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Toxicología 
EN EL MOMENTO ACTUAL, LA FORMACIÓN 
DEL MÉDICO GENERAL, SIN RECIBIR SIQUIERA 
CONOCIMIENTOS BÁSICOS DE TOXICOLOGÍA, 
ES UNA OMISIÓN TAN GRAVE QUE TOCA LOS 
LINDEROS DE LA CRIMINALIDAD. 
GENERALIDADES 
Con frecuencia se utilizan los nombres tóxico y veneno 
haciendo una distinción popular al atribuir la denomina- 
ción de veneno a aquella sustancia que ha sido suminis- 
trada con fines lesivos premeditados y dejar el nombre de 
tóxico a la sustancia que aunque puede ocasionar daño 
no se suministra con esta intención. Se acepta, también 
en forma popular, la idea de que veneno es aquello que 
tiene naturaleza intrínsecamente peligrosa aun en dosis 
pequeñas, tales como el cianuro, el arsénico, etc., y tó- 
xico, aquello que puede ocasionar daño pero no por la 
naturaleza misma de la sustancia; en este caso entrarían 
los fármacos, el agua, el oxígeno, etc. 
Para efectos generales y su uso en el área biológica 
utilizaremos ambos términos como sinónimos, bien 
tóxico o veneno, evitando complicaciones innecesarias. 
No obstante, nos parece importante dar una idea más 
concreta sobre lo que podemos definir como: tóxico o 
veneno. 
TÓXICO O VENENO 
Es cualquier elemento que ingerido, inhalado, aplicado, 
inyectado o absorbido, es capaz por sus propiedades 
físicas o químicas, de provocar alteraciones orgánicas o 
funcionales y aun la muerte. La palabra tóxico viene del 
latín toxicum y del griego toxikón. 
Por lo tanto toxicología es el estudio científico de 
estos elementos, su comportamiento, su metabolismo, 
sus mecanismos de acción, las lesiones que ocasionan, 
su forma de acumulación, excreción y el tratamiento 
adecuado para proteger el organismo afectado. 
En relación con los anteriores delineamientos y si- 
guiendo lo dicho por los maestros de la toxicología de 
tiempos muy remotos, podemos afirmar que “todo es 
veneno y nada es veneno, de acuerdo con la dosis”, así por 
ejemplo: el oxígeno, elemento indispensable para nuestro 
sistema de vida, puede llegar a ser tóxico administrado 
en dosis inadecuadas; el agua, también indispensable, es 
causa de intoxicaciones iatrogénicas. 
Acogiéndonos a esta idea podemos entonces clasificar 
estos elementos en tóxicos: químicos y físicos. 
Los tóxicos químicos pueden ser a su vez tóxicos de 
origen mineral, vegetal o animal. Destacamos un grupo de 
importancia creciente que, aun perteneciendo al mundo 
de los químicos, se destaca por su gran número y profu- 
sión y el cual podríamos independizar como el grupo de 
los sintéticos, creados por el hombre y que inundan cada 
vez con mayor profusión todos los ambientes. 
Por lo general existe predisposición a limitar el 
concepto de tóxico al efecto de sustancias químicas, 
dejando por fuera los efectos tóxicos de elementos 
físicos. Bástenos citar el efecto deletéreo de los rayos 
X, de los ultravioleta, el efecto nocivo del ruido, las 
graves consecuencias de la sobredosis de radiaciones 
iónicas, no sólo para la esfera somática, también para 
la esfera psíquica. 
ORIGEN DE LA TOXICOLOGÍA 
Si fuésemos a establecer el origen de la toxicología, ten- 
dríamos que situarlo paralelo con el origen de la biología, 
puesto que normalmente podemos suponer que en el mo- 
mento en el cual surge la vida, aparece también el riesgo 
de entrar en contacto con agentes nocivos que ponen en 
peligro el normal funcionamiento del organismo. 
Pero la toxicología es una rama de la medicina que 
adquiere cada vez mayor importancia. 
 
20 • Toxicología 
 
Si bien al principio, antes de la revolución científica y 
de la industrial, los tóxicos se podían contar fácilmente, 
hoy, con la evolución de la humanidad, contamos con 
cerca de 6’000.000 de sustancias potencialmente tóxi- 
cas y cada año el hombre crea cerca de 500.000 nuevos 
productos, por ello en la actualidad es preciso pensar 
tanto en el tratamiento y manejo del paciente, como en 
la información y prevención. 
Aparecen entonces los centros de información y tra- 
tamiento. Se agiganta en estos momentos la necesidad de 
formación del profesional médico o de los profesionales 
involucrados en el manejo e identificación de sustancias 
tóxicas. Surgen los tóxicos sintéticos creados en verda- 
deras avalanchas por el hombre y puestos en manos de 
todo género de usuarios, preparados o no. 
Hagamos historia de los centros de información toxi- 
cológica: en 1949 aparece en Holanda el primer centro 
de información bajo el comando de la Real Sociedad 
Holandesa para el Progreso de la Farmacia, y como tal, se 
dedicaba a la información de los farmacéuticos mediante 
un fichero. En el mismo año en Dinamarca aparece un 
centro especializado en reanimación, con especial énfasis 
en intentos de suicidio y sobredosis de medicamentos. 
Pero fue en Inglaterra en 1950 cuando el hospital de 
Leeds abre el primer centro “completo” de información y 
tratamiento. 
Vale la pena hacer hincapié en nuestra posición in- 
variable de que los centros de toxicología deben ser de 
información y tratamiento. 
No es posible para mí, en mi calidad de médico, 
aceptar el centro de información como único servicio 
al consultante. No creo ético que al recibir la llamada 
de consulta, quizá por una persona no médica o por un 
colega que pide ayuda, se reprimió el instinto humano 
de colaborar con los conocimientos o recursos adquiridos 
a través de años, en la salvación de esa vida que corre 
peligro. No satisface ello tampoco, la expectativa del 
consultante no médico, quien desde el otro extremo de 
la línea espera y demanda ayuda adecuada que solucione 
su ansiosa esperanza de salvación. 
El refuerzo histórico lo traen Bodín y Cheinisse 
(1969) cuando dicen “y el toxicólogo de guardia de un 
centro de información, sentado en su despacho entre sus 
fichas, su biblioteca y sus teléfonos, jamás olvidaba que era 
médico y con mucha frecuencia procedía espontáneamente 
a misiones de urgencia ‘sobre el terreno’ que se salían de los 
límites teóricos de su cometido”. No dudamos, como no lo 
hemos hecho nunca, de la necesidad de los centros de 
información pero, para nosotros, el ideal es el centro de 
información y tratamiento. Bástenos citar los originales 
de nuestras comunicaciones en las cuales sugeríamos en 
1968, a nuestro Hospital Universitario San Vicente de 
Paúl de Medellín, la fundación de este tipo de institución 
para beneficio de los pacientes que lo requirieran dentro 
de las posibilidades del hospital. 
En 1950 se abre en París el primer centro francés. 
En 1953 en EE.UU. la Academia Americana de 
Pediatría abre en Chicago uno de los primeros centros 
estadounidenses. Para 1965 ya existían en Estados Unidos 
cerca de 600 centros. 
No es posible para nosotros dar fin a este relato histó- 
rico sin formular un ferviente y sincero pedido a nuestras 
autoridades de salud y a nuestras universidades para que 
nos escuchen y raciocinen sobre la necesidad inaplazable 
de introducir (en aquellas que aún no lo han hecho) y 
de incrementar en las que ya tienen en su pénsum de 
pregrado, la enseñanza de la toxicología a nivel médico, 
del profesional de la salud, la enfermera, el odontólogo, 
el biólogo, el médico veterinario, el abogado, el químico, 
el ingeniero agrónomo, etc., es decir, en los pregrados de 
los profesionales que de una u otra manera están involu- 
crados en el manejo de estas sustancias. 
En el campo de la abogacía resulta innecesario re- 
calcar su vinculación si pensamos que este profesional 
frecuentemente tendrá que emitir su concepto en casos 
accidentales, homicidas y suicidas. 
Hemos incluido en la lista de profesionales al inge- 
niero agrónomo; intencional y conscientemente lo hemos 
hecho, porque consideramos que en manos de este im- 
portante profesional está el “arsenal” de gran cantidad de 
sustancias empleadas en el agro, que deben ser conocidas 
hasta la saciedad por él, pues en su responsabilidad está 
la “formulación”,la aplicación adecuada, la valoración de 
efectos inmediatos y tardíos de ese incontable “arsenal” 
de agroquímicos de que dispone. 
Siendo los tóxicos elementos que atentan contra la 
salud, y siendo el progreso y la industrialización factores 
que multiplican el número de sustancias y la posibilidad 
de producir intoxicaciones, es fácil deducir que la im- 
portancia de esta ciencia es cada día mayor. El progreso 
de un pueblo va unido al aumento de los riesgos de 
accidentes; a ese mismo progreso va unido un ritmo de 
agitación, de mayor ansiedad, de angustia, de estrés que 
con frecuencia ocasionan intoxicaciones laborales, ho- 
micidas, suicidas, etc. Podríamos afirmar que un pueblo 
“primitivo” tiene menos incidencia de intoxicaciones 
que un pueblo “culto”. No obstante, en el área primitiva 
también se presentan intoxicaciones, aunque por orígenes 
y motivaciones diferentes. No podemos dejar de recalcar la 
inaplazable necesidad de ofrecer enseñanza adecuada para 
cada área en las entidades vinculadas a la medicina, a la 
biología, a la química, a la agronomía y a todas las áreas que 
normalmente manejan elementos potencialmente tóxicos. 
En esta época de industrialización es casi redundancia, 
hacer hincapié en la gran importancia que debe darse a 
la salud ocupacional y a la prevención de accidentes la- 
borales con elementos tóxicos, así como a la prevención 
de las intoxicaciones individuales o masivas derivadas de 
la contaminación ambiental. Gran labor se puede desa- 
rrollar en el campo ocupacional si se tiene en cuenta que 
 
