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Insecticidas derivados clorados Desde el punto de vista químico, las sustancias que conforman el grupo de insecticidas clorados tienen el carácter de hidrocarburos, por lo que regularmente se les llama también insecticidas hidrocarburos clorados. Es importante, por lo tanto, aclarar que son hidrocarburos aromáticos, ya que se puede prestar a confusión con otro grupo de hidrocarburos clorados pero de estructura alifática, como son cloroformo, tetracloruro de carbono, tetracloretileno, hexacloroetano, hexaclorofeno, etc. (ver capítulo correspondiente). HISTORIA La historia de los insecticidas clorados se remonta al año 1874, cuando Zeidler sintetizó y descubrió un producto con estructura correspondiente al diclorodifeniltricloro- metano para el cual, infortunadamente no se encontró aplicación. Por el año 1924 un laboratorio suizo inició la búsqueda de productos activos contra la polilla y después de sintetizar y ensayar muchísimos productos, llegó a la conclusión, en 1939, de que el mejor era el producto descrito por Zeidler que correspondía al compuesto que hoy conocemos como DDT. Su efica- cia era tal, que se patentó en 1940. Se comprobó que el producto era letal para muchos insectos, aparte de la polilla, y fue muy importante su papel durante la Segunda Guerra Mundial, salvando vidas que de otro modo se hubieran perdido por causa de enfermedades producidas por los insectos. Los investigadores norteamericanos y británicos consiguieron durante la guerra sintetizar un segundo producto que correspondió al hexacloruro de benceno o hexaclorociclohexano conocido hoy como HCB o HCH. Se observó que los diferentes lotes de HCB producidos poseían potencia insecticida diferente y se pensó en la posibilidad de que existieran isómeros diferentes. Se dieron a la tarea de identificarlos y comprobaron que el isómero gama era el más activo como insecticida. Este isómero gama HCB se conoce hoy como gamexano o lindano. Finalmente por procesos de síntesis y partiendo de los productos ya mencionados, se dio origen a una gran cantidad de productos, dentro de los cuales podemos destacar los siguientes: DDD, conocido también como DDE, metoxicloro, heptacloro, aldrín, isodrín, toxafeno, dieldrín, telodrín, clordano, endosulfán, endrín, etc. CLASIFICACION QUIMICA Químicamente existen diferentes estructuras que se pueden clasificar así: 1. DDT y compuestos análogos. La estructura básica es: DDT A este grupo pertenecen: DDT, DDD, clorobencilato, dicofol, metoxicloro, pertane. 2. HEXACLOROCICLOHEXANO y compuestos aná- logos: corresponden a la siguiente estructura: A este grupo pertenecen el HBC o HCH y el lindano o gamexano. 134 • Toxicología 3. DIENOS. Su estructura fundamental es la siguiente: A este grupo pertenecen el aldrín, dieldrín, endrín, isodrín, telodrín. 4. INDENOS CLORADOS. Corresponden a la estruc- tura siguiente: A este grupo pertenecen el clordano, heptacloro, hostatox. 5. TERPENOS O CANFENOS POLICLORADOS. Obedecen a la siguiente estructura, como derivados: En general, son mezclas de terpenos o canfenos clo- rados y se pueden agrupar aquí el toxafeno y el strobane. 6. OTROS CLORADOS. Finalmente hay una serie de preparados que no corresponden específicamente a nin- guna de las estructuras anteriores, pero que comparten sus características químicas, son hidrocarburos aromáticos clorados y poseen las mismas propiedades fisicoquímicas que describiremos posteriormente. A este grupo perte- necen entre otros; clorbencide, clorfenson, endosulfán, paradiclorobenceno, tetradifón y tetrasul. PROPIEDADES Los hidrocarburos clorados tienen características espe- ciales que se pueden resumir así: 1. Amplio espectro. Extenso rango de actividad: son venenos para todas las especies animales, incluyendo al hombre. 