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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA

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NIÑO, de 7 años de edad, resultó herido al ser atro-pellado 
por un coche y lanzado por el aire a varios metros de 
distancia. En el momento de su ingreso en el departamento 
de urgencias estaba inconsciente y mostraba signos de hiper-
tensión intracraneal (pupilas fijas y dilatadas). Fue tratado por 
shock, valorándose con frecuencia su estado neuro-lógico y 
sus constantes vitales. La evaluación inicial reveló que el niño 
había sufrido diversas contusiones cerebrales, pero que no 
presentaba fractura de cráneo. Fue intubado y medi-cado 
para tratar el aumento de la presión intracraneal.
ALTERACIONES 
DE LA FUNCIÓN 
NEUROLÓGICA
Ahora la presión intracraneal del niño está estabilizada, de modo que el niño ha sido 
trasladado a la unidad general de asistencia pediátrica. Sin embargo, no ha recuperado 
totalmente la conciencia. Se muestra inquieto, agitado e incapaz de seguir las instrucciones 
que se le dan. Sus padres permanecen a pie de cama y proporcionan al niño estimulación 
auditiva y táctil, con la esperanza de que el pequeño responda. Se ha iniciado fisioterapia 
para prevenir las contracturas y mantener la función motora. Será necesaria rehabilitación a 
largo plazo para ayudar al niño y a su familia a conseguir el mejor resultado posible des-
pués de esta lesión.
¿Cuál es el papel del profesional de enfermería en la asistencia del niño con lesión cere-
bral aguda? ¿Qué apoyo necesita la familia para contribuir a la asistencia del niño? ¿Cómo 
trabaja el profesional de enfermería en coordinación con otros profesionales sanitarios para 
planificar la asistencia a largo plazo de un niño?
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Después de leer este capítulo, usted será capaz de:
Describir la anatomía y la fisiología del sistema nervioso.1.
Describir el proceso y las herramientas para la asistencia de enfermería en lactantes y niños2.
con niveles alterados de conciencia y otros trastornos neurológicos.
Diferenciar entre los signos de una convulsión y un estado epiléptico en lactantes y niños y3.
describir la actuación de enfermería apropiada en cada caso.
Diferenciar entre signos de meningitis bacteriana, meningitis vírica, encefalitis, síndrome4.
de Reye y síndrome de Guillain-Barré en lactantes y niños.
Describir la asistencia de enfermería en el niño con mielodisplasia e hidrocefalia.5.
Describir el objetivo de la asistencia de enfermería basada en la comunidad para el niño con6.
parálisis cerebral.
Diferenciar los hallazgos de la valoración del niño con lesión traumática cerebral leve,7.
moderada y grave.
Describir las iniciativas orientadas a prevenir las lesiones por ahogamiento en niños.8.
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SinopsisSistema nervioso
1030 CAPÍTULO 26
Piamadre
Espacio
subaracnoideo
Espacio subaracnoideo
Aracnoides
Agujero magno
Agujero
de Monro
Bulbo
raquídeo
Ventrículo
lateral
3.er ventrículo
4.° ventrículo
Tentorio del cerebelo
Hemisferio
cerebral
Hueso occipital
Acueducto
de Silvio
Duramadre
Cuerpo calloso
Espacio subdural
Canal central de
la médula espinal
Protuberancia
Hipófisis
Cerebelo
Duramadre
Aracnoides
Piamadre
MeningesSeno sagital superior
Figura 26-1 ➤ Sección transversal del cerebro y la médu-
la espinal. El conocimiento de la anatomía del cerebro es útli 
para comprender los síntomas de la disfunción neuroló-
gica.
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
El cerebro, la médula espinal y los nervios son las estructuras prin-
cipales del sistema nervioso (fig. 26-1 ➤). El cerebro está protegido 
por el cráneo y cubierto por tres capas de tejido denominadas 
meninges, la duramadre, la aracnoides y la piamadre. El líquido 
cefalorraquídeo circula por el interior de los ventrículos cerebrales 
y en torno al cerebro y a la médula espinal.
El cerebro es un órgano complejo que controla, regula o coor-
dina numerosas funciones orgánicas, entre ellas la cognición, las 
emociones, el comportamiento, los sentidos y la capacidad motora. 
Los estímulos procedentes del entorno son recibidos por el cere-
bro, que elabora una respuesta de adaptación, supervivencia y 
mantenimiento de las funciones corporales. Véase en la tabla 26-1 
información adicional sobre las funciones esenciales de cerebro, 
cerebelo y tronco del encéfalo. El tronco del encéfalo conecta los 
hemisferios cerebrales, el cerebelo y la médula espinal. Los 12 ner-
vios craneales parten del tronco del encéfalo y poseen numerosas 
e importantes funciones motoras y sensoriales (tabla 26-2).
La médula espinal, rodeada por el tejido óseo vertebral, 
transmite impulsos desde y hasta el cerebro, recogiendo la infor-
mación sensorial y transmitiendo impulsos que desencadenan las 
respuestas motoras. Los nervios espinales tienen componentes 
motores y sensoriales, que envían y reciben información en rela-
ción con áreas específicas del cuerpo. Los impulsos nerviosos son 
transmitidos por conducción química y eléctrica, proceso 
mediante el cual viajan de una neurona a otras a través de las 
sinapsis neuronales. Entre las sustancias químicas que intervie-
nen en la transmisión del impulso nervioso se encuentran la 
noradrenalina, la acetilcolina, la dopamina, la histamina y la sero-
tonina.
Los nervios periféricos permiten la transmisión de impulsos de 
las vías nerviosas a la corteza cerebral a través de arcos reflejos 
medulares simples. Las neuronas motoras superiores están inte-
gradas por las fibras que parten del asta anterior de la médula espi-
nal y se extienden hasta el tronco del encéfalo y por las células 
nerviosas de la corteza cerebral. Las neuronas motoras inferiores 
constan de los nervios periféricos y las ramas que transmiten 
impulsos al asta anterior de la médula espinal.
El sistema nervioso autónomo mantiene la estabilidad de las 
funciones involuntarias de las glándulas y órganos internos del 
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1031
TABLA 26-1 ESTRUCTURAS DEL CEREBRO Y SUS PRINCIPALES FUNCIONES
Estructura del cerebro Funciones y control
Cerebro Funciones mentales superiores, movimiento general, percepción e integración de todas las funciones de los lóbulos que siguen
Lóbulo frontal Movimiento voluntario de músculos esqueléticos, movimientos finos repetitivos, movimiento de los ojos, aspectos motores 
del habla
Lóbulo parietal Interpretación de sensaciones (gusto, vista, olor, oído, temperatura, presión, dolor, textura, discriminación entre dos 
puntos); reconocimiento de partes corporales, propiocepción
Lóbulo occipital Centro de la visión y de interpretación de la visión
Lóbulo temporal Oído o percepción, recepción e interpretación de los sonidos, memoria a largo plazo
Ínsula (cuerpo calloso) Coordinación de las actividades entre los dos hemisferios cerebrales
Sistema límbico Media en ciertas respuestas conductuales primitivas, respuestas emocionales viscerales, conductas alimentarias, ritmos 
biológicos y sentido del olfato
Tálamo Centro de procesado para la interpretación de la mayor parte de las sensaciones, excepto el olfato; centro de transmisión 
para la información motora y sensorial
Hipotálamo Mantiene el medio interno (temperatura, función del sistema nervioso autónomo, función endocrina, vigilia), regula la 
expresión emocional
Cerebelo Proporciona control consciente y reflejo del tono muscular, mantiene el equilibrio y la postura
Tronco del encéfalo Localización de las vías sensitivas y motoras, ascendentes y descendentes; conecta el cerebro, el cerebelo y la médula 
espinal; localización del origen de los 12 nervios craneales
TABLA 26-2 NERVIOS CRANEALES Y SUS FUNCIONES
Nervios craneales Función
Olfatorio (I) Recepción e interpretación de olores
Óptico (II) Agudeza visual, campos visuales
Oculomotor (III) Muchos movimientos oculares, elevación de párpados, constricción de la pupila
Troclear (IV) Movimiento del ojo hacia dentro y hacia abajo
Trigémino (V) Apertura y cierrede mandíbula, masticación; sensibilidad en el ojo (córnea, párpados); sensibilidad de párpados, cara, boca y 
mucosa nasal, lengua y oreja
Abducens (VI) Movimiento lateral del ojo
Facial (VII) Expresión facial, cierre del ojo y sonidos del habla en los que intervienen los labios; sensibilidad gustativa en los dos tercios 
anteriores de la lengua y sensibilidad en la faringe
Acústico (VIII) Sentido del oído y del equilibrio
Glosofaríngeo (IX) Músculos de la deglución y sonidos guturales; reflejo de arcada; sensibilidad gustativa en el tercio posterior de la lengua, 
sensibilidad en la nasofaringe 
Vago (X) Sensibilidad de la parte posterior de la oreja y una porción del conducto auditivo externo; control involuntario de corazón y pulmones
Accesorio (XI) Encogimiento de hombros y giro de cabeza
Hipogloso (XII) Movimiento de la lengua; deglución, sonidos del habla en los que interviene la lengua
cuerpo. Se divide en sistema nervioso simpático, que moviliza al 
organismo para responder en caso de necesidad o estrés, y sistema 
nervioso parasimpático, que actúa conservando y reponiendo 
energía.
DIFERENCIAS PEDIÁTRICAS
El cerebro y la médula espinal se forman en una fase temprana de 
la gestación a partir de la placa neural, que evoluciona hacia el 
surco neural en torno a la tercera semana de gestación. La cresta 
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1032 CAPÍTULO 26
CRECIMIENTO DE LOS NIÑOS
Diferencias anatómicas de las estructuras del sistema nervioso entre niños y adultos
Parte superior y más pesada de la 
cabeza grande en proporción al 
cuerpo; músculos del cuello poco 
desarrollados; huesos pequeños del 
cráneo en el desarrollo; suturas sin 
fusionar; el cráneo se expande hasta 
los 2 años de edad. Propensión a 
lesión cerebral y fractura de cráneo 
en caso de caída.
