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Etica En Los Negocios-páginas-167

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358	 Los	negocios	y	sus	representaciones	internas
no aprobado por él, y porque el empleado tiene un contrato implícito (o incluso en algunos 
casos, uno explícito) de no utilizar los recursos de la compañía para propósitos no aproba-
dos por ésta.13 Por ejemplo, una ingeniera que está contratada para supervisar el desarrollo 
de un proceso de fabricación secreto que proporciona a su empresa una ventaja sobre la 
competencia actúa de forma incorrecta si decide dejar su trabajo para emplearse con un 
competidor que le promete un salario mayor a cambio de establecer el mismo proceso que 
desarrolló mientras trabajaba para su primer patrón.
Sin embargo, las habilidades que adquiere un empleado al trabajar para una empresa 
no se consideran secretos industriales porque éstos consisten de información y no de ha-
bilidades. Las habilidades que un empleado desarrolla se consideran parte de su persona 
y no son propiedad de un patrón, como lo es la información patentada. Por desgracia, no 
siempre es fácil distinguir las habilidades de los secretos industriales. La situación, por 
ejemplo, podría ser similar a la de Donald Wohlgemuth, un gerente general insatisfecho 
con su salario y con sus condiciones de trabajo, que dirigía una tecnología secreta de B. F. 
Goodrich para fabricar trajes espaciales para el gobierno.14 Posteriormente, Wohlgemuth 
negoció un empleo con International Latex, un competidor de Goodrich, por un salario 
mucho más alto. En Latex, sin embargo, él debía manejar una división que implicaba, entre 
otras cosas, la fabricación de trajes espaciales para el gobierno. Los gerentes de Goodrich 
se opusieron a que trabajara para un competidor con el que podría utilizar la información y 
las habilidades por las que la empresa había pagado para que él desarrollara. Cuando ellos 
cuestionaron la ética de esta decisión, Wohlgemuth acaloradamente replicó que “la lealtad 
y la ética tienen su precio e International Latex lo ha pagado”. La corte de apelaciones de 
Ohio decretó que Goodrich no podía impedir que Wohlgemuth vendiera sus habilidades 
a otro competidor, pero impuso a éste un mandato restrictivo de no revelar a Latex nin-
guno de los secretos industriales de B. F. Goodrich. Sin embargo, la corte no explicó como 
Wohlgemuth, Goodrich o Latex iban a diferenciar la “información” y las “habilidades” que 
había adquirido cuando trabajaba para Goodrich.
Algunas empresas han tratado de evitar el problema de los secretos industriales al 
hacer que los empleados firmen contratos en los que acepten no trabajar para los competi-
dores 1 o 2 años después de abandonar la empresa, pero las cortes generalmente cuestionan 
la validez de estos contratos. Otras empresas han resuelto estos problemas acordando pro-
porcionar a los empleados que se van una remuneración continua o beneficios futuros de 
retiro a cambio de que no revelar información de propiedad exclusiva.
El problema ético del mal uso de la información de uso exclusivo se ha vuelto mucho 
más importante durante la última década, a medida que nuevas “tecnologías de informa-
ción” (como la computadora) han convertido, cada vez más, la información en un bien 
valioso al que los empleados tienen un acceso habitual. Conforme las tecnologías de la 
información continúen desarrollándose, la importancia de este tema será mayor.
Antes de dejar el tema de la información de uso exclusivo, vale la pena recordar que 
los derechos de propiedad que tiene una empresa sobre ella no son ilimitados. En parti-
cular, están limitados por los derechos de otros agentes, como los derechos que tienen los 
empleados de conocer los riesgos de salud asociados con sus empleos. El derecho de una 
compañía a mantener información en secreto no es absoluto, sino que debe equilibrarse 
con los derechos legítimos de otros.
Información privilegiada
Para empezar, podemos definir la información privilegiada como el acto de comprar y 
vender acciones de una empresa con base en la información “confidencial” sobre dicha 
compañía. La información “privilegiada” o “confidencial” de una compañía es información 
de uso exclusivo, la cual no está a disposición del público general, ya que dicha disponibili-
dad tendría un impacto material o significativo sobre el precio de sus acciones. Por ejemplo, 
el presidente de una compañía de seguridad podría saber que la empresa está a punto de 
recibir un contrato multimillonario del gobierno antes que cualquier miembro del público 
información privilegiada 	
el	acto	de	comprar	y	
vender	acciones	de	una	
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externo lo sepa. Entonces, el presidente podría comprar una gran cantidad de acciones de 
la empresa, sabiendo que su valor se elevará cuando se haga pública la noticia del contrato 
y otros compradores y vendedores de acciones eleven la cotización. La compra de acciones 
es un abuso de información privilegiada. El presidente también podría informar a su padre, 
que se apresuraría a comprar algunas acciones antes de que el público general se enterara 
del contrato. Su compra también es abuso de información privilegiada.
