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Inhibidores de colinesterasas FOSFORADOS ORGÁNICOS HISTORIA Arbusow sintetizó el primer fosfato y fosfonato en 1906. Balareff preparó el primer éster del ácido fosfórico en 1914. Gerhar Schrader y colaboradores realizaron es- tudios sobre este tema en Alemania, encontrando en sus investigaciones el aspecto quizás más importante en la aplicación de estos productos: la acción insecticida “sistémica”, ejercida también en animales y en vegetales. Logró, este grupo de investigadores al mando de Schrader la síntesis desde otros compuestos fosforados orgánicos y aclaró que la acción sistémica está determinada en sus variantes por las propiedades de cada compuesto en particular. Poco después de la Segunda Guerra Mundial, se publicaron estos descubrimientos en el Informe 714 del Subcomité de Inteligencia Británica. El primer compuesto producido en forma industrial fue el bladán o TEPP (tetraetilpirofosfato) que fue usado por primera vez como insecticida en Alemania. En la ac- tualidad el uso de estos productos es estimado en varios miles de toneladas. Las estadísticas del ICA (Instituto Colombiano Agro- pecuario) para 1998 indican que se vendieron en Colom- bia 13’942.642 kilos y 25’837.574 litros de plaguicidas, lo que significa aproximadamente 40 millones de kilos/ litros de producto formulado. IMPORTANCIA Para nosotros este tema presenta facetas de importancia en diferentes aspectos: – Históricamente los inhibidores de colinesterasa ocasionaron una gran tragedia en la población de Chiquinquirá con crecido número de muertes y varios centenares de intoxicados, el luctuoso 25 de noviembre de 1967, en momentos en los cuales la preparación académica del médico en aspectos de toxicología era escasa. – Esta lamentable tragedia, grave para la época, llevó a la reflexión de las autoridades gubernamentales, de salud y universitarias y en consecuencia a la conclusión de que era imprescindible profundizar en la docencia de toxicología en la formación del profesional del área de la salud, del médico, de la enfermera, y en general de todo aquel profesional que en el desempeño de sus labores deba entrar en contacto con elementos tóxicos. – Estos insecticidas son de gran importancia en el uso agrícola y hasta el momento son capaces de combatir plagas que otros, ya existentes, no lo han podido lograr, permitiendo entonces predecir que su persistencia en el mercado mundial durará por tiempo indefinido, hasta lograr otras sustancias químicas que garanticen el exter- minio de determinadas plagas. – Pero para nosotros quizás el aspecto más importante, es el que se presenta en el área asistencial, cuando se piensa en la gravedad, alta mortalidad y escaso tiempo de que se dispone para salvar la vida de quien ha sufrido intoxicación con estas sustancias. PROPIEDADES FISICOQUÍMICAS Son ésteres del ácido fosfórico, cuyo núcleo químico es: El grupo I: X = contiene nitrógeno cuaternario sustituido: 140 • Toxicología El grupo II: X = flúor El grupo III: X = CN, OCN, SCN o halógenos dis- tintos de flúor. Grupo IV: X = alkyl, alkoxi, etc. Algunos de ellos han sido utilizados en el tratamiento del glaucoma; otros, como los del grupo II, por su vola- tilidad, han permitido su uso como gases de guerra, lo que les ha valido el calificativo de “gas nervioso” por las características de sus efectos tóxicos. Los del grupo III, forman el gran número de pesticidas y son generalmente menos tóxicos que los del grupo I. Los del grupo IV son de amplia gama y dentro de este grupo se encuentran otros productos que no son utiliza- dos como plaguicidas sino como desnaturalizantes, tales como el triortocresilfosfato (TOCP) y como aditivos de gasolinas y lubricantes. Nelson y Crawford (1972) los calificaron de “extre- madamente sensibles a los cambios de pH”. Su máxima hidrólisis se efectúa en un pH entre 7 y 8 y ella es incre- mentada en unas 10 veces por cada unidad de pH hacia la alcalinidad. Poseen un olor descrito como “aliáceo”, comparable al de la cebolla o el ajo. Son poco solubles en agua y para su preparación se emplean solventes orgánicos, los cuales bien pueden complicar la situación en caso de intoxicación. En el agua se emulsionan cambiando su color ámbar característico, por un aspecto blanquecino lechoso. Son sustancias que resisten bien el medio seco, pero se hidrolizan fácilmente en medio húmedo. Son biodegradables, es decir, carecen del efecto de contaminar a largo plazo, lo que es una gran cualidad frente a los insecticidas hidrocarburos clorados que como ya se dijo, son indestructibles y causa de intensa contaminación en todo el globo terrestre (ver capítulo de hidrocarburos clorados). VÍAS DE CONTAMINACIÒN Los fosforados orgánicos se absorben por todas las vías: oral, dérmica, conjuntival, parenteral, rectal e inhalatoria. Entre nosotros, el adulto recurre con mayor frecuen- cia a la vía oral en los casos de suicidio, y en pocos casos recurren a la vía parenteral. En la población infantil, el accidente ocurre con más frecuencia por la vía oral y en algunos casos por vía dérmica. La vía aérea tiene la característica de poseer una gran rapidez de acción, cuando el tóxico es llevado con suficiente presión y dispersión hasta el alvéolo pulmonar, ocasionando frecuentemente accidentes fatales en pocos minutos. La vía dérmica y conjuntival son la puerta de entrada en los casos de fumigadores tanto profesionales como el fumigador hogareño; es importante llamar la atención sobre el hecho de que cualquier erosión, laceración o solución de continuidad que exista en la piel, hace que la absorción se aumente (Fotos 5-6). Presentamos foto- grafías de casos quizás “exóticos” de intento de suicidio o de autoagresión mediante inyección de sustancias inhibidoras de colinesterasas, en este caso carbamatos con sintomatología grave, que ha puesto en peligro la supervivencia y con lesiones severas en tejidos. DOSIS TÓXICAS Y LETALES Tanto las dosis tóxicas como las letales están sujetas a variantes tales como el grado de toxicidad propio de la sustancia, la especie (los insectos son más sensibles que los mamíferos), estados biológicos y patológicos; entre los pri- meros podemos citar como ejemplo, los estados biológicos de la mujer como el período menstrual y el embarazo, en los cuales los niveles de colinesterasas descienden y por lo tanto el peligro en la exposición es mayor, la edad, el sexo, niveles previos de actividad de colinesterasas al mo- mento de la intoxicación, modificados, como ya dijimos, por fenómenos biológicos o patológicos como enferme- dades, infecciones bacterianas o virales, entre las cuales destacamos la infección por bacilo tetánico, pues en ella bajan tanto o más los niveles de colinesterasas como en la intoxicación por inhibidores de las mismas (ello ofrece dificultad de elaboración de diagnóstico diferencial, dada Inhibidores de colinesterasas • 141 la relativa frecuencia que el agricultor tiene de contacto con el bacilo y con los tóxicos y la similitud que puede existir entre los dos cuadros clínicos). Se ha calculado que la absorción de 0,1 a 0,3 mg/ kg de un fosforado orgánico catalogado como tóxico grado I o extremadamente tóxico, es capaz de producir la muerte. COLINESTERASAS Siendo que el efecto de los inhibidores de colinestera- sas –Organofosforados y Carbamatos– se centra en estas enzimas, nos parece oportuno hacer algunas anotaciones sobre éllas: Recurrimos a Repetto en su Toxicología Avanzada quien nos dice : “La primera sugerencia sobre la existencia de un factor capaz de hidrolizar la acetilcolina fue realizada por Dale en 1914; su implicación en la función nerviosa se debe a Loewis y Navratil (1921). Variaciones en la actividad de las colinesterasas Se ha encontrado que éstas puedenvariar en una persona en intervalos de tiempo y existen también variaciones según el sexo; las colinesterasas eritrocíticas y las plas- máticas varían independientemente, aun en ausencia de inhibitorios exógenos. Las colinesterasas plasmáticas disminuyen en los períodos menstruales, en hepatitis, desnutrición, enfermedades crónicas debilitantes, en las deficiencias de tiamina y de proteínas. No parecen existir variaciones en los casos de ictericias obstructivas no complicadas, en miastenia gravis, hipertiroidismo, asma, hipertensión arterial, epilepsia, diabetes mellitus. En los casos de infección tetánica, las cifras bajan tanto o más que en las intoxicaciones por inhibidores. En la intoxicación por herbicidas del grupo de los bipiridilos, la actividad de las colinesterasas puede des- cender un poco, al igual que con el uso de promazina y clorpromazinas. En el infarto del miocardio caen abruptamente las plasmáticas para recuperarse prontamente cuando el paciente sobrevive. Kaufman en 1954 encontró que las colinesterasas eritocíticas presentan descenso después de las comidas. Los casos en los cuales se aumentan las cifras pare- cen ser pocos: se informa de aumento en el síndrome nefrótico. Cifras normales de actividad de colinesterasas Los estudios realizados por Michel y Rider en sangre de personas no contaminadas con inhibidores de colineste- rasas, dieron por resultado las siguientes cifras: CIFRAS EN “” DE pH POR HORA Hombres Mujeres Glóbulos rojos: media 0,766 0,750 desv. St. 0,081 0,082 Plasma: media 0,953 0,871 desv. St. 0,187 0,187 Como carecíamos de datos sobre los niveles de ac- tividad de colinesterasas en nuestro medio (ciudad de Medellín, 1.535 metros sobre el nivel del mar), hicimos un estudio (antes de 12 horas) en sangre recientemente donada al Banco de Sangre del Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín, teniendo en cuenta que son donadores sanos, adultos y prácticamente exen- tos de contacto con sustancias inhibidoras de actividad de colinesterasas, por residir en nuestro medio ciuda- dano, realizamos el estudio en 186 casos, medición de actividad de colinesterasas por los métodos de Michel para colinesterasas en eritrocitos (GR), actividad de co- linesterasas en plasma (PL) y una prueba cinética para pseudocolinesterasas por el método de Merck (PS) y los resultados obtenidos son los siguientes: Medidas estadísticas según métodos de Michel y Merck en adultos sanos no contaminados Residentes a 1.535 m sobre el nivel del mar Actividad de colinesterasas (N = 186) PARÁ- METROS GR D pH/hr PL D pH/hr PS U/ml Rango 0,133 – 1.219 0,217 – 1.465 0,76 – 9,46 X (Sx 0,835 – 0,221 0,965 – 0,223 5,29 - 1.694 me=(50%) 0,890 0,99 5,28 mo 0,929 pluri 5,41 Q1 = (25% 0,693 0,869 4,13 Q3=(75% 1,00 1,099 6,31 CV 26,4% 23,1% 32,0% GASES NEUROTÓXICOS – GASES DE GUERRA A raíz del atentado ocurrido en Japón (Tokio) el día 20 de marzo de 1995 y en el cual se puso en peligro la vida de miles de personas, con más de 5.500 intoxicados y cerca de una decena de muertes, nos parece oportuno hacer especial mención de los “gases de guerra o gases neurotóxicos”. Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis incrementaron los estudios hechos por Gerhad Schrader y Kukenthal en 1937 con compuestos como el somán, sarín y tabún. 142 • Toxicología El sarín, que al parecer fue el neurotóxico utilizado en tan irracional atentado, está clasificado como un fos- forado orgánico del grupo II con flúor en su molécula y su fórmula El tabún tiene la siguiente estructura química: reemplaza el flúor del sarín, por el radical CN. Tienen un especial efecto neurotóxico y en general han sido utilizados con propósitos bélicos. Síndrome de Guerra del Golfo. (GWS-SGG), nuevo síndrome descrito después de la Guerra del Golfo Pérsico por el uso concomitante de piridostigmina como preven- tivo contra los gases de guerra y el DEET y la permetrina como insecticida con aparición de mielopatías. VARIACIÓN EN LA INHIBICIÓN ENZIMÁTICA SEGÚN LOS COMPUESTOS Estudios de varios autores muestran que existe diferencia en cuanto a la inhibición de la actividad de las colineste- rasas plasmáticas y eritrocíticas según la naturaleza del compuesto inhibidor: así por ejemplo, inhiben más las colinesterasas eritrocíticas compuestos como el parathión, con formación de un compuesto; el paraoxón, con más poder tóxico que el parathión mismo. Llamamos la atención sobre este proceso que nos servirá para plantear algunas hipótesis posteriores, pues para su realización in vivo es necesaria la acción microsomal la cual se realiza con la ayuda del NADPH2 y el oxígeno, produciéndose la oxidación del azufre. Otros inhibidores de colineste- rasas tales como los carbamatos no requieren activación metabólica. Los fosforados orgánicos tienen como catalizador del proceso de fosforilación de la enzima colinesterasa al imidazol de la histidina. Estos compuestos poseen características débilmente ácidas que les permiten ser transportados al sitio de acción y a la vez producir la fosforilación enzimática. En los casos de fosforados orgánicos que poseen en su estructura grupos paranitrofenilos, es posible encontrar en la orina de los pacientes metabolitos como el parani- trofenol; pero en aquellos casos de intoxicación con otros fosforados orgánicos que carezcan de estos grupos, el resultado es negativo; igual ocurre con otros inhibidores de colinesterasas como son los carbamatos. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA TOXICIDAD La clasificación del poder tóxico de una sustancia puede variar de un país a otro. Algunos prefieren clasificar con letras (A,B,C,) otros por grados (I, II, III, IV); aquí esbo- zamos la siguiente: CATEGORÍA I. 5 mg/k o menor. Aquéllos que tienen una DL50 oral, aguda para ratas, <de 5 mg/kg. Ejemplos: TEPP, parathión, metilparathión, fosdrín, etc. CATEGORÍA II. 5-50 mg/k. Con DL50 oral, aguda, para ratas de 5 a 50 mg/kg. Ejemplos: DDVP, diazinón, etc. diclorvós, dimefox, metilparathión, schradán, malathión y en cambio, inhiben las plasmáticas con mayor intensidad, el diazinón, mipafox y bromofox. Nota: No obstante que lo clásico hasta ahora es la inhibi- ción de colinesterasas, nosotros hemos venido observando que no existe una relación constante entre los niveles de éstas y el estado clínico del paciente. Nos cuestionamos CATEGORÍA III. 50 a 500 mg/k. Con DL 50 para ratas, de 50 a 500 mg/kg o más . CATEGORÍA IV. mayor de 500 mg/k. MECANISMO DE ACCIÓN oral, aguda, si no existen otros mecanismos tóxicos, hasta ahora no descritos, para estos tóxicos. METABOLISMO Los fosforados orgánicos como tales se metabolizan mediante distintos procesos químicos, que en oportuni- dades aumentan la actividad tóxica del compuesto, como es el caso del parathión, el cual sufre in vivo oxidación Los fosforados orgánicos son inhibidores de las colineste- rasas y de otras enzimas tales como fosfatasa ácida, lipasa, tripsina, quimotripsina, dehidrogenasa, etc., que poco van a interferir el proceso agudo del paciente. La principal acción la encontramos entonces en la inhibición de la acetilcolinesterasa, o colinesterasa verdadera o eritrocítica, y en la inhibición de la coli- nesterasa plasmática, pseudocolinesterasa o butirilco- linesterasa. Inhibidores de colinesterasas • 143 La fosforilación enzimática es una unión muy estable, tanto que se le ha catalogado como “irreversible” y por tanto la prevención de la fosforilación enzimática, es una de las medidas importantes en el enfoque terapéutico, ya que de establecerse ésta, su recuperación es difícil y el intoxicado debe fabricar nuevas colinesterasas para restablecer su salud. Este fenómeno en el caso de los carbamatos (carbamilación enzimática) es diferente yaque la carbamilación es una unión débil y fugaz, lo que lleva a variaciones en el tratamiento de los intoxicados (ver carbamatos). Aunque decimos que en general la fosforilación es “irreversible”, algunas veces puede ocurrir el proceso de detoxicación biológica: el fosforado sufre hidrólisis y deja libre la enzima. Cuando se utilizan antídotos como las oximas, el fosforado forma un compuesto con ellas y deja libre la enzima (acción reactivadora). El tóxico se une a la colinesterasa en el sitio esterático Históricamente, es bueno recordar que fue H.H. Dale, quien desde 1914 postuló la presencia de una esterasa en la sangre. Desde el punto de vista terapéutico, desde 1980 los inhibidores empiezan a ser investigados en los pacientes que sufren Enfermedad de Alzheimer, con la hipótesis de que su mecanismo inhibidor de la colinesterasa, permite un aumento de acetilcolina al impedir la hidrólisis de ésta, lo cual da como resultado el aumento del neuro- transmisor acetilcolina en la sinapsis, esto se encuentra en estudio y aunque los resultados han sido efectivos aún está por comprobar su efectividad en los pacientes con Enfermedad de Alzheimer. SINTOMATOLOGÍA Los fosforados orgánicos inhiben las colinesterasas y producen un acúmulo de acetilcolina que inicialmente estimula y luego paraliza la transmisión colinérgica de la sinapsis. Clásicamente se han dividido los signos y síntomas en tres grandes síndromes: SÍNDROME MUSCARÍNICO SÍNDROME NEUROLÓGICO SÍNDROME NICOTÍNICO SÍNDROME INTERMEDIO Síndrome muscarínico. Es tal vez el más llamativo en el cuadro de la intoxicación grave y sus principales compo- nentes podemos esquematizarlos así: Visión borrosa Miosis puntiforme y paralítica Sialorrea Lagrimeo Broncorrea Diaforesis Disnea Broncoespasmo Vómito Dolor cólico Diarrea Tenesmo Emisión de orina Fallo respiratorio Síndrome neurológico. Si bien su importancia es grande en la intoxicación aguda, es conveniente llamar la aten- ción sobre su incidencia en la ocurrencia de accidentes en los casos de intoxicación moderada o leve, pues den- tro de las alteraciones que se presentan, encontramos la ansiedad, cambios de comportamiento, retardo de la respuesta a estímulos, ataxia, etc., que en personas con responsabilidad de manejo como pilotos, conductores, etc., pueden ser causantes de lamentables accidentes. Los signos más importantes de este síndrome son: Ansiedad Ataxia Confusión mental Retardo en la respuesta a estímulos Convulsiones Colapso Coma Depresión de centros cardiorrespiratorios Síndrome nicotínico. Los signos que lo componen son: Midriasis Calambres Mialgias Fasciculaciones musculares Hipertensión arterial La visión borrosa es un fenómeno apreciable en la persona con inhibición paulatina de las colinesterasas, ocasionada por contactos frecuentes con el tóxico, como es de ocurrencia en fumigadores y personal encargado del manejo de estos compuestos y está a menudo acom- pañada de cefalea y mareo. Estos signos los encontramos 144 • Toxicología relatados con frecuencia en el personal que se encuentra bajo vigilancia preventiva. La miosis puntiforme y paralítica es un signo consi- derado como característico de la intoxicación por inhibi- dores de colinesterasas, es de carácter paralítico, a veces no reactivo a la acción atropínica e incluso persistente después de la muerte. Pero debemos llamar la atención sobre la posibilidad de presentarse midriasis en el paciente en dos situaciones: a. en la fase inicial de la intoxicación, por acción nicotínica que lleva al fenómeno de liberación de adrenalina endó- gena, hiperglicemia, leucocitosis y taquicardia, y b. en la fase final de la intoxicación por parálisis muscular; en este caso es premonitoria de muerte. Aunque el fenómeno de midriasis puede pasar inadvertido, es importante que el examinador conozca