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Toxicología EN EL MOMENTO ACTUAL, LA FORMACIÓN DEL MÉDICO GENERAL, SIN RECIBIR SIQUIERA CONOCIMIENTOS BÁSICOS DE TOXICOLOGÍA, ES UNA OMISIÓN TAN GRAVE QUE TOCA LOS LINDEROS DE LA CRIMINALIDAD. GENERALIDADES Con frecuencia se utilizan los nombres tóxico y veneno haciendo una distinción popular al atribuir la denomina- ción de veneno a aquella sustancia que ha sido suminis- trada con fines lesivos premeditados y dejar el nombre de tóxico a la sustancia que aunque puede ocasionar daño no se suministra con esta intención. Se acepta, también en forma popular, la idea de que veneno es aquello que tiene naturaleza intrínsecamente peligrosa aun en dosis pequeñas, tales como el cianuro, el arsénico, etc., y tó- xico, aquello que puede ocasionar daño pero no por la naturaleza misma de la sustancia; en este caso entrarían los fármacos, el agua, el oxígeno, etc. Para efectos generales y su uso en el área biológica utilizaremos ambos términos como sinónimos, bien tóxico o veneno, evitando complicaciones innecesarias. No obstante, nos parece importante dar una idea más concreta sobre lo que podemos definir como: tóxico o veneno. TÓXICO O VENENO Es cualquier elemento que ingerido, inhalado, aplicado, inyectado o absorbido, es capaz por sus propiedades físicas o químicas, de provocar alteraciones orgánicas o funcionales y aun la muerte. La palabra tóxico viene del latín toxicum y del griego toxikón. Por lo tanto toxicología es el estudio científico de estos elementos, su comportamiento, su metabolismo, sus mecanismos de acción, las lesiones que ocasionan, su forma de acumulación, excreción y el tratamiento adecuado para proteger el organismo afectado. En relación con los anteriores delineamientos y si- guiendo lo dicho por los maestros de la toxicología de tiempos muy remotos, podemos afirmar que “todo es veneno y nada es veneno, de acuerdo con la dosis”, así por ejemplo: el oxígeno, elemento indispensable para nuestro sistema de vida, puede llegar a ser tóxico administrado en dosis inadecuadas; el agua, también indispensable, es causa de intoxicaciones iatrogénicas. Acogiéndonos a esta idea podemos entonces clasificar estos elementos en tóxicos: químicos y físicos. Los tóxicos químicos pueden ser a su vez tóxicos de origen mineral, vegetal o animal. Destacamos un grupo de importancia creciente que, aun perteneciendo al mundo de los químicos, se destaca por su gran número y profu- sión y el cual podríamos independizar como el grupo de los sintéticos, creados por el hombre y que inundan cada vez con mayor profusión todos los ambientes. Por lo general existe predisposición a limitar el concepto de tóxico al efecto de sustancias químicas, dejando por fuera los efectos tóxicos de elementos físicos. Bástenos citar el efecto deletéreo de los rayos X, de los ultravioleta, el efecto nocivo del ruido, las graves consecuencias de la sobredosis de radiaciones iónicas, no sólo para la esfera somática, también para la esfera psíquica. ORIGEN DE LA TOXICOLOGÍA Si fuésemos a establecer el origen de la toxicología, ten- dríamos que situarlo paralelo con el origen de la biología, puesto que normalmente podemos suponer que en el mo- mento en el cual surge la vida, aparece también el riesgo de entrar en contacto con agentes nocivos que ponen en peligro el normal funcionamiento del organismo. Pero la toxicología es una rama de la medicina que adquiere cada vez mayor importancia. 20 • Toxicología Si bien al principio, antes de la revolución científica y de la industrial, los tóxicos se podían contar fácilmente, hoy, con la evolución de la humanidad, contamos con cerca de 6’000.000 de sustancias potencialmente tóxi- cas y cada año el hombre crea cerca de 500.000 nuevos productos, por ello en la actualidad es preciso pensar tanto en el tratamiento y manejo del paciente, como en la información y prevención. Aparecen entonces los centros de información y tra- tamiento. Se agiganta en estos momentos la necesidad de formación del profesional médico o de los profesionales involucrados en el manejo e identificación de sustancias tóxicas. Surgen los tóxicos sintéticos creados en verda- deras avalanchas por el hombre y puestos en manos de todo género de usuarios, preparados o no. Hagamos historia de los centros de información toxi- cológica: en 1949 aparece en Holanda el primer centro de información bajo el comando de la Real Sociedad Holandesa para el Progreso de la Farmacia, y como tal, se dedicaba a la información de los farmacéuticos mediante un fichero. En el mismo año en Dinamarca aparece un centro especializado en reanimación, con especial énfasis en intentos de suicidio y sobredosis de medicamentos. Pero fue en Inglaterra en 1950 cuando el hospital de Leeds abre el primer centro “completo” de información y tratamiento. Vale la pena hacer hincapié en nuestra posición in- variable de que los centros de toxicología deben ser de información y tratamiento. No es posible para mí, en mi calidad de médico, aceptar el centro de información como único servicio al consultante. No creo ético que al recibir la llamada de consulta, quizá por una persona no médica o por un colega que pide ayuda, se reprimió el instinto humano de colaborar con los conocimientos o recursos adquiridos a través de años, en la salvación de esa vida que corre peligro. No satisface ello tampoco, la expectativa del consultante no médico, quien desde el otro extremo de la línea espera y demanda ayuda adecuada que solucione su ansiosa esperanza de salvación. El refuerzo histórico lo traen Bodín y Cheinisse (1969) cuando dicen “y el toxicólogo de guardia de un centro de información, sentado en su despacho entre sus fichas, su biblioteca y sus teléfonos, jamás olvidaba que era médico y con mucha frecuencia procedía espontáneamente a misiones de urgencia ‘sobre el terreno’ que se salían de los límites teóricos de su cometido”. No dudamos, como no lo hemos hecho nunca, de la necesidad de los centros de información pero, para nosotros, el ideal es el centro de información y tratamiento. Bástenos citar los originales de nuestras comunicaciones en las cuales sugeríamos en 1968, a nuestro Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín, la fundación de este tipo de institución para beneficio de los pacientes que lo requirieran dentro de las posibilidades del hospital. En 1950 se abre en París el primer centro francés. En 1953 en EE.UU. la