Vista previa del material en texto
Talio Símbolo. TI. Número atómico: 81. Como elemento puro no es tóxico, pero sí lo son sus sales, las cuales pueden ser tálicas (3 valencias) o taliosas (1 valencia). Descubierto por Crookes y Lamy en 1861, fue uti- lizado en terapéutica especialmente como antisifilítico, antisudoral, depilatorio y antimicótico; pero su uso principal hoy día es como raticida, aspecto en el cual tiene gran utilidad. Como elemento terapéutico no debe utilizarse por cuanto su margen de seguridad entre dosis terapéuticas y tóxicas es muy restringido y podemos decir que sus efectos “terapéuticos” son sencillamente efectos tóxicos. Como rodenticida tiene un excelente efecto por cuanto carece de fenómenos que permitan a los roedores emitir señal de alarma, para impedir que el resto de la colonia consuma el tóxico. Su nombre hace relación con la aparición de una zona verde en el espectro, cuando es quemado a la llama, en la cual da una imagen de tallo (thallium). Este fenómeno que es una identificación muy tosca podría ser útil en el caso de no poseer laboratorio especializado, pues al quemar orina del paciente mediante la aproximación de ésta a la llama, utilizando un asa, es posible observar el color verde que confiere a la llama, y que puede servir de apoyo al diagnóstico clínico. Si bien la sal más importante en terapéutica fue el acetato de talio, en el campo de la toxicología ocupa un lugar primordial otra de sus sales: el sul- fato de talio. Dentro de los productos comerciales que se pueden adquirir en nuestro medio se encuentran el sulfato de talio, el “Matasiete” y el “Zelio”. Existió un producto “Zelio” cuyo principio activo fue el colecalciferol. En la industria el talio se ha utilizado como elemento en la fabricación de vidrios y diamantes industriales, es- pecialmente como carbonato y monóxido de talio y en pirotecnia en forma de nitrato de talio. La intoxicación puede presentarse como de origen medicamentoso, aunque debe ser proscrito de la far- macopea, por las razones que ya mencionamos, dado que aún es posible adquirir productos depilatorios con base en talio. Puede igualmente presentarse intoxicación criminal, con el inconveniente para el homicida, de que este elemento puede ser detectado en el cadáver de la víctima. Puede presentarse intoxicación accidental, es frecuente el hecho de la ingestión de cebos raticidas por parte de niños. Como elemento suicida tiene uso bastante extendido, fenómeno al que en nuestro medio atribuimos relación entre la similitud de un elemento utilizado para el mismo fin suicida y que se conoció entre nosotros con el nombre de “matarratas Guayaquil” el cual era fabrica- do con fluoracetato de sodio (sustancia que produce la muerte en un alto porcentaje y en forma relativamente rápida para el suicida), y el nombre del compuesto a base de talio “Matasiete”. Al ser prohibido el expendio de fluoracetato de sodio se lanzó al mercado el “Matasiete” con nombre fonética- mente parecido, con envase similar y coloración azulosa, carentes los dos de sabor y de olor. Como el paciente con tendencia suicida tiende a imitar, empezó a popularizarse el producto con base en talio, con la diferencia de que si la muerte no se presenta muy precozmente (en las primeras 36 horas), el paciente intoxicado con talio inicia un proceso lento y tedioso, prácticamente un calvario, que durará por varios meses y en ocasiones años. Es importante destacar que el producto expendido en solución, como ya dijimos, carece de olor y sabor y su coloración azulosa puede ser fácilmente disimulada, lo que facilita la administración con fines homicidas. Estas características fisicoquímicas hacen que el diagnóstico precoz de intoxicación se dificulte para el médico, quien no tendrá elementos delatores de la sustancia, si no existe el relato de intoxicación. 