qué puede presentarse, ya que la mayoría de los autores hacen poco énfasis en él, y ello puede llevar a errores diagnósticos. Las convulsiones que el paciente presenta tienen por lo general las mismas características del estado convul- sivo del paciente epiléptico, es decir, son convulsiones de pequeños y grandes movimientos o tonicoclónicas. En nuestros estudios experimentales en animales (pe- rros) hemos observado que conservan una frecuencia de aparición, manifestándose primero en el tren anterior y luego en el posterior. Las fasciculaciones musculares, fenómeno debido a la acción nicotínica, se pueden describir como la estimu- lación y contracción de grupos aislados de músculos, las cuales se evidencian con frecuencia en la región palpebral, músculos faciales, músculos de los dedos y de la lengua y en ocasiones pueden llegar a generalizarse y persistir aun después de la muerte. Ritmo cardíaco. Deliberadamente hemos omitido de la lista de los síndromes este signo, pues es varia- ble según el momento en el cual sea observado. Algo similar a lo que ocurre con el tamaño pupilar, ocurre con el ritmo cardíaco: inicialmente puede existir taquicardia y posteriormente cuando la intoxicación está plenamente establecida, suele presentarse intensa bradicardia. El electrocardiograma puede mostrar alteraciones consistentes en marcada depresión del segmento ST de- bido posiblemente a cambios causados por la taquicardia, isquemia y anoxia consecuente. La respiración es difícil y la disnea y cianosis son signos muy frecuentes en el paciente intoxicado; ello es consecuencia de las acciones muscarínicas que ejercen los inhibidores de colinesterasa. Si sumamos al aumento de secreciones de todo el árbol respiratorio el fenómeno de broncoespasmo, además de que los alvéolos pulmonares prácticamente se inundan de secreciones, es fácil entonces deducir la intensa disnea del paciente intoxicado. En el paciente pediátrico, debido a la débil consistencia de su tórax, el tiraje y la retracción son apreciables fácilmente, acompañados de una respiración quejumbrosa y entre- cortada. La piel de estos pacientes se aprecia fría, sudorosa y cianótica y para nosotros la temperatura dérmica es un elemento valioso en la valoración terapéutica como lo veremos más adelante. Síndrome intermedio Clásicamente se habían descrito tres síndromes: musca- rínico, nicotínico y neurológico. Hoy debemos agregar otro, el síndrome intermedio. El síndrome intermedio fue descrito por Wadia en 1974, hacen nueva recopilación y estudios Senanayake y Karilliedde (1987); consiste en parálisis de los músculos respiratorios, debilidad de los músculos de la lengua y de la faringe, y aun compromiso de los pares craneanos, lo cual agrava el cuadro respiratorio; se asocian a los efectos nicotínicos. Este síndrome intermedio se presenta aproxi- madamente entre las 24-96 horas posteriores a la exposi- ción al tóxico. Se produce por los efectos muscarínicos y nicotínicos y la incidencia puede calcularse en un 57,1% de los intoxicados por inhibidores de colinesterasas. Haciendo un poco de historia de nuestros casos, cuan- do aún no llegaban a nuestras manos las descripciones hechas por Wadia, SR y colaboradores en sus primeros informes publicados en la revista J Neurol Neurosurg Psychiatri 37:841-847, 1974 y como puede verse en publicaciones de la época, nosotros las denominábamos “recaídas del tercer día”, fenómeno que nos inquietaba en cuanto a su causalidad. Conocidos estos estudios, po- demos afirmar que la patología encontrada por nosotros podía, ciertamente, encajar en el síndrome intermedio, pero nos atrevemos a pensar que su fisiopatología se debe a tres posibles causas: 1. Intoxicación de extrema gravedad; 2. Mal manejo de descontaminación y, 3. Posi- blemente mal enfoque terapéutico. A la luz de lo que hoy tenemos en la literatura revisada por nosotros, pensamos que la gravedad dela intoxicación es fundamental como lo es también lo minucioso de la descontaminación. Afirmamos esto, porque encontrá- bamos un pico de depresión de las colinesterasas, en el momento de presentarse síndrome intermedio o nuestra “recaída del tercer día”, que nos hacía pensar en la exis- tencia del tóxico en el organismo del paciente. Recomen- damos la minuciosa descontaminación de los pacientes y sobre todo la administración de catártico salino como medio de evacuar el tracto digestivo completo. Clermmons RM., et al (1984) publican posteriormen- te sus estudios aplicando a animales de experimentación una variante en el tratamiento de los pacientes intoxi- cados por inhibidores de colinesterasas, y que había sido propuesto por nosotros: el uso de la difenhidramina (como puede verse en el esquema de tratamiento de este capítulo). Clemmons y colaboradores afirman: “... Inhibidores de colinesterasas • 145 Los resultados del presente estudio confirman el papel benéfico de la difenhidramina en el tratamiento de la in- toxicación por bloquear los efectos de sobreestimulación de los receptores nicotínicos. La difenhidramina puede prevenir la parálisis asociada con organofosforados que inducen síndrome miasteniforme...”. Polineuropatía retardada La polineuropatía retardada es otra presentación de lesio- nes neurológicas que a veces se escapan en la atención del paciente intoxicado agudo y crean igualmente confusión en los usuarios crónicos de inhibidores de colinesterasas como es el caso de los fumigadores y agricultores. Pasado un tiempo consultan por “una parálisis” de instauración relativamente rápida, la cual con frecuencia el médico no toxicólogo enfoca como una “parálisis viral, poliomielitis, Guillén-Barré o cualquier otro proceso infeccioso” por cuanto ocurre semanas después del epi- sodio agudo o se instaura en el fumigador o usuario de estos insecticidas antes de manifestaciones agudas. En nuestro medio el panorama se complica cuando nuestros campesinos viven en zonas en donde la extracción de oro y uso de mercurio es cotidiano; sea este momento de recordar que otros tóxicos también ocasionan pará- lisis, mencionemos: metanol, etanol, talio, mercurio, arsénico, etc. etc. Es necesario que hagamos entonces un paralelo entre el Síndrome Intermedio y la Polineuropatía Retardada: Síndrome intermedio Polineuropatía retardada Aparición precoz 1-4- días 2-3 semanas Músculos proximales distales Músculos cuello + _ Pares craneales + _ Músculos respiratorios + _ Electromiografía tetánica denervación Recuperación 2-3 semanas 6-12 meses La polineuropatía se establece si el fosforado orgánico se une a la proteína diana así E-O-P (fosforado) porque existe entonces la posibilidad de envejecimiento y aparición del síndrome de polineuropatía. (Casarett 1986) ELABORACIÓN DIAGNÓSTICA La certeza de contacto con el tóxico, la aparición de síntomas colinérgicos agudos, el compromiso del sistema nervioso central en estado convulsivo, la intensa sialorrea, la sudoración profusa, el tamaño pupilar, en especial la miosis puntiforme no reactiva y paralítica, o cualquiera de los síntomas o signos que hemos enunciado anteriormen- te, deben hacer pensar en la posibilidad de intoxicación por inhibidores de colinesterasas. Sin embargo, existen mecanismos para llegar al diagnóstico: la apreciación de aliento aliáceo en el paciente, en el vómito, o en sus heces; el hallazgo de la sustancia o sus metabolitos por medio del laboratorio, bien sea en líquidos orgánicos o en las sustancias con las cuales haya tenido contacto posible el paciente y finalmente la medición de efectos tóxicos como el nivel de actividad de las colinesterasas. Diagnósticos diferenciales Sin pretender que esta enumeración comprenda la to- talidad de los posibles diagnósticos diferenciales, men- cionamos algunas entidades o situaciones con las cuales frecuentemente se nos ofrece confusión a los clínicos que tratamos a este tipo de pacientes. Tal vez el paciente en estado epiléptico es quien más similitud presenta con el paciente intoxicado por inhi- bidores de colinesterasas. Una buena anamnesis es sin duda una gran ayuda en estos casos; la investigación de antecedentes, el conocimiento de cómo se inicia el estado patológico, los prodromos, etc., serán importantes para dilucidar al menos clínicamente la presunción diagnóstica. Los comas hiper o hipoglicémicos ofrecen también dificultad diagnóstica. No podemos olvidar que en la intoxicación por estos elementos se encuentran cifras de glicemia aumentadas y que la aplicación de hipoglice- miantes puede ser fatal. Intoxicaciones con otros tóxicos tales como el fluora- cetato de sodio, los hidrocarburos clorados, los depresores del SNC como el alcohol etílico y metílico, la morfina, etc., pueden tener cuadros similares que dificulten el diagnóstico. Finalmente, la obstrucción de las vías aéreas por cuerpos extraños debe tenerse en cuenta en la lista de diagnósticos diferenciales. Es bueno advertir que algunos exámenes de labora- torio que podrían ayudar al médico a esclarecer estas dudas, se encuentran alterados en el paciente intoxicado por inhibidores de colinesterasas. Enumeremos algunos: el recuento leucocitario puede estar aumentado en el intoxicado, así como también la glicemia: en nuestra casuística hemos encontrado pacientes con niveles de glicemia de 580 mg/100 ml.; este hecho está de acuerdo con lo informado por otros autores quienes han hallado hiperglicemia y glicosuria, aclarando que en los casos de intoxicación no se encuentran cuerpos cetónicos, dato que puede ser importante para el diagnóstico diferencial con el coma diabético. En una de nuestras publicaciones anteriores, hemos dicho que en los pacientes pediátricos encontramos una marcada