyas causas principales son hipertensión, aneurismas saculares, malformaciones arteriovenosas (MAV) y hemorragias al interior de tumores. El abuso de cocaína y heroína también predispone a hemorragia. • 20% de los casos tienen hemorragia subaracnoidea debida las más de las veces a ruptura de aneurismas saculares o malformaciones vasculares. • 40% presentan infarto cerebral. En el 30% de estos casos no tiene causa conocida, y en el otro 70% hay causas diversas, y a veces poco comunes, que incluyen oclusión vascular (embolia cardiógena, aterosclerosis prematura, vasculitis, disecciónarterial), espasmo vascular (asociado con migraña, uso recreativo de drogas), tendencia aumentada a la tromboembolia (anticonceptivos orales y embarazo, alcohol y tabaquismo, anticuerpos antifosfolípido), y enfermedades hereditarias (falta congénita de factores de la coagulación. I C Figura 21.6 Trombosis de la arteria carótida. Arteria carótida disecada del cuello de un paciente que murió de infarto cerebral. Hay una oclusión completa por un trombo, complicada por una placa ateromatosa establecida a nivel de la bifurcación. Accidentes cerebrovasculares en personas jóvenes Figura 21.8 Infarto cerebral antiguo reparado. Corte axial transversal del encéfalo. Con el tiempo, un infarto cerebral regional es remplazado por una cavidad quística gliótica (C). Figura 21.7 Infarto cerebral hemorrágico reciente. Sección a través del encéfalo, en el mismo plano que se ve en TC rutinarias. Se observa un infarto grande, correspondiente al territorio de la arteria cerebral media, como un área de encéfalo hemorrágico hinchado (I). La hemorragia fue causada por reperfusión después de lisis de un trombo oclusivo. 21Sistema nervioso y músculos 459 Más o menos una semana después, el área infartada se vuelve macroscópicamente blanda, y es infi ltrada por macrófagos que eliminan el tejido muerto. Ocurre proliferación de astrocitos alrededor de los márgenes del infarto, la cual remplaza par- cialmente el tejido muerto, que suele estar bien establecido hacia las dos semanas. Las áreas regionales más grandes de infarto se reparan invariablemente con espacios quísticos, llenos de líquido, limitados por gliosis (fi gura 21-8). Aunque se describen varios síndromes relacionados con la oclusión de arterias individuales, la distinción práctica más importante es entre los que afectan el territorio carotídeo (lóbulos frontal, temporal, parietal o ganglios basales/cáp- sula interna), y los que afectan el territorio vertebrobasilar (lóbulo occipital, cerebelo o tronco encefálico). Los infartos cerebrales grandes pueden causar la muerte por edema cerebral asociado, que conduce a herniación y compresión del tronco encefálico. Los infartos en sitios críticos, particularmente en el tronco encefálico, pueden interferir en funciones vitales y llevar a la muerte. La inmo- vilidad y las difi cultades para la deglución conducen a muchos pacientes al desarrollo de neumonía. Los infartos lacunares son causados por arterioloesclerosis de vasos pequeños Los infartos lacunares son áreas de infarto pequeñas, a menudo con forma de hendiduras, menores de 1 cm en su dimensión mayor. Son una forma importante de infarto cerebral, en particular en los pacientes con hipertensión y diabetes, que es causada por arterioloesclerosis hialina. Macroscópicamente, las lesiones suelen ser múltiples, y se ven en los sitios que suelen ser irrigados por ramas per- forantes fi nas, tales como ganglios basales, cápsula interna, tálamo y protuberancia anular (o puente) (fi gura 21-9). Desde el punto de vista clínico, los infartos suelen ser asin- tomáticos, o pueden causar défi cit neurológicos muy restrin- gidos, como la monoparesia. Los infartos lacunares múltiples en los ganglios basales causan un síndrome de rigidez y marcha anormal, llamado seudoparkinsonismo vascular, el cual semeja superfi cialmente a la enfermedad de Parkinson. El infarto lacu- nar también se asocia con degeneración isquémica de sustan- cia blanca, una causa importante de demencia. Como la hipertensión y la diabetes son factores de riesgo de cardio- patía isquémica y ateroma, los infartos llacunares se ven con frecuencia en asociación con infartos regionales, causados por enfermedades de vasos grandes. La necrosis laminar cortical es causada por defi ciencia generalizada de la perfusión La necrosis difusa de las neuronas corticales cerebrales representa el patrón de infarto que se ve en la insufi ciencia generalizada del fl ujo de sangre o la oxigenación, que se observa por ejemplo después de paro cardiaco, en caso de hipoglucemia grave, y luego del intoxicación por monóxido de carbono. Los cambios ocurren 24 horas después de la reanimación por un episodio lesivo. Ocurre daño generalizado de la corteza cerebral, con muerte de la mayoría de las neuronas cere- brales. Con el tiempo hay fagocitosis de neuronas muertas, con gliosis astrocítica. Macrscópicamente la corteza esté encogida, y hay pér- dida extensa de cilindroejes del encéfalo, la que provoca pérdida secundaria de materia blanca (fi gura 21-10). Los pacientes que sobreviven la necrosis laminar global suelen presentar un grave daño encefálico y quedan en un estado vegetativo desprovisto de las funciones corticales más altas. Grados menores de hipoxia o defi ciencia de la perfusión cerebral producen un daño similar, limitado a las áreas particularmente vulnerables del hipocampo y la cor- teza cerebelosa. S S Figura 21.10 Necrosis cortical laminar. La corteza es sustituida por una banda de tejido gliótico amarillo, más evidente en la parte superior del encéfalo que en los lóbulos temporales. Figura 21.9 Infartos lacunares del encéfalo. Se ven infartos lagunares como cavidades pequeñas en forma de hendiduras (S), de unos cuantos milímetros de tamaño, en los ganglios basales de ambos lados. Son causados por enfermedad de vasos perforantes pequeños. 21 PATOLOGÍAPatología clínica 460 El infarto venoso es causado por trombosis de seno venoso El infarto venoso es el tipo menos común de infarto cere- bral. Ocurre cuando hay oclusión de senos venosos y de venas corticales por trombosis local (fi gura 21-11). Los factores predisponentes incluyen la deshidratación en niños, la propagación de infección de focos adyacentes en la cabeza (senos paranasales y oído medio), y los trastornos que causan hipercoagulabilidad de la sangre, en particular policitemia, terapia anticonceptiva, y embarazo. Macroscópicamente, el encéfalo afectado muestra un infarto hemorrágico grave, causado por congestión venosa. HEMORRAGIA INTRACRANEAL ESPONTÁNEA La hemorragia intracraneal espontánea representa alrede- dor de 15% de todos los accidentes cerebrovasculares, y es causada por hematoma intracerebral o hemorragia subarac- noidea. La hemorragia petequial es un patrón menos común. La hemorragia causada por traumatismos se considera en una sección posterior (pág. 462). Los hematomas cerebrales son causados más comúnmente por lesiones vasculares hipertensivas La causa más común