Toxicología • 21 
 
su misión es, precisamente, llegar al obrero antes de que 
éste sufra los efectos deletéreos de los tóxicos químicos 
o físicos. 
Es imperativo ilustrar sobre los riesgos y medidas de 
precaución y enseñar los primeros auxilios adecuados para 
cada emergencia. Si hacemos énfasis en la prevención, 
debemos dar importancia a la necesidad de enseñar a 
nivel público el correcto manejo de sustancias químicas 
y sus peligros, especialmente en lo que corresponde a la 
prevención de accidentes con elementos tales como los 
pesticidas, que de por sí tienen alto poder letal; cada pro- 
fesional debe saber utilizar las sustancias correctamente 
y adquirir el concepto de responsabilidad profesional, 
concepto éste muchas veces ignorado y olvidado. 
 
CLASIFICACIÓN DE LAS INTOXICACIONES 
SEGÚN SU ORIGEN 
Las intoxicaciones pueden tener diferentes orígenes: 
Intoxicaciones sociales 
Las distintas costumbres sociales y religiosas llevan al 
uso y abuso de muchas sustancias que pueden ocasionar 
intoxicaciones agudas o crónicas. Sería suficiente men- 
cionar el alcohol, el tabaco, la marihuana, el yagé, etc.; 
con gran rapidez están siendo admitidas otras sustancias 
que muy posiblemente llegarán a formar parte de la lista 
de tóxicos sociales tales como el canabinol y la cocaína. 
Estos tóxicos tienen como característica su influencia 
sobre grandes masas de población y su progresiva acep- 
tación por parte de las sociedades, algunas de las cuales 
los aceptan como ritos y signos de progreso. El consumo 
cotidiano y la presencia de intoxicación crónica opaca, 
con frecuencia inusitada, la gravedad de las intoxicaciones 
agudas; es frecuente ver cómo al intoxicado alcohólico se 
le trata despectivamente como un “mísero beodo” y no 
como a un intoxicado y enfermo, como es lo adecuado. 
Finalmente aunque dudamos si lo correcto es clasi- 
ficarlo como intoxicación “social” o como intoxicación 
“iatrogénica”, traemos a la memoria un hecho histórico 
de nuestra Amazonia cual es el consumo de sustancias 
psicodélicas como el yagé, caapi, ayahuasa o ayahuasca 
(en el Ecuador) que es uno de los más antiguos psicoacti- 
vos conocidos; su nombre se deriva de: “aya” que significa 
“cuerpo muerto” y “huasca” que significa “cordel grueso o 
soga” y el significado total sería, soga o liana que permite 
ir al lugar de los muertos. 
La ayahuasca data de 5000 años y fue utilizada por 
los chamanes para curar a su gente y predecir ciertos 
acontecimientos como el tiempo y la caza. 
Curiosamente en el continente europeo, se ha incre- 
mentado su consumo especialmente en España (Cortese 
R.A) o bien como la denominan otros:“vid de los muer- 
tos” en una forma gráfica de ver el bejuco o soga de la 
planta, esta última denominación se usa especialmente 
en Latinoamérica, sobre todo en Perú y Ecuador, por la 
cultura Quetchua. Se obtiene de hervir el tallo de la Ba- 
nisteriopsis caapi (Banisteriopis B. caapi e B. rusbyana) 
con las hojas de la Chacruna durante varias horas. Su 
efecto se debe a las Carbolinas que posee, además de la 
n, n-dimetiltriptamina (DMT. La “ayahuasca” contiene 
considerables cantidades de harmina, tetrahidroarmina 
y harmalina) y dimetiltriptalina (DMT)” y en ello parece 
tener toda la razón, puesto que se ha observado que con 
el suministro oral no se presentan los efectos psicodélicos, 
lo cual se explica porque el DMT es activo oralmente, 
si es ingerido la MAO, destruye el DMT al ser digerido, 
por ello la asociación de las otras plantas, para obtenerla 
inhibición de la MAO. Entonces por vía oral para obte- 
ner el efecto psicoactivo es necesario administrarla con 
Harmina y Harmalina pues estas inhiben la MAO y la 
sustancia produce así el efecto psicoactivo. 
La ingestión de la sustancia se inicia con lo que los 
nativos llaman “Marcación” momento en el cual expe- 
rimentan somnolencia y relajación muscular pero que 
curiosamente no los lleva al sueño. 
Cuando se está bajo sus esfectos el EEG muestra 
aumento de las frecuencias y del voltaje cortical y del 
hipocampo, se activa la corteza visual lo cual trae como 
resultado la aparición de imágenes increíbles, permite 
así que el chamán pueda “comunicarse” con otros seres, 
escuchar sonidos extraños, sus pupilas se dilatan, experi- 
menta hipertensión arterial y taquicardia.(Rubén Alberto 
Cortese- Guia de la Ayahuasca). 
Intoxicaciones profesionales 
Se producen por el uso de elementos químicos o físicos 
propios del oficio y dentro del mismo. Es lógico pensar 
que el progreso industrial conlleva al aumento en la 
incidencia de accidentes y que la adecuada información 
y manejo traerán como resultado la disminución de su 
ocurrencia. Este capítulo de intoxicaciones profesionales 
en la época de la medicina socializada, debe despertar en 
los organismos responsables un especial interés de carác- 
ter investigativo y preventivo, ya que la medicina sociali- 
zada en nuestros países se ocupa muy especialmente del 
grupo de trabajadores y empleados. Ramazzini citado por 
Calabrese-Astolfi dice muy sabiamente: “Cuando llegues 
a la cabecera de tu enfermo, pregúntale en qué trabaja, 
para saber si en la fuente de su sustento no radica la 
causa de su mal”. (Ramazzini siglo XVII). 
Intoxicaciones endémicas 
La presencia de determinados elementos en el medio 
ambiente puede traer como consecuencia la ocurrencia 
de intoxicaciones. Por lo general, éstas son de estableci- 
 