314 • Toxicología Toxicidad Dosis tóxicas La dosis tóxica se estima entre 10 y 16 mg/kg de peso y el límite máximo permisible en el ambiente es de 0,1 mg/m3. Dosis oral para: Perros DLm: 13 Conejos DLm: 25 Dosis mortal para humanos: 1 gm Toxicocinética Absorción y eliminación Las vías de entrada de este elemento pueden ser oral, dérmica y aérea. La oral es la vía de predilección de los suicidas y la más frecuente en los casos accidentales y homicidas; las vías aérea y cutánea son las más frecuentes en los casos de intoxicación profesional. La absorción del talio se efectúa en forma rápida; aproximadamente a las dos horas de ingerido se encuen- tra una alta concentración hemática del tóxico, el cual, además, tiene un coeficiente elevado de distribución y una rata de eliminación lenta, calculada en un 3% del remanente diario. El talio atenta contra todas las estructuras y es capaz de atravesar todas las barreras; este hecho es importante especialmente en las madres en gestación. No puede olvidarse que el talio es un tóxico con características de gran acumulación en el organismo, lo cual hace que el tratamiento de la intoxicación sea, con mucha frecuencia, dispendioso y prolongado, y que pueda producir teratogénesis. Algunas sales como el acetato de talio (Tl-COO-CH3) tienen una absorción completa por todas las vías posibles y una eliminación lenta especialmente por vía urinaria y gastrointestinal, aunque no es despreciable la eliminación por leche, lo cual le da importancia en lactancia, otras vías menos importantes son las faneras como cabello y uñas. Si consideramos que el tratamiento efectuado pre- cozmente impide la acumulación del tóxico aminorando muchas de las secuelas y evitando invalidez prolongada, nos damos cuenta de la importancia que tiene el hecho de carecer de olor, color o sabor, para hacer un diagnóstico precoz e impedir la absorción y distribución del tóxico. Mecanismo de acción El mecanismo de acción es aún mal conocido. Existen varias hipótesis sobre éste, pero ninguna de ellas explica totalmente las lesiones y el proceso tóxico que el talio ejerce en el paciente. Tal vez la más adecuada a la sintomatología se explica por la apetencia que el talio tiene por los grupos sulfidrilos (-SH), fenómeno de gran importancia en el proceso enzi- mático; otro mecanismo hace relación con el intercambio de potasio intracelular por talio extracelular. Ninguna de las dos hipótesis explica la totalidad del cuadro clínico y de las lesiones que el talio ocasiona; los dos mecanismos enunciados son insuficientes para explicar muchos de los eventos. Citamos a Repetto (1995) quien explica las caracterís- ticas toxicodinámicas del acetato de talio haciendo énfasis en la similitud del tóxico con el K+ que le confiere la propiedad de atravesar fácilmente las membranas. Tiene la capacidad de inhibir la ATPasa sódico potásica, la síntesis proteica y el ciclo de los ácidos tricarboxílicos y produce el desacople de la fosforilación oxidativa. Sigue Repetto afirmando que reacciona con la riboflavina y forma com- plejos insolubles a la vez que disminuye la disponibilidad de nucleótidos y de energía e incrementa la peroxidación lipídica con destrucción de neurotransmisores. Esta minu- ciosa descripción explica en muy buena parte el cuadro clínico del intoxicado con talio. Sintomatología Si la cantidad de talio es alta, la muerte puede presentar- se pocas horas después de un cuadro de gastroenteritis aguda, generalmente por un paro respiratorio que podría semejarse a una sección medular de tipo tóxico. Si el paciente sobrevive a este episodio, el cuadro sigue siendo el de una gastroenteritis con dolor abdominal, vómito y diarrea inespecífica, con el factor en contra del paciente, que el médico, como ya lo dijimos, no posee signos clínicos específicos, ni otros indicios como olor y color dejados por el tóxico. Ello evidentemente dificulta el diagnósticoprecoz, es decir, el diagnóstico y tratamiento en el mo- mento ideal, o sea, antes de que el tóxico se acumule y cause lesiones. El médico, la mayoría de veces sólo tendrá como indicios el relato del contacto con la sustancia. Clásicamente se han descrito tres episodios o síndro- mes en el transcurso de la intoxicación aguda: 1. Síndrome gastrointestinal. 2. Síndrome neurodermatológico. 