Academia Americana de Pediatría abre en Chicago uno de los primeros centros estadounidenses. Para 1965 ya existían en Estados Unidos cerca de 600 centros. No es posible para nosotros dar fin a este relato histó- rico sin formular un ferviente y sincero pedido a nuestras autoridades de salud y a nuestras universidades para que nos escuchen y raciocinen sobre la necesidad inaplazable de introducir (en aquellas que aún no lo han hecho) y de incrementar en las que ya tienen en su pénsum de pregrado, la enseñanza de la toxicología a nivel médico, del profesional de la salud, la enfermera, el odontólogo, el biólogo, el médico veterinario, el abogado, el químico, el ingeniero agrónomo, etc., es decir, en los pregrados de los profesionales que de una u otra manera están involu- crados en el manejo de estas sustancias. En el campo de la abogacía resulta innecesario re- calcar su vinculación si pensamos que este profesional frecuentemente tendrá que emitir su concepto en casos accidentales, homicidas y suicidas. Hemos incluido en la lista de profesionales al inge- niero agrónomo; intencional y conscientemente lo hemos hecho, porque consideramos que en manos de este im- portante profesional está el “arsenal” de gran cantidad de sustancias empleadas en el agro, que deben ser conocidas hasta la saciedad por él, pues en su responsabilidad está la “formulación”,la aplicación adecuada, la valoración de efectos inmediatos y tardíos de ese incontable “arsenal” de agroquímicos de que dispone. Siendo los tóxicos elementos que atentan contra la salud, y siendo el progreso y la industrialización factores que multiplican el número de sustancias y la posibilidad de producir intoxicaciones, es fácil deducir que la im- portancia de esta ciencia es cada día mayor. El progreso de un pueblo va unido al aumento de los riesgos de accidentes; a ese mismo progreso va unido un ritmo de agitación, de mayor ansiedad, de angustia, de estrés que con frecuencia ocasionan intoxicaciones laborales, ho- micidas, suicidas, etc. Podríamos afirmar que un pueblo “primitivo” tiene menos incidencia de intoxicaciones que un pueblo “culto”. No obstante, en el área primitiva también se presentan intoxicaciones, aunque por orígenes y motivaciones diferentes. No podemos dejar de recalcar la inaplazable necesidad de ofrecer enseñanza adecuada para cada área en las entidades vinculadas a la medicina, a la biología, a la química, a la agronomía y a todas las áreas que normalmente manejan elementos potencialmente tóxicos. En esta época de industrialización es casi redundancia, hacer hincapié en la gran importancia que debe darse a la salud ocupacional y a la prevención de accidentes la- borales con elementos tóxicos, así como a la prevención de las intoxicaciones individuales o masivas derivadas de la contaminación ambiental. Gran labor se puede desa- rrollar en el campo ocupacional si se tiene en cuenta que Toxicología • 21 su misión es, precisamente, llegar al obrero antes de que éste sufra los efectos deletéreos de los tóxicos químicos o físicos. Es imperativo ilustrar sobre los riesgos y medidas de precaución y enseñar los primeros auxilios adecuados para cada emergencia. Si hacemos énfasis en la prevención, debemos dar importancia a la necesidad de enseñar a nivel público el correcto manejo de sustancias químicas y sus peligros, especialmente en lo que corresponde a la prevención de accidentes con elementos tales como los pesticidas, que de por sí tienen alto poder letal; cada pro- fesional debe saber utilizar las sustancias correctamente y adquirir el concepto de responsabilidad profesional, concepto éste muchas veces ignorado y olvidado. CLASIFICACIÓN DE LAS INTOXICACIONES SEGÚN SU ORIGEN Las intoxicaciones pueden tener diferentes orígenes: Intoxicaciones sociales Las distintas costumbres sociales y religiosas llevan al uso y abuso de muchas sustancias que pueden ocasionar intoxicaciones agudas o crónicas. Sería suficiente men- cionar el alcohol, el tabaco, la marihuana, el yagé, etc.; con gran rapidez están siendo admitidas otras sustancias que muy posiblemente llegarán a formar parte de la lista de tóxicos sociales tales como el canabinol y la cocaína. Estos tóxicos tienen como característica su influencia sobre grandes masas de población y su progresiva acep- tación por parte de las sociedades, algunas de las cuales los aceptan como ritos y signos de progreso. El consumo cotidiano y la presencia de intoxicación crónica opaca, con frecuencia inusitada, la gravedad de las intoxicaciones agudas; es frecuente ver cómo al intoxicado alcohólico se le trata despectivamente como un “mísero beodo” y no como a un intoxicado y enfermo, como es lo adecuado. Finalmente aunque dudamos si lo correcto es clasi- ficarlo como intoxicación “social” o como intoxicación “iatrogénica”, traemos a la memoria un hecho histórico de nuestra Amazonia cual es el consumo de sustancias psicodélicas como el yagé, caapi, ayahuasa o ayahuasca (en el Ecuador) que es uno de los más antiguos psicoacti- vos conocidos; su nombre se deriva de: “aya” que significa “cuerpo muerto” y “huasca” que significa “cordel grueso o soga” y el significado total sería, soga o liana que permite ir al lugar de los muertos. La ayahuasca data de 5000 años y fue utilizada por los chamanes para curar a su gente y predecir ciertos acontecimientos como el tiempo y la caza. Curiosamente en el continente europeo, se ha incre- mentado su consumo especialmente en España (Cortese R.A) o bien como la denominan otros:“vid de los muer- tos” en una forma gráfica de ver el bejuco o soga de la planta, esta última denominación se usa especialmente en Latinoamérica, sobre todo en Perú y Ecuador, por la cultura Quetchua. Se obtiene de hervir el tallo de la Ba- nisteriopsis caapi (Banisteriopis B. caapi e B. rusbyana) con las hojas de la Chacruna durante varias horas. Su efecto se debe a las Carbolinas que posee, además de la n, n-dimetiltriptamina (DMT. La “ayahuasca” contiene considerables cantidades de harmina, tetrahidroarmina y harmalina) y dimetiltriptalina (DMT)” y en ello parece tener toda la razón, puesto que se ha observado que con el suministro oral no se presentan los efectos psicodélicos, lo cual se explica porque el DMT es activo oralmente, si es ingerido la MAO, destruye el DMT al ser digerido, por ello la asociación de las otras plantas, para obtenerla inhibición de la MAO. Entonces por vía oral para obte- ner el efecto psicoactivo es necesario administrarla con Harmina y Harmalina pues estas inhiben la MAO y la sustancia produce así el efecto psicoactivo. La ingestión de la sustancia se inicia con lo que los nativos llaman “Marcación” momento en el cual expe- rimentan somnolencia y relajación muscular pero que curiosamente no los lleva al sueño. Cuando se está bajo sus esfectos el EEG muestra aumento de las frecuencias y del voltaje cortical y del hipocampo, se activa la corteza visual lo cual trae como resultado la aparición de imágenes increíbles, permite así que el chamán pueda “comunicarse” con otros seres, escuchar sonidos extraños, sus pupilas se dilatan, experi- menta hipertensión arterial y taquicardia.