flacidez muscular en los intoxicados, signo que 146 • Toxicología para nosotros tiene algún valor en el diagnóstico diferen- cial frente al epiléptico. Aunque la sintomatología es similar en los casos de intoxicación por inhibidores de colinesterasas tanto por los fosforados orgánicos como por los carbamatos, hemos observado algunas diferencias en los casos de niños y de adultos intoxicados en forma aguda: notamos que es más intensa la depresión del sistema nervioso central en los pacientes pediátricos que en los adultos, tal como lo dice la investigación de Lifshintz y colaboradores (1997), pero a diferencia de los hallazgos negativos de broncorrea informados por ellos, en nuestros casos es muy notorio el efecto de secreciones bronquiales hasta el punto de producir confusión en los estudios radiológicos de tórax al producir imágenes de “aspiración bronquial” que en realidad se debe a exceso de secreciones bronquiales. Nos parece que debemos mencionar también la difi- cultad que ofrece el establecer diagnóstico diferencial en los casos de pacientes con neurosis conversivas, porque con frecuencia nos decidimos por aceptar la etiología de conversión o simulación y alejamos la posibilidad de real intoxicación, máxime cuando el cuadro clínico no es muy florido y completo. El diagnóstico diferencial es difícil en toxicología, pero en los casos agudos, la rapidez en la presentación de signos y síntomas induce a pensar que se está ante un caso toxicológico; pero en el caso no agudo, como es frecuente en las intoxicaciones profesionales, los sínto- mas pueden no ser tan manifiestos. Por ello nos parece interesante citar lo encontrado por Rojas M., (1994) y colaboradores como principal signología y sintomatología de pacientes usuarios de insecticidas fosforados orgánicos: debilidad muscular y dificultad de memoria (26,1%), cefaleas (21,7%), ansiedad (19,6%) e insomnio (17,4%) como puede verse, no son síntomas muy específicos de la entidad, como lo hemosdescrito en fase aguda. Paraoxón El Paraoxón es un metabolito del metilparatión cuando es sometido a temperaturas inadecuadas. En algunos países se expende como insecticida en forma oleosa. Este elemento produce una intoxicación rápida y severa con la sintomatología de inhibidor de colinesterasas. Nombres comerciales que contienen paraoxón: Phosphacol®, Ester 25®, Eticol®, Fosfacol®, Soluglaucit®, Miotisal-A®, Mintacol®. Toxicidad: No encontramos en la literatura investigada, la dosis oral, ni la máxima cantidad permisible en el ambiente, ni otros datos de toxicidad. Únicamente dis- ponemos de la publicada por el Instituto de Veterinaria y Farmacología de Zurcí, sobre DL 50 oral para: Ratones es de 0.76 mg/k Ratas: 1.8 -3 mg/k Pollos 2 mg/k Pero algunos autores afirman que su toxicidad puede ser varias veces mayor a la del paratión. Debemos tener en cuenta que esta dosis es oral y que la absorción por vía inhalatoria puede variar estas cifras. Es importante considerar que la temperatura corporal es suficiente para que exista la formación del paraoxón y ello explicaría los accidentes que hemos vivido con los médicos que en casos de intoxicación por paratión oral, tratan de hacer “respiración boca a boca”. Nos preocupa además su característica de gas cuando se produce por acción de una combustión incompleta, pues ello dificultaría el control del paraoxón en el am- biente, cuando se incineran inadecuadamente fosforados orgánicos. Cuando el contacto es dérmico, los autores insisten en la gravedad y en la rapidez de la intoxicación. Sintomatología Náuseas, vómito y diarrea, cefalea, irritación del tracto respiratorio, incoordinación muscular, alteraciones de concentración, debilidad muscular y los demás síntomas que hemos descrito en este grupo de sustancias. Cuando el contacto es leve igualmente pue- de presentarse alteraciones de conducta, inestabilidad, pérdida de la concentración y alteraciones de memoria. Efectos crónicos. No se ha comprobado que sea teratogénico, carcinogénico ni que tenga efectos sobre el sistema reproductivo, pero si se encuentran cambios en la personalidad, estados de depresión, ansiedad y aún lesiones del sistema nervioso central. Tratamiento. Ver tratamiento de intoxicación por inhibidores de colinesterasas. Pronóstico La intoxicación por inhibidores de colinesterasas es una emergencia de altísima mortalidad. El intoxicado debe recibir una atención adecuada y precoz para obtener mejores resultados; quizás debido a esto y a las modifica- ciones preconizadas por nosotros, hemos podido rebajar la mortalidad en los niños que consultaron el servicio de emergencias del Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín, de 8,2% que registrábamos anterior- mente a 1,7% en la actualidad. Acciones residuales Hígado Los fosforados orgánicos no poseen acción destructora de la célula hepática; hacemos esta aclaración porque se suele confundir la acción del fósforo metálico o blanco, con la acción del fosforado orgánico y este error puede llevar a iniciar tratamiento para intoxicación por fósforo Inhibidores de colinesterasas • 147 metálico y poner en peligro la vida del paciente intoxi- cado por fosforados orgánicos, o al contrario. No queremos decir que los fosforados orgánicos no tengan ninguna acción sobre la célula hepática, sino que su acción carece de la severidad y la agresividad que posee el fósforo blanco o metálico. Sistema nervioso central La intensa anoxia que suele presentarse en los casos de intoxicación grave por inhibidores de colinesterasas, puede, como es natural, ocasionar daños irreversibles en el sistema nervioso central. Electroencefalograma y electrocardiograma Los fosforados orgánicos pueden ocasionar cambios electroencefalográficos persistentes (así lo dicen Tatsuji Namba y lo corroboran Grob y Holmes), los cuales han sido descritos como “espigas hipotalámicas” no atribuibles a la anoxia cerebral ocasionada por la intoxicación y que han sido encontradas hasta tres semanas después del accidente. Se describe una especial disfunción del lóbulo frontal, sin embargo, en los pocos casos estudiados, no hemos encontrado ningún cambio apreciable. Chabra encuentra que las arritmias y alteraciones elec- trocardiográficas en casos de intoxicación con fosforados orgánicos puede ser cerca del 37%. Trabajos realizados por Roth, Zelinger y colaboradores en 1993 clasifican los problemas cardíacos según se presenten en fase aguda o fase tardía, y en la presencia de arritmias en fase aguda recomiendan el uso de la atropina; sin embargo, Kiss y Fazekas (1979) informan que las arritmias pueden continuar y aun agravarse después de la administración de grandes dosis de atropina, recomendando no exceder la dosis de 100 mg. Las arritmias pueden no responder a lidocaína, bretilium y/o electro-cardioversión, siendo preferible el tratamiento con Isoproterenol endovenoso y sales de magnesio. Advierten los citados autores de la dificultad de prevenir las arritmias tardías, pudiendo éstas presentarse hasta dos semanas después de la intoxicación y el aumento del intervalo QT en el estudio electrocar- diográfico. En casos del ensanchamiento del intervalo QT y la presencia de torsade de pointes, las drogas usadas en la arritmia no solamente no sirven, sino que aun, la pueden agravar. Urobilinógeno Hiraki ha encontrado aumento de la excreción de urubilinógeno que persiste cinco días después de la intoxicación. Pancreatitis aguda Es posible que los organofosforados tengan acción lesiva sobre el páncreas y por ello es conveniente controlar esta posibilidad. Recomendamos el control de laboratorio pues la amilasa puede presentarse elevada. Neumonitis por hidrocarburos Una gran cantidad de estos insecticidas tienen su presen- tación como principios activos disueltos en hidrocarburos. En nuestra casuística, especialmente en aquellos pacientes que ingieren los inhibidores fosforados o carbamatos en gran cantidad en gestos suicidas especialmente o en casos accidentales de niños, con frecuencia, especialmente si el paciente debe ser trasladado en posición decúbito dorsal, o permanece en esta posición dentro de los servicios hos- pitalarios con obnubilación o en estado de inconciencia, es frecuente repetimos, que se presente complicación por broncoaspiración con el agravante de que el solvente es un hidrocarburo y ello puede dar como resultado el establecimiento de la broncoaspiración o de neumonitis química por el solvente. Síndrome Extrapiramidal Brahmi y colaboradores describen 4 casos de síndrome extrapiramidal en pacientes severamente intoxicados con organofosforados (Diclorvós), fenómeno que apareció en los pacientes entre los días 5 y 15 y que fue desaparecien- do con el tratamiento con bromocriptina. Acciones sobre el feto Benjaminov y col. (1992) estudiaron el paso de fosfora- dos orgánicos a través de la placenta y encontraron por trabajos realizados in vitro que la actividad de las colines- terasas en el tejido placentario bajan 52,38% ± 3,26 y en los casos de suministro de parathión midiendo éste en el compartimeno fetal, encontraron un 20% del existente en el compartimento materno. Estos hallazgos llevan a presumir que cantidades masivas pueden causar daño fetal. Kumar y Devi (1992) al inyectar metilparatión en embriones de pollo, obtuvieron animales con hipoplasia muscular de muslos, cuello corto, hemorragias en cerebro y cuerpo lo cual les permite sugerir que pueden existir efectos teratogénicos cuando el metilparatión es inyec- tado. Estudios en embriones de ratas también han sido hechos en igual sentido (Cosenza, ME., Bidenset, J. 1995). En ratas se ha encontrado que el parathión, el metilparathión y el