Tamaño de la cabeza proporcional a 
tamaño del cuerpo; músculos del 
cuello bien desarrollados, lo cual 
reduce el riesgo de lesiones 
cerebrales; suturas osificadas desde 
los 12 años; no existe expansión del 
cráneo a partir de los 5 años.
Excesiva movilidad de la columna; 
músculos, cápsula articular y 
ligamentos de la columna cervical 
inmaduros; cuerpos vertebrales 
cartilaginosos en forma de cuña; 
osificación incompleta de los cuerpos 
vertebrales. Riesgo más alto de 
lesión alta de la columna a la altura 
de C1-C2 o de fracturas por 
compresión vertebral en caso de 
caída.
Músculos y ligamentos bien 
desarrollados que reducen la 
movilidad de la columna; cuerpos 
vertebrales completamente 
formados y osificados.
Figura 26-2 ➤ El cráneo y el cerebro crecen y se desarrollan rápidamente en la primera infancia.
neural se hunde y se desarrollan a los lados los pliegues neurales, 
que se fusionan formando el tubo neural, el cual se convierte en el 
sistema nervioso central (SNC). Los pliegues neurales se cierran 
en primer lugar en la región cervical. El cierre avanza luego en 
dirección craneal y caudal. El cerebro se desarrolla a partir del 
extremo craneal del tubo neural y, a partir del otro extremo, se 
desarrolla la médula espinal (Padgett, 2006).
Cualquier agresión (como una cantidad inadecuada de ácido 
fólico) o episodio crítico (agentes teratógenos, infección, consumo 
de drogas o traumatismo) durante esta fase temprana de la gesta-
ción puede dar lugar a malformaciones del SNC. Tales defectos 
son responsables aproximadamente de un tercio de todas las mal-
formaciones congénitas observables en lactantes vivos; el 90% de 
tales anomalías son defectos del tubo neural. Los defectos del SNC 
son la causa del 40% de las muertes infantiles que se producen 
durante el primer año de vida (Padgett, 2006).
Las diferencias anatómicas y fisiológicas entre el sistema ner-
vioso de niños y adultos ayuda a explicar por qué unos y otros 
tienen distintos problemas neurológicos (fig. 26-2 ➤). Por ejemplo, 
el cerebro y la médula espinal están protegidos por las estructuras 
esqueléticas del cráneo y por las vértebras. Sin embargo, en el lac-
tante, los huesos del cráneo y las vértebras no se encuentran com-
pletamente osificados. Así pues, el cerebro y la médula espinal del 
lactante corren mayor riesgo de lesión como consecuencia de un 
traumatismo. Los huesos del cráneo están separados, pero sujetos 
entre sí por bandas de tejido conectivo, para que el cerebro pueda 
crecer normalmente. Las fontanelas son espacios de tejido con-
juntivo que cubren el cerebro en la unión de los huesos del cráneo 
y que gradualmente van cerrándose y osificándose. La fontanela 
posterior se cierra a los 3 meses de edad y la anterior en torno a los 
18-24 meses (v. capítulo 5, fig. 5-9 
8
). Las líneas de sutura entre 
los huesos del cráneo se entrelazan a los 6 meses de edad; a los 
12 años las suturas están totalmente osificadas y no pueden sepa-
rarse (Padgett, 2006).
En el momento del nacimiento, el sistema nervioso está com-
pleto, pero inmaduro. El niño nace con todas las células nerviosas 
que tendrá durante su vida, pero la maduración de estas células 
nerviosas continúa después del nacimiento. El número de célu-
las gliales y dendritas, que hacen posible la recepción de los impul-
sos nerviosos, sigue aumentando hasta aproximadamente los 4 años 
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1033
PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS Y PRUEBAS DE LABORATORIO UTILIZADOS PARA EVALUAR 
LOS TRASTORNOS NEUROLÓGICOS
Procedimiento 
diagnóstico Propósito Implicaciones de enfermería
Ecografía Procedimiento no invasivo que se realiza colocando 
por encima del cerebro, sobre la fontanela anterior, 
un transductor que emite un haz de ultrasonidos 
dirigido a los tejidos. Las ondas de sonido reflejadas 
son transformadas en una imagen ecográfica.
Los ultrasonidos se utilizan para visualizar la estructura 
anatómica del cerebro de recién nacidos y niños 
pequeños con fontanela anterior abierta.
Administre sedación según prescripción.• 
Explique el procedimiento a los padres y al niño. Infórmeles de que el • 
procedimiento es indoloro y no existe exposición a radiación.
Enseñe al niño a permanecer quieto durante el procedimiento.• 
Electroencefalograma 
(EEG)
Los electrodos se aplican en el cuero cabelludo para 
registrar la actividad de las ondas cerebrales.
La valoración de la actividad eléctrica en distintos 
lóbulos cerebrales se utiliza para identificar el 
potencial de crisis convulsivas, para determinar la 
muerte cerebral y para detectar otras anomalías, 
como un tumor, un absceso o una hemorragia 
intracraneal.
Obtenga una lista de los medicamentos en uso y pregunte cuándo se • 
tomó el último, para identificar cualquier sustancia que pueda alterar 
el resultado del EEG.
Los EEG suelen realizarse con el niño tumbado o sentado en una silla • 
reclinada.
Prepare al niño para el procedimiento, describiendo la colocación de • 
los electrodos y el equipo que va a utilizarse. Hágale saber que el 
procedimiento no es doloroso.
Observe al niño por si presentara convulsiones y describa la actividad • 
convulsiva.
Informe a los padres de la necesidad de lavar el pelo al niño para • 
eliminar el gel de los electrodos.
Monitorización de la 
presión intracraneal 
(PIC)
Se practica un orificio en el cráneo y se inserta un 
catéter o tornillo ventricular para monitorizar la PIC 
cuando alcanza niveles peligrosos.
El procedimiento invasivo requiere consentimiento informado.• 
Proporcione tratamiento para el dolor y sedación.• 
Mantenga a los padres informados acerca del trastorno del niño.• 
Punción lumbar La punción lumbar se realiza en el nivel L3-L4 o 
L4-L5 para obtener líquido cefalorraquídeo (LCR). 
Se mide la presión del LCR y después se recoge 
líquido en tubos estériles que son numerados por 
orden de recogida.
El LCR se cultiva y analiza para valorar el contenido de 
glucosa y proteína, así como la presencia de células.
Sujete al lactante o niño tumbado de costadocon las rodillas • 
flexionadas hacia el pecho y manténgalo tranquilo durante todo 
el procedimiento. Valore la respiración del niño durante el 
procedimiento.
Valore las constantes vitales en momentos especificados y valore los • 
cambios en la función neurológica.
Administre analgésicos para el dolor de cabeza, según prescripción.• 
(Continúa)
de edad. El crecimiento del cerebro da lugar a un aumento de la 
circunferencia craneal en lactantes y niños pequeños, y continúa 
hasta que el niño tiene entre 12 y 15 años.
La mielinización, o progresivo recubrimiento de los axones 
con capas de mielina o una vaina lipoproteica, también es incom-
pleta en el momento del nacimiento. La falta de mielinización se 
asocia a presencia de reflejos primitivos. Al avanzar la mieliniza-
ción, desaparecen los reflejos primitivos. Véase en la tabla 5-21 
8
 
lo concerniente a la aparición y desaparición normales de los refle-
jos primitivos en la lactancia temprana. Este proceso continúa 
durante la infancia, avanzando en dirección craneocaudal y hacien-
do posible el movimiento voluntario. El proceso de mielinización 
hace posible la adquisición progresiva de las habilidades motoras 
finas y gruesas y de la coordinación durante la primera infancia y, 
en última instancia, es responsable de la velocidad y de la exactitud 
de los impulsos nerviosos.
El cerebro depende de un riego sanguíneo continuo para satis-
facer su demanda de oxígeno. Por un proceso de autorregulación, 
los vasos sanguíneos cerebrales se dilatan para mantener el flujo 
sanguíneo en respuesta a cambios fisiológicos, como presión de 
perfusión fluctuante por un menor gasto cardíaco, aumento de la 
presión intracraneal o vasoconstricción de los vasos del cuello 
debido a la postura. Cuando no se mantienen ni el flujo sanguíneo 
ni la oxigenación, las células del cerebro resultan dañadas en muy 
poco tiempo. Dado que el sistema nervioso ayuda a controlar y 
coordinar numerosas funciones orgánicas, las alteraciones de la 
función neurológica pueden tener amplios efectos sobre el meta-
bolismo orgánico.
A continuación se facilitan ejemplos de las pruebas diagnósti-
cas y de laboratorio utilizadas para valorar el funcionamiento del 
sistema nervioso. Utilice las directrices de la página 1035 para lle-
var a cabo una valoración de enfermería global del sistema nervio-
so. La escala del coma de Glasgow se utiliza también para valorar 
el nivel de conciencia y proporciona una puntuación para futuras 
comparaciones. Véanse en la tabla 26-3 los criterios de valoración 
que se aplican en los niños a distintas edades.
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1034 CAPÍTULO 26
PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS Y PRUEBAS DE LABORATORIO UTILIZADOS PARA EVALUAR 
LOS TRASTORNOS NEUROLÓGICOS (cont.)
Procedimiento 
diagnóstico Propósito Implicaciones de enfermería
Radiografía (rayos X) Las radiografías utilizan radiación para obtener 
imágenes y capturarlas sobre una placa con fines 
diagnósticos y de detección sistemática.
Las radiografías de cráneo se utilizan para detectar 
fracturas, líneas de sutura separadas y aspectos 
inesperados, como erosión o degeneración ósea.
Las radiografías de la columna se utilizan para valorar 
las vértebras en cuanto a alineación, fracturas, 
separación inusual o defectos óseos.
Explique el procedimiento a los padres y al niño. Infórmeles de que • 
debe realizarse más de una radiografía y desde diferentes ángulos para 
detectar problemas. Explíqueles que los equipos modernos reducen la 
exposición a la radiación.
Hable al niño acerca de la necesidad de que se mantenga inmóvil • 
durante el procedimiento. Como preparación para la prueba, haga 
que el niño practique permaneciendo inmóvil y conteniendo la 
respiración.
Resonancia magnética 
(RM)
La RM ofrece resultados similares a los de la TC, pero 
sin utilizar radiaciones ionizantes.