(Rubén Alberto Cortese- Guia de la Ayahuasca). Intoxicaciones profesionales Se producen por el uso de elementos químicos o físicos propios del oficio y dentro del mismo. Es lógico pensar que el progreso industrial conlleva al aumento en la incidencia de accidentes y que la adecuada información y manejo traerán como resultado la disminución de su ocurrencia. Este capítulo de intoxicaciones profesionales en la época de la medicina socializada, debe despertar en los organismos responsables un especial interés de carác- ter investigativo y preventivo, ya que la medicina sociali- zada en nuestros países se ocupa muy especialmente del grupo de trabajadores y empleados. Ramazzini citado por Calabrese-Astolfi dice muy sabiamente: “Cuando llegues a la cabecera de tu enfermo, pregúntale en qué trabaja, para saber si en la fuente de su sustento no radica la causa de su mal”. (Ramazzini siglo XVII). Intoxicaciones endémicas La presencia de determinados elementos en el medio ambiente puede traer como consecuencia la ocurrencia de intoxicaciones. Por lo general, éstas son de estableci- 22 • Toxicología miento crónico ya que se deben al contacto prolongado con elementos en dosis pequeñas. Intoxicaciones por medio ambiente contaminado Podría encontrarse alguna similitud entre la intoxicación producida por el medio ambiente contaminado y la intoxicación endémica, en cuanto ambas actúan sobre núcleos de población; pero la endémica la podríamos atribuir a fenómenos naturales, en cambio, la del medio ambiente contaminado es por lo general resultante de fuentes contaminantes creadas por el hombre, tales como combustión, residuos de industrias, etc., arrojadas al aire, tierra o aguas. En la época actual, sustancias que podríamos calificar de inocuas, tales como los materiales plásticos, han pa- sado a ser graves y grandes contaminantes que rompen sistemas ecológicos. Los detergentes lanzados a las aguas hacen que se eliminen formas vivientes. La concentraciónde residuos de industrias químicas, el aumento de residuos de carbón, conllevan a que los seres vivos sufran progresivamente intoxicaciones que alteran su salud y causan acortamiento de su promedio de vida. Doping El uso irreglamentario o mejor, el uso de sustancias per- judiciales para el deportista, con el deseo de aumentar su rendimiento, se ha generalizado en gran manera. Su origen podemos establecerlo en el uso de es- timulantes en caballos de carrera, para luego extenderse a los humanos. El peligro radica en que los efectos pueden llegar a ocasionar daños severos, cuando no la muerte del depor- tista o el animal (ver capítulo sobre doping). Intoxicaciones alimentarias La presencia de elementos nocivos en los alimentos trae como consecuencia la intoxicación alimentaria. Pueden ser estos elementos de origen bacteriano o bien de origen químico, como sería la presencia de arsénico, plomo, mercurio o sustancias venenosas de al- gunos vegetales, entre los cuales podríamos citar hongos, vegetales cianogenéticos, cardiotóxicos, etc. (ver capítulo sobre intoxicaciones alimentarias). Intoxicaciones genéticas Sería más apropiado denominarlas intoxicaciones por factores genéticos, pues son ocasionadas por alteración en el metabolismo normal de sustancias producidas por cambios genéticos del paciente. Intoxicaciones por interacción medicamentosa En muchas ocasiones, el suministro simultáneo de va- rios fármacos, es causa de intoxicaciones al producirse alteración del metabolismo, en sus efectos, potenciación, antagonismos, bloqueos metabólicos, etc. En la época moderna el médico se ve presionado por la avalancha de fármacos impulsados por factores comerciales, agravándose esta situación porque posible- mente el facultativo carece de información completa y oportuna. El panorama de interacción se amplía cada vez más y el peligro de intoxicaciones y de ineficacia de tra- tamientos se hace cada vez mayor. Tales problemas serán analizados más adelante (ver capítulo correspondiente). Intoxicaciones iatrogénicas Son las ocasionadas por el hombre mismo, en forma no intencionada, a diferencia de la homicida o la suicida. La formulación de drogas con desconocimiento de acciones indeseables, de dosis adecuadas, etc., puede desencadenar estas intoxicaciones. Por otra parte el libre expendio de drogas sin control, sin conocimiento y con absoluta libertad e irresponsabili- dad, es igualmente causa de graves y frecuentes accidentes tóxicos. Aunque los curanderos y yerbateros tienden a desaparecer, no podemos dejar de mencionarlos como autores de este tipo de intoxicaciones, con el agravante de que sus mezclas son por lo general de sustancias desconocidas, tanto en calidad como en cantidad, lo que hace más difícil el tratamiento adecuado del paciente. Intoxicaciones homicidas La intención de ellas es causar daño a uno o más congé- neres. Implican por tanto la premeditación y la intención de causar perjuicio o muerte. Son causa de acción penal y establecen un amplio contacto entre la toxicología clínica y la forense o toxi- cología legal. La historia de la humanidad trae muchísimos ejem- plos de estas intoxicaciones homicidas que curiosamente surgieron como signo de corrupción de las grandes cortes. Hoy en día, el homicidio con tóxicos deja de ser patrimo- nio de las cortes para generalizarse aun a los más bajos niveles sociales. Intoxicaciones suicidas El intento de autoeliminación lo encontramos casi siem- pre rodeado de fenómenos que angustian al enfermo y que lo debilitan para luchar contra los problemas que lo atormentan. La intoxicación con intenciones de autoeli- minación, toca en un amplio campo con la psiquiatría (ver capítulo de manejo del paciente suicida). Toxicología • 23 Desde el punto de vista de