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Veneno de peces y animales acuáticos En las dos clases en que se encuentra hoy subdividida la antigua clase de peces, es decir chondrichthyes (pe- ces cartilaginosos) y osteichthyes (peces óseos), existen representantes venenosos. Las especies ícticas con esta característica son mucho más numerosas de lo que co- múnmente se cree, ya que son nada menos que 38 las familias que poseen uno, más o todos sus componentes dotados de veneno. Los venenos de los peces son aún prácticamente desconocidos desde el punto de vista químico, al igual que casi no se conocen sus características farmacoló- gicas y tóxicas. La secreción venenosa es introducida profundamente en los tejidos del ser contra el que se actúa, por medio de un aparato que sólo puede ser denominado inyector por analogía a otros, ya que, en realidad, funciona de la misma manera que la punta de flecha envenenada o el vacinostilo: éste produce la herida y el material que lo cubre entra en contacto con los tejidos. Dicha sustancia suele ser producida por glán- dulas cutáneas o, al menos, anexas a la piel. Los aparatos que producen la herida pueden ser de diferentes tipos: acúleos y espinas dispuestas en distintos lugares (aletas dorsales en ciertos escualos, aleta dorsal anterior en las quimeras, aletas dorsales y pectorales en los silúridos, aleta dorsal y opérculos branquiales en los traquínidos. Zona de los “hombros” en los uranoscópidos, aletas dor- sales, anales y pelvianas en los pteriodes y aletas dorsales en los batracoídidos o peces sapo). En los ráyidos existe un agudo aguijón caudal, el “hierro”, así denominado por su parecido a un arpón y por poseer dentaduras. Así mismo es “lanzado” por algunas razas para herir a sus presas, dan un fulminante latigazo con el pedúnculo caudal en cuyo extremo se encuentra el “hierro”. En razas con pedúnculo corto la herida es debida, por lo general, al hecho de pisarlo accidentalmente, tratándose por lo tanto de una herida producida pasivamente. El veneno de los pteroides es uno de los mejor co- nocidos, junto al de los peces araña (traquínidos). La sintomatología se caracteriza por dolores fuertes, ardor y alteraciones térmicas. No son raros los casos letales. Sin embargo, con- tra el veneno de los pteroides se produce un suero específico. En conjunto, considerando los efectos de los vene- nos animales, éstos originan sintomatologías locales y a ellas se reducen los venenos más débiles que actúan por contacto. La zona de localización de las lesiones suele ser la piel, las conjuntivas y las mucosas, sin que, por lo general, se afecten zonas más profundas. Los venenos que poseen una acción lítica pueden ser más graves, apareciendo ulceraciones profundas y con escasa tendencia a la cicatrización. Los venenos que actúan por inyección en los tejidos poseen una acción local, que aunque en grado mayor, suele ser similar a la de los precedentes, pudiendo actuar, en determinadas zonas, también por contacto. Los venenos que se inyectan con la mordedura u otro procedimiento, poseen una acción general, pudiendo provocar –según cada tipo– hemorragias superficiales o profundas, fenómenos hemolíticos que se traducen en una especie de anemia gravísima y repentina, coagulación de la sangre con formación de trombos, lesiones en el sistema nervioso periférico, central y autónomo, con aparición de dolor o, por el contrario, de un efecto anestésico, pareste- sia, atrofias, alteraciones en el ritmo y la presión cardíaca, en la respiración y en la termorregulación, con producción de cefaleas y somnolencias. Este último síntoma es el más importante y primero de la llamada “facies neurotóxicas”, en la cual el aspecto del paciente es somnoliento y depri- mido, lo que permite, en caso de no conocerse la especie causante de la lesión, orientarse a la hora de efectuar un diagnóstico probabilístico y de tratamiento, que aunque 714 • Toxicología no sea específico, será coherentemente racional. Además, y según los casos, intervienen unos factores perturbadores del hígado, el corazón, el bazo, los pulmones, etcétera TRATAMIENTO En términos generales la terapia es, en primer lugar, sin- tomática, lo que significa que está encaminada a combatir los síntomas: analépticos y antidepresivos, calmantes (raramente) en eventuales estados de excitación, car- diotónicos para los colapsos, etcétera. Contra todas las especies, o mejor, contra todos los venenos que poseen un suero antídoto se administran