3. Síndrome gripal. El Síndrome gastrointestinal. Que ya hemos descrito, puede semejarse a cualquier proceso gastroentérico incluyendo el riesgo de deshidratación, hemorragias o lesiones del tracto digestivo. Síndrome neurodermatológico. Éste comienza varios días (8-15) después de la intoxicación con dosis aguda; aparece en el proceso de intoxicación crónica (dosis pequeñas repetidas) como el cuadro inicial, pasando muchas veces inadvertido el síndrome gastroentérico. Involucra, como su nombre lo dice, el sistema neu- rológico y la piel. En el campo neurológico aparecen manifestaciones de neuropatías periféricas y del SNC. Talio • 315 El paciente manifiesta dolores urentes o quemantes que generalmente se inician por miembros inferiores y pueden ser ascendentes y simétricos. Existen hiperestesias generalizadas y de intensidad tal, que hacen que el paciente no tolere ningún estímulo táctil. Esta polineuropatía que corresponde a desmieli- nización de nervios periféricos, lleva al paciente hacia la invalidez. Por esta razón, aconsejamos el tratamiento precoz, con el fin de evitar la invalidez prolongada del paciente, lo cual aumenta su sufrimiento, también por la implicación económica que ella tiene para el paciente y para la sociedad, retardando su reincorporación a la vida activa. A nivel del sistema nervioso central puede existir agresión a los nervios ocular común, óptico y acústico, con aparición de sintomatologías correspondientes: fenó- menos acústicos, ptosis palpebral y amaurosis o ceguera. Además, los pacientes pueden presentar fenómenos más intensos sobre el SNC como podría ser una verdadera encefalitis tóxica que puede ser mortal. Es frecuente que los pacientes experimenten insomnio y alucinaciones. En la esfera dermatológica se presenta la alopecia que es el signo popular de diagnóstico. El cabello se desprende muy fácil y a veces espontáneamente; aparece en la ropa de dormir y se va haciendo cada día más extensa, hasta hacerse general, respetando sólo los dos tercios internos de las cejas, las pestañas y el triángulo inferior pubiano. El bulbo piloso, por carecer de respiración, se altera adquiriendo un color oscuro. La queratina se quiebra y puede observarse fraccionada al microscopio de luz. El ritmo que sigue el proceso de depilación es generalmente en dirección parieto-occipital y frontal, es decir, inverso a la dirección de la depilación por otras patologías, como la alopecia por dermatitis seborreica. Generalmente en la fase inicial de la intoxicación existe un estímulo de glándulas exocrinas y el paciente presenta aumento de la saliva y sudoración, pero en este período ya han sido lesionadas estas glándulas y el pacien- te presenta saliva espesa, que le dificulta deglutir; no suda y este problema ocasiona gran molestia por cuanto no hay facilidad de evaporación y pérdida del calor. Igualmente en el tracto digestivo se pierde lubricación por dismi- nución de la secreción de sus glándulas, haciendo más compacto el bolo fecal, a esto se suma la lesión a nivel de placas neuromusculares; es fácil entonces deducir que el paciente presenta un intenso cuadro de estreñimiento, a veces difícil de vencer con catárticos y lubricantes. Es posible que existan también fenómenos de oligos- permia o azoospermia y alteración de la ovulación, cuya recuperación depende de la agresividad de la lesión. A nivel de uñas aparecen tardíamente signos de al- teración de la contextura con estriaciones transversales de color claro. La esfera psíquica puede alterarse apareciendo cual- quier patología, sin que pueda predecirse el fenómeno. Síndrome gripal. Descrito generalmente por la es- cuela argentina, lo constituye un cuadro de cansancio, decaimiento, artralgia, fiebre, etc., similar a los episodios virales. El estudio electrocardiográfico del paciente pue- de alterarse con depresión de la onda T. El electro- encefalograma puede presentar igualmente alteraciones con aparición de ondas theta. El sistema renal, como es frecuente en intoxicaciones con metales o metaloides, está involucrado en la intoxi- cación por talio: se presenta nefritis con albuminaria, hematuria y a veces hipertensión arterial. Algunos describen también lesión del nervio óptico con aparición de ceguera o amaurosis. Tratamiento El tratamiento estará encaminado a: 1. Impedir la absorción. 2. Inactivar la sustancia. 