2. Estabilidad. Todos en mayor o menor grado pertenecen al grupo de los venenos denominados no biodegradables; quiere decir esto que ni en los organismos vivos ni en el medio ambiente sufren procesos de transformación que atenúen o supriman su toxicidad. Por ejemplo, cuando un campo es fumigado con DDT, se puede recuperar el compuesto activo después de 10 años. El DDE se con- sidera inmortal. 3. Movilidad. Esta es una de las características más im- portantes desde el punto de vista toxicológico, si tenemos en cuenta las posibilidades de contaminación ambiental. Los insecticidas clorados se adhieren a partículas de polvo y se transportan así alrededor del mundo. Se adhieren al agua de evaporación y con ella recorren grandes distancias; más aún, codestilan con el agua. 4. Se concentran en organismos vivos. Los insecticidas clorados son altamente liposolubles. El agua sólo se disuel- ve 1.2 partes de DDT por billón. Quiere decir esto, que el resto del compuesto en el agua pasa a los organismos vivos por su gran afinidad con las grasas y hace tránsito a través de las diferentes cadenas alimenticias. Teniendo en cuenta lo anterior, podemos mencionar algunos datos que ilustran las posibilidades de contami- nación, solamente basándonos en los usos que se dan al agua: para producir una libra de arroz se requieren entre 200 y 250 galones de agua y para producir una libra de carne se requieren entre 4.000 y 6.000 galones de agua; si tenemos en cuenta las propiedades anteriores, podríamos decir que no existe ningún ser sobre la superficie terres- tre que no esté contaminado con insecticidas clorados. En la actualidad los insecticidas DDT, aldrín y endrín son componentes constantes de los organismos vivos, al punto que muchos investigadores los han llamado cons- tituyentes normales del organismo, porque se han vuelto tan constantes como el sodio o el potasio. NE: En 1963 se encontró que la grasa del cuerpo humano de los habitantes de Estados Unidos y Gran Bretaña contenía hasta 18.4 ppm de DDT y su producto metabólico, el DDE (1,1-dicloro-2,2-bis(p-clorofenil) etileno). TOXICIDAD Los insecticidas clorados son compuestos poco tóxicos según la clasificación aceptada en nuestro país, en cuanto respecta a las dosis necesarias para producir intoxicación aguda: éstas varían entre rangos demasiado amplios y las Insecticidas derivados clorados • 135 DL50 para roedores están entre 60 mg/kg y 7-8 g/kg de peso, vía oral. En humanos se ha establecido una DL 50 para DDT de 400 mg/kg de peso. Por las propiedades descritas an- teriormente, especialmente la alta liposolubilidad, estas dosis son relativas dependiendo de los depósitos grasos del paciente y del compuesto en cuestión. En vista de lo anterior, podríamos aseverar que la importancia to- xicológica de este grupo estriba principalmente en sus acciones crónicas, sin despreciar las manifestaciones de intoxicación aguda que pasaremos a describir. MECANISMO DE ACCIÓN El mecanismo de acción tóxica no está totalmente acla- rado. Se ha sugerido la posibilidad de que los insecticidas clorados producen a nivel del sistema nervioso central, sobre algunos sistemas enzimáticos, un proceso de deshidrohalogenación. Las manifestaciones clínicas son entonces consecuencia de trastornos nerviosos centrales principalmente a nivel del cerebelo y la corteza motora. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Es común observar al principio de la sintomatología ciertos cambios de comportamiento (medrosidad o agresividad) y una respuesta violenta a estímulos que normalmente no sobrepasan los umbrales de tolerancia. Hay una evidente intranquilidad motora y aumento en la frecuencia de los movimientos espontáneos. Luego empieza una serie de manifestaciones neuromusculares caracterizada por un ligero temblor parecido inicialmente a una reacción de temor; más tarde toma apariencia de un temblor intencional y de aparición intermitente. En la gran mayoría de los casos se va haciendo descendentela actividad neuromuscular, iniciando con blefaroespasmo, fasciculaciones de los músculos de la cara, cuello, extre- midades inferiores. A medida que