asistencia, nos parece necesario dejar claras algunas ideas: Sea la primera considerar al suicida como una persona con graves problemas de salud, tan severos, que lo llevan a perder el instinto de conservación. En segundo lugar, el hecho de que algunos enfermos de esta índole repiten y aun perfeccionan su intento de suicidio, o son verdaderos psicópatas con ideas obsesivas de muerte, no justifica la deficiente o nula atención, cuando llegan a manos del médico. Esta posición es tan absurda, que bástenos simplemente hacer un símil de ocurrencia diaria: ¿qué diríamos si dejásemos sin trata- miento a quien sufre un infarto por el simple hecho de que el infarto repite? En tercer lugar no compartimos la posición de que el paciente es dueño de su vida y puede disponer de ella como a bien tenga. No la compartimos, porque creemos que de hecho ya el paciente suicida tiene pérdida de una visión clara, de unos mecanismos de lucha y de otros factores que hacen necesaria la ayuda del médico. Para completar estos conceptos, somos defensores de la interacción del médico clínico y del psiquiatra en el caso del intento de suicidio, dejando a este especialista la función de valorar la posibilidad de ordenar la salida del paciente del hospital, cuando con un buen criterio científico, su enfermo tenga menos riesgo de recaída. Por lo general estos pacientes deben continuar trata- miento en manos del psiquiatra. Una modalidad son los Suicidios Colectivos que se presentan con alguna frecuencia, entre ellos citamos los que documenta el diario “El Mundo” en su edición del 19 de Marzo de 2000: • “…27/03/1997. Suicidio colectivo de 39 miembros de la secta “Heaven´s Gate” (Puerta del Paraíso), dirigida por Marshall Applewhite (66 años). Los cadáveres, hallados en una lujosa mansión de San Diego (Cali- fornia, EEUU), estaban dispuestos boca arriba, como si durmieran plácidamente, con un velo morado que les cubría el rostro y torso en “viaje”…. • 22/03/1997. “La policía de la localidad de Saint Ca- simir (Canadá) descubre en una casa devastada por el fuego los cuerpos carbonizados de tres mujeres y dos hombres, de los cuales al menos cuatro que yacían formando una cruz integraba la orden del “Templo Solar”. El grupo, con ramificaciones en ambos lados del Atlántico y en Australia; tiene la creencia de que estos suicidios rituales sirven para el renacimiento en una especie de paraíso conocido como Sirius. • 12/1995. Se encuentran a las afueras de Grenoble (Al- pes franceses) los cuerpos calcinados de 16 miembros de la secta del “Templo Solar”, cuyos integrantes se consideran descendientes de los templarios medieva- les. Entre los cadáveres, que yacían formando el diseño de una estrella, figuraban afamados profesionales y dos agentes de Policía. • 10/1994. Son localizados en una granja y tres chalets de Suiza los cadáveres abrasados de 48 miembros del “Templo Solar”. También fueron hallados, en Quebec (Canadá) otros cinco cuerpos, incluído el de un bebé, en similares circunstancias. • 10/1993. En Vietnam se suicida medio centenar de miembros de una remota tribu dirigida por Ca Van Liem, una persona ciega que recibía grandes donacio- nes a cambio de promesas de una rápida entrada al paraíso. • 19/4/1993. El alucinado David Koresh y 87 de sus seguidores, entre ellos 18 niños, mueren en el incendio de Monte Carmelo, la granja-fortaleza de Waco (Texas, EEUU), mientras el FBI intentaba un asalto con gases lacrimógenos para terminar con un sitio armado de 51 días. Más tarde se supo que algunos de los que perecieron lo hicieron a causa de las balas y no del fuego. El propio Koresh, considerado por sus adeptos como el Mesías y con derecho a mantener relaciones sexuales con sus seguidoras, murió de un tiro entre las cejas. • 12/1991. Treinta miembros de una secta en México fallecen cuando el reverendo Ramón Morales les obliga a continuar rezando mientras gases tóxicos se extienden por su templo. Las autopsias revelaron la presenciade alcohol industrial venenoso en una bebida consumida durante sus rituales. • 20/11/1978. Los 914 seguidores de la asociación “El Templo del Pueblo”, fundada por el paranoico pastor protestante estadounidense James Warren Jones, se suicidan en la localidad de Jonestown (Guayana), al ser inducidos por su líder a ingerir frambuesas con cianuro. Los escasos supervivientes narraron después como los menos convencidos de la grandeza del sacrificio fueron obligados a ingerir el veneno o murieron acribillados a tiros. La secta había nacido a principios de la década de los 60 en San Francisco (EEUU), donde se anunciaba como servicio sanitario gratuito y de rehabilitación para toxicómanos. Fueron unas primeras denuncias por malos tratos y trabajos forzosos las que motivaron el cambio del cuartel ge- neral a Guayana. Jones organizó el suicidio de todos los fieles que le seguían. Entre las muertes figuraba la del propio Jones, quien falleció de dos disparos, que nunca se supo de dónde procedieron”. Hasta acá la cita textual del diario EL MUNDO, (España). Nos llama la atención la persistencia de un cierto “rito religioso” en la ocurrencia de estos casos que he- mos citado. 24 • Toxicología Intoxicaciones accidentales La gran facilidad con la que ocurren estas intoxicaciones hace que ocupen un especialísimo lugar y que sea ne- cesario dedicarnos más adelante a analizar sus causas y mecanismos de prevención. Son ocasionadas generalmen- te por la imprevisión de las personas, por descuido, por ignorancia y no conllevan, como las homicidas, ninguna intención; ocurren al azar. TÉRMINOS Es importante definir los términos que utilizaremos con alguna frecuencia en los distintos capítulos; considera- remos: DOSIS LETAL (DL) es la cantidad de tóxico que puede producir la muerte. DOSIS LETAL 50 (DL 50) cantidad de tóxico que causa la muerte al 50% de la población expuesta. DOSIS LETAL MÍNIMA (DLm) es la cantidad más pequeña capaz de producir la muerte. DOSIS TÓXICA MÍNIMA (DTm) dosis menor, capaz de producir efectos tóxicos. MÁXIMA CONCENTRACIÓN ADMISIBLE (MAC), máxima concentración que no debe ser sobrepasada en ningún momento. VALOR UMBRAL LÍMITE (Threshold Limit Value: TLV) es el valor medio de la relación concentración/peso/ tiempo, considerada como máximo admisible en exposi- ción laboral, es decir, 8 horas/día/ por 5 días/semana, sin ocasionar ninguna alteración de la salud. Y en el caso de población general lógicamente serán 24 horas diarias sin ocasionar