La RM evalúa aspectos específicos del tejido cerebral 
en múltiples planos para obtener una imagen 
detallada e identificar la causa anatómica de los 
trastornos. La RM permite también el estudio de 
dinámicas de flujo del LCR.
Prepare al niño para los ruidos, la envergadura del equipo y el túnel.• 
Compruebe que el niño no tiene implantes metálicos y que no está • 
conectado a ningún equipo metálico (p. ej., bombona de oxígeno).
Permita que el padre o la madre permanezcan junto al niño durante el • 
procedimiento.
Puede ser necesaria la sedación para que el niño esté tranquilo. • 
Monitorice al niño según las directrices del centro.
Tomografía 
computarizada 
(TC)
La TC se basa en la emisión de un haz fino de rayos X 
que llega al cerebro o a la médula espinal desde 
diferentes ángulos, dando lugar a imágenes en dos 
dimensiones de secciones transversales de las 
estructuras. Puede llevarse a cabo con o sin medio 
de contraste yodado; no es una prueba invasiva, a 
menos que se utilice colorante de contraste.
La TC del cerebro evalúa la densidad de los tejidos y 
estructuras intracraneales para identificar anomalías 
congénitas, hemorragias, tumores, inflamación o 
infección. La TC de la columna se utiliza para 
identificar fracturas y lesiones de ligamentos de la 
columna vertebral.
Pregunte sobre posibles alergias al yodo, al marisco o al medio de • 
contraste utilizado para otros procedimientos radiográficos. Si se 
sospecha una reacción alérgica, pueden administrarse antihistamínicos 
y/o esteroides antes del procedimiento. Valore una posible reacción 
alérgica durante el procedimiento.
Prepare al niño para el procedimiento, describiendo el tamaño del • 
equipo, los ruidos y otras sensaciones que tendrá, y dígale cómo 
puede ayudar durante el procedimiento.
Si se hace necesaria la sedación para mantener al niño tranquilo, • 
monitorice al pequeño siguiendo las directrices establecidas.
Tomografía por 
emisión de 
positrones (PET)
La PET utiliza la TC para medir la emisión de electrones 
positivos de una sustancia radiactiva inyectada en el 
torrente circulatorio o administrada por inhalación.
La PET tiene máxima eficacia en la medición del flujo 
sanguíneo cerebral y de los procesos metabólicos 
cerebrales.
Valore posibles alergias, pues se utiliza un medio de contraste.• 
Monitorice las constantes vitales.• 
Establezca dos vías venosas: una para el contraste y la otra para • 
eliminar los gases sanguíneos.
No proporcione sedación; el niño debe permanecer alerta.• 
Prueba de 
laboratorio Propósito Implicaciones de enfermería
Análisis toxicológico Análisis de sangre, orina, meconio y pelo para 
detectar drogas u otras sustancias que pueden ser 
causa de lesión neurológica. 
Es necesaria una cadena de custodia de las muestras.• 
Cultivos Se realizan cultivos para aislar microorganismos 
causantes de infección de tejidos o líquidos 
corporales. Suelen tomarse muestras para 
cultivo de:
Líquido cefalorraquídeo• 
Sangre• 
Espere a administrar antibióticos o sulfamidas hasta después de la • 
toma de la muestra, pues pueden causar falsos positivos. Si estos 
fármacos ya han sido administrados, anótelos en la hoja de laboratorio.
Remita inmediatamente todas las muestras al laboratorio o consérvelas • 
refrigeradas.
Siga una estricta técnica aséptica en la manipulación de las muestras.• 
Gases en sangre 
arterial
Medición directa de pH, PO2 y PCO2 en sangre. En 
casos de conciencia alterada, es habitual comprobar 
el buen estado de ventilación y oxigenación, 
esencial para reducir el riesgo de PIC aumentada. 
Realice la punción arterial en las arterias radial, braquial y femoral.• 
Utilice un agente anestésico para reducir el dolor asociado a la punción • 
arterial.
Tras la punción arterial, realice presión sobre el punto de punción • 
durante 5 a 10 min para prevenir la formación de hematoma.
Hemograma 
completo
Valore el hematócrito y los niveles de hemoglobina; el 
recuento diferencial de leucocitos permite detectar 
una infección y determinar si es vírica o bacteriana.
Explique el procedimiento al niño ya los padres.• 
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1035
DIRECTRICES DE VALORACIÓN PARA EL NIÑO CON UN TRASTORNO NEUROLÓGICO
Aspecto a valorar Directrices de valoración
Nivel de conciencia ¿Está el niño aletargado o le cuesta despertarse?• 
¿Se muestra el niño irritable o difícil de consolar?• 
Considere que la escala del coma de Glasgow proporciona un valor numérico para futuras comparaciones (v. tabla 26-3).• 
Nervios craneales Valore los nervios craneales (v. tabla 5-20• 
8
). Véanse en la tabla 26-5 los métodos de valoración indirecta de los nervios 
craneales en el niño inconsciente.
Fontanelas y suturas Palpe las fontanelas y las líneas de sutura en el cuero cabelludo del lactante.• 
Función cognitiva ¿Son las aptitudes verbales del niño las propias de su edad?• 
¿Sigue el niño las instrucciones de manera apropiada?• 
Pupilas Valore el tamaño y la reacción de las pupilas a la luz y la acomodación (fig. 26-3• ➤).
Constantes vitales Valore la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la presión arterial.• 
Vigile la aparición de aumento del valor sistólico de tensión arterial, aumento de la presión del pulso, bradicardia y respiraciones • 
irregulares (signos tardíos de presión intracraneal aumentada).
Postura y movimiento Vigile la postura y el movimiento del niño valorando los reflejos primitivos (v. tabla 5-21• 
8
).
Observe el juego del niño u otras formas de actividad espontánea para valorar la fuerza, la simetría y uniformidad de los movimientos.• 
¿Son las aptitudes motoras del niño las adecuadas para su edad? ¿Adquirió el niño las aptitudes motoras a una edad adecuada? • 
¿Ha perdido el niño alguna capacidad ya adquirida?
Evalúe la fuerza y el tono musculares, comparando ambos lados. ¿Existe alguna debilidad?• 
Valore la coordinación del niño considerando la uniformidad y simetría de la respuesta.• 
Valore los reflejos de los tendones profundos considerando la uniformidad y la simetría de la respuesta (v. tabla 5-22• 
8
).
Rigidez de cuello Valore la rigidez de cuello (rigidez de nuca).• 
Dolor Valore el nivel de dolor, cuando aparezca.• 
TABLA 26-3 ESCALA DEL COMA DE GLASGOW PARA LA VALORACIÓN DEL COMA 
EN LACTANTES Y NIÑOS
Categoría Puntuación Criterios para lactantes y niños pequeños Criterios para niños mayores y adultos
Apertura de ojos 4 Apertura espontánea Espontánea
3 Por ruido fuerte Por estímulos verbales
2 Al dolor Al dolor
1 Sin respuesta Sin respuesta
Respuesta verbal 5 Sonríe, gorjea, llora ante estímulos apropiados Orientado en cuando a tiempo, espacio y 
persona; utiliza palabras y frases apropiadas 
4 Irritable; llora Confuso
3 Llanto inapropiado Palabras o respuesta verbal inadecuadas
2 Gruñidos, gemidos Palabras incomprensibles
1 Sin respuesta Sin respuesta
Respuesta motora 6 Movimiento espontáneo Obedece órdenes
5 Se retira al tacto Localiza el dolor
4 Se retira ante el dolor Se retira ante el dolor
3 Flexión anómala (decorticación) Flexión por dolor (decorticación)
2 Extensión anómala (descerebración) Extensión por dolor (descerebración)
1 Sin respuesta Sin respuesta
Sume la puntuación de cada categoría para obtener el total. La puntuación máxima es de 15, valor que indica el mejor nivel de funcionamiento 
neurológico. El mínimo es 3, que indica ausencia total de respuesta neurológica.
Tomado de Teasdale, G., & Jennett, B. (1974). Assessment of coma and impaired consciousness. Lancet, 2, 81–84; and James, H. E. (1986). Neurologic evaluation and support 
in the child with acute brain insult. Pediatric Annals, 15(1), 16–22.
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1036 CAPÍTULO 26
ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA
El nivel de conciencia (NDC) es quizá el indicador más importante de disfunción neuroló-
gica. La conciencia, o capacidad de respuesta de la mente a los estímulos sensoriales, tiene 
dos componentes: estado de alerta, o capacidad de reacción a los estímulos, y capacidad cogni-
tiva, o aptitud para procesar los datos y responder verbal o físicamente. La inconsciencia, por 
el contrario, es un estado de función cerebral deprimida, o la incapacidad del cerebro para 
responder a los estímulos. Los niveles alterados de conciencia pueden a su vez clasificarse 
como:
Confusión• . Desorientación en relación con el tiempo, el lugar o las personas. 
Puede parecer que el niño está alerta. Las respuestas a preguntas sencillas pueden 
ser correctas, pero es posible que las respuestas a preguntas complejas sean 
inexactas.
Delirio• . Estado caracterizado por confusión, miedo, agitación, hiperactividad o 
ansiedad.
Letargo• . Movimientos espontáneos limitados, habla lenta, somnolencia, tendencia a 
quedarse dormido.
Embotamiento• . Respuesta limitada en relación con el entorno; el niño se queda 
dormido a pesar de la estimulación verbal o táctil.
Estupor• . Respuesta sólo frente a estímulos fuertes; el niño vuelve al estado de 
ausencia de respuesta cuando se retira el estímulo. Por ejemplo, el niño puede 
reaccionar al pinchazo de una aguja, pero no a un estímulo más suave, como el roce de 
la piel.
Coma• . Respuesta gravemente reducida o inconsciencia; el niño no se despierta ni con 
estímulos dolorosos.
Estado vegetativo persistente. • Pérdida permanente de función de la corteza cerebral, con 
respuesta únicamente refleja (los ojos siguen los objetos, respuesta al dolor, apretón de 
la mano, muecas faciales, quejidos u otros sonidos).