de hemorragia cerebral es el daño vascular hipertensivo. La hipertensión prolongada produce arteriosclerosis y arteriolosclerosis, y el desarrollo de microa- neurismas pequeños (aneurismas de Charcot-Bouchard), que predisponen a la ruptura vascular, causando un hematoma. Los sitios comunes de hematomas hipertensivos intracere- brales son aquellos abastecidos por vasos perforantes fi nos (ganglios basales, cápsula interna, tálamo, cerebelo y pro- tuberancia anular). En pacientes mayores de 70 años de edad, 10% de las hemorragias son causadas por la presencia de amiloide de arteria cerebral, compuesto por el péptido Aβ (pág. 574). Esto causa hematomas, que se ven en la periferia de los hemisferios cerebrales (hemorragias lobares). Causas menos comunes de hematoma cerebral son hemo- rragia al interior de un tumor, ruptura de malformaciones vasculares, vasculitis cerebral, hemorragia asociada con tras- tornos de la coagulación, y hemorragia que se produce en asociación con leucemias. Los hematomas se presentan macroscópicamente como un coágulo de sangre grande, que causa compresión y daño al encéfalo adyacente (fi gura 21-12). Los hematomas grandes de los ganglios basales o del tálamo se rompen a menudo al sistema ventricular. Si el paciente sobrevive a una hemo- rragia, el hematoma es removido por células fagocíticas; se produce gliosis astrocítica que deja una cavidad, la cual se tiñe de color amarillo pardo con hemosiderina. Las hemo- rragias grandes que causanhipertensión intracraneal y las que se rompen al sistema ventricular suelen ser letales. La hemorragia subaracnoidea es causada más a menudo por la ruptura de un aneurisma sacular La hemorragia al espacio subaracnoideo (entre la aracnoi- des y la piamadre) se conoce como hemorragia subaracnoidea. Provoca accidente cerebrovascular desde la adolescencia hasta la edad mayor, y constituye cerca de 5% de todos los casos. En la mayor parte de las situaciones, la causa de la hemorragia subaracnoidea es la ruptura de un aneurisma sacular; otras causas menos comunes son la ruptura de un hematoma intracerebral al espacio subaracnoideo, o la ruptura de una malformación vascular. Macroscópicamente se observa una capa de sangre en el espacio subaracnoideo, sobre la superfi cie encefálica (fi gura 21-13). Por tanto, hay sangre presente en el líquido cefa- Figura 21.12 Hematoma intracerebral. Un hematoma grande borra los ganglios basales, con compresión del encéfalo adyacente. La sangre se ha vaciado a los ventrículos. Figura 21.11 Trombosis del seno longitudinal. Esta fotografía muestra el lado interno de la duramadre del cráneo. El seno longitudinal está trombosado, con propagación del trombo hacia abajo, a las venas corticales que han sido separadas de la duramadre. 21Sistema nervioso y músculos 461 lorraquídeo (LCR), y puede detectarse con punción lum- bar. La hemorragia subaracnoidea tiene dos efectos: • La sangre situada alrededor de los vasos causa espasmo vascular, y conduce a isquemia cerebral generalizada e hinchazón encefálica. • Puede haber bloqueo de la resorción del LCR, causante de hidrocefalia aguda. Alrededor de 30% de los pacientes mueren de inmediato, mientras que otros, que se presentan con cefalea y signos de irritación meníngea, pueden someterse a intervención quirúrgica y oclusión del aneurisma. La intervención suele consistir en la aplicación de una espiral transvascular al aneu- risma o, como alternativa, craneotomía y engrapado del cuello aneurismático. En ausencia de intervención, 30% de los pacien- tes sufren una segunda hemorragia en el transcurso de un año, la mayoría en el mes que sigue al primer episodio. El desarrollo de hidrocefalia es una complicación a largo plazo, promovida por el bloqueo y la fi brosis de las vías del LCR. La hemorragia petequial difusa del encéfalo es causada por lesiones de los vasos pequeños La forma menos común de hemorragia cerebral son las hemorragias petequiales múltiples, dispersas en todo el encéfalo. Estas hemorragias, que miden de 1 a 2 mm, se concentran en la sustancia blanca. Son inducidas por enfer- medades que rompen las paredes de los vasos sanguíneos cerebrales pequeños, permitiendo así la extravasación de eritrocitos. Los pacientes con este tipo de enfermedad tien- den a presentarse con confusión y reducción del nivel de conciencia, más que con signos neurológicos focales. Las causas principales son encefalopatía hipertensiva aguda, embo- lia grasosa, vasculitis de vasos cerebrales pequeños (p. ej., poliarteritis), paludismo cerebral y leucoencefalitis hemorrá- gica aguda (vasculitis alérgica de vasos cerebrales). TRAUMATISMOS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Las lesiones de la cabeza son una de las causas más comunes de discapacidad y muerte en varones jóvenes, producidas principalmente por accidentes de tráfi co y caídas. Las lesio- nes se dividen en dos tipos: • Los traumatismos sin proyectil (lesión cerrada de la cabeza) son el resultado de fuerzas de aceleración/ desaceleración que actúan sobre la cabeza y generan fuerzas rotacionales o cizallantes en el encéfalo, que provocan movimiento del cerebro dentro del cráneo. Esto sucede cuando la cabeza es lanzada con violencia hacia delante, o cuando viaja con rapidez y es detenida bruscamente (cabeza de un ciclista contra el camino). Éste es el tipo más común de traumatismo encefálico que se encuentra en la clínica. • Los traumatismos con proyectil (lesión abierta de la cabeza) son causados por la penetración del cráneo o el encéfalo por un objeto externo, como una bala. La patología del encéfalo por lesiones de la cabeza puede dividirse en dos grupos principales: primario y secundario La patología del encéfalo por lesiones de la cabeza puede dividirse en dos categorías amplias: primaria (o sea, la con- secuencia inmediata del daño por el impacto), y secundaria (cuando sucede como una consecuencia tardía de hincha- zón, hemorragia, hipoxia o infección secundaria del encé- falo) (fi gura 21-14). Hay dos tipos principales de daño encefálico primario en la lesión cerrada de la cabeza: TRAUMATISMO daño primario • laceración de la piel cabelluda • fractura del cráneo • contusiones cerebrales • laceraciones cerebrales • hemorragia intracraneal • lesión axónica difusa daño secundario • isquemia • hipoxia • tumefacción cerebral • infección tardío inmediato Figura 21-14 Lesión cerrada de la cabeza. Daño primario y secundario relacionado con una lesión de la cabeza, sin proyectil. Figura 21.13 Hemorragia subaracnoidea. Debido a la ruptura de un aneurisma sacular, apenas visible en la cisura de Silvio (fl echa), hay sangre en el espacio subaracnoideo sobre los hemisferios cerebrales. 