dosis generosas del mismo, mayores, lógicamente, cuanto menor es la masa corporal del paciente. Así un niño intoxicado requiere dosis mayores que las necesarias para un adulto, ya que la relación proporcional entre veneno y organismo in- toxicado es más elevada. ALGUNOS SON ÚTILES Sin embargo, los venenos en dosis adecuadas o aprove- chando algunas de sus características, pueden ser sustan- cias útiles, naturalmente después de haber eliminado o neutralizado los factores negativos de cada veneno. Esta práctica lleva bastante tiempo y es sabido que muchos medicamentos galénicos (o sea obtenidos de productos naturales, no mediante síntesis) son venenosos como por ejemplo arsénico, estricnina o belladona, etc. También algunos venenos animales previamente tratados son uti- lizados como anestésicos, coagulantes y anticoagulantes. Debido a que aún se están realizando las investiga- ciones sobre el particular y que dichos venenos no son conocidos totalmente, las aplicaciones terapéuticas son todavía muy recientes; pero el futuro de su utilización farmacológica es considerable debido a que dichas sus- tancias tienen una poderosa acción biológica. Entre los invertebrados hay que recordar los celen- téreos, cuyos medios de defensa son células urticantes. Podemos considerar que las sustancias químicas que provocan irritación son verdaderos venenos, aunque se limitan a provocar molestias más o menos graves, con dolores agudísimos y frecuentemente fiebre. Es muy común ver bañistas que tocan una medusa sufriendo un fuerte escozor; el caso más común es el de la carabela portuguesa la cual puede producir la muerte a un adulto. Entre los invertebrados debemos citar las especies que poseen un verdadero aparato inyector de veneno, no nos referimos a los moluscos (mejillones, ostras, etcétera) que pueden transmitir agentes patógenos. Entre los invertebrados venenosos existen ciertos moluscos, y no nos referimos, desde luego, a los bivalvos mejillones, ostras, etc., los cuales pueden transmitir graves enfermedades (cólera, tifus, paratifus y sal- monelosis varias), ya que en este caso se trata de una simple transmisión de agentes patógenos. Tampoco nos referimos a las intoxicaciones que pueden causar, debido a procesos de putrefacción en alimentos que no están muy frescos. Se trata más bien de mencionar aquellas especies que poseen un auténtico aparato inyector de veneno y sus correspondientes medios inyectores. La mayor parte de estos animales pertenecen al género Conos y poseen glándulas productoras de veneno, un aguijón unido a ellas mediante un conducto y una musculatura adecuada para proyectar éste como si se tratara de un dardo o un arpón. El veneno de los Conos posee una misión estre- chamente ligada a la captura de las presas, aunque también puede ser utilizado como arma de defensa, pudiendo tener graves consecuencias, incluso letales para el hombre. Entre los moluscos octópodos existe un pulpo que con la mordedura de su pico córneo inocula un veneno, aunque éste no sea excesivamente activo. NE: El veneno de los moluscos, ostras, caracoles, etc., dice Repetto (1995 - 1997) “contiene un ende- capéptido denominado eleidoisina que por inyección produce depresión de la conduictibilidad del miocardio”. Además pueden producir al ser ingeridos por acción de lamitilotoxina varios síndromes: intoxicación paralítica (PST), síndrome diarreico por moluscos (DSP) y síndrome escombroide. Tampoco entre los equinodermos faltan las especies con propiedades venenosas. Citaremos la estrella de mar, Acanthaster pfunci y varios erizos de mar: Arbacia lixula, Psammechinus microtuberculatus y Sphaerechinus granu- laris, todos ellos presentes en el Mediterráneo. También poseen veneno Diadema antillana, Diade- ma setosum, Echiothrix calamaris, Asthenosoma ijimai, Asthenosoma varium, Toxopneustes elegans y Toxopneustes pileolus. Los acúleos y los seudópodos son los órganos que inyectan, o mejor, que transportan a las heridas, del mismo modo que las flechas envenenadas, el veneno, que produce unas reacciones químicas inflamatorias y dolor agudo, con aumento ocasional de la temperatura. Entre los anélidos también se conocen especies ve- nenosas. Podemos citar Chloeia flava, Choleia uiridis, Eurythoe brayiliensis, Eurythoe complanata y Hermodice carunculata, que inoculan muy superficialmente la se- creción de las glándulas cutáneas mediante cerdas rígidas anexas al aparato parapoidal, mientras que las especies pertenecientes al género Glycera, Glycera