 Etiología y fisiopatología
Son numerosos los trastornos que pueden alterar el nivel de conciencia, entre ellos los siguien-
tes: traumatismos, hipoxia, infección, intoxicación, convulsiones, trastornos metabólicos o 
endocrinos, desequilibrio electrolítico o acidobásico, patologías del SNC y defectos estructu-
rales congénitos. Cualquiera de estos procesos patológicos puede también dar lugar a aumen-
to de la presión intracraneal (fuerza ejercida por tejido cerebral, líquido cerebroespinal y 
sangre dentro de la bóveda craneal). La disminución de la presión de perfusión cerebral, esto 
es, la presión necesaria para garantizar el aporte adecuado de oxígeno y nutrientes al cerebro, 
se registra a menudo cuando el flujo de sangre arterial al cerebro se halla reducido debido al 
aumento de la presión intracraneal. La identificación de la causa de un nivel disminuido de 
conciencia es esencial para poder emprender tratamiento inmediato y prevenir posibles efectos 
secundarios de la enfermedad o lesión.
Manifestaciones clínicas
A menudo, la disminución en el nivel de conciencia del niño es posterior a un patrón 
secuencial de deterioro. Es posible que el niño se muestre inicialmente despierto y alerta 
y que responda de forma adecuada. Los cambios iniciales pueden ser sutiles, como una 
ligera desorientación en cuanto a tiempo, espacio y persona. El niño puede después mos-
trarse agitado o nervioso y las acciones que normalmente calman o alivian al niño no hacen 
más que aumentar su irritabilidad. A medida que disminuye la capacidad de respuesta del 
niño, es posible que este parezca somnoliento, pero que responda aún a órdenes verbales 
formuladas en voz alta y que muestre reacción de retirada ante estímulos dolorosos. 
A veces resulta difícil mantener al niño despierto. La respuesta al dolor avanza de resuelta 
y decidida a no decidida. El niño puede mostrar posturas de sujeto decorticado o desce-
rebrado, es decir, posturas anómalas que se asumen tras una lesión o daño cerebral 
(fig. 26-4 ➤). El momento en el que la función empieza a deteriorarse varía según el niño 
y también según el trastorno causante de la alteración de conciencia. En algunos casos, el 
declive es rápido y se salta etapas, por ejemplo cuando el niño ha sufrido una grave lesión 
cerebral.
Las manifestaciones clínicas del aumento de la presión intracraneal aparecen reflejadas en 
la tabla 26-4.
A
B
C
Figura 26-3 ➤ Hallazgos pupilares en dis-tintos estados neurológicos con alteración de 
conciencia. A. Una sola pupila dilatada y 
reactiva se asocia a masa intracraneal. B. Una 
pupila fija y dilatada puede ser un signo de 
herniación inminente del tronco del encéfa-
lo. C. Ambas pupilas fijas y dilatadas se aso-
cian a herniación del tronco del encéfalo por 
aumento de la presión intracraneal.
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1037
Figura 26-4 ➤ A. La postura de decorticación, caracterizada por flexión rígida, se asocia a lesiones por encima del tronco del encéfalo en los tractos corti-
coespinales. B. La postura de descerebración, caracterizada por extensión rígida, se asocia a lesiones del tronco del encéfalo.
A B
TABLA 26-4 SIGNOS DE PRESIÓN INTRACRANEAL 
AUMENTADA
Momento de presentación Signos
Signos tempranos Cefalea
Trastornos visuales, diplopía
Náuseas y vómitos
Mareo o vértigo
Ligera variación en signos vitales
Pupilas no reactivas o desiguales
Ojos con mirada hacia abajo
Convulsiones
Ligera variación en el nivel de conciencia, agitación
El lactante presenta los signos 
anteriores y:
Fontanela abultada
Irritabilidad
Suturas anchas, circunferencia craneal aumentada
Venas del cuero cabelludo dilatadas
Llanto agudo similar a maullido
Signos tardíos Disminución importante del nivel de conciencia
Tríada de Cushing
Aumento de la presión arterial sistólica y de la presión de pulso • 
Bradicardia• 
Respiración irregular• 
Pupilas fijas y dilatadas
■ ASISTENCIA EN COLABORACIÓN
Pruebas diagnósticas
La escala del coma de Glasgow se utiliza para cuantificar el nivel de conciencia, permitiendo 
futuras comparaciones ante una posible mejoría o un deterioro del estado del niño. Los crite-
rios pediátricos tienen en cuenta la etapa de desarrollo del niño para cada categoría de pruebas 
(v. tabla 26-3).
Las pruebas de laboratorio son hemograma completo, bioquímica sanguínea, factores 
de coagulación y cultivo de sangre, valoraciones toxicológicas de sangre y orina y análisis de 
orina con cultivo. Puede realizarse una punción lumbar para valorar las proteínas, glucosa y 
células sanguíneas en el líquido cefalorraquídeo. Un electroencefalograma (EEG) identifica 
las áreas del cerebro dañadas o no funcionales. La tomografía computarizada (TC) o la 
resonancia magnética (RM) se utilizan para detectar lesiones, anomalías estructurales, mal-
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1038 CAPÍTULO 26
formaciones vasculares o edema. Los estudios radiográficos del cráneo se emplean para 
detectar fracturas o malformaciones óseas.
Tratamiento clínico
El tratamiento clínico se centra en el diagnóstico temprano de la causa del nivel alterado de 
conciencia y en la intervención para prevenir una mayor afectación del sistema nervioso cen-
tral. El niño es tratado con oxígeno y se le somete a respiración asistida cuando el intercambio 
de gases no es el adecuado. Cualquier desequilibrio metabólico, acidobásico o electrolítico será 
corregido. En caso de sospecha de infección se administrarán antibióticos.
Todos los esfuerzos irán encaminados a mantener la presión de perfusión cerebral, de 
modo que el tejido cerebral reciba el oxígeno y los nutrientes adecuados. En los casos de esca-
sa perfusión y sobrecarga de líquidos, se administrará medicación vasopresora, como dopami-
na, para aumentar el gasto cardíaco y la perfusión cerebral. Si la presión intracraneal está 
francamente aumentada y tiene su causa en una obstrucción, que conduce a la acumulación de 
líquido cefalorraquídeo, puede llevarse a cabo una punción ventricular para reducir la presión. 
Dicha medida aliviará temporalmente un trastorno que supone una amenaza para la vida del 
niño.
■ GESTIÓN DE ENFERMERÍA
Valoración y diagnósticos de enfermería
En un principio, valore el estado fisiológico del niño, centrándose en su capacidad de respues-
ta al medio o a los estímulos, la capacidad de mantenimiento de la vía aérea, las constantes 
vitales y los patrones respiratorios. Debe llevarse a cabo una valoración neurológica de base, 
utilizando las directrices de la página 1035. Se realizarán valoraciones repetidas y se compara-
rán los resultados con los hallazgos de la valoración de base. Utilice la escala del coma de 
Glasgow (v. tabla 26-3) para evaluar al niño a intervalos determinados.
Valore los nervios craneales (v. tabla 5-20 
8
). Las respuestas del niño pueden ser muy 
distintas si se reducen el estrés y la ansiedad, de modo que inste a los padres a tomar parte en 
la exploración para reducir la ansiedad del pequeño. En el niño inconsciente, la valoración de 
los nervios craneales y la interpretación de los datos resultan más difíciles (tabla 26-5).
Valore la vía aérea. La presencia de tos o reflejo de arcada indica que el niño es capaz de 
proteger la vía aérea ante una posible aspiración. Valore el esfuerzo respiratorio del niño y el 
color. Monitorice los valores de pulsioximetría y de gases en sangre arterial. El intercambio de 
gases ha de ser el adecuado para instaurar rangos normales de oxígeno y dióxido de carbono, 
siendo asimismo esencial el mantenimiento del equilibrio acidobásico para reducir el riesgo de 
hipoxemia y presión intracraneal aumentada. Si el niño no es capaz de mantener un adecuado 
esfuerzo respiratorio, será necesaria la ventilación mecánica.
ALERTA DE ENFERMERÍA
Valore en el niño la posibilidad de 
aumento de la presión intracraneal antes 
de llevar a cabo una punción lumbar, 
para estar seguro de que no existe riesgo 
de herniación. Además de comprobar 
los signos de presión intracraneal aumen-
tada reflejados en la tabla 26-4, asegúre-
se de que se ha realizado una explora-
ción oftalmoscópica para determinar si 
existe papiledema o presión sobre el ner-
vio óptico. La punción lumbar deberá 
posponerse si existe cualquier signo de 
presión intracraneal aumentada.
CRECIMIENTO Y DESARROLLO
Valoración según la escala 
del coma de Glasgow
La valoración mediante la escala del 
coma de Glasgow considera los siguien-
tes aspectos del desarrollo:
Apertura de ojos. Observe si • 
la apertura de ojos es espontánea o 
se produce en respuesta a estímulos.
Respuesta verbal. El llanto en un • 
lactante es una respuesta positiva. El 
niño de 2 años que dice «no» a 
cualquier orden también está 
respondiendo bien para su edad.
Respuesta motora. La puntuación • 
motora es probablemente el aspecto 
más crítico de esta prueba, dado que 
el niño no puede controlar los reflejos. 
Un niño miedoso puede mostrarse 
reacio a abrir los ojos o a hablar con 
extraños, pero sus reflejos deben 
responder de manera automática a 
los estímulos apropiados. Pida al niño 
que intente alcanzar una marioneta 
de dedo o un muñeco, en lugar de su 
mano. Esto hará que el niño sienta 
menos miedo y, además, el juguete 
puede ser una recompensa.
TABLA 26-5 VALORACIÓN DE LOS NERVIOS CRANEALES EN EL NIÑO INCONSCIENTE
Nervios 
craneales Refl ejo Procedimiento de valoración y hallazgos normalesa
II, III Pupilar Dirija una luz sobre el ojo. Unas pupilas que se contraen de forma rápida y concéntrica indican nervios craneales II y III intactos.
II, IV, VI Oculocefálico Debe realizarse con los ojos abiertos (ojos de muñeca) y girando la cabeza de un lado a otro. La mirada fija hacia delante o 
que queda ligeramente por detrás del movimiento de la cabeza indica nervios craneales intactos. Atención: Antes de realizar la 
valoración se debe descartar una lesión de la columna cervical.