21 PATOLOGÍAPatología clínica 462 1. Las contusiones cerebrales se producen cuando el encéfalo se mueve dentro de la cavidad craneal, causando que partes de su estructura se compriman por el contacto violento con el cráneo o las membranas durales. Casi siempre esto sucede en un punto adyacente al sitio del impacto (lesiones por golpe) y opuesto diagonalmente (lesiones por contragolpe). Los sitios más comunes en este tipo de daño son la parte inferior de los lóbulos frontales, las puntas y caras inferiores de los lóbulos temporales, los polos occipitales, y el cerebelo. Las contusiones tempranas se presentan como hemorragias petequiales en la materia gris cortical y en la materia blanca subyacente. Durante un periodo de horas hay rezumamiento de sangre y las contusiones se vuelven hemorrágicas, con tumefacción grave del encéfalo (fi gura 21-15). Las contusiones graves pueden asociarse con hemorragias intracerebral, subaracnoidea o subdural extensas. Las contusiones se reparan por gliosis, que con frecuencia se vincula con depósitos pardos de hemosiderina (por la hemorragia asociada). 2. Las lesiones axónicas traumáticas difusas son el resultado del cizallamiento de cilindroejes a causa de fuerzas de aceleración, desaceleración y torsión, que conducen a daño intenso de los fascículos de materia blanca. Los pacientes con este tipo de lesión que sobreviven por lo general están muy discapacitados. La mayoría de los cambios, que sólo se ven en el estudio histológico, consisten en desgarros axónicos visibles, como hinchazón de los extremos rotos de las fi bras nerviosas (bolas de retracción axónica) (fi gura 21-16). Las hemorragias petequiales también pueden presentase en el cuerpo calloso y en el tronco encefálico, y su detección en estos sitios, por técnicas de imágenes o en la autopsia, es un indicador útil de este tipo de lesión grave de la cabeza. El daño encefálico secundario se produce después del impacto inmediato. La lesión de la cabeza se asocia frecuen- temente con traumatismo generalizado, que conduce a problemas de mantenimiento de la oxigenación de la san- gre y la presión arterial. Como consecuencia, la lesión de la cabeza se complica a menudo con el desarrollo de un daño hipóxico encefálico secundario, y edema cerebral. El desgarro de vasos sanguíneos con traumatismos induce cuatro tipos principales de hemorragia cerebral: hematoma intracerebral, causado por la ruptura de vasos dentro del parénquima encefálico; hemorragia subaracnoidea, oca- sionada por desgarros de vasos adyacentes al espacio suba- racnoideo; hemorragia subdural, causada por el desgarro de venas (que se expone más adelante); y hemorragia extradural, producida por ruptura de vasos en el cráneo (véasemás adelante). La hemorragia extradural es causada por desgarro de vasos con trayectos fuera de la duramadre La hemorragia extradural causa un hematoma en el espacio potencial extradural, entre el cráneo y la duramadre (fi gura 2-17), y casi siempre es resultado de una fractura del cráneo que desgarra una arteria, o un seno venoso, con trayecto fuera de la duramadre. Un vaso comúnmente implicado es la arteria meníngea media (asociada con fractura del hueso temporal). El hematoma extradural se presenta como una capa gela- tinosa de coágulo sanguíneo situada fuera de la duramadre. Esta acumulación causa compresión del encéfalo y desarro- llo de herniación transtentorial. En muchos casos, la hiper- tensión arterial se produce con rapidez, induciendo una declinación aguda en el nivel de conciencia, con hiperten- sión intracraneal. En otras situaciones, la sangre se acumula en un periodo de horas, durante el cual el traumatismo es seguido por coma gradualmente progresivo. C P M Figura 21-15 Contusiones cerebrales. El daño del impacto primario ha causado una contusión hemorrágica intensa en el lóbulo frontal (C), la lesión de golpe, con contusiones más pequeñas en el lóbulo parietal derecho (P), la lesión de contragolpe. La hinchazón del lado izquierdo del encéfalo ha causado herniación del cerebro con compresión del mesencéfalo (M). Figura 21.16 Lesión axónica difusa. Si se usan tinciones de plata en la materia blanca normal, los cilindroejes se ven como estructuras largas delgadas teñidas de negro. Las hinchazones axónicas se pueden ver como estructuras de forma oval causadas por daño axónico en la lesión de la cabeza. 21Sistema nervioso y músculos 463 Algunos hematomas subdurales son causados por traumatismos menores de la cabeza, y tienen un patrón crónico de evolución La hemorragia subdural es el resultado de la formación de un hematoma que se desarrolla en el espacio subdural, entre la duramadre y la aracnoides (fi gura 21-18). Es causada por un desgarro traumático de vasos venosos que atraviesan el espacio subdural. Hay dos tipos: Los hematomas subdurales agudos suelen verse des- pués de una lesión grave de la cabeza, y se asocian con otros tipos de lesión encefálica. Causan una rápida acumulación de sangre, lo que conduce a un deterioro neurológico agudo, como resultado del hipertensión intracraneal. Los hematomas subdurales crónicos suelen ser resultado de traumatismos mínimos, y se ven principalmente en per- sonas muy jóvenes (incluyendo lesión no accidental de la infancia) y las de edad avanzada. Por lo común la sangre se acumula en forma lenta, durante un periodo de días o sema- nas, y se localiza en una membrana de tejido de granulación fi brovascular. Además de los efectos osmóticos del coágulo sanguíneo en degeneración, que atrae líquido del LCR, se produce aumento de tamaño del hematoma, con hemorragia adicional. Es posible que los signos y síntomas sólo se vuel- van obvios semanas después de una lesión en apariencia trivial, como resultado de la hipertensión intracraneal. El hematoma subdural se ve macroscópicamente como una capa de coágulo sanguíneo gelatinoso (tipo agudo), o como una capa organizada de coágulo licuado oscuro, rodeado por membranas (tipo crónico), que aplana y comprime el encéfalo subyacente, tiñendo el exterior de la aracnoides con hemosiderina. Los traumatismos de la médula espinal son una causa común de discapacidad en varones jóvenes La mayoría de las lesiones de la médula espinal ocurren en varones jóvenes, como resultado de accidentes de tránsito, caídas y deportes, y en mujeres jóvenes por accidentes de equitación. La lesión es causada principalmente por fractura y luxa- ción de la columna vertebral, que comprime la médula espinal por distorsión del conducto vertebral (fi gura 21-19). Las contusiones menores de la médula espinal generan una anormalidad neurológica transitoria recuperable, pero las contusiones graves provocan lesiones de los fascículos ascendentes y descendentes, así como necrosis de las neu- ronas en los segmentos dañados. La consecuencia del daño medular depende del nivel raquídeo de la lesión; las lesiones cervicales causan tetra- plejía, mientras que las lesiones torácicas inferiores causan paraplejía. Los músculos desnervados sufren atrofi a, con contracturas y deformidades secundarias en los miembros. La desnervación de la vejiga urinaria conduce a problemas de la micción, estasis urinaria e infecciones recurrentes. Las lesiones penetrantes de la médula espinal no son comunes, pero pueden verse después de apuñalamientos o heridas por arma de fuego. Puede producirse una sección piel cabelluda cráneo duramadre aracnoides LCR piamadre encéfalo fractura del cráneo arteria meníngea media hematoma extradural hematoma subdural piel cabelluda cráneo duramadre aracnoides LCR piamadre encéfalo Figura 21.17 Hemorragia extradural. F Figura 21.19 Traumatismo de la médula espinal. La fractura de una vértebra (F) se asocia con estrechamiento del conducto vertebral y compresión de la médula espinal, que se presenta ligeramente amarillenta en el sitio de la lesión. Figura 21.18 Hemorragia subdural. 