22 • Toxicología 
 
miento crónico ya que se deben al contacto prolongado 
con elementos en dosis pequeñas. 
Intoxicaciones por medio ambiente 
contaminado 
Podría encontrarse alguna similitud entre la intoxicación 
producida por el medio ambiente contaminado y la 
intoxicación endémica, en cuanto ambas actúan sobre 
núcleos de población; pero la endémica la podríamos 
atribuir a fenómenos naturales, en cambio, la del medio 
ambiente contaminado es por lo general resultante de 
fuentes contaminantes creadas por el hombre, tales como 
combustión, residuos de industrias, etc., arrojadas al aire, 
tierra o aguas. 
En la época actual, sustancias que podríamos calificar 
de inocuas, tales como los materiales plásticos, han pa- 
sado a ser graves y grandes contaminantes que rompen 
sistemas ecológicos. Los detergentes lanzados a las aguas 
hacen que se eliminen formas vivientes. 
La concentraciónde residuos de industrias químicas, 
el aumento de residuos de carbón, conllevan a que los 
seres vivos sufran progresivamente intoxicaciones que 
alteran su salud y causan acortamiento de su promedio 
de vida. 
Doping 
El uso irreglamentario o mejor, el uso de sustancias per- 
judiciales para el deportista, con el deseo de aumentar su 
rendimiento, se ha generalizado en gran manera. 
Su origen podemos establecerlo en el uso de es- 
timulantes en caballos de carrera, para luego extenderse 
a los humanos. 
El peligro radica en que los efectos pueden llegar a 
ocasionar daños severos, cuando no la muerte del depor- 
tista o el animal (ver capítulo sobre doping). 
Intoxicaciones alimentarias 
La presencia de elementos nocivos en los alimentos trae 
como consecuencia la intoxicación alimentaria. 
Pueden ser estos elementos de origen bacteriano 
o bien de origen químico, como sería la presencia de 
arsénico, plomo, mercurio o sustancias venenosas de al- 
gunos vegetales, entre los cuales podríamos citar hongos, 
vegetales cianogenéticos, cardiotóxicos, etc. (ver capítulo 
sobre intoxicaciones alimentarias). 
Intoxicaciones genéticas 
Sería más apropiado denominarlas intoxicaciones por 
factores genéticos, pues son ocasionadas por alteración 
en el metabolismo normal de sustancias producidas por 
cambios genéticos del paciente. 
Intoxicaciones por interacción medicamentosa 
En muchas ocasiones, el suministro simultáneo de va- 
rios fármacos, es causa de intoxicaciones al producirse 
alteración del metabolismo, en sus efectos, potenciación, 
antagonismos, bloqueos metabólicos, etc. 
En la época moderna el médico se ve presionado 
por la avalancha de fármacos impulsados por factores 
comerciales, agravándose esta situación porque posible- 
mente el facultativo carece de información completa y 
oportuna. El panorama de interacción se amplía cada vez 
más y el peligro de intoxicaciones y de ineficacia de tra- 
tamientos se hace cada vez mayor. Tales problemas serán 
analizados más adelante (ver capítulo correspondiente). 
Intoxicaciones iatrogénicas 
Son las ocasionadas por el hombre mismo, en forma no 
intencionada, a diferencia de la homicida o la suicida. La 
formulación de drogas con desconocimiento de acciones 
indeseables, de dosis adecuadas, etc., puede desencadenar 
estas intoxicaciones. 
Por otra parte el libre expendio de drogas sin control, 
sin conocimiento y con absoluta libertad e irresponsabili- 
dad, es igualmente causa de graves y frecuentes accidentes 
tóxicos. Aunque los curanderos y yerbateros tienden a 
desaparecer, no podemos dejar de mencionarlos como 
autores de este tipo de intoxicaciones, con el agravante 
de que sus mezclas son por lo general de sustancias 
desconocidas, tanto en calidad como en cantidad, lo que 
hace más difícil el tratamiento adecuado del paciente. 
Intoxicaciones homicidas 
La intención de ellas es causar daño a uno o más congé- 
neres. Implican por tanto la premeditación y la intención 
de causar perjuicio o muerte. 
Son causa de acción penal y establecen un amplio 
contacto entre la toxicología clínica y la forense o toxi- 
cología legal. 
La historia de la humanidad trae muchísimos ejem- 
plos de estas intoxicaciones homicidas que curiosamente 
surgieron como signo de corrupción de las grandes cortes. 
Hoy en día, el homicidio con tóxicos deja de ser patrimo- 
nio de las cortes para generalizarse aun a los más bajos 
niveles sociales. 
Intoxicaciones suicidas 
El intento de autoeliminación lo encontramos casi siem- 
pre rodeado de fenómenos que angustian al enfermo y 
que lo debilitan para luchar contra los problemas que lo 
atormentan. La intoxicación con intenciones de autoeli- 
minación, toca en un amplio campo con la psiquiatría 
(ver capítulo de manejo del paciente suicida). 
 