dibranchiata, Glycera ovigera inyectan el producto de las glándulas (que comunican con la cavidad oral), mediante los pequeños garfios quitinosos de las mandíbulas. Podríamos hacer una clasificación basada en el me- canismo de producción, que puede ser por contacto, por punción o por mordedura; todo ello independientemente de los incidentes por ingesta. Veneno de peces y animales acuáticos • 715 LESIONES POR CONTACTO Esta clasificación no tendría mayor importancia si no incluyéramos un factor capital que diferencia el trauma simple (clavo, astilla) del que tiene lugar por un ser vivo: el factor tóxico animal. De las 40.000 especies de peces, sólo existen en todos los mares unas 200 que son venenosas. Se pueden consi- derar venenos defensivos (situados en glándulas cutáneas) y ofensivos (dependientes del tracto digestivo). Fanerotóxicos o ponzoñosos Tienen órganos secretores de sustancias tóxicas que nor- malmente utilizan para inmovilizar a sus presas. Criptotóxicos o venenosos La sustancia está concentrada en determinados órganos o por todo el organismo. Son los que producen intoxica- ciones al ingerirlos. Pueden ser eliminadas, en parte, por las excretas (el moco protector, por ejemplo). Algunos animales tienen ambas características, siendo desconocida la estructura química de la mayoría de estos venenos, que pueden actuar incluso por el contacto de su sangre (congrios) con una herida humana. Así como hay sueros específicos para muchos animales terrestres, no los hay para los marinos, excepto para los finchinidos de reciente aparición. Las estructuras conocidas son polimórficas, por ejem- plo, el de las actinias está formado por talasina, congestina, hipnotoxina, tetramina, serotonina y tienen propiedades hemolíticas, proteolíticas y neurotóxicas. Recordemos que fueron Portier y Richst en 1902 quie- nes descubrieron el fenómeno de la anafilaxia a partir de la actinocongestina procedente de la medusa (fisalia en este caso). La histamina es el clásico ejemplo desencadenante de fenómenos alérgicos. La sensibilización consecuente en este tipo de accidente podríamos considerarla a título divulgativo como una antivacuna, pues así como ésta a más dosis más resistencia, el fenómeno de sensibilización disminuye las defensas y a cada nueva inoculación la reac- ción negativa por parte del organismo es mayor llegando incluso a la muerte por shock anafiláctico. Medusas Las lesiones más típicas debidas a contactos las producen los celentéreos, lesiones que por otra parte acostumbran a dejar cicatrices indelebles. Concretamente, el grupo de los Hexacoralarios, anémonas, actinias y medusas. Estos animales tienen unos órganos llamados nematocitos que son verdaderos aparatos de inoculación automática, pues ante cualquier contacto se desenroscan clavándose e inyectando su líqui- do urticante. Aunque el buceador lleve guantes, después de manipular estos animales debe cuidar de no tocar su propia piel, pues al haberse impregnado los guantes actúan como elemento transmisor). Las medusas tienen mala reputación, que algunas especies se merecen, pero otras no. En el hombre la pi- cadura (como es denominado el contacto popularmente) provoca una quemadura y una picazón de la piel y, a lo sumo, edema, enrojecimiento y trastornos respiratorios. Unas pocas, que recorren los océanos del mundo, son inofensivas. La carabela portuguesa segrega un veneno poderoso que puede producirle graves daños al ser humano. Debajo de un flotador de color azul rosado, lleno de gas, cuelgan muchos filamentos que se prolongan entre 12 y 18 me- tros, e incluyen nematocistos, es decir, órganos urticantes, que pueden inyectar veneno. La carabela portuguesa pica indiscriminadamente para alimentarse y, de este modo, sobrevivir. La mayoría de los depredadores no se atreven a tocarla, y sólo la comen algunas aves marinas. Signos y síntomas Los síntomas por contacto con medusa son similares a los producidos por actinias y corales: prurito, flictenas, calambres (aparecen a los 15 minutos aproximadamente, por la absorción), opresión torácica con espasmos mus- culares (bronquiales), disnea, agitación, cefaleas, vómitos, intensa conjuntivitis y a veces rinitis. NE: El veneno de las anémonas, actinias y corales actúa retardando la inactivación de los canales rápidos de Na+con incremento del Na+ y Ca++ intracelulares y pérdida rápida de K+ con lo cual se produce una caída del potencial de reposo de la membrana y pérdida del potencial de acción (Repetto, 1997). Tratamiento