ninguna alteración de la salud. Hacemos distinción entre los conceptos de intoxica- ción aguda e intoxicación crónica y dosis aguda y crónica, éstas las definimos así: INTOXICACIÓN AGUDA: cuando los síntomas apa- recen poco tiempo después del contacto con el tóxico. INTOXICACIÓN CRÓNICA: cuando los síntomas aparecen después de mucho tiempo de contacto con el tóxico. Un paciente que se intoxica con un hidrocarburo clorado como el DDT, y meses o años después presenta una hepatopatía causada por el agente tóxico, es un caso de intoxicación crónica. En cambio el paciente que es fumigador y recibe una dosis de un inhibidor de colines- terasas, cuya cantidad es insuficiente para producir signos o síntomas, pero que día a día recibe esta cantidad hasta llegar a producir sintomatología, es un caso de intoxica- ción aguda por dosis crónica. Otras veces la acumulación de sustancias en los sitios de depósito del organismo y su liberación progresiva, puede explicar este fenómeno. INTOXICACIÓN SUBAGUDA: difícil de calificar en humanos; podría decirse que es la aparición de síntomas sin la explosión súbita de ellos, como ocurre en la aguda. RIESGO: es el grado de toxicidad por tiempo de expo- sición así: R = T x tiempo TOXICIDAD: es la capacidad de producir daño. TOXICIDAD LOCAL: es la que ocurre en el sitio de contacto entre el tóxico y el organismo. TOXICIDAD SISTÉMICA: después de la absorción, el tóxico causa acciones a distancia del sitio de adminis- tración. Nos parece importante dar a conocer la reglamenta- ción y la manera de hacerlo por parte de las autoridades de salud de Colombia, porque su conocimiento puede ser útil en la apreciación de la emergencia toxicológica. El Decreto 1843 de 1991 del Ministerio de Salud de Colombia en su parte reglamentaria establece las siguien- tes categorías toxicológicas para plaguicidas y una banda de color en la parte inferior de la etiqueta, que identifica el envase así: CATEGORÍA I “Extremadamente Tóxicos” En color rojo CATEGORÍA II “Altamente Tóxicos” En color amarillo CATEGORÍA III “Medianamente Tóxicos” En color azul CATEGORÍA IV “Ligeramente En color Tóxicos” verde Se tienen en cuenta los siguientes criterios para clasificarlos: Dosis letal media oral y dérmica y concentración letal inhalatoria para ratas. Estudios de toxicidad crónica. Efectos potenciales carcinogénicos, mutagénicos y teratogénicos. Presentación y formulación. Toxicología • 25 Formas y dosis de aplicación. Persistencia y degradabilidad. Acción tóxica aguda, subaguda y crónica en humanos y animales. Factibilidad de diagnóstico médico y tratamiento con recuperación total. Efectos ambientales a corto plazo. CONCENTRACIÓN LETAL PARA INHALACIÓN CL 50 CATEGORÍAS CL50 Mg/Litro AIRE. 4 HORAS CATEGORÍA I < 0,5 CATEGORÍA II 0,5 – 2 CATEGORÍA III 2 – 20 CATEGORÍA IV >20 CINÉTICA Si analizamos el esquema 1 podemos darnos cuenta de que las vías de entrada de los tóxicos son las mismas que se estudian en los procesos farmacológicos. Existen vías de entrada y de salida. Analizaremos primero las vías de entrada; los tóxicos pueden entrar al organismo por: Vía oral. Esta ruta es de mucha importancia debido a que es la más frecuente en los accidentes de los niños y en general es la puerta de entrada de la mayoría de las intoxicaciones voluntarias o suicidas. Pueden existir varias posibilidades: el tóxico puede ser deglutido y pasar al tracto gastrointestinal, siguiendo hacia el sistema hepático para ser enviado al sistema circulato- rio, de donde puede ser eliminado por las distintas vías de salida como la renal, sistema de glándulas exocrinas o faneras, o bien, sistema digestivo o pulmonar; pero puede ESQUEMA 1 CINÉTICA GENERAL también ser devuelto por el sistema circulatorio hacia el hígado y por éste, pasando por la vía biliar, volver al tubo digestivo para ser eliminado o reabsorbido nuevamente del tubo digestivo (circuito enterohepático), o bien, pasar a sitios de depósito del organismo. Vía parenteral. En ella podemos determinar distintas puertas de entrada que nos permiten analizar los primeros auxilios de cada una. Vía venosa, intraperitoneal, conjun- tival, dérmica, muscular, subcutánea, etc. En todas ellas el destino de la sustancia será el sistema circulatorio, para luego pasar a las vías de salida o a los depósitos. Vía inhalatoria. Si bien la oral tiene su importancia en las accidentales de los niños y en las suicidas, la inhalatoria tiene grandísima importancia en el ámbito profesional. El tóxico ingresa por la vía aérea o pulmonar y de acuerdo con el tamaño y presión va a ser filtrado a través del tracto respiratorio, desde vías aéreas altas hasta alvéolos. Cuando las sustancias están en alvéolos, llevadas con suficiente presión y dispersión sólo se interpone entre ellas y el sistema circulatorio la membrana del alveólo y por lo CATEGORÍAS TOXICOLÓGICAS SEGÚN DL 50 DL 50 RATAS (mg/kg) de peso corporal CATEGORÍAS ORAL DÉRMICA SÓLIDOS LÍQUIDOS SÓLIDOS LÍQUIDOS Ia. = EXTREMADAMENTE TÓXICO 5 o menor 20 o menor 10 o menor 40 o menor Ib. = ALTAMENTE TÓXICO 5-50 20-200 10-100 40-400 II = MODERADAMENTETÓXICO 50-500 200-2000 100-1000 400-4000 III = LIGERAMENTE TÓXICO >500 >2000 >1000 >4000 26 • Toxicología tanto las posibilidades de paso al torrente sanguíneo se amplían, con lo cual los riesgos se aumentan fácilmente. De los pulmones pueden pasar a la sangre o de ésta a aquéllos, para ser luego lanzados al exterior. El sistema circulatorio desempeña entonces papel importante, puesto que desde él las sustancias pueden iniciar procesos tóxicos y de distribución a diferentes órganos y sistemas, para luego ser enviadas al exterior o a sitios de depósito, de los cuales pueden ser puestas nuevamente en circulación mediante determinadas circunstancias. Aludiendo a las vías de salida, podemos decir que las principales en general son las vías digestiva y urinaria, pero que el sistema glandular y las faneras también tienen mecanismos por los cuales pueden expulsar al exterior sustancias tóxicas, como lo puede hacer también el pul- món. Es importante anotar la posibilidad de transmisión de tóxicos por el sistema glandular, en casos de lactancia, bien sea humana, o por el consumo de leche de animales. Cabe anotar que en caso de secreción por las glándulas salivares, las sustancias pueden reingresar al organismo por el sistema digestivo. Igualmente, cuando el tóxico se excreta por el sudor, se corre el riesgo de reingreso a través de