Toxicología • 23 
 
Desde el punto de vista de asistencia, nos parece 
necesario dejar claras algunas ideas: 
Sea la primera considerar al suicida como una persona 
con graves problemas de salud, tan severos, que lo llevan 
a perder el instinto de conservación. 
En segundo lugar, el hecho de que algunos enfermos 
de esta índole repiten y aun perfeccionan su intento de 
suicidio, o son verdaderos psicópatas con ideas obsesivas 
de muerte, no justifica la deficiente o nula atención, 
cuando llegan a manos del médico. Esta posición es tan 
absurda, que bástenos simplemente hacer un símil de 
ocurrencia diaria: ¿qué diríamos si dejásemos sin trata- 
miento a quien sufre un infarto por el simple hecho de 
que el infarto repite? 
En tercer lugar no compartimos la posición de que 
el paciente es dueño de su vida y puede disponer de ella 
como a bien tenga. No la compartimos, porque creemos 
que de hecho ya el paciente suicida tiene pérdida de una 
visión clara, de unos mecanismos de lucha y de otros 
factores que hacen necesaria la ayuda del médico. 
Para completar estos conceptos, somos defensores de 
la interacción del médico clínico y del psiquiatra en el 
caso del intento de suicidio, dejando a este especialista 
la función de valorar la posibilidad de ordenar la salida 
del paciente del hospital, cuando con un buen criterio 
científico, su enfermo tenga menos riesgo de recaída. 
Por lo general estos pacientes deben continuar trata- 
miento en manos del psiquiatra. 
Una modalidad son los Suicidios Colectivos que se 
presentan con alguna frecuencia, entre ellos citamos los 
que documenta el diario “El Mundo” en su edición del 
19 de Marzo de 2000: 
• “…27/03/1997. Suicidio colectivo de 39 miembros de 
la secta “Heaven´s Gate” (Puerta del Paraíso), dirigida 
por Marshall Applewhite (66 años). Los cadáveres, 
hallados en una lujosa mansión de San Diego (Cali- 
fornia, EEUU), estaban dispuestos boca arriba, como 
si durmieran plácidamente, con un velo morado que 
les cubría el rostro y torso en “viaje”…. 
• 22/03/1997. “La policía de la localidad de Saint Ca- 
simir (Canadá) descubre en una casa devastada por 
el fuego los cuerpos carbonizados de tres mujeres y 
dos hombres, de los cuales al menos cuatro que yacían 
formando una cruz integraba la orden del “Templo 
Solar”. El grupo, con ramificaciones en ambos lados 
del Atlántico y en Australia; tiene la creencia de que 
estos suicidios rituales sirven para el renacimiento en 
una especie de paraíso conocido como Sirius. 
• 12/1995. Se encuentran a las afueras de Grenoble (Al- 
pes franceses) los cuerpos calcinados de 16 miembros 
de la secta del “Templo Solar”, cuyos integrantes se 
consideran descendientes de los templarios medieva- 
les. Entre los cadáveres, que yacían formando el diseño 
de una estrella, figuraban afamados profesionales y dos 
agentes de Policía. 
• 10/1994. Son localizados en una granja y tres chalets 
de Suiza los cadáveres abrasados de 48 miembros del 
“Templo Solar”. También fueron hallados, en Quebec 
(Canadá) otros cinco cuerpos, incluído el de un bebé, 
en similares circunstancias. 
• 10/1993. En Vietnam se suicida medio centenar de 
miembros de una remota tribu dirigida por Ca Van 
Liem, una persona ciega que recibía grandes donacio- 
nes a cambio de promesas de una rápida entrada al 
paraíso. 
• 19/4/1993. El alucinado David Koresh y 87 de sus 
seguidores, entre ellos 18 niños, mueren en el incendio 
de Monte Carmelo, la granja-fortaleza de Waco (Texas, 
EEUU), mientras el FBI intentaba un asalto con gases 
lacrimógenos para terminar con un sitio armado de 
51 días. Más tarde se supo que algunos de los que 
perecieron lo hicieron a causa de las balas y no del 
fuego. El propio Koresh, considerado por sus adeptos 
como el Mesías y con derecho a mantener relaciones 
sexuales con sus seguidoras, murió de un tiro entre 
las cejas. 
• 12/1991. Treinta miembros de una secta en México 
fallecen cuando el reverendo Ramón Morales les 
obliga a continuar rezando mientras gases tóxicos 
se extienden por su templo. Las autopsias revelaron 
la presenciade alcohol industrial venenoso en una 
bebida consumida durante sus rituales. 
• 20/11/1978. Los 914 seguidores de la asociación “El 
Templo del Pueblo”, fundada por el paranoico pastor 
protestante estadounidense James Warren Jones, se 
suicidan en la localidad de Jonestown (Guayana), 
al ser inducidos por su líder a ingerir frambuesas 
con cianuro. Los escasos supervivientes narraron 
después como los menos convencidos de la grandeza 
del sacrificio fueron obligados a ingerir el veneno o 
murieron acribillados a tiros. La secta había nacido 
a principios de la década de los 60 en San Francisco 
(EEUU), donde se anunciaba como servicio sanitario 
gratuito y de rehabilitación para toxicómanos. Fueron 
unas primeras denuncias por malos tratos y trabajos 
forzosos las que motivaron el cambio del cuartel ge- 
neral a Guayana. Jones organizó el suicidio de todos 
los fieles que le seguían. Entre las muertes figuraba la 
del propio Jones, quien falleció de dos disparos, que 
nunca se supo de dónde procedieron”. 
Hasta acá la cita textual del diario EL MUNDO, (España). 
Nos llama la atención la persistencia de un cierto 
“rito religioso” en la ocurrencia de estos casos que he- 
mos citado. 
 
24 • Toxicología 
 
Intoxicaciones accidentales 
La gran facilidad con la que ocurren estas intoxicaciones 
hace que ocupen un especialísimo lugar y que sea ne- 
cesario dedicarnos más adelante a analizar sus causas y 
mecanismos de prevención. Son ocasionadas generalmen- 
te por la imprevisión de las personas, por descuido, por 
ignorancia y no conllevan, como las homicidas, ninguna 
intención; ocurren al azar. 
 
TÉRMINOS 
Es importante definir los términos que utilizaremos con 
alguna frecuencia en los distintos capítulos; considera- 
remos: 
 
DOSIS LETAL (DL) es la cantidad de tóxico que puede 
producir la muerte. 
 
DOSIS LETAL 50 (DL 50) cantidad de tóxico que causa 
la muerte al 50% de la población expuesta. 
 
DOSIS LETAL MÍNIMA (DLm) es la cantidad más 
pequeña capaz de producir la muerte. 
 
DOSIS TÓXICA MÍNIMA (DTm) dosis menor, capaz 
de producir efectos tóxicos. 
 
MÁXIMA CONCENTRACIÓN ADMISIBLE (MAC), 
máxima concentración que no debe ser sobrepasada en 
ningún momento. 
 