Una vez aparecida la lesión, hay que procurar no frotar la parte afectada, ya que podrían permanecer algunos nematocitos intactos pegados a la piel sin derramar su contenido, por lo cual una maniobra intempestiva podría romperlos aumentando el área de acción. Debe lavarse la zona con agua salada para producir un arrastre mecánico; de hacerlo con agua dulce se produciría por ósmosis un estallido de los nematocitos restantes. LESIONES POR PICADURA Respecto a los pinchazos, podemos citar como más ele- mentales a los anélidos, concretamente dos especies de poliquetos errantes: Hermoine histrix y Aphrodite aculeara. Ambos poseen el dorso cubierto de cerdas quitinosas que se aglutinan en grupos merced a una mucosidad (tóxica) que les envuelve y llegan a constituir verdaderas púas capaces de atravesar la piel humana originando una verdadera punción ponzoñosa. 716 • Toxicología Los pedicelios son unos pequeños órganos fijados en la cáscara entre las espinas. Se componen de un brote con una varilla calcárea en cuyo extremo se articulan tres piezas que forman una pinza. A estas piezas se añaden a veces glándulas venenosas que se abren el extremo de cada diente de la pinza. Están en movimiento pendular continuo y al contactar con un posible enemigo se hunden en sus tejidos inoculando su secreción. Erizo Paracentroutt lividus, garota de roca o erizo de mar común. Va desde un color marrón brillante a un negro azulado intenso. Tiene las espinas puntiagudas que varían de tamaño según donde vivan. Los que se encuentran en lugares muy batidos por las olas las tienen más cortas: viven sobre sustratos rocosos o en praderas de posidonias. Arbacia lixula, garota negra o erizo negro. Coloración negra intensa. Se diferencia del anterior porque el área peribucal es casi la mitad de su superficie basal (la del Paracentrotus es muy pequeña), sus espinas son compa- rativamente más largas, especialmente las de la base. Se ha demostrado que raramente viven por debajo de los 10 metros. Siempre sobre sustrato rocoso, es muy visible; elige lugares iluminadosy con aguas templadas. Sparaechinus granul arist erizo violeta. Sistemática- mente próximo a los Paracentrotus. Se diferencia por su voluminoso tamaño, su cuerpo redondeado y por sus densas y cortas espinas violáceas, blancas en sus extremos, difíciles de desclavar. Signos y síntomas Las púas de estos erizos son muy friables y suelen frac- cionarse al clavarse, quedando fragmentos en el interior que constituyen un cuerpo extraño. Entonces pueden ocurrir varias cosas: 1. Que se reabsorban; al ser material orgánico puede llegar a disolverse y desaparecer con el tiempo. 2. Que se enquisten; el enquistamiento es una verda- dera expulsión del cuerpo extraño hacia el interior, aislándole. 3. Que se infecten; en este caso se originará una pústula que al abrirse expulsará la espina conjuntamente con el pus. Precisamente un tratamiento popular consiste en provocar una infección de la puntura. Tratamiento Se debe extraer necesariamente una púa cuando se en- cuentre en una zona de apoyo, sea articular o afecte un territorio muy inervado. No se conocen casos de emigra- ción. El método selectivo de extracción es empleando un alfiler, de preferencia en el momento de salir del agua cuando la zona está todavía mojada; en todo caso se puede mantener húmeda en medio isotónico, pues al secarse se contraerá la piel dificultando la extracción. Empaparemos pues con agua salada evitando el agua dulce. Una púa que afecte un trayecto nervioso producirá neuritis de irradiación; si es intrarticular producirá artritis rebeldes a todo tratamiento conservador, requiriendo artrotomía y drenaje. Una inoculación masiva puede exigir narcosis general para su extracción. Una receta magistral que ha demostrado innumerables veces su eficacia consiste en una pasta formada por esencia de trementina 7,5 g, ácido acetilsalicílico 7,5 g y lanolina 20 g, con la que impreg- naremos la región afectada manteniéndola unas 12 horas cada vez que se renueva la cura. Su efecto astringente hace sobresalir los restos inoculados que se pueden acabar de sacar con medios mecánicos. Rayas Mientras los silúridos producen generalmente un cuadro doloroso, las rayas de río (familia Potamotrygonidae) y algunas especies de mar que frecuentan las costas (das- yatis y myliobatis), pueden ocasionar cuadros graves y en algunos casos hasta la muerte. Las rayas de agua de mar como las de agua dulce producen la herida con la espina o espinas insertas en