diazinon han causado la muerte y la reabsorción del feto, igualmentese ha informado retardo en el crecimiento y muerte postnatal, paladar hendido, hidronefrosis e hidrouréter. Sólo unos pocos casos en humanos han sido informados en la literatura revisada por nosotros. Acciones sobre piel Los fosforados orgánicos pueden ocasionar dermatitis atribuible no sólo a la acción intrínseca de éstos, sino también a la de los solventes que los acompañan (Foto 5). Acciones sobre el sistema nervioso periférico Es posible encontrar como consecuencia de la acción residual de algunos fosforados orgánicos especialmente 148 • Toxicología de los isómeros orto como el triortocresilfosfato (TOCP), haloxón y mipafox, lesiones consistentes en la pérdida de la mielina a lo largo del axón nervioso. Para esta lesión se ha utilizado generalmente el término de “enfermedad desmielinizante de los fosforados orgánicos”. Diferentes autores como Hayes afirman que la lesión es más frecuen- te en los casos de triortocresilfosfato que son sustancias desnaturalizantes y no insecticidas, el haloxón y el mipa- fox sí pertenecen al grupo de los insecticidas. En estudio realizado por Besser y col. (1989) en- cuentran que efectivamente existen cambios a nivel de placa neuromuscular durante la intoxicación aguda con inhibidores de colinesterasas, pero que estas alteraciones van desapareciendo paulatinamente. Barrett y Oehme (1994) realizan estudios buscando la relación entre la esterasa neurotóxica y la actividad de acetilcolinesterasa del sistema nervioso central y los niveles en eritrocitos y plasma. En general la polineuropatía se presenta en forma retardada, 10-14 días después del contacto con el tó- xico, y en casos de intoxicación aguda, aun después de encontrarse totalmente recuperado de su sintomatología, el paciente experimenta debilidad, ataxia, parálisis de extremidades inferiores, pero puede ser también de ex- tremidades superiores. Si se hace biopsia, se encontrará desmielinización que progresa desde el lugar de agresión hacia el cuerpo neuronal. Existen trabajos de Repetto y col. (1985) en los cuales demuestran que esta lesión no es específica de los fosforados orgánicos sino que también pueden producirla las anilidas de los ácidos grasos, dato de gran interés cuando se haga el diagnóstico diferencial. Hacemos notar que la actividad de colinesterasas no guar- da relación con esta lesión, lo cual dificulta igualmente su comprobación. Es pues tardía, distal, de recuperación lenta, parcial a veces. Es necesario hacer la diferenciación entre la polineu- ropatía periférica y el síndrome intermedio: El síndrome intermedio es precoz (1-4 días del con- tacto), proximal (músculos respiratorios, músculos de cuello, músculos proximales de los miembros y a veces pares craneanos), de recuperación rápida (8 a 14 días), la electromiografía es de tipo tetánico, es producido por insecticidas como el fenthion, dimethoato y el monocro- tophos y la polineuropatía se presenta tardía (2-3 semanas), distal, con electromiografía de denervación, se recupera en 6 a 12 meses y lo ocasionan insecticidas como el metamidophos, el trichlorphon, el leptophos, el haloxón y un fosforado que no es insecticida y que es frecuente productor de la polineuropatía que es el ortocresilfosfato (OCP). Pero para que exista posibilidad de polineuropatía periférica es necesaria la posibilidad de envejecimiento de la enzima y ello ocurre cuando la proteína se une a uno de los radicales (R1 o R2) E se une C-O-fosforado; si la unión es C-fosforado no es posible la polineuropatía. Es decir, que la polineuropatía la producirán los fosfatos y fosfonatos, como los que ya enunciamos. Otras alteraciones Carbonell y colaboradores (1994) encontraron una leve aunque significativa disminución en el valor medio de albúmina de los trabajadores expuestos a plaguicidas, entre los cuales había uso de inhibidores de colines- terasas, tanto fosforados orgánicos como carbamatos, pero advierten que el uso de mezclas de varios principios utilizados como plaguicidas hacen difícil el diagnóstico y frente a los niveles de acetilcolinesterasa séricas no en- cuentran mayores diferencias entre el grupo expuesto y el de control; llama la atención la “leve pero significativa disminución del valor medio de albúmina de los trabaja- dores expuestos”, como también que éstos presentaron un incremento importante en el porcentaje de neutrófilos y una reducción en el porcentaje de linfocitos. Prakash y Narayana (1992) encontraron en ganado va- cuno que el suministro de malathión y organofosforados en la dieta ocasionaba baja en los niveles de progesterona y nivel de concepción. Los animales sometidos a suminis- tro de malathión concibieron en un 16% frente al grupo control con un 50%. Estudios en ratas realizados por Muto y col. (1992) buscaron neurotoxicidad y embriotoxicidad y conclu- yeron que bajas exposiciones a Lursban (clorpirifós) se podían asociar con embriotoxicidad, letalidad fetal, alteraciones neurotóxicas. Pruebas de laboratorio toxicológico Recomendamos la comprobación diagnóstica mediante el laboratorio, haciendo la medición de la actividad de colinesterasas, en primer lugar, tanto de las eritrocíticas como de las plasmáticas o de ser posible ambas me- diciones; igualmente es importante la búsqueda en el laboratorio de la presencia en los líquidos orgánicos del tóxico o sus metabolitos, mediante el análisis de jugo gástrico y de orina. Un descenso en la actividad de la colinesterasa su- perior al 20% es indicativo de que la persona debe ser retirada del contacto en los casos laborales y vigilada médicamente. LaDou (1999) hace una interesante diferenciación en el estudio de las colinesterasas: 1. vigilancia biológica sistématica de la exposición a organofosforados y 2. diag- nóstico de envenenamiento grave por organofosforados, y dice La Dou, como lo pensamos también nosotros, que “es útil comparar la concentración actual con un valor basal previo a la exposición”. No dudamos de lo correcto de esta afirmación, pero somos conscientes de que la moda- lidad de vida de nuestros obreros o fumigadores, que con frecuencia los convierte en poblaciones que rotan entre distintos empleos de “fumigadores”, no permite obtener un dato confiable de su cifra basal. Para obtenerla debería Inhibidores de colinesterasas • 149 el “fumigador o aplicador” estar exento de contacto por un tiempo que le permitieran recuperar su cifra basal. Es importante desde el punto de vista laboral, el con- trol periódico de las personas que están en contacto con inhibidores de colinesterasas, control que debe ser más estricto en las personas con responsabilidad que implique riesgo en cuanto puedan ocasionar accidentes masivos, como pilotos, conductores, etc. En nuestra práctica hemos encontrado varios proble- mas en el control de usuarios de inhibidores de colines- terasas. El que más nos llama la atención es la ausencia de un examen de colinesterasas antes de ser recibidos como usuarios o empleados que deben estar en contacto en relación a su oficio. Hemos pensado que el retiro del contacto por un tiempo suficientemente prolongado que le permita al obrero restablecer sus niveles sería la solución, pero las condiciones laborales y económicas no permiten esta solución, como lo expresamos anteriormente. En cuanto a la aplicación de vigilancia consideramos que cuando se encuentra una disminución en la actividad de las colinesterasas eritrocíticas o plasmáticas mayor o cercana a un 40% el obrero debe ser retirado del contac- to. Si las cifras son menores debe someterse a vigilancia médica adecuada. Nos han cuestionado si debe ser la cifra de las eritrocíticas o de las plasmáticas la que se tenga en cuenta. Sabemos que las de mayor importancia a nivel de conducción del sistema nerviosocentral son indudablemente las eritrocíticas, pero pese a ello, como los inhibidores no siempre inhiben en forma igual las eritrocíticas y las plasmáticas y como tampoco éstas se inhiben en forma igual ante contactos graves o leves, (recuérdese como lo dice La Dou (1997) que el Dursban y el Lorsban inhiben de preferencia las colinesterasas plasmáticas), nuestro consejo es que cualquiera de los dos niveles de colinesterasas –eritrocíticos y plasmáticos-, inhibido (>40%) debe hacer retirar al contaminado del contacto con los inhibidores para mayor seguridad del paciente. Otra de nuestras dudas encontrada en la práctica es el porcentaje de recuperación de la actividad de las colines- terasas y nos preocupa la capacidad de nuestra población rural en cuanto a su capacidad hepática de recuperación, lo cual podría ser la base de nuestra diferencia de tiempo de recuperación, pero no tenemos estudios locales que permitan aclarar nuestra duda. Finalmente nos parece importante anotar que en los casos de personas con colinestErasas atípicas se presenta inhibición de las colinesterasas plasmáticas pero no de las eritrocíticas. Anatomía patológica Giraldo, C.A., describe en su tratado de medicina forense, al referirse a los hallazgos en el cadáver: ...“es constante la cianosis, abundan las secreciones, las pupilas frecuen- temente continúan mióticas por algunas horas, existen en alguna proporción los signos de anoxia, que se evidencian en la cianosis de los órganos y en el edema pulmonar; en la mucosa gástrica existe congestión y el olor penetrante característico, en el contenido gástrico. Cuando existe tratamiento, las modificaciones son evidentes...”