21 PATOLOGÍAPatología clínica 464 completa de la médula espinal; la hemisección da origen al síndrome de Brown-Séquard. Además de los traumatismos, la compresión no traumá- tica lesiona la médula espinal y las raíces nerviosas; las causas principales se resumen en la fi gura 21-20. HIDROCEFALIA El exceso de LCR en la cavidad intracraneal se llama ‘hidrocefalia’, y la mayoría de los casos obedecen a obstrucción del fl ujo del LCR El término hidrocefalia se usa para describir afecciones en las cuales hay aumento en el volumen del LCR dentro del encéfalo con expansión a los ventrículos cerebrales. El tipo más común, que se denomina hidrocefalia no comuni- cante o hidrocefalia obstructiva, es causado por bloqueo de la vía del LCR desde los ventrículos al espacio subarac- noideo. Un tipo menos común es la hidrocefalia comuni- cante, en la cual hay deterioro en la resorción del LCR en las vellosidades aracnoideas a lo largo de los senos venosos durales, precipitado de ordinario por infección previa, o hemorragia en el espacio subaracnoideo. Entre las causas principales de la hidrocefalia obstructiva se encuentra la hidrocefalia congénita, que se ve en alre- dedor de 1 de cada 1 000 nacimientos. Algunos casos tienen estenosis del acueducto de Silvio, otros presentan una mal- formación de Arnold-Chiari asociada (pág. 477), y algunos más se heredan como un rasgo ligado al cromosoma X. Algunos tumores pueden obstruir el sistema ventricular, particularmente los localizados en tronco encefálico, cere- belo o región pineal, que bloquean el acueducto cerebral o el cuarto ventrículo. La cicatrización y el bloqueo del orifi cio de salida del LCR en la base del encéfalo son complicaciones comunes de meningitis o hemorragia subaracnoidea. La hemorragia en el encéfalo o el espacio subaracnoideo puede obstruir las vías de drenaje del LCR. Macroscópicamente, hay dilatación de las cavidades ven- triculares del encéfalo proximales al sitio de la obstrucción (fi gura 21-21). Los efectos de la hidrocefalia dependen de la velocidad de desarrollo de la enfermedad y la edad del paciente. En la hidrocefalia aguda la hinchazón del encéfalo puede ser rápida, y provocar la muerte por herniación cerebral. En la hidrocefalia crónica, los signos y síntomas se desa- rrollan lentamente, y no hay manifestaciones clínicas de hipertensión intracraneal. Cuando la hidrocefalia se desa- rrolla en la niñez, antes de que los huesos del cráneo se hayan fusionado, ocurre crecimiento progresivo de la cir- cunferencia de la cabeza. En los adultos, en los cuales los huesos del cráneo están rígidamente fusionados, la enfer- medad prolongada causa adelgazamiento de la bóveda cra- neana. En ausencia de tratamiento, la enfermedad de duración prolongada causadaño axónico y gliosis de la sustancia blanca. En los niños, esto conduce a subnormalidad mental, y en adultos puede conducir al desarrollo de un síndrome de demencia, con trastornos tempranos de la marcha e incon- tinencia como manifestaciones prominentes. El tratamiento de la hidrocefalia implica la colocación de una derivación permanente para drenar LCR al interior de la cavidad peritoneal, lo que promueve otras complicaciones patológicas porque las derivaciones se bloquean periódica- mente, induciendo ataques agudos de hidrocefalia. Las deriva- ciones se pueden infectar con organismos de baja virulencia, con producción de signos y síntomas de infección, así como de enfermedad glomerular inmunitaria. SIRINGOMIELIA Un siringe es una cavidad llena de líquido en la médula espinal o el tronco encefálico Un siringe es una cavidad llena de líquido, similar a una hen- didura, que se desarrolla en la médula espinal (siringomielia) o el tronco encefálico (siringobulbia), causando compresión de los fascículos de materia blanca y discapacidad neurológica. En su mayor parte, las cavidades siríngeas son secundarias a traumatismo o isquemia, o están asociadas con tumores de la médula espinal. Menos a menudo, esta cavidad puede ser un fenómeno de desarrollo primario. Las cavidades sirín- geas son más frecuentes en la médula espinal cervical, y pueden extenderse sobre muchos segmentos. Las manifestaciones clínicas de la siringomielia se deben a la compresión de los fascículos de los cordones de la médula espinal, e incluyen desgaste de los músculos intrín- L UL UH Figura 21.20 Causas de compresión de la médula espinal Prolapso de disco intervertebral Osteofitos causados por espondilosis Enfermedades ósea (reumatoide o de Paget) Tumor o absceso extradurales, o fibrosis meníngea Tumor intradural (schwannoma, malformación arteriovenosa, meningioma) Figura 21.21 Hidrocefalia. Los ventrículos laterales (L), incluyendo los cuernos temporales (H), están dilatados. En este caso, la causa fue obstrucción del fl ujo del LCR a través del acueducto cerebral. 21Sistema nervioso y músculos 465 secos de la mano, debilidad espástica en las piernas, y pérdida de sensación de dolor y temperatura, con preser- vación del tacto. INFECCIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL La infección del sistema nervioso central (SNC) es un pro- blema clínico extremadamente común, que puede ser causado por la mayoría de las clases de microorganismos infecciosos. Existen cuatro tipos de infl amación asociada, que corres- ponden al asiento primario del proceso infeccioso. 1. Meningitis (infl amación de las meninges), dividida en leptomeningitis (infl amación centrada en el espacio subaracnoideo) y paquimeningitis (infl amación centrada en la duramadre). 2. Cerebritis y absceso cerebral (infl amación focal del encéfalo). 3. Encefalitis (infl amación difusa del encéfalo) o mielitis (infl amación difusa de la médula espinal). 