la cola, que levantan (como un escorpión) y proyectan hacia adelante con fuerza, incrustándola en el cuerpo de quien las toca. Como generalmente se trata de animales de gran ta- maño, una vez clavado el aguijón, si no se rompe, al salir produce importantes desgarros tisulares. Como además este aguijón está recubierto por una mucosidad tóxica, debemos añadir al efecto mecánico el de una agresión química. Las mantas reciben con frecuencia el nombre de “diablos de mar”, y muchas de las supersticiones de los pescadores cubanos giran en torno a ellas, desde la refe- rencia a sus poderes hipnóticos hasta la costumbre que tienen de salir del agua de un salto para meterse en los barcos de pesca. El ejemplar más grande de esta especie que se ha visto tenía casi siete metros de envergadura y pesaba poco menos de dos toneladas. Los pescadores que logran arponear uno de estos gigantes descubren ensegui- da lo fuerte que es. Una manta puede destruir un barco pesquero común en cuestión de minutos, pero se trata de la pelea normal por la supervivencia. No les interesa arrastrar marineros para que mueran en el mar, sino que les basta con que las dejen en paz, comiendo enormes cantidades de pececillos y plancton, y en ocasiones sal- tando fuera del agua, en una sucesión de hasta tres saltos. La raya tiene una cola temible, con aspecto de látigo, más larga que su cuerpo; y cerca de la base de la cola hay una, dos o tres espinas aplanadas provistas de dientes pe- queños y afilados, recubiertos de una baba venenosa que puede perjudicar seriamente al hombre, provocándole incluso la muerte. Veneno de peces y animales acuáticos • 717 Pero nuestras malas interpretaciones se centran en la forma en que la raya utiliza esta arma formidable. La raya lleva una vida tranquila en el lecho del mar y no ataca jamás al hombre. Si alguien se le aproxima, huye. Sólo utiliza la púa como arma defensiva, no para atacar. Al estar situada en la cola, puede picar a un enemigo que se encuentre por encima. Ante una ame- naza, la raya chasquea la cola a su alrededor hasta que encuentra al atacante. El aguijón nunca se utiliza para obtener alimentos, porque se alimenta de los moluscos y los crustáceos que chupa con la boca. Si un buzo o un nadador tropiezan con la espina venenosa de la raya, ¿de quién es la culpa? Signos y síntomas Predomina la sintomatología general, síncope, taquicar- dia, vértigos, náuseas etc., acompañada de fuerte dolor y en algunas ocasiones se presenta necrosis de la zona lesionada y edema. A diferencia de los anteriores cuadros presentados por las rayas de río, son de una sintomatología local, dolor intenso y edema, que generalmente cede a las 24 horas, originando en numerosos casos necrosis tisular que llega a prolongarse hasta por seis meses o más. Puede ocasio- nar trastornos nerviosos locales y pérdidas de función (síndrome paratrigónico). Tratamiento Para ambos casos el tratamiento consistirá en un lavado abundante de la herida, con debridación, si se hace ne- cesario, y la persistente aplicación de calor hasta calmar el dolor por completo. En algunos casos se hace necesaria la administración de sedantes. De surgir fenómenos necróticos, ha dado resultados positivos el empleo de la cortisona, usándose también, aunque en menor escala, los antihistamínicos. No se recomienda el empleo de antibióticos si no está demostrada fehacientemente la presencia de la infección, bien diferenciada del cuadro tóxico propia- mente dicho, pues se han comprobado casos en que se ha producido un aumento de la sensibilidad de la víc- tima después de recibida la picadura de estos animales, a distintos alergenos. En casos crónicos de más de seis meses de duración, se impondrá la intervención quirúrgica con extirpación de la zona necrosada. Araña - pez Otro pez peligroso es la araña, denominando así a todos los pertenecientes a la familia traquínidos, que comprende cuatro especies de costumbres similares; suelen permanecer enterrados en la arena asomando solamente sus ojos, que están situados en la parte más alta de la cabeza. De ahí que sean fácilmente pisados por los bañistas cuando están en aguas poco profundas. A veces pueden atacar espontáneamente sin mediar provocación, incluso viniendo desde el fondo hacia un nadador de superficie. Son de gran tamaño, llegando a alcanzar los 50 cm. Los radios de su primera aleta dorsal en número de 5 a 7 están constituidas por aguijones venenosos, así como los laterales del opérculo. Por una estructura canalicular