VALOR UMBRAL LÍMITE (Threshold Limit Value: 
TLV) es el valor medio de la relación concentración/peso/ 
tiempo, considerada como máximo admisible en exposi- 
ción laboral, es decir, 8 horas/día/ por 5 días/semana, sin 
ocasionar ninguna alteración de la salud. Y en el caso de 
población general lógicamente serán 24 horas diarias sin 
ocasionar ninguna alteración de la salud. 
Hacemos distinción entre los conceptos de intoxica- 
ción aguda e intoxicación crónica y dosis aguda y crónica, 
éstas las definimos así: 
 
INTOXICACIÓN AGUDA: cuando los síntomas apa- 
recen poco tiempo después del contacto con el tóxico. 
 
INTOXICACIÓN CRÓNICA: cuando los síntomas 
aparecen después de mucho tiempo de contacto con el 
tóxico. 
Un paciente que se intoxica con un hidrocarburo 
clorado como el DDT, y meses o años después presenta 
una hepatopatía causada por el agente tóxico, es un caso 
de intoxicación crónica. En cambio el paciente que es 
fumigador y recibe una dosis de un inhibidor de colines- 
terasas, cuya cantidad es insuficiente para producir signos 
o síntomas, pero que día a día recibe esta cantidad hasta 
llegar a producir sintomatología, es un caso de intoxica- 
ción aguda por dosis crónica. 
Otras veces la acumulación de sustancias en los sitios 
de depósito del organismo y su liberación progresiva, 
puede explicar este fenómeno. 
 
INTOXICACIÓN SUBAGUDA: difícil de calificar en 
humanos; podría decirse que es la aparición de síntomas 
sin la explosión súbita de ellos, como ocurre en la aguda. 
 
RIESGO: es el grado de toxicidad por tiempo de expo- 
sición así: 
 
R = T x tiempo 
 
TOXICIDAD: es la capacidad de producir daño. 
TOXICIDAD LOCAL: es la que ocurre en el sitio de 
contacto entre el tóxico y el organismo. 
 
TOXICIDAD SISTÉMICA: después de la absorción, el 
tóxico causa acciones a distancia del sitio de adminis- 
tración. 
Nos parece importante dar a conocer la reglamenta- 
ción y la manera de hacerlo por parte de las autoridades 
de salud de Colombia, porque su conocimiento puede 
ser útil en la apreciación de la emergencia toxicológica. 
El Decreto 1843 de 1991 del Ministerio de Salud de 
Colombia en su parte reglamentaria establece las siguien- 
tes categorías toxicológicas para plaguicidas y una banda 
de color en la parte inferior de la etiqueta, que identifica 
el envase así: 
 
CATEGORÍA I “Extremadamente 
Tóxicos” 
En color 
rojo 
CATEGORÍA II “Altamente 
Tóxicos” 
En color 
amarillo 
CATEGORÍA III “Medianamente 
Tóxicos” 
En color 
azul 
CATEGORÍA IV “Ligeramente En color 
 Tóxicos” verde 
Se tienen en cuenta los siguientes criterios para 
clasificarlos: 
Dosis letal media oral y dérmica y concentración letal 
inhalatoria para ratas. 
Estudios de toxicidad crónica. 
Efectos potenciales carcinogénicos, mutagénicos y 
teratogénicos. 
Presentación y formulación. 
 
Toxicología • 25 
 
Formas y dosis de aplicación. 
Persistencia y degradabilidad. 
Acción tóxica aguda, subaguda y crónica en humanos 
y animales. 
Factibilidad de diagnóstico médico y tratamiento con 
recuperación total. 
Efectos ambientales a corto plazo. 
 
CONCENTRACIÓN LETAL PARA INHALACIÓN CL
50
 
 
CATEGORÍAS CL50 Mg/Litro 
AIRE. 4 HORAS 
 
CATEGORÍA I < 0,5 
 
CATEGORÍA II 0,5 – 2 
CATEGORÍA III 2 – 20 
 
CATEGORÍA IV >20 
 
 
CINÉTICA 
Si analizamos el esquema 1 podemos darnos cuenta de 
que las vías de entrada de los tóxicos son las mismas que 
se estudian en los procesos farmacológicos. 
Existen vías de entrada y de salida. Analizaremos 
primero las vías de entrada; los tóxicos pueden entrar al 
organismo por: 
Vía oral. Esta ruta es de mucha importancia debido 
a que es la más frecuente en los accidentes de los niños 
y en general es la puerta de entrada de la mayoría de las 
intoxicaciones voluntarias o suicidas. 
Pueden existir varias posibilidades: el tóxico puede ser 
deglutido y pasar al tracto gastrointestinal, siguiendo hacia 
el sistema hepático para ser enviado al sistema circulato- 
rio, de donde puede ser eliminado por las distintas vías 
de salida como la renal, sistema de glándulas exocrinas o 
faneras, o bien, sistema digestivo o pulmonar; pero puede 
ESQUEMA 1 
CINÉTICA GENERAL 
 
 
 
 
también ser devuelto por el sistema circulatorio hacia el 
hígado y por éste, pasando por la vía biliar, volver al tubo 
digestivo para ser eliminado o reabsorbido nuevamente 
del tubo digestivo (circuito enterohepático), o bien, pasar 
a sitios de depósito del organismo. 
Vía parenteral. En ella podemos determinar distintas 
puertas de entrada que nos permiten analizar los primeros 
auxilios de cada una. Vía venosa, intraperitoneal, conjun- 
tival, dérmica, muscular, subcutánea, etc. En todas ellas 
el destino de la sustancia será el sistema circulatorio, para 
luego pasar a las vías de salida o a los depósitos. 
Vía inhalatoria. Si bien la oral tiene su importancia en 
las accidentales de los niños y en las suicidas, la inhalatoria 
tiene grandísima importancia en el ámbito profesional. El 
tóxico ingresa por la vía aérea o pulmonar y de acuerdo 
con el tamaño y presión va a ser filtrado a través del tracto 
respiratorio, desde vías aéreas altas hasta alvéolos. Cuando 
las sustancias están en alvéolos, llevadas con suficiente 
presión y dispersión sólo se interpone entre ellas y el 
sistema circulatorio la membrana del alveólo y por lo 
 
CATEGORÍAS TOXICOLÓGICAS SEGÚN DL
50
 
DL
50 
RATAS (mg/kg) de peso corporal 
 
 
CATEGORÍAS 
ORAL DÉRMICA 
SÓLIDOS LÍQUIDOS SÓLIDOS LÍQUIDOS 
Ia. = EXTREMADAMENTE 
TÓXICO 5 o menor 20 o menor 10 o menor 40 o menor 
Ib. = ALTAMENTE 
TÓXICO 5-50 20-200 10-100 40-400 
II = MODERADAMENTETÓXICO 50-500 200-2000 100-1000 400-4000 
III = LIGERAMENTE 
TÓXICO >500 >2000 >1000 >4000 
 
26 • Toxicología 
 
tanto las posibilidades de paso al torrente sanguíneo se 
amplían, con lo cual los riesgos se aumentan fácilmente. 
De los pulmones pueden pasar a la sangre o de ésta a 
aquéllos, para ser luego lanzados al exterior. 
El sistema circulatorio desempeña entonces papel 
importante, puesto que desde él las sustancias pueden 
iniciar procesos tóxicos y de distribución a diferentes 
órganos y sistemas, para luego ser enviadas al exterior 
o a sitios de depósito, de los cuales pueden ser puestas 
nuevamente en circulación mediante determinadas 
circunstancias. 
Aludiendo a las vías de salida, podemos decir que las 
principales en general son las vías digestiva y urinaria, 
pero que el sistema glandular y las faneras también tienen 
mecanismos por los cuales pueden expulsar al exterior 
sustancias tóxicas, como lo puede hacer también el pul- 
món. Es importante anotar la posibilidad de transmisión 
de tóxicos por el sistema glandular, en casos de lactancia, 
bien sea humana, o por el consumo de leche de animales. 
Cabe anotar que en caso de secreción por las glándulas 
salivares, las sustancias pueden reingresar al organismo 
por el sistema digestivo. Igualmente, cuando el tóxico 
se excreta por el sudor, se corre el riesgo de reingreso a 
través de la piel. 
 