4. Meningoencefalitis (combinación de infl amación difusa del encéfalo e infl amación de las leptomeninges). Hay tres tipos principales de leptomeningitis La leptomeningitis es una forma de infl amación centrada en el espacio subaracnoideo. Los microrganismos infectan- tes circulan y se propagan por la vía del LCR. La infección inicial casi siempre ocurre por propagación del organismo infectante por vía hematógena, pero también puede ser causada por difusión directa de infección de oído medio, apófi sis mastoides, senos paranasales y senos venosos de la durama- dre. Las lesiones penetrantes, incluyendo la fractura del cráneo, también pueden predisponer a la leptomeningitis. La leptomeningitis puede dividirse en tres grupos prin- cipales: meningitis purulenta aguda, casi siempre causada por infección bacteriana; meningitis linfocítica, provocada principalmente por infección viral; y meningitis granulo- matosas y crónicas, que son promovida por TB y micro- organismos poco usuales (cap. 8). La meningitis purulenta aguda es causada casi siempre por infección bacteriana La meningitis purulenta aguda es una infección grave casi siempre provocada por infección bacteriana. Los pacientes están muy enfermos y tienen signos de infección, rigidez del cuello y fotofobia. El examen del LCR muestra líquido turbio con muchos neutrófi los polimorfos con niveles bajos de glucosa (hipoglucorraquia); pueden verse bacterias con tinción especial. Macroscópicamente, el espacio subaracnoideo contiene un exudado infl amatorio agudo color crema, rico en neu- trófi los (fi gura 21-22). La intensa infl amación causa trom- bosis secundaria de vasos superfi ciales y daño isquémico cerebral. Si se trata tempranamente puede haber resolución de la enfermedad. Sin embargo, las complicaciones causadas por la organización del exudado pueden inducir la obstruc- ción de las vías de drenaje del LCR y el desarrollo de hidrocefalia. Las principales causas de meningitis purulenta aguda varían con la edad. En los neonatos, son responsables Escherichia coli, estreptococos y Listeria monocytogenes, y en niños las causas principales son Haemophilus infl uenzae y Neisseria meningitidis. Neisseria meningitidis y Streptococcus pneumo- niae tipo 3 están implicados en adultos, y en las personas de edad avanzada, los principales microorganismos causantes son Streptococcus pneumoniae y Listeria monocytogenes. La meningitis linfocítica suele ser causada por virus, y es una enfermedad benigna de resolución espontánea La meningitis linfocítica es una enfermedad de resolución espontánea causada por varias infecciones virales. En la mayo- ría de los casos, los pacientes tienen malestar general y menin- gismo, y se requiere la realización de estudios para excluir la presencia de meningitis bacteriana. Típicamente el LCR es claro y el nivel de glucosa normal, pero presenta elevación leve de proteína e incremento de células linfocíticas. La causa de la infección se determina por examen viro- lógico o serológico del LCR y la sangre. Las causas más comunes son infección por virus de paperas, Coxsackie, echo, Epstein-Barr, coriomeningitis linfocítica y poliovirus. En muchos casos no se detecta el agente causal. Las meningitis crónicas y granulomatosas son enfermedades infl amatorias graves que conducen a fi brosis meníngea y lesiones de nervios craneales Las meningitis crónicas y granulomatosas son formas de infl amación crónica productiva grave y fi brosis. El LCR Figura 21.22 Leptomeningitis purulenta aguda. El espacio subaracnoideo contiene un exudado purulento cremoso causado por meningitis bacteriana. Éste es un exudado infl amatorio agudo rico en neutrófi los. 21 PATOLOGÍAPatología clínica 466 suele ser opalescente, con nivel elevado de proteína y redu- cido de glucosa y aumento de la cuenta de linfocitos, con presencia de células plasmáticas. Los microrganismos cau- santes importantes son Mycobacterium tuberculosis, Trepo- nema pallidum (sífi lis), Cryptococcus neoformans y Borrelia burgdorferi (enfermedad de Lyme). Macroscópicamente se observa engrosamiento y opaci- dad de las leptomeninges, con engrosamiento y fi brosis notables en la enfermedad avanzada. En el estudio histo- lógico se observa infi ltración linfocítica y de células plasmá- ticas de las meninges, con fi brosis. La causa de la meningitis crónica puede ser evidente en el examen. En la meningitis tuberculosa se ven granulomas caseifi cados, y las bacterias pueden ser visibles con la tinción de Ziehl-Neelsen (ZN). En la criptococosis los hongos suelen ser claramente visibles con el uso de tinciones especiales (fi gura 8-25). La fi brosis e infl amación meníngeas tienen dos efectos principales: conducen a la obstrucción de las vías de drenaje del LCR, causando hidrocefalia (pág. 464), y las lesiones vasculares ocasionan infarto y parálisis de nervios craneales y raíces raquídeas. La paquimeningitis es causada principalmente por propagación directa de infección desde el hueso La paquimeningitises un tipo de infl amación causado por infección centrada en la duramadre. En la gran mayoría de los casos, es el resultado de la propagación directa de un foco de infección en el hueso adyacente, por ejemplo heri- das penetrantes con fractura del cráneo, osteomielitis de vértebras o cráneo, o infección de oído medio, apófi sis mas- toides o senos paranasales. Los principales microrganismos causales son estreptoco- cos y Staphylococcus aureus; también están implicadas bac- terias gramnegtivas, así como microorganismos anaerobios. Una de las principales complicaciones de la paquimenin- gitis es el absceso epidural, que puede causar septicemia, extenderse para provocar leptomeningitis, o actuar como una masa que comprime tejido nervioso. Otra complica- ción es el empiema subdural, con propagación de la enfer- medad al espacio subdural. La cerebritis y el absceso cerebral son ejemplos de infección focal grave en el cerebro La infl amación focal del parénquima del encéfalo, llamada cerebritis, conduce con frecuencia a la formación de un absceso cerebral. Estos tipos de infl amación se desarrollan en cuatro formas principales: 1. Secundaria a meningitis, y causada por los mismos tipos de microorganismos. 2. Extensión local de infección en oído medio o cavidades mastoideas (fi gura 21-23). 3. Hematógena, en particular asociada con endocarditis bacteriana, cardiopatía congénita cianótica, y bronquiectasia pulmonar. 4. Traumatismo después de lesiones abiertas del SNC. Las zonas del encéfalo afectadas por cerebritis se presen- tan como áreas mal defi nidas de hinchazón, que están congestionadas y blandas en la superfi cie de corte, y que además están constituidas por encéfalo necrótico infi ltrado por neutrófi los. Un absceso es una cavidad redondeada, típicamente con diámetro de 1 a 2 cm, llena de pus, limi- tada por una pared de gliosis y por fi broblastos derivados del tejido adyacente a vasos sanguíneos (fi gura 21-23). Ciertas áreas del encéfalo son sitios preferidos para la for- mación de abscesos, según la etiología. Por ejemplo, la infección del oído medio causa abscesos en el lóbulo tem- poral o en el cerebelo; la infección de los senos paranasales produce abscesos en los lóbulos frontales; la infección pul- monar crónica tiende a provocar abscesos en los lóbulos frontales; y los trombos sépticos tienden a causarlos en los lóbulos parietales. La microbiología suele revelar bacterias mixtas en los abscesos cerebrales, incluyendo una frecuencia alta de bac- terias anaerobias. La TB puede formar un absceso caseoso localizado llamado ‘tuberculoma’. Los abscesos cerebrales también pueden ser ocasionados por infecciones micóticas, por ejemplo Candida, Aspergillus y amibas, y algunos casos de cerebritis y abscesos se deben a Toxoplasma, sobre todo en sujetos inmunosuprimidos. Si no se resecan y drenan quirúrgicamente, los abscesos pueden romperse, y causar meningitis o ventriculitis. La encefalitis y la mielitis son procesos infl amatorios difusos que conducen a muerte neuronal y tumefacción encefálica La infl amación difusa del encéfalo (encefalitis) y de la médula espinal (mielitis) es causada por virus, rickettsias y ciertas bacterias (principalmente Listeria, Treponema y Borrelia). Los principales virus responsables de este tipo de infección son herpes simple, polio y rabia. Clínicamente, la infección causa disfunción neurológica manifi esta por mielopatía (signos motores y sensitivos), o encefalopatía (confusión y nivel reducido de conciencia). A Figura 21.23 Absceso cerebral. Se ve un absceso (A) en el lóbulo temporal, que contiene pus amarillo. Fue causado por propagación de un proceso infeccioso del oído medio. 