. Agrega el citado autor que la ausencia de fauna cadavérica en los organismos en putrefacción es un indicio útil para el patólogo. Recomienda además, la búsqueda de metabolitos y la medición de colinestera- sas como elementos aclaratorios y relata el hallazgo de hemorragia en la cola del páncreas, sin que exista a su manera de ver ninguna explicación lógica o fisiológica para esta lesión. Otros autores han encontrado hemorragias en tracto digestivo y algunos las atribuyen al hiperperistaltismo ocasionado por el tóxico. Además, es importante mencio- nar que no solamente se presenta edema, sino también una verdadera inundación por secreciones a nivel de las vías aéreas. TRATAMIENTO DEL INTOXICADO POR FOSFORADOS ORGÁNICOS Fundamentos Clásicamente se ha recomendado la utilización de la atro- pina y de los reactivadores de colinesterasas; nuestra in- tención no es, ni puede serlo, demeritar la bondad de estas dos drogas específicas farmacológicamente para combatir la acción y sintomatología en esta intoxicación, sino que pretendemos buscar mayores recursos terapéuticos que se traduzcan en seguridad para el paciente intoxicado. Hagamos algunas consideraciones: Atropina Siendo una amina terciaria, se espera que pase la barrera hematoencefálica. Se dice siempre que el paciente debe mantenerse “atropinizado”. Nosotros creemos que los signos más seguros para vigilar la “atropinización” son la disminución de secreciones, la piel caliente y el pulso por encima de 80 pulsaciones por minuto. No obstante, algunos autores citan el tamaño pupilar como otro signo importante, pero para nosotros, debido a que la miosis es paralítica y puede ser persistente por tiempo prolongado, así el paciente se encuentre atropinizado (recuérdese que aun puede persistir postmortem), este signo es de impor- tancia secundaria y estamos de acuerdo con los autores que afirman que la miosis persiste especialmente cuando el globo ocular entra en contacto con el fosforado orgáni- co. Hemos observado que la respuesta con producción de midriasis es más constante cuando la atropina se asocia a reactivadores de colinesterasas. 150 • Toxicología La atropina acelera notablemente el ritmo cardíaco; por lo tanto, el paciente debe recibir adecuada oxigena- ción, para que la fibra cardíaca pueda responder eficien- temente a este esfuerzo. El paciente intoxicado por inhibidores de colinestera- sas resiste dosis de atropina que serían mortales para una persona en condiciones normales. Las dosis mortales de atropina han sido calculadas para el adulto en 100 mg y para el niño en 10 mg, dosis que en muchas oportunidades son superadas en la primera o segunda administración, dentro del tratamiento del intoxicado. El antagonismo de la atropina en estos casos es absolu- tamente competitivo y su acción puede ser superada por los niveles altos de acetilcolina; por lo tanto, recalcamos la necesidad de buscar la inactivación o eliminación del tóxico, tan precozmente como sea posible. La atropina no tiene capacidad de actuar en los re- ceptores nicotínicos, es decir, no es capaz de antagonizar este síndrome. Cuando los centros respiratorios están deprimidos, la atropina puede agravar la depresión. La sintomatología final de la intoxicación por atropina consiste en excitación de origen central, seguida de depresión severa y muerte. Debemos advertir que la atropina carece de efecto protector para aquellas personas que en tiempo futuro vayan a estar en contacto con sustancias inhibidoras de colinesterasa. Es por lo tanto necesario afirmar que no tiene acción preventiva y que su uso en tal sentido, por las acciones farmacológicas que la droga posee, pueden contribuir a la ocurrencia de accidentes, en aquellas personas como pilotos o conductores, quienes tienen necesidad de respuestas rápidas y precisas ante estímulos de cualquier orden. En resumen, recomendamos utilizar la atropina con generosidad, pero con lógica, hasta obtener la “atropini- zación”. Reactivadores de colinesterasas Los reactivadores de colinesterasas (oximas), como su nombre lo indica, reactivan la enzima fosforilada. La acción reactivadora de las oximas está en relación directa con la precocidad de su administración, puesto que el “envejecimiento” de la fosforilación aumenta la estabili- dad del complejo enzimas-fosforado, fenómeno que no se presenta en caso de carbamilación enzimática, en la cual existe proceso de reactivación biológica. La pralidoxima es una amina cuaternaria y sería de esperar que no pasara la barrera hematoencefálica; sin embargo, grandes dosis de pralidoxima administradas oportunamente antagonizan los efectos tóxicos sobre el sistema nervioso central. Su toxicidad oscila entre 144 y 176 mg/kg de peso, administrada por vía endovenosa a ratones de experi- mentación. Grandes dosis de ella pueden producir un efecto leve y fugaz de inhibición de colinesterasas, o bien la aparición de visión borrosa, diplopia, cefalea y náuseas, vómito e ictericia y la muerte se debe posiblemente a paro respiratorio. La administración de pralidoxima debe hacerse a dosis de 1 a 2 gramos, vía venosa, para adultos, para niños a dosis de 25 a 50 mg/kg; nosotros preferimos la perfusión continua, porque creemos que ofrece niveles más estables y mejores resultados. Las oximas son reactivadores de colinesteras inhibi- das, pero debe tenerse en cuenta que no todos los com- plejos “enzima-inhibidor” responden en la misma forma, y que depende su respuesta de la sustancia inhibidora. Las oximas son relativamente ineficaces contra algunos inhibidores que fosforilan rápida e irreversiblemente la enzima, mediante la pérdida de grupos alkilo o alkoxi. Finalmente, en otros casos las oximas pueden llegar incluso a potenciar los efectos del inhibidor mediante formación de derivados fosforilados o carbamilados, razón por la cual no se recomiendan en la intoxicación por carbamatos. Los reactivadores no reemplazan a los atropínicos en el tratamiento de la intoxicación por inhibidores de colinesterasas, ni la atropina sirve como preventivo para este tipo de intoxicación,como ya lo dijimos. Obidoximas Los trabajos de Obbiger y Vojvodic en 1966 demostra- ron que estas oximas biscuaternarias tienen un mayor poder de reactivar las enzimas inhibidas. Su estructura química es: En el mercado se encuentran con el nombre comercial de “toxogonina” que es el cloruro de obidoxima. Su acti- vidad mayor hace que las dosis necesarias sean menores que las de la pralidoxima. Debe utilizarse en dosis de 3 a 6 mg/k endovenosos lentos. Una de las ventajas que encontramos es que el volumen de aplicación es menor para los casos de niños lactantes o menores y hemos observado una respuesta más rápida y eficaz. Metoclopramida En la literatura reciente encontramos un trabajo realiza- do por Petroianu y col. (2003) en el cual experimentan con Metoclopramida como protector de la inhibición de colinesterasas por el paraoxón, recordando que este es un metabolito de ciertos órganofosforados y que posee gran poder tóxico. Infortunadamente es un trabajo aún en experimentación animal, tendremos que esperar nuevos estudios. Estos investigadores encuentran un Inhibidores de colinesterasas • 151 significativo efecto protector a la inhibición de las ace- tilcolinesterasas. Oxima K 027: Kuka, K. y Kassa, J. (2004) han trabajado y aún en fase experimental han informado buenos resultados frente a inhibidores irreversibles como son el sarín, somán, tabum y gas de guerra VX, y según los autores esta oxima cuya fórmula química corresponde a 1[4-hi- droximinometilpiridinium]-3- [carbamoilpridiinium] propano dibromo): Dicen los investigadores que su estructura química favorece la actividad, la cual atribuyen a que su estructura es simétrica y es una oxima bicuaternaria. Será necesario que se ejecuten las demás fases del experimento para poder recomendar su uso en humanos. En otras publica- ciones encontramos la denominada K 048 (Kuka-2003) cuya estructura química corresponde a: 1 - ( 4 h i d r o x i i m i n o m e t i l p i r i d i n i u m ) - 4 (4.carbamoilpiridinium) Anticonvulsivantes El control de las convulsiones que con relativa frecuencia se presentan en el paciente intoxicado por inhibidores de colinesterasas, preferimos hacerlo con sustancias que depriman poco el SNC; por lo general usamos para ello drogas del grupo de las benzodiazepinas. Contraindicaciones Drogas como las fenotiazinas (promazinas y clorpro- mazinas), están contraindicadas puesto que como lo dice Hayes, aumentan la mortalidad del intoxicado por parathión, por potenciar la actividad de los inhibidores de colinesterasas. También se contraindican expresamente las aminas con acción cardíaca, pues ellas pueden des- encadenar fenómenos de fibrilación cardíaca y muerte. Lógicamente, las grasas y aceites absorbibles están ter- minantemente contraindicados por aumentar la absorción de estos tóxicos. Es pues un grave error suministrar leche, grasas animales o aceites absorbibles. Modificaciones al tratamiento clásico En 1969 tuvimos ocasión de presentar al I Congreso Latinoamericano de Toxicología un informe preliminar y un año después, en 1970, publicamos los 23 primeros casos de pacientes intoxicados con fosforados orgánicos y tratados con difenhidramina (benadryl), y desde entonces hemos seguido investigando sobre ésta y otras modifica- ciones que expondremos más adelante. Difenhidramina Propusimos entonces el empleo de la difenhidramina a dosis de 5 mg/kg de peso, en niños, una sola dosis por vía venosa, y 30 a 40 mg dosis total, por la misma vía, para adultos. Actualmente hemos encontrado que podemos sim- plificar la aplicación de la difenhidramina, diciendo que es útil la dosis terapéutica para adultos y para niños y que la administración de este fármaco debe hacerse por unos tres a cinco días con el fin de prevenir el síndrome intermedio, como lo explicamos más adelante. La difenhidramina es un coadyuvante en el trata- miento del intoxicado por inhibidores de colinesterasas: 1. Su uso reduce las cantidades necesarias de atropina en la terapia del intoxicado. 