3. Tratamiento sintomático y de eliminación. Impedir la absorción. No sobra destacar la impor- tancia de este procedimiento, pues con esta medida se evitará la acumulación y la producción de efectos que pueden ser mortificantes para el paciente y aun invalidan- tes por largo tiempo. Se recomienda entonces, hacer la descontaminación del tubo digestivo, cuando se sospecha la intoxicación oral, con sustancias como los compuestos yodurados o el agua adicionada de hiposulfito de sodio o de sales de potasio. También puede recomendarse el uso de carbón activado o el agua albuminosa. No debe olvidarse el suministro de catártico salino, con el fin de descontaminar todo el tubo digestivo. Inactivar la sustancia. Al proceder con las medidas propuestas para la descontaminación gástrica, en parte se está logrando la inactividad del tóxico por cuanto se formarán compuestos no absorbibles que se precipitan y que no ejercerán efecto lesivo. 316 • Toxicología Tratamiento sintomático o de eliminación. Uno de los problemas fundamentales en el enfoque terapéutico del paciente intoxicado por talio es el desconocimiento de algunos de los mecanismos tóxicos de la sustancia. Se han esbozado muchos esquemas de tratamiento, los cuales enunciamos, para luego referirnos a la terapéutica ejecutada por nosotros. Se han utilizado: BAL EDTA CaNa2 Potasio en sales como el yoduro y el cloruro Aminoácidos, especialmente cisteína Hiposulfito de sodio Gluconato o lactato de calcio Ditizona Dietildithiocarbamatos Tiuracilo Seleniato de sodio Penicilamina Penicilina cristalina sódica Azul de Prusia La dificultad de conocer el mecanismo íntimo de los efectos patológicos no ha permitido establecer un trata- miento único que asegure su efectividad. La diversidad de esquemas terapéuticos que aquí enunciamos y quizás otros que hayan sido preconizados, nos lleva a pensar que aún no existe uniformidad en el enfoque terapéutico. Muy brevemente hacemos mención de las razones que han sido argumento para que cada uno de los tratamientos enumerados haya sido abandonado o reemplazado por otros. Con respecto al BAL y al EDTA, no se encontró suficiente acción quelante del talio, y por el contrario, se encontraron acciones adversas a nivel del sistema renal principalmente y de efecto quelante de electrólitos. El potasio da la impresión de mayor efectividad no como quelante sino como formador de sales menos tóxicas y por ello creemos en su efectividad a nivel de absorción, mas no a nivel de quelación una vez absorbido el talio. Sabemos que existe intercambio K-TI a nivel de células, pero ello no explica totalmente el mecanismo toxicológico del talio, y su empleo como única arma terapéutica no ofrece seguridad de éxito. La cisteína es destruida a nivel orgánico por las en- zimas y pierde entonces su finalidad, suministrar grupos thiólicos o –SH. Con igual fin es suministrado el hiposulfito de sodio y éste parece cumplir su finalidad, sin ser atacado por las enzimas.El gluconato y el lactato de calcio tienen funciones similares a las antes mencionadas para el potasio, por lo tanto es útil suministrar estas sales de calcio, antes de absorberse el talio, con la ventaja de ser menos irritantes del tracto digestivo, que las de potasio. La ditizona mostró graves efectos diabetogénicos. El dietildithiocarbamato, el tiuracilo así como el seleniato de sodio no han probado su efectividad y los dos primeros son responsables de efectos indeseables orgánicamente hablando. La penicilamina ha sido utilizada como quelante de metales, con poder diferente de quelación según el ele- mento tóxico, ha demostrado su efectividad en estos casos. La dificultad para conseguirla y su alto costo han hecho que tengamos que recurrir a utilizar la penicilina crista- lina sódica en su reemplazo, con el fin de aprovechar el metabolismo de ella a B-B- metilcisteína (penicilamina), aun conociendo la baja cifra de conversión, la cual puede estar en un 8 o 10%. El azul de Prusia es uno de los más recientes esquemas de tratamiento preconizados. Su acción parece deberse al fenómeno de formación de sales no absorbibles a nivel oral, pero aún existe poca información de