21Sistema nervioso y músculos 467 Macroscópicamente hay hiperemia de las meninges, hemo- rragias encefálicas petequiales, e hinchazón del encéfalo a causa de edema. En algunos tipos, por ejemplo en la ence- falitis causada por herpes simple, hay extensa necrosis ence- fálica. Los resultados de la encefalitis o la mielitis son muerte de neuronas, ataque de los vasos sanguíneos cerebrales por células linfoides, y gliosis astrocítica. Dependiendo de la causa, pueden verse cuerpos de inclusión virales en las células. Por ejemplo, es posible ver corpúsculos de Negri citoplásmicos en la rabia, y cuerpos de inclusión virales nucleares en la encefalitis por herpes. ENFERMEDADES VIRALES DEL SISTEMA NERVIOSO Se ven enfermedades virales en cuatro patrones principales: • Meningitis viral, caracterizada por el desarrollo de meningitis linfocítica (pág. 465). • Citolítico, en el cual hay destrucción celular que produce encefalitis o mielitis. Éste es el patrón de afección más grave en clínica, y el más común en el herpes simple (fi gura 21-24). • Latente, en el que el virus se integra en las células huésped, con el potencial de reactivación como una infección citolítica. Esto es en extremo común con el virus causante del herpes zóster. • Persistente, en el cual hay degeneración lenta latente de tejidos neuronales, provocada por infección viral en ausencia de eliminación por respuestas inmunitarias, por ejemplo infección por el virus del sarampión, que causa panencefalitis esclerosante subaguda. Las principales infecciones virales del sistema nervioso cen- tral (SNC) se resumen en la fi gura 21-25. Las infecciones difusas conducen a cefalea, somnolencia y coma. Las infec- ciones virales sistémicas también predisponen a desmielini- zación inmunitaria, o vasculitis en el sistema nervioso. El SIDA afecta comúnmente al sistema nervioso Una de las causas más comunes de infección vírica del sistema nervioso es el VIH. El VIH no sólo afecta el encéfalo y la médula espinal, sino que el SIDA también predispone a varias complicaciones, como resultado de la inmunodepresión. Al parecer el VIH ingresa al SNC a través de la infección de macrófagos. Se ve infección activa dentro de la microglia en el encéfalo. La meningitis linfocítica se ve en pacientes alrededor del tiempo de la seroconversión. La demencia asociada a VIH (D-VIH) es un síndrome clínico que tiene elementos de deterioro intelectual, y cam- bios de la conducta y motores. Varios cambios defi nidos patológicamente subyacen a este síndrome clínico. La encefalitis por VIH es un proceso multifocal carac- terizado por focos infl amatorios que incluyen células gigan- tes multinucleadas, que se ven principalmente en sustancia blanca, ganglios basales o tronco encefálico. La leucoencefalopatía por VIH se caracteriza por pér- dida de mielina, gliosis, macrófagos fagocíticos y células gigantes multinucleadas dispersas en la materia blanca. Mielopatía vacuolar es el término usado para describir la vacuolación en las vainas de mielina, con pérdida de mielina en la médula espinal, lo que tiende producir para- paresia espástica y ataxia. La vasculitis cerebral es más prominente en la enferme- dad del encéfalo por VIH de la infancia. La neuropatía sensitiva dolorosa (NS-VIH) se reco- noce cada vez más, y puede ser potenciada por la terapia antiviral. En algunos pacientes se ve atrofi a cerebral con pérdida neuronal, y afecta especialmente las regiones frontal y temporal. La inmunodepresión inducida por SIDA predispone a varias infecciones oportunistas del SNC, en particular infec- ción por micobacterias atípicas, meningitis criptococócica, citomegalovirus (CMV), encefalitis por herpes zóster, toxo- plasmosis, leucoencefalopatía multifocal progresiva por papo- vavirus, e infección por Candida y Aspergillus. a b T Figura 21.24 Encefalitis por herpes. En la encefalitis por herpes simple (a), es común que se presente necrosis de los lóbulos temporales (T). La biopsia de encéfalo es útil para el diagnóstico cuando el virus puede verse por microscopia electrónica (b) como partículas redondeadas con una porción central densa. El virus también puede identifi carse por inmunotinción o cultivo. En los casos tempranos puede usarse la reacción encadena de la polimerasa para identifi car DNA viral en muestras de LCR. 21 PATOLOGÍAPatología clínica 468 Los pacientes con SIDA están en riesgo de desarrollar linfomas cerebrales primarios (pág. 484). Las encefalopatías espongiformes son causadas por un agente que es sólo una proteína poco convencional La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) es un tras- torno poco común del sistema nervioso, que se caracteriza por la acumulación de una proteína de membrana celular normal modifi cada, llamada proteína priónica (PrP). La forma precisa en que la proteína se modifi ca es debatible (cap. 8, pág. 128). La enfermedad se asocia con una demencia rápidamente progresiva en seres humanos, con vacuolación histológica del encéfalo, conocida como encefalopatía espongiforme (fi gura 21-26). Es similar al kuru del ser humano, la tem- bladera de las ovejas (encefalopatía espongiforme ovina) y la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), que también se caracterizan por acumulación de PrP. Actualmente se reconoce que éste es un trastorno infeccioso de sólo una proteína, lo cual constituye un fenómeno biológico único en su género. Se ha producido la ECJ variante por transmisión a seres humanos del agente que causa la EEB mediante la inges- tión de carne contaminada. Esta enfermedad se caracteriza por síntomas psiquiátricos tempranos, seguidos por sínto- mas sensitivos, ataxia cerebelosa y demencia exclusivamente tardía. El encéfalo muestra acumulación prominente de pla- cas de amiloide PrP (fi gura 21-27a). Un hecho importante en este trastorno es que la PrP también se acumula en los tejidos linfáticos de los pacientes afectados, lo que permite establecer el diagnóstico por biopsia amigdalina durante la vida (fi gura 21-27b). Aunque la ECJ suele ser esporádica, se han producido casos por trasplante de tejido de una persona afectada, y por la administración de hormona de