III, VIII Oculovestibular Coloque la cabeza en la línea media y en posición ligeramente elevada. Inyecte agua helada en el conducto auditivo. La 
desviación de los ojos hacia la oreja irrigada indica nervios craneales III y VIII intactos. Atención: Antes de realizar la valoración es 
necesario descartar cualquier lesión de columna cervical. La membrana timpánica debe estar intacta; de lo contrario, el 
cerebro puedellenarse de líquido cargado de bacterias. Nota: Esta valoración suele realizarla un médico.
V, VII Corneal Se pasa suavemente sobre la córnea un algodón estéril. El parpadeo es indicador de nervios craneales V y VII intactos.
IX, X De arcada Se irrita la faringe con un depresor lingual o con un algodón. La reacción de arcada indica nervios craneales IX y X intactos.
aLa letra cursiva indica hallazgos normales.
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1039
Entre los diagnósticos de enfermería aplicables al niño con un nivel alterado de conciencia 
o presión intracraneal aumentada, se incluyen:
Patrón respiratorio ineficaz relacionado con disfunción neuromuscular asociada a • 
presión intracraneal aumentada
Riesgo de aspiración relacionado con el escaso control de las secreciones ligado al nivel • 
reducido de conciencia
Desequilibrio nutricional: por defecto, relacionado con la disminución del nivel de • 
conciencia
Riesgo de deterioro de la integridad cutánea relacionado con la agitación y el roce de • 
la piel con las sábanas
Deterioro de la comunicación verbal relacionado con el trastorno fisiológico de nivel • 
reducido de conciencia
Interrupción de los procesos familiares relacionado con la asistencia que requiere el • 
niño con una discapacidad adquirida
 Planificación y aplicación
Asistencia hospitalaria
La asistencia de enfermería del niño con conciencia alterada o presión intracraneal aumentada 
se centra en el mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea, en la monitorización del 
estado neurológico, la realización de la asistencia rutinaria, la aportación de estímulos senso-
riales y la facilitación de apoyo emocional a los padres. La asistencia de enfermería en el niño 
con presión intracraneal aumentada se describe más adelante. 
Asegúrese de que la vía aérea del niño está limpia en todo momento. Si el niño muestra 
dificultad para tragar o expulsar las secreciones o no tiene reflejo de arcada, se llevará a cabo 
la intubación o una traqueostomía. Puede ser necesaria la aspiración con regularidad. Dispon-
ga junto a la cama el aparato de aspiración con catéteres, oxígeno, bolsa y mascarilla de reani-
mación y tubos adicionales de traqueostomía (si es el caso). Realice una pulsioximetría o un 
análisis de gases en sangre arterial a intervalos regulares para comprobar que el intercambio 
de gases es el adecuado. Puede ser necesaria ventilación mecánica.
Lleve a cabo chequeos neurológicos rutinarios. Evalúe el tamaño de la pupila y su reactividad, 
los movimientos del ojo y la función motora (v. fig. 26-3). Monitorice las constantes vitales. Una 
presión arterial alta, una presión de pulso elevada y la presencia de bradicardia indican aumento 
de la presión intracraneal. Observe si existe alguno de los otros signos de presión intracraneal 
aumentada que aparecen reflejados en la tabla 26-4. Prevea la posibilidad de que el niño sufra 
convulsiones. Eleve y acolche los laterales de la cama para protegerle de posibles accidentes.
Lleve a cabo una asistencia de enfermería de rutina. Si no observa reflejo corneal, instile en 
los ojos lágrimas artificiales y cúbralos con gasa y esparadrapo para mantenerlos cerrados. Lleve 
a cabo cuidados rutinarios de la boca, cepillando los dientes y utilizando hisopos con agua.
Proporcione la adecuada nutrición. Inicialmente los nutrientes pueden administrarse por vía 
intravenosa, si bien es posible que se inserte una sonda nasogástrica o de gastrostomía si el niño 
sigue inconsciente o no está lo suficientemente alerta como para tomar alimentos por boca.
Prevenga las complicaciones asociadas a la inmovilidad (atrofia muscular, contracturas y 
deterioro de la piel), tal y como se describe en el cuadro de práctica de enfermería. Comple-
mente la fisioterapia con ejercicios pasivos para la amplitud de movimiento.
Proporcione estimulación sensorial. Dado que es posible que el niño con un nivel de con-
ciencia gravemente alterado sea capaz de oír, puede resultar beneficioso hablarle. Cuando los 
parientes no pueden estar presentes, el escuchar música o grabaciones de familiares hablando 
o leyendo puede tranquilizar al niño con un nivel alterado de conciencia. Explique a la familia 
y al niño todos los procedimientos e intervenciones, incluso cuando el estado de conciencia del 
pequeño esté alterado.
Cuando el niño se muestre más alerta, oriéntele gradual y repetidamente en relación con 
el tiempo, el espacio y la persona, en función de la edad y del nivel de comprensión. Anime a 
los padres a llevar de casa objetos o juguetes para crear un ambiente más familiar y favorecer 
la sensación de seguridad.
Brinde apoyo emocional al niño y a la familia. Explique el trastorno del niño en términos 
sencillos. Anime a los padres a intervenir en el cuidado y en el tratamiento del niño en todo lo 
posible. Si las funciones del niño se han visto deterioradas de manera permanente, ponga a la 
familia en contacto con los servicios psicológicos y sociales adecuados para que reciban apoyo 
CONSEJO CLÍNICO
Asistencia del niño inmóvil
Ayude a mantener el cuerpo bien • 
alineado mediante férulas o rollos 
preparados con toallas o sábanas.
Realice ejercicios pasivos para la • 
amplitud de movimiento tres o 
cuatro veces al día de acuerdo con 
las órdenes del médico.
Mantenga la integridad de la piel:• 
Cambie al niño de postura • 
cada 2 h.
Coloque al niño sobre un colchón • 
de espuma o tipo «huevera» o con 
cubierta de piel de cordero.
Dé masajes suaves al niño • 
utilizando una loción.
Cubra con film transparente la piel • 
expuesta al roce.
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1040 CAPÍTULO 26
emocional. Véase en el capítulo 14 
8
 información adicional sobre ayudas a la familia para 
afrontar una enfermedad que supone riesgo para la vida del niño. Ofrezca a los familiares 
ocasión de expresar sus sentimientos.
Planificación del alta y enseñanza de la asistencia domiciliaria
La transición del hospital al hogar, a un centro de asistencia a largo plazo o a un centro de 
rehabilitación de pacientes hospitalizados ha de ser cuidadosamente planificada. Un trabajador 
social o un administrador del caso puede ayudar a planificar las necesidades de asistencia a 
largo plazo del niño, incluida la asistencial sanitaria domiciliaria, adaptación del hogar y com-
pra de equipo especial.
Asistencia en la comunidad
El personal de enfermería domiciliaria desempeña un papel esencial en la asistencia al niño con 
una disfunción neurológica adquirida y en estado prolongado de conciencia alterada. Enseñe 
a la familia a cuidar al niño con disfunción neurológica grave y a llevar a cabo procedimientos 
rutinarios, como mantenimiento de la vía aérea, cuidado de la piel, alimentación, posturas, 
realización de ejercicios y estimulación. Son necesarias visitas regulares de seguimiento para 
valorar los progresos del niño y modificar el plan de tratamiento.
El niño necesita asimismo estar en contacto con los servicios de rehabilitación de la comu-
nidad a través de un programa de asistencia temprana o un programa escolar. El profesional 
de enfermería domiciliaria o el administrador del caso debe ayudar a la familia a encontrar un 
plan de educación individual, desarrollado para el niño (v. capítulo 12 
8
).
Evaluación
Los resultados esperados de la asistencia de enfermería son los siguientes:
Se mantiene la vía aérea del niño y su cerebro está debidamente oxigenado.• 
Se previenen las complicaciones de la inmovilidad.• 
La familia proporciona la debida atención al niño con alteración prolongada del nivel • 
de conciencia, para que las discapacidades a largo plazo sean las mínimas posibles.
 TRASTORNOS CONVULSIVOS
Las convulsiones son períodos de descargas eléctricas anómalas en el cerebro que causan movi-
mientos involuntarios, así como alteraciones sensoriales y de la conducta. Constituyenun 
trastorno neurológico común en niños. Aproximadamente el 2-4% de los niños sufren uno o 
más accesos convulsivos durante la infancia por diversas causas, sobre todo en el período de 
lactancia. La epilepsia es un trastorno crónico caracterizado por convulsiones recurrentes y no 
provocadas, secundarias a un trastorno del SNC. Los lactantes son susceptibles de desarrollar 
epilepsia en el primer año de vida, con una incidencia del uno por 1.000. La incidencia dismi-
nuye con la edad. La edad media para el desarrollo de epilepsia es de 5 a 6 años. En EE. UU., 
entre 150.000 y 325.000 niños de edades comprendidas entre los 5 y los 14 años tienen epilep-
sia (Blair y Selekman, 2004).
Etiología y fisiopatología
Se considera que las convulsiones son el resultado de descargas eléctricas anómalas, excesivas y 
concurrentes desde la red de células nerviosas corticales de la superficie del cerebro. Una serie 
de cambios químicos en el seno de las neuronas crean una negatividad eléctrica que permite la 
transmisión de información entre neuronas. Cuando un número excesivo de dichas células resul-
tan estimuladas, se producen descargas anómalas. Estas células pueden resultar estimuladas por 
factores del medio o fisiológicos, como estrés emocional, ansiedad, fatiga, infección o trastornos 
metabólicos. No obstante, la causa más frecuente en los niños es una agresión aguda, como 
puede ser una infección del SNC, un estado de hipoxia o un traumatismo cerebral.
Algunas convulsiones son idiopáticas, o no provocadas por estímulos conocidos. Factores 
genéticos pueden bajar el umbral de la convulsión y dar lugar a que las células del cerebro sean 
más vulnerables a las descargas eléctricas anómalas. Las convulsiones adquiridas pueden deber-
se a trastornos patológicos subyacentes, como traumatismos, infecciones, hipoglucemia, des-
hidratación hipotónica, desequilibrio electrolítico, disfunción endocrina, toxinas, tumores o 
lesiones que pueden manifestarse en cualquier momento.
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1041
Las convulsiones parciales, o focales, tienen su causa en una actividad eléctrica anómala 
en un hemisferio cerebral o en un área específica de la corteza cerebral, con frecuencia en los 
lóbulos temporal, frontal o parietal. La convulsión puede extenderse de forma regional y 
los síntomas guardan relación con la región de la corteza cerebral afectada.
