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Ficha de lectura Neuropsicosis y Etiologia

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Ficha de lectura sobre los textos “Neuropsicosis de defensa” (1894) y 
“Etiología de la histeria” (1896) 
 
Corresponde a U1-2: El primer movimiento de Freud. La noción de defensa. 
Lo inconciliable. Defensa y escisión de conciencia. Representación y monto de 
afecto. La defensa “lograda” y el retorno. El síntoma como sustituto 
irreconocible. La escena sexual infantil. 
 
 
 
El texto “Neuropsicosis de defensa” es un buen ejemplo, desde su 
comienzo, del estilo de nuestro autor. Es decir, vemos cómo Freud presenta en 
las primeras líneas la estructura lógica que va a dar al texto y luego la 
desarrolla. La misma supone comenzar por la descripción y explicación de los 
síntomas para hipotetizar una causa para ellos. Causa que, en tercer lugar le 
permitirá pensar qué lazos unen a las diferentes presentaciones sintomáticas 
entre sí. Quizás aventura la misma dirección que nos proponemos en la 
primera parte del programa, cuando intentamos pensar cómo la postulación de 
la categoría de ‘defensa’ armará una progresión que llevará a la formulación del 
denominado ‘Aparato psíquico’ freudiano. 
Entonces, Freud va a situar la discusión de su época respecto a la 
escisión de conciencia, como rasgo patognomónico de la histeria, para luego 
tomar posición en esa discusión. Es el concepto de defensa lo que define tal 
posición. Y si bien en su descripción vamos a encontrar, para nuestra sorpresa, 
la idea de que existiría un acto ‘voluntario’ esta supuesta apelación a la 
decisión voluntaria no nos debe confundir. Y es que, en verdad, lo que está en 
juego es la presencia de algo inconciliable que se impone respecto al empeño 
voluntario de apartarse un pensamiento de la conciencia. De manera que, 
finalmente, lo que Freud subraya es que sea como sea que esto ocurra lo que 
él puede afirmar es que la tarea de tratar algo inconciliable como ‘no 
acontecido’, en todo caso, sólo puede escindir la conciencia. Lo que sí puede 
precisar es el mecanismo por el cual esto ocurre. Y definirá de modo canónico, 
la operación de la defensa respecto al afecto y respecto a la representación. 
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Luego, diferenciará la mecánica con la que esto ocurre en el caso de la 
conversión y en el caso del falso enlace. Categoría, esta última, que conviene 
subrayar porque vamos a volver a verla aparecer en conceptos nodales de la 
obra de Freud. 
Así mismo, la explicitación de la operatoria del mecanismo de defensa le 
permite confirmar lo que ya había planteado respecto a cuál es el fundamento 
de la eficacia del método catártico y su enclave en el principio de constancia. 
Tal es así que, al final del texto, explicita que si tal articulación entre principio 
de constancia y eficacia terapéutica, esta soportándose, a su vez en una 
hipótesis auxiliar, que ensaya una descripción a cerca de como está compuesto 
el campo anímico. El mismo supondría, algo que responde a las características 
de lo cuantificable, es decir que puede aumentar o disminuir. Y elementos por 
los cuales esta cantidad circula. 
Ahora bien Freud precisa con honestidad que él no puede aseverar 
porque el intento de tratar algo inconciliable como ‘no acontecido’ pone en 
marcha la defensa en algunas ocasiones y en otras no. Es en el texto “Etiología 
de la histeria” que vamos a ver articulada esta respuesta, a partir de la 
suposición de la existencia de ‘vivencias sexuales infantiles’. El autor postula 
existencia de las mismas como condición para la defensa para la operación de 
la defensa. 
Se trata de escenas que nuestro autor propone han ocurrido 
efectivamente en la infancia de sus pacientes. Para las mismas, la vía 
probatoria es lo que denomina la ‘ensambladura lógica de la neurosis’. Es 
decir, la red de vivencias y huellas mnémicas que aparecen en el recorrido del 
tratamiento y hacen necesarias suponer a estas experiencias, tal como resulta 
evidente el dibujo que posee una pieza faltante en un enorme rompecabezas, 
cuando avanzamos en su armado. 
Ahora bien, el punto fundamental es cómo estas experiencias están 
presentes. Freud, precisa que las mismas se encuentran como ‘recuerdos 
inconscientes’ y despliega toda la complejidad de esta expresión. Expresión 
que incluye una suerte de contradicción interna ¿cómo puede algo ser un 
recuerdo y al mismo tiempo ser inconsciente? ¿A qué singular situación 
anímica puede reducirse un fenómeno de esta naturaleza? 
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En todo caso nuestro autor transmite que en los casos por él abordados, 
la operación de la defensa descrita en el texto “Neuropsicosis de defensa” 
produjo un síntoma como resultado, si sólo si estaban presentes estas 
vivencias sexuales infantiles cómo recuerdos inconscientes. Ya que es en ese 
estado –como recuerdos inconscientes- que las mismas pueden desplegar su 
eficacia. Es decir que vemos que en la operación de la defensa se incluye una 
dinámica compuesta por al menos dos puntos, por al menos dos momentos: la 
vivencia sexual infantil por un lado presente como recuerdo inconsciente, y el 
momento en el que se presentó una inconciabilidad en la vida de 
representación por otro (tal como es descripto en “Neurospicosis de defensa”. 
Será, entonces, en la posibilidad de que estos dos momentos se articulen, que 
se le hacen enlacen, que vemos la posibilidad de que opere la defensa y se 
produzca un síntoma neurótico. 
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