la acción del tóxico se hace más intensa, el paciente se agita con más frecuencia y empieza a perder la coordinación. Estos síntomas progresan y dan lugar a convulsiones que son tonicoclónicas con posiciones de opistófonos, nistagmus, rechinamiento de dientes y quejidos. Final- mente, el paciente entra en coma y permanece así varias horas antes de morir. Algunos pacientes mueren durante un acceso convulsivo por disnea y paro respiratorio, especialmente en accesos prolongados; en estos casos se presenta cianosis evidente, especialmente en niños. En algunos casos el comienzo de los síntomas puede ser explosivo y el paciente llega de una vez a la fase de convulsiones. Todos estos signos resultan reforzados por estímulos externos e inicialmente sólo se presentan ante ellos. En la mayoría de los casos el paciente presenta sialo- rrea intensa y movimientos de masticación, por lo cual es frecuente ver pacientes con la cara invadida por espuma. Con algunos productos se puede presentar alteración entre las fases convulsivas con períodos de depresión. Con los derivados del HBC o HCH se presenta un aumento de la temperatura corporal hasta límites in- compatibles con la vida (44-45°C) debido naturalmente a la actividad muscular, pero posiblemente también a interferencia con los centros termorreguladores. La gravedad de los síntomas especialmente neuromus- culares no es un índice de la posibilidad de supervivencia del paciente, pues algunos mueren tras una sola crisis convulsiva, mientras que otros sobreviven a numerosos ataques aparentemente más graves. Hay que considerar que toda la sintomatología descrita puede estar agravada y deformada por acciones del solvente que generalmente es un hidrocarburo derivado del petróleo, con propiedades depresoras del sistema nervioso central e irritantes del parénquima pulmonar y las mucosas digestivas, agregando entonces una sintomatología gastrointestinal y respiratoria. Dependiendo de cuál sea la vía de entrada del tóxico al organismo, se podrán agregar fenómenos específicos como vómitos, diarrea, edema pulmonar, tos, erupciones cutáneas, etc. Nos merece especial mención este producto, dado que Colombia es un país de alta producción de café suave, y que el ataque de pestes como la broca del ca- feto han minado las cosechas, uno de los productos más ampliamente usados para combatirla es el endosulfán, presentándose casos múltiples de intoxicaciones como el ocurrido en el municipio de Balboa (departamento de Risaralda, al occidente colombiano, en el llamado Eje Cafetero) con varias decenas de pacientes y algunas muertes. Debemos ser honestos en la apreciación de estos casos y anotar que además del endosulfán nuestros agricultores concomitantemente utilizan fosforados orgá- nicos, lo cual es un agravante importante para el suceso. Habíamos anotado que los clorados en general han sido prohibidos en Colombia, se ha llegado a discusio- nes sobre su constitución química. Nosotros estamos de acuerdo con la clasificación de Hayes (1982) como un clorado perteneciente al grupo de los ciclodienos. W. Finkenbrink en 1956 lo describe ampliamente como buen insecticida y en el mismo año la casa alemana Hoechst obtiene su licencia de venta. Es introducido a los Estados Unidos en 1960. PROPIEDADES FISICOQUÍMICAS Es una mezcla de dos esteroisómeros: el a endosulfán y el b endosulfán siendo mezcla en un 90-95%, es estable a la luz solar y se hidroliza lentamente en el agua y en medio ácido. 136 • Toxicología Es un sólido cristalino de color café, con olor a terpeno. ESTRUCTURA QUIMICA Corresponde al C 9 H 6 Cl 6 O 6 S con la estructura química siguiente: Corresponde a la fórmula química 6,7,8,9,10. 