PRIMEROS AUXILIOS INESPECÍFICOS 
Trataremos aquí de indicar los primeros auxilios inespecí- 
ficos que cualquier persona puede prestar en el momento 
de una emergencia, aun sin conocer cuál es la sustancia 
causante del problema. 
Todo paciente debe recibir una rápida valoración de 
sus signos vitales y un apoyo sintomático de los sistemas 
que se encuentren comprometidos. Pero el médico o 
quien esté prestando los primeros auxilios debe tener 
en cuenta que el tiempo entre el contacto con el tóxico 
y la instalación del tratamiento, en la mayoría de las in- 
toxicaciones es de primordial importancia. 
La identificación del tóxico que causó la emergencia 
si bien es un acto académico y de gran importancia en el 
manejo etiológico y médico-legal, no es en este momento 
el punto crucial. Lo más importante es la conservación de 
la vida y en tal sentido debe encaminarse el tratamiento. 
Por lo tanto la búsqueda del agente causante nunca debe 
retrasar el inicio de las medidas terapéuticas tendientes 
a la conservación de la vida. 
Vía inhalatoria. Cuando el accidente ocurre por un 
ambiente contaminado, es preciso retirar al paciente del 
área tóxica, pero debe tenerse siempre en cuenta la pro- 
tección de quien vaya a efectuar el retiro del intoxicado, 
so pena de ser víctima del mismo accidente. La utilización 
de elementos de protección como máscaras, gasa, etc., 
son imperativos de acuerdo con la agresividad del tóxico. 
Retirada la víctima, debe ser colocada en ambiente no 
contaminado e iniciarse la oxigenación despejando vías 
aéreas, vigilando su permeabilidad, ejercitando diferentes 
sistemas de respiración, etc. Debe colocarse en posición 
adecuada, generalmente decúbito dorsal con hiperexten- 
sión de cuello, tracción y fijación de la lengua. Eliminación 
de elementos que impidan la fácil oxigenación como 
corbatas y demás prendas que opriman. Extracción de 
secreciones o aspiración de las mismas para permitir la 
entrada de aire al paciente. 
Vía parenteral. Analicemos la vía venosa: como pri- 
meros auxilios inespecíficos en estos casos, no hay real- 
mente ninguno para indicar, puesto que el tóxico ha sido 
colocado de una vez en el sistema circulatorio y no hay 
entonces manera de aminorar su absorción, ya que es bien 
sabido que la administración venosa carece de absorción. 
La vía peritoneal ofrece circunstancias muy similares 
a la venosa, aunque ésta sí posee período de absorción, 
pero los primeros auxilios inespecíficos prácticamente no 
existen, pues ellos se reducirían a efectuar la diálisis, pro- 
ceso que debe ser realizado por profesionales y en cuyo 
caso deberá tenerse en cuenta el tratamiento específico 
de la intoxicación por tratar. 
Para la vía intramuscular y para la subcutánea se 
presentan tres grandes escuelas en relación con la pres- 
tación de primeros auxilios inespecíficos: a.la aplicación 
de torniquete; b. la crioterapia o aplicación local de frío 
y c. la succión. 
La función del torniquete es la de impedir la circu- 
lación de retorno y con ella la diseminación del veneno 
o tóxico. Ofrece problemas tales como la posibilidad de 
lesiones circulatorias y nerviosas a nivel periférico y el 
aumento de la posibilidad de cultivos bacterianos, espe- 
cialmente de gangrena gaseosa. La crioterapia igualmente 
ofrece algunos riesgos, como la lesión local por quema- 
dura, la vasodilatación compensatoria, etc. La crioterapia 
es, en resumen, la aplicación de un torniquete térmico. 
La succión bien sea mediante incisión o punción tiene 
como finalidad extraer la mayor cantidad del tóxico que 
sea posible y evitar así la absorción. 
Vía conjuntival. Esta es una puerta de fácil entrada 
para los tóxicos; los primeros auxilios indicados serán 
los encaminados a diluir o lavar el tóxico, con abundante 
agua. 
Vía dérmica. Igualmente cuando el tóxico entra en 
contacto con la piel, es preciso diluir y lavar abundante- 
mente, teniendo en cuenta que no se debe hacer frota- 
ción sobre la piel, pues ello conlleva a vasodilatación y 
facilitación del ingreso del tóxico; en otras palabras, lavar 
abundantemente sin producir vasodilatación. 
Aunque debemos reconocer que en nuestro medio 
no hemos utilizado estos productos, nos parece de inte- 
rés conocerlos y por ello los adicionamos en la parte de 
intoxicaciones dérmicas y oculares, pues sus laboratorios 
los presentan como de gran utilidad y con resultados muy 
satisfactorios. 
 
Toxicología • 27 
 
Ellos son los anfóteros 
 
Anfóteros: 
Sustancias que sirven para los casos de contaminación 
tanto ácida y básica. 
 
Nombres comerciales: 
Diphoterine®, Difoterine®, Hexafuorine® 
Estos productos son compuestos hipertónicos, po- 
livalentes con acción anfótera utilizados en casos de 
contacto con ácidos o bases en piel o en ojos. Las casas 
productoras los recomiendan en casos de contacto con 
ácidos, agentes irritantes, gases lacrimógenos, solventes, 
sulfuro de mostaza, y agentes radioactivos, tales como 
el U-238, Cs137, Sr/Y90, Co-60. Hall y col. dicen en su 
publicación “ Diphoterine for Emergent eye/skin Chemical 
Splash contamination”, que este producto es capaz de 
neutralizar más de 600 sustancias químicas y agregan 
los que la reacción química no genera calor (exotermia) 
y que su actividad neutralizante y descontaminante es 
mayor que la de lavar simplemente con agua. 
DL
50
: oral para ratas es >2.000mg/k 
Los experimentos en ojos de humanos voluntarios 
no demostraron irritación y en los casos de contacto con 
sustancias ácidas o básicas y mostraron disminución de 
las secuelas. 
El Hexafuorine es un compuesto similar pero con 
mayor especificidad para los casos de accidentes dérmicos 
u oculares con ácido fluorhídrico. 
Hemos incluido como parenterales algunas vías que no 
son estrictamente parenterales, sólo con miras a facilitar 
el enunciado de los primeros auxilios inespecíficos. 
Vía oral. Es importante la extracción del tóxico; impedir 
su absorción y su paso al torrente circulatorio, la neutra- 
lización de sus efectos y finalmente la aceleración de su 
tránsito a través del tracto digestivo. 
Para la evacuación del tóxico existen dos posibilida- 
des: a) la provocación del vómito o emesis y b) el lavado 
gástrico. 
 