la piel. PRIMEROS AUXILIOS INESPECÍFICOS Trataremos aquí de indicar los primeros auxilios inespecí- ficos que cualquier persona puede prestar en el momento de una emergencia, aun sin conocer cuál es la sustancia causante del problema. Todo paciente debe recibir una rápida valoración de sus signos vitales y un apoyo sintomático de los sistemas que se encuentren comprometidos. Pero el médico o quien esté prestando los primeros auxilios debe tener en cuenta que el tiempo entre el contacto con el tóxico y la instalación del tratamiento, en la mayoría de las in- toxicaciones es de primordial importancia. La identificación del tóxico que causó la emergencia si bien es un acto académico y de gran importancia en el manejo etiológico y médico-legal, no es en este momento el punto crucial. Lo más importante es la conservación de la vida y en tal sentido debe encaminarse el tratamiento. Por lo tanto la búsqueda del agente causante nunca debe retrasar el inicio de las medidas terapéuticas tendientes a la conservación de la vida. Vía inhalatoria. Cuando el accidente ocurre por un ambiente contaminado, es preciso retirar al paciente del área tóxica, pero debe tenerse siempre en cuenta la pro- tección de quien vaya a efectuar el retiro del intoxicado, so pena de ser víctima del mismo accidente. La utilización de elementos de protección como máscaras, gasa, etc., son imperativos de acuerdo con la agresividad del tóxico. Retirada la víctima, debe ser colocada en ambiente no contaminado e iniciarse la oxigenación despejando vías aéreas, vigilando su permeabilidad, ejercitando diferentes sistemas de respiración, etc. Debe colocarse en posición adecuada, generalmente decúbito dorsal con hiperexten- sión de cuello, tracción y fijación de la lengua. Eliminación de elementos que impidan la fácil oxigenación como corbatas y demás prendas que opriman. Extracción de secreciones o aspiración de las mismas para permitir la entrada de aire al paciente. Vía parenteral. Analicemos la vía venosa: como pri- meros auxilios inespecíficos en estos casos, no hay real- mente ninguno para indicar, puesto que el tóxico ha sido colocado de una vez en el sistema circulatorio y no hay entonces manera de aminorar su absorción, ya que es bien sabido que la administración venosa carece de absorción. La vía peritoneal ofrece circunstancias muy similares a la venosa, aunque ésta sí posee período de absorción, pero los primeros auxilios inespecíficos prácticamente no existen, pues ellos se reducirían a efectuar la diálisis, pro- ceso que debe ser realizado por profesionales y en cuyo caso deberá tenerse en cuenta el tratamiento específico de la intoxicación por tratar. Para la vía intramuscular y para la subcutánea se presentan tres grandes escuelas en relación con la pres- tación de primeros auxilios inespecíficos: a.la aplicación de torniquete; b. la crioterapia o aplicación local de frío y c. la succión. La función del torniquete es la de impedir la circu- lación de retorno y con ella la diseminación del veneno o tóxico. Ofrece problemas tales como la posibilidad de lesiones circulatorias y nerviosas a nivel periférico y el aumento de la posibilidad de cultivos bacterianos, espe- cialmente de gangrena gaseosa. La crioterapia igualmente ofrece algunos riesgos, como la lesión local por quema- dura, la vasodilatación compensatoria, etc. La crioterapia es, en resumen, la aplicación de un torniquete térmico. La succión bien sea mediante incisión o punción tiene como finalidad extraer la mayor cantidad del tóxico que sea posible y evitar así la absorción. Vía conjuntival. Esta es una puerta de fácil entrada para los tóxicos; los primeros auxilios indicados serán los encaminados a diluir o lavar el tóxico, con abundante agua. Vía dérmica. Igualmente cuando el tóxico entra en contacto con la piel, es preciso diluir y lavar abundante- mente, teniendo en cuenta que no se debe hacer frota- ción sobre la piel, pues ello conlleva a vasodilatación y facilitación del ingreso del tóxico; en otras palabras, lavar abundantemente sin producir vasodilatación. Aunque debemos reconocer que en nuestro medio no hemos utilizado estos productos, nos parece de inte- rés conocerlos y por ello los adicionamos en la parte de intoxicaciones dérmicas y oculares, pues sus laboratorios los presentan como de gran utilidad y con resultados muy satisfactorios. Toxicología • 27 Ellos son los anfóteros Anfóteros: Sustancias que sirven para los casos de contaminación tanto ácida y básica. Nombres comerciales: Diphoterine®, Difoterine®, Hexafuorine® Estos productos son compuestos hipertónicos, po- livalentes con acción anfótera utilizados en casos de contacto con ácidos o bases en piel o en ojos. Las casas productoras los recomiendan en casos de contacto con ácidos, agentes irritantes, gases lacrimógenos, solventes, sulfuro de mostaza, y agentes radioactivos, tales como el U-238, Cs137, Sr/Y90, Co-60. Hall y col. dicen en su publicación “ Diphoterine for Emergent eye/skin Chemical Splash contamination”, que este producto es capaz de neutralizar más de 600 sustancias químicas y agregan los que la reacción química no genera calor (exotermia) y que su actividad neutralizante y descontaminante es mayor que la de lavar simplemente con agua. DL 50 : oral para ratas es >2.000mg/k Los experimentos en ojos de humanos voluntarios no demostraron irritación y en los casos de contacto con sustancias ácidas o básicas y mostraron disminución de las secuelas. El Hexafuorine es un compuesto similar pero con mayor especificidad para los casos de accidentes dérmicos u oculares con ácido fluorhídrico. Hemos incluido como parenterales algunas vías que no son estrictamente parenterales, sólo con miras a facilitar el enunciado de los primeros auxilios inespecíficos. Vía oral. Es importante la extracción del tóxico; impedir su absorción y su paso al torrente circulatorio, la neutra- lización de sus efectos y finalmente la aceleración de su tránsito a través del tracto digestivo. Para la evacuación del tóxico existen dos posibilida- des: a) la provocación del vómito o emesis y b) el lavado gástrico. EMESIS La provocación del vómito puede realizarse también me- diante la administración de un emético y el más utilizado ha sido el jarabe de ipeca (ipecacuana). Cuando se va a administrar siempre es necesario evaluar el estado de consciencia, pues las alteraciones,tanto depresión como estimulación del sistema nervioso central, lo