Por el contrario, las convulsiones generalizadas son el resultado de una actividad eléctrica 
difusa, que a menudo comienza en ambos hemisferios cerebrales a la vez y que se extiende por 
toda la corteza hasta el tronco del encéfalo. Como resultado de todo ello, los movimientos y 
espasmos que muestra el niño son bilaterales y simétricos.
La duración de la crisis convulsiva, especialmente si se trata de un acceso generalizado, 
tiene suma importancia, ya que la vía aérea puede verse comprometida durante la fase tónica. 
El índice metabólico basal aumenta durante el pico de actividad convulsiva, incrementando la 
demanda orgánica de oxígeno y glucosa. Durante un acceso convulsivo, el niño puede tornar-
se pálido o cianótico como resultado de la hipoxia. Además, si la demanda de glucosa es exce-
siva, puede presentar hipoglucemia.
Las convulsiones febriles son accesos convulsivos generalizados que suelen afectar a los 
niños como resultado de un aumento rápido de la temperatura corporal por encima de 39 °C 
en asociación con una enfermedad aguda. No se encuentran evidencias de infección intracra-
neal ni otras causas definidas. Suelen observarse entre los 3 meses y los 5 años de edad, con un 
pico de incidencia entre los 17 y los 24 meses de edad. A menudo existe una historia familiar 
de convulsiones febriles. Por otro lado, los niños que tienen una convulsión febril tienen una 
probabilidad entre un 30 y un 50% mayor de sufrir futuras convulsiones (Gill y Gieron- 
Korthals, 2002). Un umbral convulsivo más bajo puede explicar este tipo de convulsiones.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas de una convulsión dependen del tipo y de la duración. Las convulsiones se clasifi-
can en dos tipos: convulsiones parciales (focales) y convulsiones generalizadas. Las características espe-
cíficas de los distintos tipos de convulsiones parciales y generalizadas se presentan en «Manifes-
taciones clínicas: Distintos tipos de convulsiones» . Las convulsiones tónico-clónicas constituyen 
el tipo más frecuente en niños (Weinstein, 2002). Las manifestaciones iniciales de la fase tónica 
de una convulsión generalizada son inconsciencia y contracción muscular continua. La fase tóni-
ca va seguida de una fase clónica, caracterizada por contracción y relajación muscular en alter-
nancia. Durante el período postictal que sigue a la actividad convulsiva, el nivel de conciencia 
disminuye. La duración del período postictal varía de un niño a otro. Un aura, que es una sen-
sación olfatoria o visual, puede proporcionar un aviso temprano de convulsión. Cuando el niño 
reconoce el patrón de un aura, puede tener tiempo de evitar lesiones tendiéndose en el suelo.
Las convulsiones febriles son movimientos tónico-clónicos que duran menos de 15 min.
■ ASISTENCIA EN COLABORACIÓN
Pruebas diagnósticas
Cuando el niño ha tenido una primera convulsión, es esencial obtener la historia completa del 
pequeño por parte de los padres, del adulto responsable de su cuidado o de las personas que 
hayan presenciado la crisis. Se debe tomar nota de detalles, como la descripción y la duración 
del acceso, la presencia o ausencia de aura y la pérdida o no de conciencia del niño. Esta infor-
mación ayuda a identificar el tipo de convulsión de acuerdo con la clasificación internacional 
de convulsiones epilépticas.
Lleve a cabo una exploración física y neurológica completa. Pueden ordenarse pruebas de 
laboratorio, incluidos hemograma completo, química sérica, cultivo de orina y punción lum-
bar. Si el niño está tomando algún anticonvulsivo, deberán monitorizarse con regularidad los 
niveles séricos del fármaco. A menudo, en una visita de seguimiento entre convulsiones se 
realiza un EEG. Pueden realizarse una prueba toxicológica de niveles de plomo y pruebas 
radiológicas, como una TC o una RM y una angiografía, con objeto de identificar una posible 
lesión cerebral o un trastorno metabólico en el cerebro.
Tratamiento clínico
Muchas convulsiones son autolimitadas y no requieren intervención de urgencia. Los niños 
con convulsiones febriles no suelen ser tratados con anticonvulsivos en el momento del acceso, 
debido a los efectos secundarios de tales medicamentos. No se recomienda el uso a largo plazo 
de anticonvulsivos para convulsiones febriles (Shinnar y O’Dell, 2004). En lugar de ello, se ha 
de enseñar a los padres a bajar la fiebre utilizando antipiréticos y manteniendo al niño fresco 
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1042 CAPÍTULO 26
MANIFESTACIONES
CLÍNICAS DISTINTOS TIPOS DE CONVULSIONES
Tipo de convulsión y causa Manifestaciones clínicas
Convulsiones parciales
Convulsiones parciales complejas 
(convulsiones psicomotoras)
Lesiones, quistes o tumores
Traumatismo perinatal
Esclerosis focal (p. ej., fibrosis del lóbulo 
mediotemporal por convulsiones febriles 
prolongadas)
Anomalías vasculares (p. ej., 
malformaciones arteriovenosas)
Traumatismo cerebral
Presentación: desde 3 años de edad hasta la adolescencia
La conciencia resulta alterada de manera inmediata o gradual tras un inicio parcial simple; dura de 30 s a 
5 min; amnesia o confusión posconvulsión
Puede mostrar actividad motora anómala, movimiento nervioso, pérdida de tono, alteraciones sensoriales 
como hormigueo o entumecimiento; puede progresar a convulsión generalizada
Con frecuencia existe aura, poco común de sabor u olor
Sensaciones de ansiedad, miedo o «déjà vu» (sensación de que algo ya ha ocurrido antes)
Dolor abdominal
Miradafija, confusión mental
Postura
Automatismos: chasquido de labios, mordisqueo de labios, chupeteo
Convulsiones parciales simples 
(convulsiones focales)
Daño focal (p. ej., en parálisis cerebral)
Tumores o lesiones
Malformación arteriovenosa
Abscesos cerebrales
Presentación: a cualquier edad
Sin pérdida de conciencia; dura menos de 30 s; sin confusión posconvulsión
Sin aura
Las respuestas motoras pueden afectar a una extremidad, a parte de la extremidad o a extremidades 
ipsolaterales, con los ojos y la cabeza vueltos en sentido contrario
Las respuestas sensoriales suponen parestesias (sensibilidad disminuida u hormigueo), sensaciones auditivas, 
olfativas o visuales y síntomas autónomos (sudoración, dilatación papilar) o psíquicos
Las afecciones motoras y sensoriales pueden combinarse y avanzar hacia la convulsión generalizada
Marcha jacksoniana (inusual en niños): contracciones tónicas de los dedos de una mano, o de los dedos de un 
pie o de un lado de la cara, que se convierten en movimientos clónicos o tónico-clónicos; después, la 
actividad avanza hacia músculos adyacentes de la extremidad afectada o del mismo lado del cuerpo (como 
la cara)
Convulsiones generalizadas 
Convulsiones tónico-clónicas (convulsiones 
de tipo gran mal)
Daño cerebral por traumatismo perinatal, 
traumatismo cerebral, tumores, lesiones 
estructurales, trastornos degenerativos 
neuromusculares y metabólicos
Vinculación genética
Muchas son idiopáticas
Presentación: cualquier edad, poco común antes de los 6 meses, fuerte incidencia familiar
Convulsión de presentación brusca, pérdida de conciencia de 1-2 min, confusión posconvulsión (de pocos 
minutos a horas)
Puede existir o no aura
El cuerpo se torna rígido cuando todos los músculos se contraen (fase tónica) y después se producen 
movimientos rítmicos de sacudida (fase clónica)
Babeo o espuma por boca, pues las secreciones no son deglutidas
Los ojos rotan hacia arriba o se desvían hacia un lado, con las pupilas dilatadas
Rigidez de la pared abdominal y torácica, con piernas, cabeza y cuello extendidos, y brazos flexionados o 
contraídos
Llanto o gruñido al verse forzada la salida de aire cuando el diafragma y los músculos del pecho se 
contraen
Incontinencia urinaria o intestinal al tornarse los músculos flácidos en la fase clónica
Caracterizadas por somnolencia, dificultad para despertar; hipertensión; diaforesis; cefalea, náuseas y vómitos; 
falta de coordinación, disminución del tono muscular; confusión, amnesia; habla confusa; trastornos 
visuales; agresividad
Convulsiones de ausencia (pequeño mal o 
crisis de ausencia)
Hiperventilación
Predisposición genética
Presentación: 3-12 años de edad, con remisión en la adolescencia
Mayor prevalencia en las mujeres
Pueden avanzar hacia otras convulsiones generalizadas
La hiperventilación o las luces con destellos pueden desencadenar una convulsión
Breve pérdida de conciencia, generalmente de 5-10 s de duración, pero que rara vez excede los 30 s; ausencia 
de confusión posconvulsión; letargo o somnolencia
Ataques frecuentes (50-100 al día), pueden agruparse, interfiriendo en el aprendizaje
Sin aura
El niño puede continuar realizando movimientos simples, como caminar o mirar, pero interrumpe actividades 
como la lectura; ligero incremento o pérdida de tono muscular (la cabeza puede caer, así como los objetos 
sostenidos en las manos)
Mirada fija; generalmente aspecto de ojos vidriosos; los episodios pueden confundirse con apariencia de 
distracción o de estar soñando despierto
Rotación de ojos, parpadeo, ptosis o agitación de párpados
Amnesia
Convulsiones mioclónicas
Encefalopatía progresiva o degenerativa, 
como la enfermedad de Tay-Sachs
Presentación: desde los 2 años, aunque su prevalencia es mayor en niños en edad escolar o adolescentes
Sin pérdida de conciencia, el niño se recupera en segundos, sin período postictal
Casi siempre los ataques se producen inmediatamente después de dormirse o despertarse
Movimientos musculares bruscos e involuntarios; puede parecer que se le cae un objeto, o que lo tira; flexión 
repentina del torso y contracciones de la cabeza, de una extremidad o del cuerpo; puede afectar a todo el 
cuerpo o limitarse a una parte del mismo
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1043
Tipo de convulsión y causa Manifestaciones clínicas
Espasmos infantiles (epilepsia mioclónica 
infantil, convulsiones de Salaam)
Encefalopatía prenatal y perinatal
Trastorno metabólico
Esclerosis tuberosa
Microcefalia
Evolución hacia el síndrome de 
Lennox-Gaustaut
Presentación: comienza a la edad de 3 meses y se resuelve en torno a los 2 años
Historia positiva de problemas gestacionales, retrasos del desarrollo u otras anomalías neurológicas
Pueden presentarse con alteración del estado de conciencia como parte de una convulsión parcial compleja
Se produce en grupos, entre 5 y 150 al día
Episodios de movimientos bruscos de flexión, extensión o mixtos, que se producen en oleadas cuando el niño 
se está despertando o cuando está totalmente despierto
Rotación de ojos, hacia arriba o hacia abajo
Llanto, palidez o cianosis
Regresión en el desarrollo e irritabilidad
La intensidad y la gravedad de la actividad convulsiva aumentan con el paso del tiempo
Convulsiones acinéticas o atónicas (ataques 
con caída)
Enfermedades degenerativas de la materia 
gris y convulsiones subagudas
Panencefalitis esclerosante
Muchas son idiopáticas
Presentación: observadas a los 2 años, desaparecen a los 6 años
Pérdida momentánea de conciencia
Caídas al suelo, con pérdida repentina del tono postural; incapacidad para interrumpir la caída; queda sin 
fuerzas durante un período de tiempo
Recupera rápidamente la conciencia
MANIFESTACIONES
CLÍNICAS DISTINTOS TIPOS DE CONVULSIONES (cont.)