inoculan su ponzoña que es seme- jante a la de los escorpénidos (colesterinasa, adrenalina y noradrenalina e histamina). Este veneno aumenta la permeabilidad del potasio en las preparaciones del SNC. Signos y síntomas Se caracteriza la herida por un dolor intenso que irradia centrípetamente y que cursa con náuseas, cefaleas, etc. Los cabrachos (Pez piedra) Los cabrachos se merecen su mala reputación. En al- gunas especies, las 13 espinas dorsales llevan el veneno más mortal de todos los peces, lo suficientemente letal como para matar a un nadador o un vagabundo de la playa en dos horas. Este grupo incluye al pez dragón o pez pavo real y Synanceya verrucos. Los escorpeniformes se parecen tanto a las piedras que casi no se pueden distinguir, y una persona que camine por un sitio de aguas poco profundaspuede convertirse en su víctima con toda facilidad. Tienen la cabeza prácticamente erizada de cortos aguijones venenosos y los primeros radios de sus aletas pectorales, ventral y anal también lo son. Su ponzoña es similar a la de la araña y sus efectos suelen desaparecer a las tres o cuatro horas, quizá por ser menos completo en fracciones proteicas. Signos y síntomas El dolor lacerante irradiará, aumentando aproxi- madamente a partir de la hora y media y todo ello a pesar de la analgesia, instaurándose un síndrome tóxico cuya gravedad puede ser muy variable. Tratamiento La primera medida consiste en atenuar al máximo la circulación local para lo que aplicaremos frío si se tiene a mano, evitando el hielo directamente durante demasiado tiempo por una congelación local intempestiva, cosa que ocurre con más frecuencia de lo que se cree. Debe tran- quilizarse al herido para evitar la taquicardia. Una vez limpia la herida de restos tegumentarios hay que instilar agua tan caliente como el accidentado pueda soportar puesto que las toxinas animales son proteínas termolábiles. Es conveniente, pues, de entrada y en el lugar del accidente, enfriar regionalmente; después calor muy localizado. Debe inspeccionarse la herida debridando si 718 • Toxicología procede; una exéresis quirúrgica decidida puede en un principio hacer desaparecer gran parte del foco infectivo; en todo caso, si no se interviene, como en toda herida animal, es preferible no suturarlo dejándolo para un se- gundo tiempo. Deben aplicarse medidas antitetánicas en las punturas de los pies. Protección antibiótica y, si llegara a supurar, medicar selectivamente tras cultivo y antibio- grama previo. Es importante el tratamiento postural, que favorece la dinámica vascular evitando o disminuyendo con ello los edemas. LESIONES POR MORDEDURA Morena o congria Aparte de la clásica y difundida debida a seláceos, en estas latitudes tenemos a la morena y al congrio. morfológicamente similares en cuanto a su apariencia serpentiforme. No se ha identificado un aparato venenoso glandular ni dientes canaliculares. No obstante, su sangre, como la del congrio, es tóxica: su paladar esponjoso está impregnado de esta sangre y al morder la inocula por compresión. El tratamiento coincide con el descrito para los traquínidos. Pulpo El pulpo de anillos azules es un tipo de octópodo único. Rara vez mide más de 10 cm de largo, no obstante lo cual su mordedura es con frecuencia fatal. En Australia, los vagabundos de la playa ya saben que estos “animalitos tan majos” pueden ser mortales si se los provoca. Como mordedura también tóxica debemos recordar la del pulpo que llega a producir heridas tórpidas de larga evolución en relación directa con la sensibilidad individual. Lo que debe descartarse es la literaria succión de san- gre a través de las ventosas de un pulpo, cosa imposible de conseguir. Serpientes Entre las criaturas más venenosas del océano se encuentra la serpiente de mar. Su veneno paraliza el sistema ner- vioso y la víctima, incapaz de activar los músculos para respirar, muere asfixiada al cabo de muy poco tiempo. Se ha dicho a menudo que las serpientes de mar tienen una boca pequeña y que sólo pueden morder la piel suave del hombre en la base del pulgar. Esto no es verdad. Las serpientes pueden morder en cualquier parte, pero sólo lo hacen cuando se las molesta mucho. En el Golfo Pér- sico, muchos buscadores de perlas que carecían de gafas protectoras han muerto víctimas de las serpientes de mar, porque no podían verlas y las cogían por error. ENVENENAMIENTO POR INGESTIÓN DE ANIMALES MARINOS Mariscos Los mejillones, las almejas, los ostiones y otros mariscos en muchas