contraindi- can por la posibilidad de broncoaspiración en el primer caso y de espasmo y convulsiones en el segundo. La dosis de administración es para el adulto de 15 mililitros en 250 mililitros de agua. Para niños meno- res de 12 años: 10 ml y para los pacientes de 6 a 12 meses 5 ml. Si no se ocasiona el vómito esperado, debe repetirse la dosis a los 20 o 30 minutos y si aun así ello no ocurriese, podría repetirse la dosis por una vez más. Dicho fármaco no carece de efectos indeseables tales como el vómito repetido, además el hecho de ser un opiáceo puede ocasionar la depresión del sistema nervioso central del paciente, de tal manera que si no surte efecto se hará imperativa su extracción por sonda naso u orogástrica. Existen otros eméticos como las sales de cobre (sulfa- to) o las sales de sodio (cloruro) que en general son poco usadas hoy en día y ello se debe a su falta de efectividad especialmente. La apomorfina en realidad es poco usada entre noso- tros. Su dosis es de 0,1 mg/kg por vía subcutánea. La provocación de la emesis o vómito también puede hacerse por métodos físicos. Veamos: Estimulación del reflejo nauseoso tocando la faringe con el dedo o con un objeto romo, nunca filudo o pun- tudo, el cabo de una cuchara, un bajalenguas, etc. En los campos se utiliza a veces la estimulación antes dicha, con la pluma de aves, pero es una medida de las gentes del campo, que en realidad no se efectúa en las ciudades. La provocación del vómito tiene la ventaja de que con su ejecución no se pierde tiempo y puede hacerse en forma inmediata, sin necesidad de técnicas sofisticadas y además es un procedimiento que está al alcance de cual- quier persona. Con ella se provoca la salida de elementos sólidos que puedan existir en el contenido gástrico. Pero en contraposición a esto, existen otros puntos por consi- derar: sólo puede hacerse cuando los reflejos del paciente están normales, es decir, cuando el intoxicado esté en pleno uso de su conciencia; con la provocación del vómito se aumenta la presión intracraneana y torácica, lo cual no deja de ser un riesgo. En ocasiones el paciente tolera toda clase de estímulos sin obtenerse resultado positivo y sí la pérdida de tiempo precioso. Para la provocación del estímulo faríngeo debe utilizarse siempre un objeto romo, nunca filudo ni cortante. Se facilita la provocación del vómito teniendo la cavidad gástrica llena; el suministro de agua o agua tibia con sal, son algunos de los mecanismos para facilitar y producir el vómito. CONTRAINDICACIONES DE LA PROVOCACIÓN DEL VÓMITO Se contraindica provocar el vómito en casos especiales: 1. Cuando la persona ha ingerido cáusticos, porque su provocación conlleva a nuevas lesiones por acción del elemento cáustico. En este caso es preferible diluir o proceder con otros métodos por ejemplo el paso de sonda gástrica, como veremos más adelante. 2. Cuando existe la ingestión de hidrocarburos y deriva- dos de éstos, por cuanto existe el riesgo del paso de ellos al sistema respiratorio. 28 • Toxicología 3. Cuando la persona presenta depresión del sistema nervioso central, por cuanto no existen mecanismos re- flejos que permitan la defensa de su sistema respiratorio permitiendo así el paso del contenido gástrico a los pul- mones, lo que se conoce como el síndrome de Mendelson. No se contraindica por la ingestión de depresores del sistema nervioso central si ellos no han producido su efecto; es decir, la contraindicación se hace por el estado de conciencia y no por la sustancia misma. 4. Cuando existe estimulación del sistema nervioso cen- tral, no cuando se han ingerido estimulantes sino cuando ellos ya han producido sus efectos, debido a la amplifica- ción de la respuesta a los estímulos que se presentan y a la posibilidad de espasmo laríngeo y de estados convulsivos que se puedan desencadenar. 5. Cuando ingieren elementos de narcotráfico como la cocaína, con el fin de transportarlos (en el argot po- pular son los denominados “mulas”), por cuanto estos productos así envasados no logran ser expulsados por la provocación de la emesis y por el contrario se pueden presentar complicaciones como ruptura de los envases de plástico o polietileno, o bien la obstrucción de las vías aéreas. Ampliemos un poco más nuestro concepto en rela- ción con los accidentes ocurridos a narcotraficantes (no narco-consumidores), quienes ingieren gran cantidad de droga con envolturas de látex o de plástico; nos hemos vis- to en la necesidad de recurrir a gastrotomía y evacuación quirúrgica de las sustancias y a contraindicar el vómito y el lavado gástrico en estos pacientes, porque con ello se provoca la ruptura de las bolsas que contienen el tóxico. Repetimos, es una medida para narcotraficantes o “mulas” pero no para drogadictos o consumidores. Esta contraindicación fue válida cuando atendimos los primeros casos de “mulas” transportando “droga” por ser empaquetado el estupefaciente en preservativos o condones de sólo una capa de látex como ocurría al comienzo del narcotráfico, pero hoy en día se ha modi- ficado la forma de “empaquetar” dichos elementos y se hace ya no en preservativos o condones, sino en envases de plástico o látex de múltiples capas que los hacen más resistentes a la ruptura, y por lo tanto, en estas circuns- tancias nuevas, sí pueden y deben suministrarse catárticos entre los cuales recomendamos las oleosos no absorbibles (Fotografías 2, 3 y 4). LAVADO GÁSTRICO Historia del lavado gástrico: Del texto “Secretos de la Toxicología” tomamos este interesante apunte sobre el lavado gástrico: “Dos médicos fueron los primeros en pro- poner el lavado gástrico para tratar una intoxicación, un estadounidense de nombre Philiop Physik (en 1805) y un francés llamado Baron Guillaume Dupuytren...” El lavado gástrico comparado con la opción de pro- vocar el vómito es un procedimiento que exige entre- namiento y experiencia, elementos físicos y técnica. Se dificulta la extracción de sólidos de la cavidad gástrica, tiene peligro de lesión de la vía oral, es en ocasiones factor de complicaciones por equivocar la ruta y colocar sonda y líquidos en vías respiratorias, pero obtenida la certeza de haber ejecutado el procedimiento correcto, este mé- todo ofrece la posibilidad de una limpieza gástrica muy completa aun sin la colaboración voluntaria del paciente y con la posibilidad de repetir el procedimiento cuantas veces se juzgue necesario. Debe efectuarse el lavado gástrico