TABLA 26-6 CONTROL DEL ESTADO EPILÉPTICO
Tipo de asistencia Tratamiento clínico
Valoración y 
tratamiento de 
urgencia
Mantenga la vía aérea despejada. La rigidez muscular puede afectar a la vía aérea.• 
Si la vía aérea está obstruida, realice una maniobra forzando la mandíbula hacia • 
arriba.
Cuente con un equipo de succión junto a la cama, por si las secreciones fueran • 
excesivas.
Administre oxígeno mediante mascarilla, pues la mayor demanda metabólica • 
agota el oxígeno almacenado.
Vigile las constantes vitales y la circulación con un pulsioxímetro y un monitor • 
cardiorrespiratorio.
Realice una valoración neurológica.• 
Tratamiento urgente 
progresivo
Establezca una vía intravenosa para administrar los líquidos o medicamentos • 
necesarios.
Administre glucosa si el niño está hipoglucémico; el estrés físico de la crisis • 
convulsiva puede dar lugar a una caída de los niveles de glucosa.
Inserte una sonda nasogástrica.• 
Proteja al niño de posibles lesiones.• 
Realice la termorregulación.• 
Medicamentos Administre benzodiacepinas como diacepam, loracepam o midazolam. Si no • 
existe respuesta, puede repetirse la dosis. Puede ser necesario el uso de 
fenitoína o pentobarbital si la actividad convulsiva continúa. Las dosis 
acumuladas de fármacos pueden producir apnea, de modo que esté preparado 
para realizar ventilaciones.
y con ropa ligera. Como el 30-40% de los niños experimentan una segunda convulsión febril, 
debe prescribirse diacepam rectal o en gel por si se produjera, especialmente si los pacientes 
viven alejados de un centro de asistencia médica (Shinnar y O’Dell, 2004). 
Cualquier niño que haya sufrido una convulsión de una duración superior a los 10 min ha de 
ser monitorizado para controlar los niveles de electrólitos, glucosa y gases en sangre, el aumento 
de fiebre y una presión arterial anómala. Se administrarán anticonvulsivos por vía intravenosa o 
rectal para controlar la crisis, teniendo en cuenta que cuanto más dure la convulsión más difícil 
será detenerla (Wheless, 2004). Observe si existe actividad motora continua o un potencial estado 
epiléptico (una convulsión continua que dura más de 30min o una serie de convulsiones duran-
te las cuales no se recupera la conciencia). El período postictal abarca desde 30 min hasta 2 h. En 
la tabla 26-6 se describe el tratamiento del niño en estado epiléptico.
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1044 CAPÍTULO 26
La mayoría de los trastornos convulsivos se tratan con anticonvulsivos. En el control de la 
convulsión es preferible el uso de un sólo medicamento (monoterapia), con objeto de reducir 
al mínimo posible los efectos secundarios, como somnolencia, reducción de la capacidad de 
atención y de la memoria, dificultad en el habla, ataxia y diplopía. La monoterapia funciona en 
el 60-70% de los niños con epilepsia de nueva presentación (Blair y Selekman, 2004). (V. «Medi-
camentos usados para tratar los trastornos convulsivos»). Cuando sea necesario, podrán aña-
dirse otros fármacos para controlar las convulsiones. Deben monitorizarse los niveles séricos 
del fármaco, para alcanzar niveles terapéuticos o identificar una posible intoxicación. Si el niño 
lo tolera, pueden sobrepasarse los niveles terapéuticos de los medicamentos para controlar las 
convulsiones. A menudo, al crecer el niño, es necesario ajustar la dosis de medicamento. 
Aproximadamente el 25-30% de los niños presentan convulsiones intratables o refractarias, 
que siguen produciéndose incluso con un óptimo tratamiento médico (Danielpour y Peacock, 
2000). Estos niños son tratados a menudo con múltiples anticonvulsivos. Se llevan a cabo 
numerosas pruebas sanguíneas para identificar el desarrollo de cualquier problema hepático o 
hematológico, así como para determinar si se mantienen los rangos terapéuticos de los medi-
camentos.
En ocasiones se recurre a la cirugía para eliminar un tumor, una lesión o una porción del 
cerebro causante de las convulsiones, especialmente cuando estas no responden a la medica-
ción. En niños con epilepsia intratable se realiza a veces una hemisferectomía cerebral (Jonas, 
Nguyen, Hu et al., 2004). Un estimulador nervioso vagal es otra opción en caso de niños que 
no toleran múltiples medicamentos y que no son candidatos a la cirugía (Blair y Selekman, 
2004).
En ocasiones, en niños menores de 8 años de edad con convulsiones mioclónicas y ausen-
cias, se utiliza una dieta cetogénica. Esta dieta supone una ingesta elevada de grasas (90%), 
una adecuada ingesta de proteína (1 g/kg) y una ingesta muy baja de hidratos de carbono. La 
ingesta calórica se calcula en un 75% y se restringen los líquidos a un 80% de la ingesta 
habitual (Freeman, 2003). Se considera que la cetosis provocada por la dieta tiene un efecto 
anticonvulsivo. La dieta se adapta al niño para mantener el peso corporal ideal, aumentar la 
cetosis al máximo posible y alcanzar un óptimo control de las convulsiones. La motivación 
familiar ha de ser alta para preparar las comidas y mantener la dieta del niño durante varios 
años (fig. 26-5 ➤). Los valores de cetona en orina del niño se determinan semanalmente o 
con mayor frecuencia. Las complicaciones más comunes son estreñimiento, hiperlipidemia 
y piedras en el riñón. El estreñimiento se trata con triglicéridos de cadena media (aceite de 
TCM) y aumento del consumo de líquidos. Las piedras en el riñón se tratan aumentando la 
ingesta de líquidos y alcalinizando la orina. Algunos niños han interrumpido la dieta al dejar 
de presentar convulsiones y no han requerido medicación antiepiléptica. Otros niños expe-
rimentan una llamativa reducción de la incidencia de convulsiones (Kossoff, Pyzik, McGro-
gan et al., 2002).
En niños libres de convulsiones durante 2 años se puede intentar retirar la medicación 
antiepiléptica (Goldstein, 2004). Aproximadamente en el 60-70% de los niños, la retirada de 
la medicación antiepiléptica se realiza con éxito, no volviendo a presentar convulsiones (Blair 
y Selekman, 2004).
ALERTA DE ENFERMERÍA
Las familias han de ser advertidas 
sobre el hecho de que los preparados 
herbales con ginkgo pueden reducir la 
eficacia de los anticonvulsivos.
CONSEJO CLÍNICO
Los lactantes en dieta cetogénica 
por espasmos infantiles pueden utilizar 
una mezcla de una fórmula especial sin 
hidratos de carbono, con policosanol y 
micro lípidos (Rubenstein, Kossof, Pyzik et 
al., 2005).
Figura 26-5 ➤ La familia del niño con die-
ta cetogénica debe hacer un esfuerzo por 
preparar menús atractivos y ricos en grasas, 
aunque no esté muy de acuerdo con incluir 
grandes cantidades de alimentos como, por 
ejemplo, la mayonesa que come el niño de la 
imagen.
MEDICAMENTOS USADOS PARA TRATAR los trastornos convulsivos
Medicamentos 
de urgencia
Convulsiones 
parciales
Convulsiones 
generalizadas
Convulsiones 
de ausencia
Diacepam
Loracepam
Fosfenitoína
Carbamacepina
Oxcarbacepina
Lamotrigina
Topiramato
Fenitoína
Oxcarbacepina
Topiramato
Ácido valproico
Carbamacepina
Gabapentina
Levetiracetam
Vigabatrina
Fenobarbital
Etosuximida
Ácido valproico
Lamotrigina
Tomado de Sankar, R. (2004). Initial treatment of epilepsy with antiepileptic drugs. Neurology, 63(Suppl. 4), 
S30–S39.
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1045
■ GESTIÓN DE ENFERMERÍA
Valoración y diagnósticos de enfermería
Valore y vigile el estado fisiológico del niño. Observe la actividad convulsiva específica, el nivel de 
conciencia, las constantes vitales y los signos de hipoxia. Durante el período postictal, monitorice 
las constantes vitales del niño, realice pruebas neurológicas y cuide el entorno del niño para que 
sea seguro. Una vez que el niño se haya estabilizado, puede realizarse una valoración más defini-
tiva. El nivel de conciencia es uno de los indicadores más importantes de la función neurológica. 
Recuerde que la falta de respuesta del niño puede ser el resultado del estado postictal.