EMESIS 
La provocación del vómito puede realizarse también me- 
diante la administración de un emético y el más utilizado 
ha sido el jarabe de ipeca (ipecacuana). Cuando se va 
a administrar siempre es necesario evaluar el estado de 
consciencia, pues las alteraciones,tanto depresión como 
estimulación del sistema nervioso central, lo contraindi- 
can por la posibilidad de broncoaspiración en el primer 
caso y de espasmo y convulsiones en el segundo. 
La dosis de administración es para el adulto de 15 
mililitros en 250 mililitros de agua. Para niños meno- 
res de 12 años: 10 ml y para los pacientes de 6 a 12 
meses 5 ml. Si no se ocasiona el vómito esperado, debe 
repetirse la dosis a los 20 o 30 minutos y si aun así 
ello no ocurriese, podría repetirse la dosis por una vez 
más. Dicho fármaco no carece de efectos indeseables 
tales como el vómito repetido, además el hecho de ser 
un opiáceo puede ocasionar la depresión del sistema 
nervioso central del paciente, de tal manera que si no 
surte efecto se hará imperativa su extracción por sonda 
naso u orogástrica. 
Existen otros eméticos como las sales de cobre (sulfa- 
to) o las sales de sodio (cloruro) que en general son poco 
usadas hoy en día y ello se debe a su falta de efectividad 
especialmente. 
La apomorfina en realidad es poco usada entre noso- 
tros. Su dosis es de 0,1 mg/kg por vía subcutánea. 
La provocación de la emesis o vómito también puede 
hacerse por métodos físicos. Veamos: 
Estimulación del reflejo nauseoso tocando la faringe 
con el dedo o con un objeto romo, nunca filudo o pun- 
tudo, el cabo de una cuchara, un bajalenguas, etc. En los 
campos se utiliza a veces la estimulación antes dicha, 
con la pluma de aves, pero es una medida de las gentes 
del campo, que en realidad no se efectúa en las ciudades. 
La provocación del vómito tiene la ventaja de que 
con su ejecución no se pierde tiempo y puede hacerse en 
forma inmediata, sin necesidad de técnicas sofisticadas y 
además es un procedimiento que está al alcance de cual- 
quier persona. Con ella se provoca la salida de elementos 
sólidos que puedan existir en el contenido gástrico. Pero 
en contraposición a esto, existen otros puntos por consi- 
derar: sólo puede hacerse cuando los reflejos del paciente 
están normales, es decir, cuando el intoxicado esté en 
pleno uso de su conciencia; con la provocación del vómito 
se aumenta la presión intracraneana y torácica, lo cual 
no deja de ser un riesgo. En ocasiones el paciente tolera 
toda clase de estímulos sin obtenerse resultado positivo 
y sí la pérdida de tiempo precioso. Para la provocación 
del estímulo faríngeo debe utilizarse siempre un objeto 
romo, nunca filudo ni cortante. 
Se facilita la provocación del vómito teniendo la 
cavidad gástrica llena; el suministro de agua o agua tibia 
con sal, son algunos de los mecanismos para facilitar y 
producir el vómito. 
CONTRAINDICACIONES DE LA PROVOCACIÓN 
DEL VÓMITO 
Se contraindica provocar el vómito en casos especiales: 
1. Cuando la persona ha ingerido cáusticos, porque su 
provocación conlleva a nuevas lesiones por acción del 
elemento cáustico. En este caso es preferible diluir o 
proceder con otros métodos por ejemplo el paso de sonda 
gástrica, como veremos más adelante. 
2. Cuando existe la ingestión de hidrocarburos y deriva- 
dos de éstos, por cuanto existe el riesgo del paso de ellos 
al sistema respiratorio. 
 
28 • Toxicología 
 
3. Cuando la persona presenta depresión del sistema 
nervioso central, por cuanto no existen mecanismos re- 
flejos que permitan la defensa de su sistema respiratorio 
permitiendo así el paso del contenido gástrico a los pul- 
mones, lo que se conoce como el síndrome de Mendelson. 
No se contraindica por la ingestión de depresores del 
sistema nervioso central si ellos no han producido su 
efecto; es decir, la contraindicación se hace por el estado 
de conciencia y no por la sustancia misma. 
4. Cuando existe estimulación del sistema nervioso cen- 
tral, no cuando se han ingerido estimulantes sino cuando 
ellos ya han producido sus efectos, debido a la amplifica- 
ción de la respuesta a los estímulos que se presentan y a la 
posibilidad de espasmo laríngeo y de estados convulsivos 
que se puedan desencadenar. 
5. Cuando ingieren elementos de narcotráfico como 
la cocaína, con el fin de transportarlos (en el argot po- 
pular son los denominados “mulas”), por cuanto estos 
productos así envasados no logran ser expulsados por la 
provocación de la emesis y por el contrario se pueden 
presentar complicaciones como ruptura de los envases 
de plástico o polietileno, o bien la obstrucción de las 
vías aéreas. 
Ampliemos un poco más nuestro concepto en rela- 
ción con los accidentes ocurridos a narcotraficantes (no 
narco-consumidores), quienes ingieren gran cantidad de 
droga con envolturas de látex o de plástico; nos hemos vis- 
to en la necesidad de recurrir a gastrotomía y evacuación 
quirúrgica de las sustancias y a contraindicar el vómito y 
el lavado gástrico en estos pacientes, porque con ello se 
provoca la ruptura de las bolsas que contienen el tóxico. 
Repetimos, es una medida para narcotraficantes o “mulas” 
pero no para drogadictos o consumidores. 
Esta contraindicación fue válida cuando atendimos 
los primeros casos de “mulas” transportando “droga” 
por ser empaquetado el estupefaciente en preservativos 
o condones de sólo una capa de látex como ocurría al 
comienzo del narcotráfico, pero hoy en día se ha modi- 
ficado la forma de “empaquetar” dichos elementos y se 
hace ya no en preservativos o condones, sino en envases 
de plástico o látex de múltiples capas que los hacen más 
resistentes a la ruptura, y por lo tanto, en estas circuns- 
tancias nuevas, sí pueden y deben suministrarse catárticos 
entre los cuales recomendamos las oleosos no absorbibles 
(Fotografías 2, 3 y 4). 
 