crecimiento derivada de cadáveres. Una enfermedad idéntica y transmisible puede producirse como resultado de mutaciones hereditarias en el gen que codifi ca la proteína priónica en el ser humano Figura 21.25 Principales infecciones virales del SNC Virus Notas Herpes zóster Causa vesículas dolorosas en dermatomas de nervio periférico por infección latente de las raíces posteriores del SNC. Causa una vasculitis del SNC. Herpes simple El VHS-1 causa encefalitis necrosante que afecta los lóbulos temporales (figura 21-24). El VHS-2 causa meningitis y encefalitis necrosante neonatal. VIH-1 El virus causal del SIDA provoca encefalitis por VIH y mielopatía de la médula espinal. Poliovirus Es un picorna-enterovirus. En su mayoría las infecciones son subclínicas. Puede causar meningitis linfocítica o poliomielitis paralítica, con muerte de neuronas motoras. Citomegalovirus Causa encefalitis en pacientes inmunodeprimidos, p. ej. SIDA. También causa infección congénita en el SNC, con el resultado de microcefalia y calcificación cerebral. Rubéola Causa infección encefálica in utero y provoca microcefalia. VLTH-1 Causa paraparesia espástica tropical, una forma de desmielinización de la médula espinal. Virus de la rabia El rabdovirus, transmitido por mordeduras de animales, se desplaza en los nervios periféricos al SNC, causando grave meningoencefalitis con alta tasa de letalidad. Los cuerpos de Negri son inclusiones virales vistas en células nerviosas. Sarampión Causa panencefalitis esclerosante subaguda en la infancia, caracterizada por muerte neuronal y gliosis. Virus JC Un papovavirus causante de leucoencefalopatía multifocal progresiva (desmielinización de focos múltiples en pacientes inmunodeprimidos). Infecciones por arbovirus Huéspedes vertebrados y mosquito vector causante de encefalitis epidémica con alta letalidad (encefalitis equina oriental y occidental, encefalitis venezolana, encefalitis japonesa B y del Valle Murray). Figura 21.26 Encefalopatía espongiforme. Micrografía de corteza cerebral con grandes áreas de vacuolación, tanto gruesa como fi na, característica de la encefalopatía espongiforme. En áreas afectadas se produce muerte neuronal y gliosis astrocítica. Pueden usarse técnicas especiales para detectar acumulaciones anormales de proteína priónica en el encéfalo. 21Sistema nervioso y músculos 469 (ECJ hereditaria y síndrome de Gertsmann-Straussler, cau- sante de casos familiares de ataxia y demencia). ENFERMEDADES MICÓTICAS DEL SNC Las infecciones micóticas del sistema nervioso suelen verse en pacientes inmunodeprimidos La infección del sistema nervioso por hongos es frecuente en pacientes inmunodeprimidos (y más común después del trasplante de órganos o quimioterapia anticancerosa, o con infección por VIH y SIDA). La candidosis causa múltiples abscesos cerebrales pequeños en el SNC, usualmente en forma secundaria a septicemia debida a infección primaria por Candida en otro sitio. Asper- gillus es otro organismo que afecta el encéfalo por disemi- nación hematógena, de ordinario por afección pulmonar primaria, que induce la formación de abscesos fúngicos. Las fi comicosis (mucormicosis, cigomicosis) infectan el encéfalo por propagación local de infección primaria de los senos paranasales. Los hongos invaden típicamente a lo largo de los vasos, causando trombosis vascular e infarto cerebral. La criptococosis se debe a un organismo levaduriforme que causa más a menudo meningitis micótica en pacientes inmunodefi cientes, pero también puede afectar a indivi- duos con inmunidad normal (pág. 123 y fi gura 8-25). INFECCIONES PARASITARIAS DEL SISTEMA NERVIOSO Las infecciones parasitarias del sistema nervioso causadas por protozoarios y metazoarios están aumentando en los países occidentales Las infecciones del sistema nervioso por protozoarios no eran comunes en los países occidentales, pero son cada vez más frecuentes debido a los viajes internacionales y el riesgo creciente de infección en los pacientes inmunodeprimidos. Toxoplasma puede causar una infección congénita que ocasiona hidrocefalia y calcifi caciones cerebrales. También se ve con frecuencia en la actualidad en pacientes con SIDA, en los que provoca cerebritis y abscesos encefálicos (pág. 133 y fi gura 8-40). A nivel mundial, el paludismo es la enfermedad por proto- zoarios más común que afecta el encéfalo (en particular la infección por Plasmodium falciparum), que produce trom- bosis vasculares con hemorragias petequiales (paludismo cerebral) (págs. 129 a 131). En la enfermedad aguda, la tripanosomiasis puede asociarse con encefalomielitis. Entamoeba histolytica puede causar un absceso amibiano por propagación desde el intestino, mientras que la menin- gitis es provocada por amibas de vida libre, como Naegle- ria, que suele adquirirse al nadar en estanques contaminados en climas cálidos. Los dos principales parásitos metazoarios que afectan el encéfalo son Echinococcus granulosus (causante del quiste hida- tídico) y Taenia solium (que produce cisticercosis) (pág. 136). TUBERCULOSIS DEL ENCÉFALO La infección del sistema nervioso con TB puede causar meningitis o absceso La infección del SNC por Mycobacterium tuberculosis se propaga por vía hematógena a partir de un sitio de infec- ción primaria. Hay dos tipos principales de infección: La meningitis se caracteriza por la presencia de múltiples granulomas en las leptomeninges, con características de meningitis crónica (págs. 465 a 466). La infección es más notable alrededor de la base del cráneo, y aunque se le trate, a menudo hay desarrollo de fi brosis meníngea que causa hidrocefalia. El absceso tuberculoso (tuberculoma) se forma con infec- ción del parénquima encefálico. Un tuberculoma es típica- mente una masa fi rme de infl amación granulomatosa con necrosis caseosa central, de hasta varios centímetros de diáme- tro, y aislada por una pared de tejido fi broso. Se producen lesiones dentro del los hemisferios cerebrales, pero son más a b Figura 21.27 ECJ variante. (a) Placa amiloide compuesta por PrP enel encéfalo de un paciente con nueva ECJ variante. (b) Tejido amigdalino teñido con un anticuerpo que detecta PrP. Ésta se ha acumulado en el centro del folículo en el tejido linfático. PrP similar se acumula en otros sitios linfáticos, como bazo, ganglios linfáticos y apéndice. Esto no sucede en la ECJ esporádica. 