10-hexacloro-1,5, 5 a, 6, 9, 9 a, -hexahidro-6,9-meta- no-2,4-3-benzodioxina-thieptin-3-óxido. El endosulfán fue desarrollado por Maier-Bode en 1968. TOXICIDAD La WHO en 1984 lo clasificó como moderadamente tóxico y afirmó que había sido negativo para tests cortos en cuanto a actividad genética. Igualmente no encontró actividad carcinogénica (Environmental Health Criteria 40 –1984). Puede ser como cualquiera de los hidrocarburos clorados absorbido por ingestión, inhalación o por la vía dérmica. Además de esta propiedad, de la de poseer seis grupos clorados, tiene también la propiedad de ser de am- plio espectro y de tener como los demás acción marcada sobre el sistema nervioso central. Estas razones son las que nos acompañan para que médicamente lo incluyamos dentro del grupo de los hidrocarburos clorados. SINTOMATOLOGÍA La sintomatología que presentan los pacientes cuando están intoxicados con este compuesto es otra razón más en la clasificación. Veamos sus efectos: Los pacientes pueden presentar fenómenos como el mareo, náuseas, dolor abdominal, diarrea, vómitos, nervio- sismo o “medrosidad” y aumento de su irritabilidad con respuestas inadecuadas a los estímulos. Si la intoxicación progresa se presentarán marcados temblores musculares, convulsiones, debilidad en los músculos respiratorios lo cual produce la lógica dificultad respiratoria acompañada de cianosis. Algunos autores llegan a informar muerte en humanos, con sólo “unas pocas gotas”. DL50 en animales: Ratas machos 43 mg/k vía oral y por vía dérmica: 130 mg/k Ratas hembras 18 mg/k vo y 78 mg/k vía dérmica. Los trabajos realizados por Dikshith y colaboradores (1988) mostraron en ratas signos de toxicidad a los 30 días tales como hiperexcitabilidad, temor, disnea y salivación y algunos animales murieron. Los signos de toxicidad subsistieron después de una semana. Presentaron dismi- nución de GOT y GPT, las fosfatasas alcalinas aumen- taron en suero y se encontraron importantes niveles de endosulfán en los tejidos grasos. Tratamiento El tratamiento será el que hemos indicado en el capítulo general de hidrocarburos clorados, no existiendo tampo- co ningún antídoto específico para el tratamiento de la intoxicación. ANATOMÍA PATOLÓGICA DE LOS CLORADOS Las lesiones producidas por los insecticidas organoclora- dos son inespecíficas. La mayoría de los órganos aparecen sin alteraciones macroscópicas específicas. Es frecuente observar pequeñas hemorragias diseminadas por todo el organismo, con preferencia en el corazón. El pericardio puede mostrar hemorragias petequiales, que frecuente- mente se localizan en las proximidades de los grandes vasos coronarios. Pueden encontrarse hemorragias del endocardio y el músculo cardíaco generalmente se aprecia de color claro. Los pulmones están congestionados, a veces hemorrá- gicos (generalmente por el solvente) y en los bronquiolos se encuentra un exudado sanguinolento. Si el envenenamiento es por vía oral, puede haber ligera gastroenteritis. El cerebro y la médula espinal regularmente están muy congestionados y edematosos con aumento de la presión del líquido cefalorraquídeo. Pueden aparecer lesiones histológicas de hígado y riñones; cuando hay aumento de la temperatura, la ma- yoría de las vísceras presenta una tumefacción turbia con blanqueamiento y aspecto de carne cocida. En la intoxi- cación con DDD se presentan importantes alteraciones histopatológicas de la corteza suprarrenal. TRATAMIENTO No existe para su tratamiento un antídoto específico. A pesar de esto, es posible tratar con éxito un gran número de pacientes intoxicados por insecticidas clorados. Insecticidas derivados clorados • 137 Las primeras medidas estarán orientadas a la descon- taminación del paciente, mediante el lavado gástrico con solución salina y la administración de catártico salino si el tóxico ha sido ingerido (nunca administrargrasas o leche porque se aumenta la rata de absorción). Baño profuso con agua y jabón con el fin de descontaminar piel, bien por contacto directo en casos de vía dérmica, como también en los casos de ingestión por la posibilidad de que existan restos que contengan el tóxico, por ejemplo; vómito, se- creciones, etc. La provocación del vómito debe ser prece- dida de la apreciación del