LAVADO GÁSTRICO 
Historia del lavado gástrico: Del texto “Secretos de la 
Toxicología” tomamos este interesante apunte sobre el 
lavado gástrico: “Dos médicos fueron los primeros en pro- 
poner el lavado gástrico para tratar una intoxicación, un 
estadounidense de nombre Philiop Physik (en 1805) y un 
francés llamado Baron Guillaume Dupuytren...” 
El lavado gástrico comparado con la opción de pro- 
vocar el vómito es un procedimiento que exige entre- 
namiento y experiencia, elementos físicos y técnica. Se 
dificulta la extracción de sólidos de la cavidad gástrica, 
tiene peligro de lesión de la vía oral, es en ocasiones factor 
de complicaciones por equivocar la ruta y colocar sonda 
y líquidos en vías respiratorias, pero obtenida la certeza 
de haber ejecutado el procedimiento correcto, este mé- 
todo ofrece la posibilidad de una limpieza gástrica muy 
completa aun sin la colaboración voluntaria del paciente 
y con la posibilidad de repetir el procedimiento cuantas 
veces se juzgue necesario. 
Debe efectuarse el lavado gástrico con cantidades 
apropiadas de líquidos, sin forzar la pared gástrica, la 
cual puede encontrarse lesionada por acción del tóxico, 
o bien por aumento de presión en la cavidad gástrica, 
ocasionar la apertura del esfínter pilórico y el paso del 
contenido del estómago al duodeno. Podemos reco- 
mendar en términos generales que a los adultos se les 
suministren cantidades entre 100 y 200 ml de líquidos 
por vez y se repita el suministro varias veces. En niños 
la cantidad debe calcularse en proporción de 10 ml por 
cada kilogramo de peso. 
Es aconsejable: a. Obtener muestra del contenido 
gástrico antes de suministrar cualquier líquido, porque 
ello facilita el análisis en el laboratorio toxicológico o 
legal. b. Es preferible hacer el suministro de líquidos en 
poca cantidad y varias veces, que suministrar grandes 
cantidades de líquidos en pocas veces. 
Se recomienda para el lavado gástrico: 
- Usar sonda de Faucher de calibre suficiente pero adecua- 
do al paciente. Para adultos se pueden utilizar sondas de 
calibre 20 (0,5 cm) a 32 (1,1 cm); en niños el diámetro 
del dedo meñique del paciente puede ser el de la sonda 
por utilizar. 
- Colocación del paciente en posición decúbito con la 
cabeza de 10 a 20 grados más baja que los pies. 
- Noolvidar extraer el residuo gástrico para examen 
de laboratorio toxicológico, clínico o forense, antes de 
suministrar líquidos a la cavidad gástrica. 
- Observar y anotar apariencia físico-química del líquido 
extraído. 
- Valorar la necesidad de suministrar catártico o cualquier 
otra sustancia, antes de retirar la sonda de lavado. 
- Retirar la sonda evitando la aspiración del paciente. 
Clásicamente se ha dicho que la evacuación gástrica 
(emesis o lavado) tiene valor si se efectúa dentro de las 
cuatro a seis horas después de la ingestión del tóxico. 
Creemos que este límite debe borrarse por cuanto la 
experiencia nos ha demostrado que existen tóxicos en 
cavidad gástrica después de cuatro a seis horas como es el 
caso del fósforo, depresores del sistema nervioso central 
y tranquilizantes, medicamentos con revestimiento en- 
térico, etc. Por lo tanto no dudamos en recomendar que 
la evacuación gástrica se efectúe aun después de trans- 
 
Toxicología • 29 
 
curridas las seis horas o más, o siempre que se presuma 
que en el estómago pueda existir tóxico. 
 
EVACUACIÓN INTESTINAL 
Hasta aquí hemos enunciado los procedimientos para 
evacuar el tubo digestivo superior, pero la superficie 
de absorción que ofrece el tracto intestinal es de mu- 
cha importancia y con frecuencia causa de recaídas y 
muerte, porque el tóxico seguirá absorbiéndose a través 
de la mucosa intestinal. Con esto estamos sustentando 
la importancia de suministrar catártico en los casos de 
ingestión. Somos partidarios de recomendar los catárticos 
de tipo salino (sulfato de sodio o magnesio) porque los 
oleosos pueden ofrecer más riesgos para el paciente, tales 
como la equivocación en la elección del catártico, dando 
una sustancia oleosa absorbible y facilitando, absorción 
del tóxico, o la posibilidad de neumonía lipoídica al pasar 
a los pulmones. 
Si bien los tóxicos en su gran mayoría producen ca- 
tarsis, creemos que ésta debe acelerarse. El problema de 
deshidratación se neutraliza con el suministro de líquidos 
de reemplazo. 
En caso de intoxicación por vía rectal, la medida acon- 
sejable en primer lugar es la administración de enema eva- 
cuante o un supositorio, porque frente a la provocación 
de catarsis por los laxantes o catárticos, su efecto ocurre 
en menor tiempo, evitando lapsos importantes durante 
los cuales el tóxico sigue absorbiéndose. 
VENOCLISIS 
Recomendamos instalar al menos una venoclisis cuando se 
presuma que el paciente es un intoxicado, es decir, antes 
de tener la confirmación plena del caso de intoxicación. 
No puede negarse la importancia de tener esta vía 
disponible, por cuanto es una vía que nos permite una 
rápida recuperación de volumen, el suministro de gran 
cantidad de fármacos y antídotos, el aumento de diuresis, 
bien sea por volumen, por diuréticos etc. Recomendamos 
que sea precoz, por cuanto el paciente intoxicado puede 
tener grandes cambios en su estado y la presencia de la 
misma urgencia médica; la presencia de convulsiones o el 
colapso vascular, aumentan la dificultad de obtener esta 
vía, hecho que pudo haber sido realizado con calma y 
sin la angustia de tiempo ante la gravedad del paciente. 
Decimos al menos una venoclisis. Con ello queremos 
expresar que preferimos la canalización de dos venas, 
pues es frecuente que por cambios del paciente deba- 
mos acelerar el paso de líquidos y si sólo tenemos una 
vena canalizada, podemos estar incurriendo en el error 
de acelerar la administración de fármacos que hemos 
adicionado a ese suero, a velocidades peligrosas para el 
paciente. Es mejor, a nuestra manera de ver, tener una 
vena para administrar los fármacos y otra para administrar 
los líquidos y electrolitos que necesitemos para recuperar 
volumen y equilibrio acidobásico 
POSICIÓN DEL PACIENTE 
La posición adecuada del paciente tanto para la provo- 
cación del vómito, la ejecución del lavado gástrico o para 
su permanencia mientras carezca de plena conciencia, 
es importante: debe colocarse con los pies más altos que 
la cabeza, con una inclinación corporal de unos 10 a 15 
grados, con el fin de evitar el paso de contenido gástrico 
a los pulmones, lo cual produce la muerte por asfixia o 
graves neumonías por aspiración. Este accidente es muy 
frecuente en la asistencia de los pacientes en los servicios 
hospitalarios y aún, en el lapso de traslado hasta los sitios 
de atención. 
Es importante recordar los cambios de posición 
frecuentes en el paciente, ya que su estadía en decúbito 
dorsal por tiempo prolongado facilita la aparición de 
neumonías hipostáticas. 
 
30 • Toxicología 
 
 
 
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