El abuso de la información privilegiada es ilegal. Durante la década pasada un gran 
número de corredores de bolsa, banqueros, y gerentes han sido procesados por usar infor-
mación privilegiada. Además, su uso no es ético, no sólo porque es ilegal, sino porque se 
afirma que la persona que comercia con información privilegiada de hecho la “roba” y de 
ese modo obtiene una ventaja injusta sobre los miembros del público general.15 Sin em-
bargo, algunas personas han argumentado que su uso interno beneficia a la sociedad y que, 
desde un punto de vista utilitarista, no se debería prohibir sino promover.16 Es necesario 
revisar esos argumentos.
Primero, en ocasiones se argumenta que los miembros de las compañías y sus amigos 
proporcionan su información privilegiada al mercado accionario y al comerciar con él, 
elevan el precio de las acciones (o lo bajan) por lo que su precio sube (o cae) para reflejar el 
valor subyacente real de la acción. Expertos en el mercado accionario nos dicen que fun-
ciona con la mayor eficacia cuando el precio en el mercado de las acciones de cada compa-
ñía iguala el valor real subyacente de la acción determinado por la información disponible. 
Cuando los miembros de las compañías negocian acciones con base en su información 
privilegiada y elevan (o bajan) su valor, de hecho aportan su información al mercado y, a 
través de sus compras, “indican” a otros que la información que tienen acerca de las accio-
nes es verdaderamente valiosa. Por lo tanto, los comerciantes de información privilegiada 
proporcionan el preciado servicio de poner su información a disposición del mercado de 
acciones y, en consecuencia, aseguran que el valor comercial de las acciones refleje con 
mayor exactitud su valor real subyacente y aseguran un mercado más eficaz.
Segundo, se argumenta que el uso de información privilegiada no perjudica a nadie. 
Los críticos del uso de la información privilegiada a veces afirman que el miembro de 
la compañía que cuenta con información “confidencial” especial de alguna forma daña a 
aquellas personas que sin tener el conocimiento le venden sus acciones, sin darse cuenta 
de que él sabe que valen más de lo que está pagando por ellas. Pero aquellos que defienden 
la ética del uso de la información privilegiada, señalan que cuando las personas venden sus 
acciones es porque necesitan o quieren el dinero en ese momento. Independientemente 
de si venden al individuo que posee información privilegiada o a alguna otra persona, ellos 
obtendrán el precio regular de sus acciones, cualquiera que éste sea. Desde luego, después, 
cuando la información del interno esté disponible para cualquiera, ellos lamentarán haber 
vendido porque el valor de las acciones se elevará. No obstante, en el momento en que 
desearon vender sus acciones, no habríanobtenido más por ellas, que lo que el indivi-
duo con información privilegiada les pagó. Por otra parte, los defensores argumentan que, 
cuando los individuos que poseen información privilegiada compran acciones con base 
en dicha información, el precio de las acciones comienza a elevarse gradualmente. Esto 
significa que las personas que necesitan vender sus acciones durante ese periodo de precios 
en incremento obtendrán más por sus acciones de lo que habrían recibido si el individuo 
informado no hubiera intervenido para elevar el precio. Por lo tanto, no sólo el interno no 
perjudica a aquellos que le venden sus acciones desde el principio, sino que también los 
beneficia, e incluso beneficia a otros más tarde.
Tercero, los defensores del uso de la información privilegiada argumentan que no es 
cierto que el comerciante de información tenga una ventaja injusta sobre otros que no 
tienen acceso a dicha información. El hecho es que muchas de las personas que compran 
y venden acciones en el mercado accionario tienen mayor o mejor información que otras. 
Por ejemplo, los expertos nos dicen que es posible analizar e investigar las tendencias eco-
nómicas venideras, futuros eventos industriales, probables descubrimientos y otros sucesos, 
y que sus análisis tal vez sean utilizados para generar información acerca del valor de ciertas 
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