2. La sintomatología colinérgica desaparece paulatina- mente hasta llegar incluso a convertirse en sintomatología adrenérgica, lo cual habla de la bondad del tratamiento propuesto. 3. Las colinesterasas rebajadas por efecto del tóxico muestran una diferencia significativa con la tasa de ellas, una vez realizado el tratamiento con la difenhidramina. 4. Se previene que la frecuencia cardíaca caiga a ni- veles incompatibles con la vida. 5. Igualmente se protege la presión arterial. 6. Otros antihistamínicos ensayados por nosotros en animales de experimentación, tales como las dietilaminas (clemastina) no presentaron efectividad. Nuestra modificación al tratamiento ha sido confirmada y utilizada por otros autores, aumentándose cada vez más el número de pacientes tratados con difenhidramina. Su mecanismo bioquímico aún no es para nosotros to- talmente claro; pero podemos presentar algunas hipótesis: nos llama la atención la similitud de la fórmula química de la acetilcolina y la difenhidramina, pudiendo existir un antagonismo competitivo entre ambas sustancias, por los receptores. Por otra parte, sabemos que para la fosfori- lización de la enzima actúa como catalizador el imidazol de la histidina, la que a su vez puede actuar como pre- cursor de la histamina. Si tenemos en cuenta la acción competitiva de las etanolaminas y la histamina, podríamos suponer que también se realiza con la histidina y así la catálisis de la fosforilación enzimática, se podría alterar. No podemos dejar de mencionar los trabajos hechos por Clemmons, Meyer y col. (1984) quienes nos sumi- nistran un nuevo fundamento a los que anteriormente hemos expuesto en cuanto a los mecanismos de la difenhidramina utilizada en los casos de intoxicación 152 • Toxicología por inhibidores de colinesterasas: estos autores realizan experimentos con difenhidramina, preconizada por no- sotros, y encuentran su beneficio en los casos de intoxi- cación. Hernández (1973) igualmente concluía sobre su bondad en estos casos, Clemmons nos habla sobre el uso de la difenhidramina y afirma que ella puede prevenir la parálisis asociada con la intoxicación, en el síndrome “miasteniforme” por mecanismo bloqueador de recepto- res nicotínicos sobreestimulados. Queda pues claramente enunciado que puede ser la droga de elección en la prevención del síndrome interme- dio, por su acción protectora de la sobreestimulación de los receptores a los efectos nicotínicos de los inhibidores de colinesterasas. Hemos observado una rápida mejoría del paciente intoxicado y tratado con la difenhidramina y ello es ex- plicable por los trabajos de Glazko y Drill (1949) y de Goldenberg y colaboradores (1987) al estudiar la cinética de la difenhidramina en el sistema nervioso central: estos autores encuentran que esta sustancia pasa rápidamente de la sangre al SNC, lo cual para nosotros explica su rapidez de acción. Somos explícitos en afirmar que no se contraindica la aplicación de atropina y de reactivadores de colinesterasas, concomitantemente con la difenhidramina y que por el contrario, hemos observado que las dosis de atropina y de reactivadores se reducen a cantidades mínimas en pacientes con intoxicación grave. La dosis letal calculada para la difenhidramina es de 40 mg/kg siendo la dosis recomendada por nosotros de 30 a 40 mg dosis total. Bicarbonato de sodio Nos parece difícil el tratamiento del paciente intoxicado por inhibidores de colinesterasa y ello nos ha llevado a realizar algunos estudios que nos proporcionen más seguridad para el paciente. Iniciamos este estudio basados en los siguientes ra- ciocinios: 1. Los fosforados orgánicos son ésteres del ácido fos- fórico así como los carbamatos son a su vez ésteresdel ácido carbámico, como lo veremos más adelante. 2. Son extremadamente sensibles a los cambios de pH. 3. Su toxicidad disminuye al alcalinizar el medio y la hidrólisis se incrementa en unas 10 veces por cada unidad de pH, hacia la alcalinidad. Efectuada la parte experimental en animales de labo- ratorio, pudimos concluir que utilizando el bicarbonato de sodio por vía venosa: 1. Reducimos la toxicidad del fosforado orgánico, al alcalinizar el medio. 2. Posiblemente al variar el pH, convertimos en “lábil” la fosforilación que clásicamente se ha tenido como “irreversible”. 3. “Los fosforados orgánicos son ésteres y son extrema- damente sensibles a los cambios de pH. En contacto con sustancias alcalinas, la porción esterática de la molécula se rompe. Esta propiedad es muy deseable en las reaccio- nes de desintoxicación de la molécula y los compuestos tóxicos no persisten en el ambiente”, lo dicen Nelson y Crawford. Equilibrio acidobásico La observación clínica del estado acidobásico del paciente intoxicado por inhibidores de colinesterasa nos llevó a pensar en sus posibles cambios. Este hecho, sobre el cual no encontramos ninguna descripción en la literatura revisada por nosotros (aun en la no citada aquí), nos llevó a enunciar que existe tendencia a presentarse acidosis en el intoxicado por fosforados orgánicos. Basados en los resultados que hemos obtenido en la parte experimental y su utilización en humanos, reco- mendamos el siguiente esquema de tratamiento: Tratamiento esquemático Tal como lo efectuamos: 1. Medidas de oxigenación. 2. Instalación precoz de venoclisis. 3. Lavado gástrico con agua bicarbonatada al 3%. 4. Baño corporal con agua alcalinizada y cambio de vestidos. 5. Atropinización. 6. Uso de reactivadores de colinesterasas. 7. Investigación de equilibrio acidobásico y uso del bi- carbonato de sodio, vía venosa. 8. Producir catarsis (con catárticos salinos). 9. Control de convulsiones (benzodiacepinas). 10. Administración intravenosa de difenhidramina. 11. Cuidado intensivo del paciente durante 48-72 horas. Venoclisis Consideramos que el orden que hemos establecido en este tratamiento es simplemente una forma de expresar los distintos pasos que debemos ejecutar ante el intoxicado, puesto que de la rapidez con la cual se ejecuten todos los pasos, depende el obtener mejores resultados para el paciente. Si bien en el segundo numeral recomendamos la instalación de venoclisis, como lo enunciamos en los ca- pítulos de generalidades de intoxicaciones, es preciso que resaltemos su importancia en estos casos. Aconsejamos que se instalen dos venoclisis, pues hemos observado que a veces por el difícil manejo del paciente, es preciso acelerar la vía venosa para recuperar volumen vascular y con una sola venoclisis podemos caer en el error de Inhibidores de colinesterasas • 153 acelerar fármacos que deben administrarse con lentitud. El tener una segunda venoclisis nos permite esta medida sin acelerar la que contiene los fármacos. Baño corporal Estos pacientes deben ser despojados de los vestidos para evitar el problema de absorción cutánea de sustancias que pueden haber quedado en la ropa, por contaminación directa de ésta o por residuos de vómito, sudor, etc. que contienen sustancia activa. Debe tenerse especial atención en algunos sitios en donde el tóxico puede encontrarse: conducto auditivo externo, pliegues retroauriculares, uñas, cuero cabellu- do (nunca rasurar, siempre lavar e inactivar mediante sustancias alcalinas) y cualquier otro pliegue corporal. Hacerse cambio frecuente de ropas de cama para evitar reabsorción de residuos que se encuentren en ellas. Catártico Recomendamos el suministro de catártico, pese a la diarrea que el paciente presenta en la totalidad de los casos, y advertimos que el médico no debe contentarse con la expedición y ejecución de la orden de suministro del catártico, sino que debe repetir la dosis hasta obtener el efecto de catarsis, pues con ello estamos facilitando la hidrólisis del compuesto tóxico, eliminando química y físicamente los residuos del inhibidor que hayan po- dido quedar en el tracto digestivo especialmente a nivel intestinal, donde el vómito o el lavado gástrico tienen poca acción Recomendamos en estos casos la utilización de los catárticos de tipo salino, y contraindicamos los oleosos, aun los no absorbibles, por las razones expuestas en el capítulo de generalidades. Carbón activado Es recomendable el uso de carbón activado, tal como lo recomendamos en el capítulo correspondiente. Consideraciones El suministro de las sustancias propuestas por nosotros (difenhidramina y bicarbonato de sodio) reduce la can- tidad de atropina y reactivadores enzimáticos necesarios y su aplicación ha demostrado una mejoría rápida del paciente, disminuyendo el porcentaje de mortalidad. Además de lo ya enunciado sobre receptores y el estímulo nicotínico y la posibilidad de protección con la difenhidramina, recomendamos el bicarbonato de sodio endovenoso porque el mecanismo de alcalinización va a desempeñar un papel preponderante en la prevención y tratamiento de las arritmias que hemos descrito como una de las causas de muerte. Con respecto a la difenhidramina, ella reduce la can- tidad necesaria de atropina. Nosotros preferimos en el esquema de tratamiento que proponemos, el uso del diazepam como droga de primera elección en el control de las convulsiones. Es de resaltar lo que Roth y col. (1993) nos dicen cuando afirman que el uso de diazepam y atropina tienen una acción preventiva de las lesiones cardíacas, acción dosis dependiente y preconizan el diazepam a dosis de 3,2 mg/k y atropina 0,1 a 32 mg/k con lo que se previene la necrosis miocárdica asociada con la