con cantidades apropiadas de líquidos, sin forzar la pared gástrica, la cual puede encontrarse lesionada por acción del tóxico, o bien por aumento de presión en la cavidad gástrica, ocasionar la apertura del esfínter pilórico y el paso del contenido del estómago al duodeno. Podemos reco- mendar en términos generales que a los adultos se les suministren cantidades entre 100 y 200 ml de líquidos por vez y se repita el suministro varias veces. En niños la cantidad debe calcularse en proporción de 10 ml por cada kilogramo de peso. Es aconsejable: a. Obtener muestra del contenido gástrico antes de suministrar cualquier líquido, porque ello facilita el análisis en el laboratorio toxicológico o legal. b. Es preferible hacer el suministro de líquidos en poca cantidad y varias veces, que suministrar grandes cantidades de líquidos en pocas veces. Se recomienda para el lavado gástrico: - Usar sonda de Faucher de calibre suficiente pero adecua- do al paciente. Para adultos se pueden utilizar sondas de calibre 20 (0,5 cm) a 32 (1,1 cm); en niños el diámetro del dedo meñique del paciente puede ser el de la sonda por utilizar. - Colocación del paciente en posición decúbito con la cabeza de 10 a 20 grados más baja que los pies. - Noolvidar extraer el residuo gástrico para examen de laboratorio toxicológico, clínico o forense, antes de suministrar líquidos a la cavidad gástrica. - Observar y anotar apariencia físico-química del líquido extraído. - Valorar la necesidad de suministrar catártico o cualquier otra sustancia, antes de retirar la sonda de lavado. - Retirar la sonda evitando la aspiración del paciente. Clásicamente se ha dicho que la evacuación gástrica (emesis o lavado) tiene valor si se efectúa dentro de las cuatro a seis horas después de la ingestión del tóxico. Creemos que este límite debe borrarse por cuanto la experiencia nos ha demostrado que existen tóxicos en cavidad gástrica después de cuatro a seis horas como es el caso del fósforo, depresores del sistema nervioso central y tranquilizantes, medicamentos con revestimiento en- térico, etc. Por lo tanto no dudamos en recomendar que la evacuación gástrica se efectúe aun después de trans- Toxicología • 29 curridas las seis horas o más, o siempre que se presuma que en el estómago pueda existir tóxico. EVACUACIÓN INTESTINAL Hasta aquí hemos enunciado los procedimientos para evacuar el tubo digestivo superior, pero la superficie de absorción que ofrece el tracto intestinal es de mu- cha importancia y con frecuencia causa de recaídas y muerte, porque el tóxico seguirá absorbiéndose a través de la mucosa intestinal. Con esto estamos sustentando la importancia de suministrar catártico en los casos de ingestión. Somos partidarios de recomendar los catárticos de tipo salino (sulfato de sodio o magnesio) porque los oleosos pueden ofrecer más riesgos para el paciente, tales como la equivocación en la elección del catártico, dando una sustancia oleosa absorbible y facilitando, absorción del tóxico, o la posibilidad de neumonía lipoídica al pasar a los pulmones. Si bien los tóxicos en su gran mayoría producen ca- tarsis, creemos que ésta debe acelerarse. El problema de deshidratación se neutraliza con el suministro de líquidos de reemplazo. En caso de intoxicación por vía rectal, la medida acon- sejable en primer lugar es la administración de enema eva- cuante o un supositorio, porque frente a la provocación de catarsis por los laxantes o catárticos, su efecto ocurre en menor tiempo, evitando lapsos importantes durante los cuales el tóxico sigue absorbiéndose. VENOCLISIS Recomendamos instalar al menos una venoclisis cuando se presuma que el paciente es un intoxicado, es decir, antes de tener la confirmación plena del caso de intoxicación. No puede negarse la importancia de tener esta vía disponible, por cuanto es una vía que nos permite una rápida recuperación de volumen, el suministro de gran cantidad de fármacos y antídotos, el aumento de diuresis, bien sea por volumen, por diuréticos etc. Recomendamos que sea precoz, por cuanto el paciente intoxicado puede tener grandes cambios en su estado y la presencia de la misma urgencia médica; la presencia de convulsiones o el colapso vascular, aumentan la dificultad de obtener esta vía, hecho que pudo haber sido realizado con calma y sin la angustia de tiempo ante la gravedad del paciente. Decimos al menos una venoclisis. Con ello queremos expresar que preferimos la canalización de dos venas, pues es frecuente que por cambios del paciente deba- mos acelerar el paso de líquidos y si sólo tenemos una vena canalizada, podemos estar incurriendo en el error de acelerar la administración de fármacos que hemos adicionado a ese suero, a velocidades peligrosas para el paciente. Es mejor, a nuestra manera de ver, tener una vena para administrar los fármacos y otra para administrar los líquidos y electrolitos que necesitemos para recuperar volumen y equilibrio acidobásico POSICIÓN DEL PACIENTE La posición adecuada del paciente tanto para la provo- cación del vómito, la ejecución del lavado gástrico o para su permanencia mientras carezca de plena conciencia, es importante: debe colocarse con los pies más altos que la cabeza, con una inclinación corporal de unos 10 a 15 grados, con el fin de evitar el paso de contenido gástrico a los pulmones, lo cual produce la muerte por asfixia o graves neumonías por aspiración. Este accidente es muy frecuente en la asistencia de los pacientes en los servicios hospitalarios y aún, en el lapso de traslado hasta los sitios de atención. Es importante recordar los cambios de posición frecuentes en el paciente, ya que su estadía en decúbito dorsal por tiempo prolongado facilita la aparición de neumonías hipostáticas. 30 • Toxicología BIBLIOGRAFÍA ASTOLFI, E. y col. Toxicología de Pregrado. Libreros López Ed. Buenos Aires, Argentina, 1982. CALABRESE, A. y ASTOLFI, E. Toxicología. Ed. Kapelusz, Buenos Aires, Argentina, 1972. CASARETT L, J. and DOULL, J. Toxicology, MacMillan Ed. New York, 1975. REPETTO, M. Toxicología Fundamental, 2ª. Ed. Científico-Mé- dico, Barcelona, España, 1988. DREISBACH, R. Handbook of Poisoning. 10ª. Ed. Lange Medical Publications. California, 1980. DICCIONARIO DE CIENCIAS MEDICAS, Dorland. 4ª. ed. Ed. Ateneo. VICCELLIO PETER. Handbook of Medical Toxicology. Ed. Little, Brown & Company. Boston, 1993. LADRÓN DE GUEVARA, J., MOYA PUEYO, V. 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