la utilidad de este tratamiento. Se aducen ventajas como la posibilidad de suministro oral, pero quedan muchos interrogantes por aclarar. El esquema seguido por nosotros es el siguiente: –Suministramos penicilina cristalina sódica en per- fusión continua venosa, durante 8-10 días, en dosis para adultos de 15-20 millones de U., por día y 500.000 U/kg de peso, en los casos de pacientes pediátricos. –Cuando disponemos de la penicilamina preferimos el suministro de ésta al tratamiento con penicilina cristalina sódica. Suministramos 250 mg tres veces al día, vía oral, durante 10-15 días. Es lógico que este esquema evita riesgos y dificulta- des al paciente, por cuanto en el caso de la penicilina debemos hospitalizar e instalar venoclisis y con la pe- nicilamina el tratamiento puede hacerse en el hogar y por vía oral. –Suministramos hiposulfito de sodio a dosis de 10 ml vía venosa, en preparación al 10%, administrado cada ocho horas en forma lenta. –Los demás medicamentos como analgésicos, elec- trólitos, catárticos, etc., los suministramos a necesidad. –Recomendamos efectuar exámenes de laboratorio periódicamente, con el fin de evaluar la necesidad de suspender o continuar la medicación. –No debe olvidarse la posibilidad de complicaciones como encefalitis, nefritis, miocarditis, etc., que obligarán al control y vigilancia estricta del paciente y a terapia específica. –Recomendamos también la iniciación de fisioterapia en forma precoz. –Recomendamos el tratamiento temprano de los problemas psiquiátricos del paciente y su control por parte del especialista. Talio • 317 BIBLIOGRAFÍA ASTOLFI, E., et al. Toxicología de Pregrado. Ed. Librero López. Buenos Aires, Argentina, 1982. CALABRESE, I.A.; ASTOLFI, E. Toxicología. Ed. Kape- lusz. Buenos Aires, Argentina, 1972. CASARETT and DOULL’S. Toxicology. 3ª ed. MacMillan Publishing. New York, 1986. DREISBACH, R.H. Poisoning. 10ª ed. Lange Med. Publi- cations. California, 1980. QUER-BROSSA, S. Toxicología Industrial. Ed. Salvat. Barcelona, España, 1983. FRANCONE, M.P. Toxicología. Ed. Panamericana. Bue- nos Aires, Argentina, 1963. OHEME, F.W. Mechanisms of Heavy Metal Toxities. Clinical Toxicology. 5: 2, 151-168, 1972. CAVANGH, J.B. Peripheral Neuropathy caused by Che- mical Agents. Critical Reviews in Toxicology. 2: 3, 365-417, 1973. RIGHETTI, P. et al. The Therapeutic Effect of Dithiocarp (DTC) and Potassium Chloride en Experimental Thallium Poisonig in Guinea Pigs. Clinical Toxico- logy. 4: 2, 165-172, 1971. LARCAN, H.A. Les intoxications aigües parles cosmé- tiques. European J. of Toxicology. 8: 5, 265-274, 1975. MULKEY, JP.; OEHME, F.W.A. Safety Study of Tha- llium-Containing Ceramic Superconductor Ma- terial in Rats. Vet. Hum. Toxicology. 20 (1) Febr. 1998 11-14. REPETTO, MANUEL. Toxicología Avanzada. Ed. Díaz-Santos. Madrid, 1995. NIEHUES, R.; HORSTKOTTE, D. et al. Repeated in- gestion with suicidal intent of potentially lethal amounts of thallium Deutsch-Med-Wochenschr. 1995 Mar 24; 120(12): 403-8. MEGGS, W.J.; HOFFMAN, R.S., et al. Thallium poiso- ning from maliciously contaminated food. J-Toxi- col-Clin-Toxicol. 1994; 32(6): 723-30. BARROSO MOGUEL, R.; VILLEDA HERNÁNDEZ, et al. Combined D-penicillamine and prussian blue as antidotal treatment against thallotoxicosis in rats: evaluation of cerebellar lesions. Toxicology. 1994 Mar 25; 89(1): 15-24. TABANDEH-H.; CROWSTON, J.G., et al. Ophthal- mologic features of thallium poisoning. Am-J-Oph- thalmol. 1994 Feb 15; 117(2): 243-5. NOGUE, S.; MUNNE, P. Talio. En: Dueñas A. Intoxica- ciones agudas en Medicina de Urgencias y Cuida- dos Críticos. Barcelona: Masson, 1999. CASARETT & DOULL´S. Toxicology 5ª ed. McGraw-Hi- ll. New York, 1999. PRONCZUK DE GARBINO, J., et al. Evaluation of an- tidotes: activities of the International Programme on Chemical Safety. J Toxicol Clin Toxicol: 35: 333-43 1997. DUEÑAS LAITA, A. Intoxicaciones agudas en Medicina de Urgencias. Ed Masson, Barcelona, p: 392-93- 1999. LADRÓN DE GUEVARA. Toxicología Médica- Clínica y laboral. Ed. Interamericana p: 187-193- 1995. URIBE GRANJA, MANUEL GUILLERMO. Neurotoxi- cologia. Primera Edición. Exlibris Editores. Págs: 108-110. 2001.