estado de conciencia, respuesta a reflejos aumentados o disminuidos y del conocimiento del riesgo que se corre ante la presencia de abundante cantidad de solventes hidrocarburos, especialmente el petróleo, caso en el cual el riesgo de problemas pulmo- nares se incrementa. La oxigenoterapia se debe hacer si el paciente tiene disminuida su actividad respiratoria. La conducta más fructífera ha sido el empleo de narcóticos o anestésicos. En ciertas oportunidades se hace necesario llevar al paciente incluso hasta un estado de anestesia general para que desaparezcan los accesos convulsivos; esto lógicamente debe evitarse siempre que sea posible. Cuando se presente aumento de la temperatura, ésta se debe tratar de controlar teniendo en cuenta que sólo se logra mediante métodos físicos. Algunos autores reco- miendan la administración de sales de calcio como anti- convulsivantes, pero parece que la respuesta es irregular. Como recomendación general, se debe advertir que el manejo del paciente debe ser cuidadoso y suave, por- que al igual que en los casos de estimulantes del sistema nervioso central como la estricnina, las crisis convulsivas pueden verse agravadas por estímulos externos. Es fundamental la vigilancia de la actividad pulmo- nar, pues ésta puede verse complicada por acción de los solventes. ANÁLISIS DE LABORATORIO “Las técnicas de análisis empleadas actualmente para me- dir concentraciones de insecticidas organoclorados en los tejidos humanos comprenden las siguientes operaciones: extracción, purificación, cromatografía en gas y líquido, y determinación cuantitativa. En los últimos años se han introducido pocos pro- gresos en las técnicas de purificación. Como el detector de captura de electrones normalmente utilizado no es específico para productos organoclorados, la validez de las concentraciones indicadas dependerá de la eficacia de la separación efectuada por cromatografía en gas y líquido. A medida que se han ido reconociendo las deficien- cias en los dispositivos de cromatografía gaseosa y de los sistemas de detección empleados en los últimos años, ha sido necesario buscar diferentes técnicas de confirmación cualitativas y cuantitativas. La mejor de ellas parece ser la combinación de la cromatografía gaseosa con la espec- trofotometría de masas pues permite una identificación positiva de los compuestos y su determinación cuantitati- va en concentraciones extremadamente bajas”. (Informe Técnico No. 513, OMS p. 55, 1973). INTOXICACIÓN CRÓNICA Lo que podríamos llamar intoxicación crónica sería el caso del paciente contaminado a través del tiempo. A nuestro juicio, dada la relativamente baja toxicidad aguda de estos compuestos y su alta persistencia, el problema fundamental está en su acumulación en los organismos vivos, lo cual ocasiona la verdadera intoxicación crónica, apareciendo los síntomas a distancia del contacto. Los efectos de los insecticidas a largo plazo están poco estudiados y menos documentados. Hay algunas evidencias de que estos compuestos producen lesio- nes carcinogénicas, especialmente a nivel hepático y actualmente se asocian con trastornos de tipo mu- tagénico, especialmente en el ganado bovino, en el cual se ha comprobado un aumento significativo de la incidencia de Free-Martin (productos gestacionales gemelares en vacunos), en zonas donde el paludismo es endémico y se aplican grandes cantidades de in- secticidas clorados. 138 • Toxicología BIBLIOGRAFÍA CASARETT and DOULL’S, Toxicology. MacMillan. New York. 3ª ed. 1986. GOODMAN, A. and GILMAN, A. The Pharmacological Basis of Therapeutics. MacMillan. New York. 6ª ed. 1980. BOWMAN and RAND. Farmacología. Bases Químicas y Pato- lógicas. Ed. Interamericana. 2ª ed. 1984. MEYER, J. Veterinary Pharmacology and Therapeutics. Iowa State University Pres. 3ª ed. 1965. BROOK, G.T. Chlorinated Insecticides. RCR pres. Cleveland, 1974. OMS INFORME TÉCNICO No. 513, p. 55, 1973. 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