zonas marítimas, se vuelven venenosos duran- te los meses cálidos (de mayo a octubre) debido a que se alimentan de algunos dinoflagelados, como Gonyaulax catenella. Un mejillón, una almeja o un ostión, puede contener una dosis mortal de veneno. El principio venenoso de los mariscos se debe a un compuesto nitrogenado que produce una parálisis similar a la producida por el curare. Signos y síntomas Al ingerir mariscos venenosos se pueden producir reac- ciones tales como: – Adormecimiento y hormigueo de los labios, lengua, cara y extremidades. – Náuseas y emesis que progresan a parálisis respiratoria. – Las convulsiones pueden ocurrir o no. Tratamiento Se debe realizar lavado gástrico o emesis seguida de catarsis. De producirse alteración de la respiración, puede ser necesaria la intubación traqueal y asistencia ventilatoria con oxígeno. Si el paciente sobrevive doce horas, se puede pronos- ticar su probable recuperación. Pescados Los peces comúnmente se vuelven venenosos al alimen- tarse de ciertos organismos marinos. Algunos peces como los orbes (Tetraodontidae), el pez ballesta y los escaros, son venenosos durante casi todo el año. Otros como la anguila morena, pez espiga, luna, puercoespín, el pez lija y lisa, son venenosos sólo una parte del año en algunos sitios. El envenenamiento por pescado más común, es la lla- mada ciguatera, la cual ocurre con peces llamados comes- tibles, tales como, mero, labros, espiga, róbalo, barracuda, peces mariposa, pámpanos, cubera, escombroideos, etc., los cuales se vuelven venenosos en ciertas localidades. Algunos de los efectos tóxicos del envenenamiento se debe a la liberación de aminas similares a la histamina durante la descomposición bacteriana. La familia de los orbes es la que parece tener la toxina más potente; la tasa de mortalidad puede ser del 50%. En otros tipos de envenenamiento por pescado, la tasa de mortalidad varía entre menos de 1% hasta 10%, depen- diendo de la condición física del individuo, la cantidad de pescado ingerido y de la potencia de la toxina. La Veneno de peces y animales acuáticos • 719 frecuencia de envenenamiento en países tropicales puede ser del 5 - 50% de la población, debido a que el pescado constituye una gran parte de la dieta. El veneno de la carne o vísceras actúa principalmente sobre el sistema nervioso periférico, pero aún se desco- noce su mecanismo fisiológico. Sintomatología Las manifestaciones más comunes del envenenamiento por ciguatera son el vómito y la parálisis muscular; del envenenamiento por escombroideos es el vómito. Veamos ahora en detalle cada una de estas intoxica- ciones. Ciguatera El envenenamiento agudo comienza a manifestarse entre los 30 minutos y cuatro horas siguientes a la ingestión e incluyen adormecimiento y sensación de hormigueo en la cara y los labios, que se extienden a los dedos de las manos y los pies. Estos síntomas son seguidos por náusea, vómito, diarrea, malestar, vértigo, dolor abdominal y debilidad mus- cular. En casos de envenenamiento grave estos síntomas progresan a espuma en la boca, parálisis muscular, disnea o convulsiones. La muerte puede ocurrir por convulsiones o paro respiratorio en las primeras 24 horas. Si el paciente se recupera de los síntomas inmediatos, la debilidad muscular y las parestesias de la cara, los labios y boca pueden persistir durante semanas. Estas parestesias consisten característi- camente en la inversión de las sensaciones térmicas. Así los alimentos u otros objetos fríos causan dolor como de quemadura o sensación de “choque eléctrico”, y las cosas calientes se sienten frías. Los exámenes de laboratorio no contribuyen a establecer diagnóstico. ENVENENAMIENTO POR ESCOMBROIDEOS Los síntomas incluyen náusea, vómito, diarrea, enrojecimiento facial, dolor de cabeza y sensación urente en la boca. Prevención No se han desarrollado medidas profilácticas adecuadas, ya que algunos peces tropicales que se consideran comes- tibles, pueden ser algunas veces venenosos. Los siguientes peces, que se encuentran en aguastropicales no deben ser ingeridos nunca: orbes, peces cofre, peces ballesta, peces espino, peces lija, peces escaros y peces puercoespín. Los peces escombroideos deben refrigerarse inmediatamente después de ser capturados. Tratamiento Medidas de urgencia. Eliminar el pescado ingerido me- diante lavado gástrico o emesis. Mantener adecuadamente permeables las vías respiratorias. Tratar la insuficiencia respiratoria. Medidas generales. Tratar las convulsiones y el