21 PATOLOGÍAPatología clínica 470 comunes en el cerebelo. El tratamiento con antibióticos suele ser inefi caz, y se requiere resección quirúrgica. ENFERMEDADES DESMIELINIZANTES Los trastornos desmielinizantes son enfermedades en las cua- les la principal anormalidad es el daño a la mielina del SNC. La pérdida de mielina se ve en muchos procesos patológicos después de pérdida axónica, pero este tipo de pérdida mie- línica secundaria no se considera parte del grupo de enfer- medades desmielinizantes. El trastorno más importante que causa desmielinización es la esclerosis múltiple. La esclerosis múltiple es una enfermedad inmunológica de causa incierta La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad en la cual hay episodios recurrentes de desmielinización inmunitaria en el SNC. La pérdida de mielina conduce a insufi ciencia axónica y disfunción neurológica. Las lesiones de la EM a menudo están confi nadas a encé- falo y médula espinal. Las áreas de desmielinización, que se denominan placas, se ven mejor en los ángulos de los ventrículos laterales, en los pedúnculos cerebelosos, en los nervios ópticos y en el tronco encefálico, aunque pue- den ocurrir en cualquier sitio del SNC. Las áreas de desmielinización activa reciente se presentan como placas granulosas de reblandecimiento en la sustancia blanca, de color rosa salmón. En el estudio histológico hay pérdida de mielina asociada con acumulos de linfocitos alre- dedor de vasos pequeños. Los macrófagos entran a la lesión y fagocitan mielina dañada, acumulando lípidos y formando células espumosas. Los astrocitos situados alrededor de los bordes de las placas aumentan de tamaño. La remielinización puede entonces ocurrir en placas, que luego pueden ser objeto de episodios adicionales de desmielinización. Las áreas de pérdida completa de mielina se ven como zonas claramente demarcadas de color grisáceo rosado, fi rmes y gelatinosas (fi gura 21-28). Estas placas inactivas, llamadas a veces placas quemadas, muestran pérdida de mielina y muy pocas células infl amatorias, y están amplia- mente ocupadas con astrocitos. Aunque los cilindroejes que pasan a través de una placa se preservan en su mayor parte, hay evidencia clara de pérdida axónica en las áreas de la placa, y es posible que esta característica de la EM esté relacionada con discapaci- dad clínicamente progresiva. El pronóstico varía mucho. Algunos pacientes tienen una forma relativamente benigna de la enfermedad, y experi- mentan sólo una discapacidad menor y pocos episodios de desmielinización. Otros tienen episodios repetidos frecuen- tes de pérdida de mielina, la cual avanza a tal grado que en las etapas tardías de la enfermedad los pacientes se encuen- tran ciegos, parapléjicos e incontinentes, con disfunción cognitiva causada por pérdida de sustancia blanca (EM recidivante-remitente progresiva). La forma menos común se caracteriza por progresión rápida, sin remisiones desde el inicio (EM progresiva primaria). La EM tiene un punto máximo de incidencia entre los 20 y 40 años de edad, con ligera preponderancia femenina. Se han propuesto muchas teorías para explicar la enfermedad, pero su etiología es incierta. Aunque se ha sugerido infección viral, ninguna se ha detectado de manera consistente, ni se ha implicado directamente con la enfermedad. Los mecanismos inmunitarios son fundamentales en la patogenia del trastorno, y en las áreas de desmielinización se encuentra una inmunorrespuesta activa. Sigue sin conocerse la causa de esta respuesta. También se ha demostrado una asociación con ciertos antígenos HLA (HLA-DR2). Es probable que la enfermedad sea el resultado de una susceptibilidad genética, que predispone al lanzamiento de una inmunorrespuesta inapropiada a infecciones virales. En la región de las placas activas, las microglias muestran expresión aumentada de antígenos de incompatibilidad mayor clase II, lo cual sugiere activación inmunitaria. Las lesiones son infi ltradas por células T, células B y macrófagos, lo cual pone de relieve una vez más la reactivación inmunitaria. En la actualidad se evalúan agentes citocina que modulan la respuesta inmunitaria. V P Figura 21.28 Esclerosis múltiple. Se ve una placa (P) grande adyacente al ventrículo lateral (V). Histológicamente se revelan áreas de pérdida de mielina con tinciones especiales para mielina. Etiología y patogenia de la esclerosis múltiple 21Sistema nervioso y músculos 471 La pérdida de mielina se ve en varias enfermedades como un proceso secundario La desmielinización es un componente notable de varias enfermedades. Las leucodistrofi as son errores innatos del metabolismo, en los cuales hay formación o metabolismo anormales de la mielina, lo que a veces se denomina dismielinización. Los tipos principales son la leucodistrofi a metacrómatica, por defi ciencia de arilsulfatasa A, y la adrenoleucodistrofi a, causada por defectos del metabolismo peroxisómico de ácidos grasos de cadena larga. La enfermedad de Binswanger es inducida por daño isquémico a la mielina, como resultado de arteriosclerosis cerebral generalizada. Ocurre pérdida de mielina de los hemisferios cerebrales, que conduce un deterioro cognitivo. La leucoencefalopatía multifocal progresiva se debe a infección por papovavirus, de ordinario en pacientes inmu- nodeprimidos (pág. 125). ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS Las enfermedades neurodegenerativas son trastornos comunes en los cuales hay degeneración de grupos específi cos de neuronas o áreas del encéfalo, que causa síndromes clínicos característicos. La incidencia de estas enfermedades aumenta con la edad, en particular después de los 65 años, y muchas se reconocen cada vez más como familiares. Los síndromes clínicos principales causados por enfermedades degenerati- vas son síndromes de demencia con deterioro cognitivo, trastornos de movimiento (en especial defectos de los sis- temas cerebeloso y extrapiramidal), debilidad muscular, e insufi ciencia autónoma. Un concepto cada vez más aceptado en la mayoría de estas enfermedades es que son el resultado de una acumulación anormal de proteínas dentro de neuronas, células gliales, o ambas. Diferentes enfermedades están caracterizadas por el acúmulo de distintas proteínas. La acumulación de proteínas puede, entonces, llevar a la formación de cuerpos de inclu- sión histológicamente reconocibles. Lo anterior ha dado lugar a la idea de que las enfermedades neurodegenerativas son “proteinopatías”. Hay enfermedades poco frecuentes en donde la mutación en la codifi cación de un gen para una proteína induce a su acumulación. La mayor parte de las veces estas enfermedades se cosnideran esporádicas. La enfermedad de la neurona motora (esclerosis lateral amiotrófi ca) causa parálisis debido a la muerte de neuronas motoras La enfermedad de la neurona motora se ve principalmente en la senilidad, y un número reducido de pacientes la pre- sentan en la edad madura. Suele iniciarse como debilidad leve en un miembro. Luego avanza hasta parálisis completa, con pérdida de la deglución y la respiración, que llevan a la muerte en dos a tres años. Se desconoce la causa. Los diferentes subtipos se relacionan con la pérdida de diferen- tes grupos de neuronas motoras: • La esclerosis lateral amiotrófi ca es el patrón más común, que exhibe pérdida, tanto de neuronas motoras corticales como de neuronas motoras inferiores en la médula espinal y el tronco encefálico. • La parálisis bulbar progresiva es común, y muestra pérdida de neuronas motoras del tronco encefálico. • La atrofi a muscular progresiva no es común, y presenta pérdida restringida a neuronas
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