Para determinar el tipo de convulsiones que tiene el niño, reúna y analice toda la informa-
ción sobre la actividad convulsiva, la existencia de agrupamiento de las convulsiones, per-
cepción de aura, descripción de la actividad motora o cambios en el tono muscular, automatis-
mos y cualquier cambio en el desarrollo o en el rendimiento escolar (cuadro 26-1). 
Valore la adaptación de la familia al trastorno convulsivo, incluyendo la manera en la que 
la familia afronta la incertidumbre que supone el no saber cuándo puede presentarse el siguien-
te ataque.
Los diagnósticos habituales de enfermería para el niño con un trastorno convulsivo son:
Patrón respiratorio ineficaz relacionado con disfunción neuromuscular durante la fase • 
tónica de una convulsión
Limpieza ineficaz de las vías aéreas relacionada con la incapacidad para controlar las • 
secreciones durante la convulsión.
Riesgo de traumatismo relacionado con caídas al presentarse la actividad convulsiva• 
Baja autoestima crónica relacionada con las convulsiones y la pérdida del control • 
intestinal y vesical durante la actividad convulsiva
Ansiedad relacionada con la naturaleza impredecible del trastorno convulsivo• 
Gestión ineficaz del régimen terapéutico relacionada con la falta de cumplimiento del • 
régimen terapéutico
Disposición para mejorar los procesos familiares relacionada con la asistencia del niño • 
con un trastorno crónico.
 Planificación y aplicación
La asistencia de enfermería se centra en mantener la permeabilidad de la vía aérea, garantizar 
la seguridad, administrar los medicamentos y proporcionar apoyo emocional. Incluye la asis-
tencia propia de trastornos agudos y de tratamientos a largo plazo.
Mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea
No introduzca nada en la boca del niño durante la convulsión, pues dientes sueltos pueden des-
prenderse y ser aspirados. Coloque al niño sobre un costado para que las secreciones puedan 
drenar. Vigile al niño para garantizar una adecuada oxigenación: ha de tener un tono sonrosado, 
CULTURA
Convulsiones
Los distintos grupos culturales dan dife-
rentessignificados a las convulsiones. 
Por ejemplo, la población hmong, del 
sudeste asiático, cree que el niño está 
experimentando un quag dab peg, pala-
bras cuyo significado es «el espíritu te 
atrapa y tú caes». Los hmong conside-
ran que se trata de un trastorno grave, 
pero albergan cierto orgullo cuando un 
niño tiene la enfermedad. En 1997, 
Anne Fadiman escribió un interesante 
relato, The Spirit Catches You and You 
Fall Down (Fadiman, 1997; Spector, 
2000) sobre el conflicto cultural entre 
una familia hmong y los profesionales 
de asistencia sanitaria en relación con el 
tratamiento de las convulsiones de su 
hija. 
CUADRO 26-1
PREGUNTAS SOBRE LAS CONVULSIONES PARA LA HISTORIA CLÍNICA
¿Se quejó el niño de que no se sentía bien o de que se sentía «raro» justo antes de la crisis?• 
¿Se quejó el niño de dolor de cabeza, náuseas o dolor muscular? ¿Vomitó?• 
¿Sufrió el niño algún traumatismo antes de la convulsión?• 
¿Tomó el niño algún medicamento o tóxico antes de la convulsión?• 
¿Estaba el niño enfermo o febril antes de la convulsión?• 
¿Qué movimientos de brazos y piernas observaron? ¿En ambos lados del cuerpo? ¿En un solo lado del • 
cuerpo o sólo en una extremidad?
¿La visión del niño era normal?• 
¿Tenía las pupilas dilatadas o los ojos desviados hacia un lado?• 
¿Era el niño consciente de cuanto le rodeaba? ¿Podía responder a preguntas?• 
¿Presentó el niño incontinencia fecal o urinaria?• 
¿Cuánto duró el episodio? ¿Cuándo empezó el niño a despertar?• 
¿Mostró el niño letargo, debilidad o descoordinación al despertar?• 
¿Se lesionó el niño durante la convulsión?• 
¿Observó algún cambio en la coloración de piel del niño (pálida, enrojecida, azulada)?• 
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1046 CAPÍTULO 26
la frecuencia cardíaca debe ser normal o algo elevada para su edad y la 
lectura de pulsioximetría mayor del 95%. Cuando la lectura de pulsioxi-
metría (SpO2) cae por debajo del 95% suele administrarse oxígeno.
Garantizar la seguridad
Proteja al niño de posibles autolesiones durante las convulsiones vio-
lentas (fig. 26-6 ➤). Si el niño está en la cama, deben acolcharse las 
barras laterales para prevenir lesiones. Los niños con convulsiones 
recurrentes y frecuentes deben llevar casco, para que la cabeza esté 
protegida en caso de caída. Todos los niños con trastornos convulsivos 
deben llevar algún tipo de alerta médica.
Administración de medicamentos
Tenga especial cuidado cuando administre la medicación intravenosa 
(diacepam, loracepam o fosfenitoína) para el tratamiento de urgencia 
del estado epiléptico. Administre estos medicamentos muy despacio, 
a lo largo de varios minutos, para reducir al mínimo el riesgo de colap-
so respiratorio y circulatorio.
Los medicamentos para el tratamiento continuado de las convul-
siones se administran por vía oral. Machaque los comprimidos y méz-
clelos en una cucharilla con compota de manzana, mermelada u otro 
alimento blando para que el niño lo trague con mayor facilidad.
Proporcionar apoyo emocional
La pérdida de control de los movimientos corporales y la posible pérdida de conciencia hacen que 
las convulsiones asusten y sean de difícil aceptación para el niño, los padres y demás miembros de 
la familia. Los padres, a menudo, se sienten culpables en relación con el trastorno convulsivo del 
niño y su reacción consiste en no tomar las necesarias medidas restrictivas y en no seguir la debi-
da disciplina con el niño. Subraye la necesidad de tratar al niño con la mayor normalidad posible. 
Remita al niño y a la familia a grupos de apoyo y servicios de asesoramiento, si está indicado.
Planificación del alta y enseñanza de la asistencia domiciliaria
Anime a los padres a expresar sus miedos y ansiedades. Responda a sus preguntas con sinceridad 
y póngales en contacto con organizaciones como la Epilepsy Foundation of America, donde 
podrán obtener más información sobre el trastorno del niño. Asegúrese de que los padres saben 
cómo administrar los medicamentos y cómo salvaguardar la seguridad del niño. Dígales a quién 
deben dirigir sus preguntas y cuándo deben volver para la consulta de seguimiento.
Asistencia en la comunidad
Los niños y adolescentes han de ser sometidos a atento seguimiento para valorar su crecimien-
to, así como el nivel plasmático de la medicación, con objeto de mantenerlo dentro del rango 
terapéutico: ni demasiado bajo, porque sería ineficaz, ni demasiado alto porque tendría efectos 
tóxicos. Alteraciones rápidas de peso pueden dar lugar a pérdida del control de la convulsión 
si no se ajusta debidamente la dosis medicamentosa (Marin, 2005).
Informe al niño y a los padres sobre los regímenes de medicación. Explíqueles el propósi-
to de cada fármaco, su agenda de administración y la importancia de tomar todas las dosis. 
Explique el uso de diacepam rectal para el control agudo de un acceso convulsivo. En el caso 
de niños mayores, el hecho de enseñarles a tomar la medicación solos, sin intervención de los 
padres, les produce sensación de control. Proporcione información sobre los efectos secunda-
rios de los medicamentos prescritos y avise a los padres de los signos de reacciones tóxicas o 
de inframedicación. También es importante una adecuada asistencia dental, debido al efecto de 
la fenitoína sobre las encías. Explique la importancia de las visitas sanitarias de seguimiento, 
con objeto de vigilar los niveles sanguíneos de la medicación y la eficacia de la misma. (V. «Prác-
tica basada en pruebas: Apoyo a los niños con epilepsia».) 
A los padres de niños con convulsiones febriles recurrentes se les debe enseñar a adminis-
trar adecuadamente los antipiréticos. Sin embargo, deben saber que los antipiréticos pueden 
no prevenir una futura convulsión febril asociada a una enfermedad aguda. A menudo, la 
potencial toxicidad de un anticonvulsivo en un niño con convulsiones febriles se considera 
mayor que el riesgo de las convulsiones en sí mismas, siendo necesario tranquilizar a los padres 
en el sentido de que las complicaciones de las convulsiones febriles son muy poco frecuentes.
Figura 26-6 ➤ El niño que sufre una crisis convulsiva estando de pie 
debe ser asistido en el suelo y colocado tumbado sobre un costado. 
Despeje el área de cualquier objeto con el que pueda dañarse el niño.
CONSEJO CLÍNICO
Cuando el niño sometido a dieta 
cetogénica es hospitalizado, es importan-
te limitar la glucosa y la dextrosa de cual-
quier origen. Deben utilizarse soluciones 
intravenosas salinas normales. No pue-
den emplearse medicamentos en elixires 
o jarabes, debido a su contenido en azú-
car. Como alternativa, utilice medicamen-
tos en comprimidos, tritúrelos y mézcle-
los con un alimento permitido.
CONSEJO CLÍNICO
Cuando el niño está en situación 
de ayuno total debido a enfermedad o 
cirugía, los medicamentos para las con-
vulsiones suelen administrarse con un 
poco de agua. En estos casos siga las 
órdenes de medicación.
CONSEJO CLÍNICO
Para la determinación de los nive-
les séricos de un fármaco, lo mejor es 
obtener la muestra de sangre justo antes 
de una dosis, para que el resultado sea 
representativo de los niveles séricos más 
bajos del niño.
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ALTERACIONES DE LA FUNCIÓN NEUROLÓGICA 1047
Es necesario informar a las adolescentes del potencial efecto teratógeno de algunos anti-
convulsivos, como el ácido valproico y la carbamacepina, asociados a defectos del tubo neural 
y defectos cardíacos. Si la adolescente es sexualmente activa, debe hacer uso de medidas anti-
conceptivas, hasta que desee la gestación. En ese momento podrán prescribirse anticonvulsivos 
con un riesgo más bajo de defectos fetales.
Enseñe a las familias las directrices a seguir en materia de seguridad del niño. Las familias de 
niños con trastornos convulsivos graves deben desarrollar un plan de emergencia, de manera que 
el personal de urgencias sepa con