intoxicación. Re- cordamos que es absolutamente indispensable aplicar la atropina cuando ya se tiene al paciente suficientemente oxigenado, pues si éste se encuentra en hipoxia o anoxia, la atropina exigirá al miocardio un trabajo que no puede realizar en ambiente hipóxico y llevará a daño miocárdico. Transfusión de sangre fresca En casos muy graves hemos recurrido algunas veces a suministrar sangre fresca o glóbulos con la intención de suministrar la enzima en forma exógena, sobre todo en casos en los cuales el paciente no recupera los niveles de actividad de colinesterasa pese a los métodos exhaustivos de descontaminación y tratamiento. Pero nos encontramos ante dos situaciones que nos inquietan: 1. Los riesgos de las transfusiones (reacciones o contaminación, por ejem- plo, en la época actual, con virus de inmunodeficiencia) y 2. Con la falta de certeza sobre si estas colinesterasas exógenas son ciertamente útiles. Dice M. Repetto (1995) “sólo con carácter experi- mental, en monos se ha ensayado la administración de las propias colinesterasas (AchE y ChE) como pretrata- miento protector frente al somán. Los animales sobrevi- vieron asintomáticos a dosis hasta cinco veces superior a la DL50...”, pero debemos observar que fueron sus propias colinesterasas y en forma de pretratamiento lo cual es distinto en el caso sobreagudo humano. Podemos decir que en nuestros pacientes, si bien observamos leve mejoría, ella no es estable. Fungicida órganofosforado Aunque la gran mayoría de los agroquímicos con base en inhibidores de colinesterasas tienen la función de ser insecticidas, es bueno tener en cuenta que existe un fungicida órganofosforado con el nombre comercial de “Tolclofós”® , cuya fórmula química corresponde a O-2,6-dicloro-p-tolil O,O-dimetil fosforotioato, es el tol- cofós metílico, y cuya estructura química corresponde a: Fosforotioato 154 • Toxicología CARBAMATOS Dentro de los plaguicidas inhibidores de colinesterasas y con signología y sintomatologíasimilar a la de los fos- forados orgánicos, encontramos otro grupo importante: los carbamatos. Algunos de los carbamatos son mencionados en el capítulo de herbicidas y los hemos llamado carbamilados, pues como puede verse no tienen como efecto principal la inhibición enzimática. Pero su distinción y conocimiento debe hacerse, pues el establecer terapéutica equivocada puede tener consecuencias fatales. La denominación de carbamatos trae la implicación de que existen sustancias de este grupo que tienen acción insecticida mediante la inhibición de la colinesterasa y otros carbamatos que tienen función herbicida mediante la acción fitotóxica, no tienen acción importante sobre la colinesterasa; este cambio en su comportamiento es de muchísima importancia que el médico lo tenga presente ante una emergencia por estos plaguicidas pues estará inclinado a aplicación de grandes cantidades de atropi- na cuando el paciente le confiesa el nombre del grupo carbamato y ello a nuestra manera de ver puede tener repercusiones graves, tal como lo decimos unos renglones antes. Podemos clasificar los N-alquilcarbamatos como insecticidas generalmente, y los N-arilcarbamatos con función herbicida (Barberá, 1989) (ver tema de Thio- carbamatos). Los carbamatos insecticidas son también sensibles a la hidrólisis alcalina la cual ocasiona la inactivación del tóxico. Son igualmente lábiles a la radiación solar. Son, como ya lo hemos mencionado, inhibidores reversibles de la colinesterasa o sea “carbamilación” enzimática en forma similar a la inhibición que efectúan los fosforados orgánicos y que denominamos “fosforilación” siendo ésta irreversible. Fórmula química Es el 2-isopropoxyphenyl methylcarbamate. Absorción. La absorción es buena por vía oral y por vía dérmica es variable en este grupo de insecticidas. Dl50. Mencionamos aquí únicamente la del Propoxur por ser uno de los más utilizados en nuestro medio como elemento suicida por vía oral y aún por vía parenteral cuando se utiliza la inyección de éste con fines letales (ver fotos 5-6). En Colombia su clasificación es grado II es decir “media” para el compuesto comercial, con una Dl 50 de 95 mg/k para humanos. Teratogenicidad, Carcinogenicidad y Mutagenicidad. No existe evidencia de ninguno de estos efectos en los estudios realizados hasta ahora. Sintomatología y Tratamiento. La sintomatología y el tratamiento es similar a la de los fosforados or- gánicos. Otros carbamatos Llamamos la atención especialmente de nuestros co- legas médicos, para que tengan en cuenta que existen otros carbamatos que no son básicamente inhibidores de colinesterasas, y por ello el uso de atropina debe ser cuidadoso en caso de ser necesaria. Carbamatos Herbicidas Tienen varias diferencias que debemos anotar: se obtienen de la sustitución de un nitrógeno por un oxígeno, algunos de ellos son sensibilizantes dérmicos e irritantes. El pri- mero que se conoció fue el “profam” al cual se le atribuye la producción de cáncer cutáneo. Se sintetizó luego el “cloroprofam” con una toxicidad menor y sin acciones cancerígenas (Ladrón de Guevara, 1975). Tiocarbamatos Al lado de los carbamatos podemos enunciar los tiocar- bamatos, herbicidas resultantes de la combinación del fosgeno y aminas (Ladrón de Guevara, 1975). Los tiocar- bamatos tienen aspectos muy interesantes. Son utilizados en agricultura y en medicina veterinaria. Carbamatos Fungicidas Existen igualmente carbamatos que tienen acción fun- gicida y herbicida, pero además existen drogas como el disulfiram, de manejo humano. Disulfiram Ha sido utilizado como droga en el tratamiento del al- coholismo, se transforma dentro del proceso metabólico en etilditiocarbamato, el cual inhibe las metaloenzimas por su combinación con proteínas de la sangre y de los tejidos y la quelación del cobre y otros metales, alterando el metabolismo del alcohol etílico por inhibición de la aldehido-deshidrogenasa y produciendo aumento del acetaldehído en la sangre del paciente, lo cual causa la sintomatología que experimentará el alcohólico en el consumo de etanol. Inhibidores de colinesterasas • 155 Estructura química Disulfan Cuadro clínico Es similar al que hemos esbozado en el capítulo de fos- forados orgánicos. Reacciones alérgicas Hemos tenido oportunidad de atender pacientes con reacciones alérgicas intensas, con producción de vasculitis y verdadero fenómeno anafiláctico, como el que presen- Sintomatología. Se presenta hipotensión, cefalea, in- quietud, temblores, debilidad, lesiones dérmicas que pueden ser desde urticariformes hasta de tipo acné; y pueden aparecer psicosis y neuropatías. El cuadro puede agravarse y es preciso que el paciente al cual se le su- ministre, esté suficiente y claramente informado de los riesgos que tiene el tratamiento frente al consumo de licor, ya que la ingestión de alcohol (1mg/ml) en pre- sencia de ingestión de 0.5 a 1 gm. de disulfiram puede producir la muerte. Los carbamatos son derivados del ácido carbámico. Son inhibidores de la colinesterasa en forma reversible produciendo la carbamilación enzimática sin necesidad de metabolizarse, es decir, lo hacen directamente, pero su acción es fugaz y lábil. Son biodegradables y no bioacumulables, siendo su acción tóxica durable algunas semanas. Fórmula Química Básicamente corresponden en los carbamatos a la si- guiente: donde R 1 y R 2 representan los grupos –NH 2 y R 3 el grupo propiamente ácido (Barberá). Absorción Las puertas de entrada al organismo son similares a las que hemos mencionado en los fosforados orgánicos. Toxicidad En general son de media o baja toxicidad, excep- tuándose el aldicarb (temik) y carbofurán (furadán), metomil, lannate, methavin y nudrín que son de toxicidad alta. tamos en la fotografía que anexamos (Foto 5). Tratamiento Nos remitimos al enunciado en el capítulo de fosfo- rados orgánicos, pero hacemos notar que dado que la carbamilación es fugaz y que al utilizar los reactivadores enzimáticos éstos pueden unirse a la enzima en el sitio aniónico, produciendo una inactivación iatrogénica, ade- más de que pueden formarse compuestos carbamilados tóxicos, la generalidad de los autores no aconsejan el uso de reactivadores enzimáticos en los casos de intoxicación por carbamatos. El caso que puede presentarse es el siguiente: Tanto en las intoxicaciones por los órganofosforados como en las producidas por carbamatos, el tóxico, fosforado o carba- mato, se une al sitio esteárico de la enzima y produce la inhibición, estable en el caso de los primeros e inestable en el caso de los carbamatos por la unión del tóxico a un grupo –OH así: Inhibidores de Colinesterasas Primer paso En el esquema anterior tenemos la intoxicación de la enzima: Fosforilación y Carbamilación. La flecha de unión del Fosforado la representamos de mayor tamaño para significar su estabilidad en la inhibición enzimática. Veamos ahora que ocurre en el segundo paso: 156 • Toxicología Segundo paso Como podemos observar en este esquema, es posible que la carbamilación por su unión al grupo –OH haya desaparecido y es entonces cuando al aplicar los reacti- vadores podemos ocasionar una inhibición iatrogénica en la siguiente forma: Tercer paso Como es fácil deducir, podemos provocar una inac- tivación “inhibición iatrogénica” que se manifestará por aumento de la signología y sintomatología del paciente que llevarán al médico a creer en la necesidad de aplicar más reactivadores, agravando cada vez más la situación del paciente. Medidas preventivas La inadecuada aplicación de estas sustancias en los ho- gares conlleva a accidentes frecuentes especialmente en niños. Es muy grave el peligro que ofrece la conservación de estos insecticidas