choque. Los antihistamínicos eliminan algunos de los síntomas del envenenamiento. PRIMEROS AUXILIOS Animales urticantes Esponjas, celenterados, corales, hidroides, anémonas y medusas pueden causar algunas lesiones por contacto al liberar el líquido contenido dentro de sus estructuras llamadas nematocitos. Sintomatología Sensación de picazón Dolor intenso Ronchas rojas Ampollas en la piel Dolor en los ganglios linfáticos Inconsciencia Primeros auxilios - Revise respiración y pulso - Administre RCP si es necesario - Vierta alcohol, vinagre, amoniaco diluido sobre la herida - Remueva la baba dejada por el animal con agua de mar - Anestésicos locales NOTA: Los corales pueden causar infecciones secun- darias severas si no se tratan apropiadamente, limpie la herida con agua dulce y aplique un antiséptico, sua- vemente retire los cuerpos extraños y suministre un antibiótico local. ANIMALES QUE PICAN Caracol cónico, lombrices segmentadas, estrellas de mar y erizos pueden inflingir lesiones y algunos inocular toxinas. Sintomatología - Dolor (algunas veces) - Hinchazón y color rojo en la herida - Entumecimiento - Debilidad - Parálisis muscular - Paro respiratorio Primeros auxilios Examine respiración - Inmovilice la parte afectada - Combata el dolor 720 • Toxicología - Introduzca la parte afectada en agua caliente - Mantenga al paciente quieto y calmado - Haga un chequeo general - Identifique el causante de la lesión - Busque ayuda médica Prevención Sea cauto, no toque todo lo que hay en el mar. Conozca e identifique la fauna potencialmente peligrosa. ANIMALES QUE CHUZAN O PUYAN Poseen una estructura a manera de espina, generalmente conectada con una glándula venenosa. – Rayas – Peces: gato, escorpión, sapo, cirujanos, ballestas. – Erizos Sintomatología – Dolor – Sangrado – Náuseas y vómito – Shock Primeros auxilios – Remueva la puya – Sumerja el miembro afectado en agua caliente de 30 a 90 minutos para aliviar el dolor – Administre analgésicos – Limpie la herida con agua dulce y jabón – Consulte a un médico Prevención – Sea cauto con la fauna y flora marina – Mantenga sus vacunas antitetánicas al día. MORDEDURA DE CULEBRA En Colombia sólo existe la serpiente de mar del Pacífico (Pelamis platurus) cuya mordedura es muy tóxica y en la mayoría de los casos mortal; no obstante su letalidad, esta especie es poco agresiva y los accidentes se limitan a pescadores que han sujetado los animales. Sintomatología – Al menos una huella del colmillo inoculador – Parálisis del miembro afectado – Malestar general – Orina color café oscuro – Debilidad – Contracciones musculares – Entumecimiento – Parálisis muscular general – Paro respiratorio Primeros auxilios – Chequee respiración y pulso – Aplique RCP si es necesario – Inmovilice – Trate de sacar parte del veneno inoculado (succione) – Mantenga el paciente quieto y calmado – Busque ayuda médica inmediata ANIMALES VENENOSOS POR INGESTIÓN Son muchas las especies y muy variadas las toxinas encontradas en la fauna marina. Sólo consuma ani- males comestibles en la zona donde está haciendo las inmersiones. La cigutoxina es una toxina que permanece en algunos tejidos de los peces a través de toda la cadena alimen- ticia y al llegar hasta el hombre tiene efectos sobre el sistema nervioso central. Las especies del arrecife son acumuladores en mayor o menor grado de esta toxina. En general entre más grande sea el pez tiene mayor po- tencialidad de ser tóxico. Las barracudas, tiburones, pez ballesta, cojinuas, mo- renas, pez loro, pargo rojo, cirujanos, pez cofre, mojarras son portadores de esta toxina. Sintomatología – Malestar – Sensación de hormigueo – Parálisis parcial o total – Paro respiratorio Primeros auxilios – Produzca el vómito – Dé a beber grandes cantidades de agua – Consulte un médico Prevención – Averigüe qué animales son comestibles en la zona donde está buceando. – Al menor síntoma de malestar por el alimento produzca el vómito. Veneno de peces y animales acuáticos • 721 BIBLIOGRAFÍA CALABRESE, ALBERTO, I; ASTOLFI, EMILIO, A.; Toxi- cología, Parte especial, Animales Ponzoñosos, Peces venenosos, pág 308, editorial Kapelusz, Buenos Ai- res,1972. El Maravilloso Reino Animal, Gran Enciclopedia Sarpe. 2663- 2670 COSTEAU, JACQUES, tomo I, El mundo de los océanos, capítulo 5, Ataque y defensa, 103-110, Círculo de Lectores, 1989. RESTREPO LLANO, JUAN CAMILO. Primeros auxilios para accidentes de buceo. REPETTO MANUEL. Toxicología Avanzada. Ed. Díaz de Santos. 3ª ed., Madrid 1997 p. 229.