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04- Infuriating - Onley James

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Onley James Infuriating 
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Onley James Infuriating 
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Onley James Infuriating 
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Contenido 
 
Sinopsis 
Prólogo 
1. Dayton 
2. Jackson 
3. Dayton 
4. Jackson 
5. Dayton 
6. Jackson 
7. Dayton 
8. Jackson 
9. Dayton 
10. Jackson 
11. Dayton 
12. Jackson 
13. Dayton 
14. Jackson 
15. Dayton 
16. Jackson 
17. Dayton 
18. Jackson 
19. Dayton 
20. Jackson 
21. Dayton 
22. Jackson 
23. Dayton 
24. Jackson 
25. Dayton 
26. Jackson 
27. Dayton 
28. Jackson 
29. Dayton 
Epílogo 
Notas 
Sobre el autor 
 
 
 
 
 
 
 
 
Onley James Infuriating 
 2 
Sinopsis 
 
Lo que él teme es el amor. 
JACKSON AVERY lo tiene todo en la vida, excepto alguien con quien compartirlo. Pero 
como propietario de una de las mayores fuerzas de seguridad privadas del país, tiene 
mucho que hacer hasta que encuentre a "la persona". Después de pasar el último año 
lidiando con las consecuencias de que sus mejores agentes de seguridad se enamoren de 
sus clientes, lo último que Jackson espera es echarle un vistazo al aguerrido camboy1, 
Dayton Daniels, y saber casi instantáneamente que es para él. 
DAYTON DANIELS ha estado solo desde los catorce años. Se ha pasado toda su vida 
luchando, haciendo lo que sea necesario para sobrevivir. Un grave problema de 
adaptación le ha impedido leer y le ha obligado a buscar formas creativas de ganarse la 
vida. La prostitución le permite ganar dinero mientras mantiene a sus clientes a 
distancia, y Day se ha acostumbrado a mantener a todo el mundo a distancia... hasta que 
es testigo de un asesinato y Jackson Avery entra en su vida. 
Se supone que vigilar a Day es un favor, un simple trabajo extraoficial hasta que 
descubran quién mató a un prominente abogado, pero Jackson no tarda en darse cuenta 
de que no hay nada sencillo en Day. Es guapo, inteligente, sorprendente, y Jackson se 
queda prendado de él apenas diez minutos después de conocerse. Pero Day, no puede 
imaginar que un hombre como Jackson quiera pasar su vida con alguien como él, y está 
decidido a hacer cualquier cosa para que Jackson corra en dirección contraria, sin 
importar cuánto le duela. 
Cuando Day empieza a recibir correos electrónicos amenazantes, Jackson recluta a su 
equipo para que dé caza al asesino. Day no quiere pasar el resto de su vida viviendo con 
miedo, pero cada día que está con Jackson, cae un poco más fuerte, formando grietas en 
los muros que tanto le ha costado construir a su alrededor. ¿Podrá Jackson resolver un 
asesinato y encontrar una forma de superar las barreras de Day para convencerle de que 
existe el amor a primera vista y de que todo el mundo merece un "felices para siempre", 
incluso él? 
 
 
 
1 Actor que transmite videos en tiempo real a través de internet usando una webcam , mostrándose desnudo o en 
ropa interior. 
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Prólogo 
Dayton 
 
—¿Qué quieres decir con que no lo entiendes? Dilo. 
Dayton observó las letras hasta que parecían flotar, su frente se arrugó y su labio inferior 
estaba atrapado entre sus dientes. Ella siempre actuaba como si fuera tan simple. Tal 
vez lo era. Tal vez él realmente sólo era estúpido. —Ca-T-u. 
—¿Ca-T-u? —se burló de él—. ¿Acaso eso suena como alguna palabra de la que 
hayas oído hablar, Dayton? Usa tu maldito cerebro. Si es que siquiera tienes uno. G-A-T-
O. Gato. Gato. ¿Qué tan difícil es eso? 
El corazón de Day se encogió en su pecho, y se mordió la lengua hasta que percibió el 
sabor de la sangre. Si lloraba sólo empeoraría. Ella fue muy cruel la última vez que él 
lloró. "Los hombres no lloran", había dicho. Los bebés eran los que lloraban. ¿Acaso él 
era un bebé? —Lo siendo. —se las arregló para decir sonriendo. 
Su cabeza se disparó hacia delante cuando la mano de su abuela se precipitó hacia la 
parte posterior de su cabeza. —Sien-TO. No “siendo”. Jesús. ¿Qué voy a hacer contigo? 
Eres tan estúpido como tu maldita madre, pero a diferencia de ella, no podrás ganarte la 
vida sacudiendo el culo por dinero, así que será mejor que averigües como. 
Al menos ella se había largado. Day esperaba hacerlo de todos modos. Nadie merecía 
estar atrapado en esta estúpida y asquerosa casa con sus asquerosas paredes manchadas 
y sucios pisos y caca por todas partes, proveniente de los dos estruendosos perros de la 
abuela, los que siempre le mordían los tobillos y le abofeteaban en la cara. Odiaba estar 
allí. No sabía por qué tenía que quedarse. Tenía que tener un padre en alguna parte, 
¿verdad? Sarah tenía un padre. Xander tenía un padre. Joel tenía dos madres, pero eran 
buenas. ¿Por qué su madre al menos no se había ido con él? 
Day se fijó en su tarea, el alivio inundando su sistema cuando escuchó la puerta de 
cristal abrirse y cerrarse, y a su abuela murmurando en voz baja mientras se alejaba. 
Ella iba a la casa de al lado, la casa de Jack. Y se quedaría allí durante mucho tiempo. A 
veces, hasta se quedaba toda la noche. Day odiaba estar solo, pero amaba cuando ella se 
mantenía alejada. No podía usar la estufa todavía, pero había aprendido a usar el 
microondas. De igual forma, hoy no era el día en que tendría que usarlo. 
Hoy era día de pollo frito. 
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 4 
Day agarró su libro y salió disparado por la puerta, corriendo cuatro casas más abajo 
hasta la vivienda de Sarah. Brincó mientras golpeaba la puerta. Pero, seguro Sarah no 
estaría allí. Puede que estuviera en el fuerte. El padre de Sarah era el más genial de 
todos. Él fue quien construyó un fuerte en la parte superior del gran árbol del patio 
trasero. También, la mamá de Sarah tenía un restaurante en la ciudad, y siempre tenían 
la comida más sabrosa en casa. 
Day se coló en el interior del patio trasero, metiendo su cuaderno de ejercicios dentro de 
sus pantalones vaqueros antes de subir los escalones de madera en el gran árbol del 
patio trasero. Estando arriba, realizó el toque secreto antes de abrir la puerta. Sarah 
estaba tendida en un rincón, armando un rompecabezas, sus pies se balanceaban 
mientras trabajaba, y tenía el cabello negro trenzado a lo largo de sus hombros en dos 
trenzas. Los tubos que la ayudaban a respirar se hallaban atrapados en sus fosas nasales, 
con un pequeño tanque verde a su lado. Sarah era la persona más inteligente que Day 
conocía. Ella era un año mayor que él, pero estaba dos años por delante en la escuela. 
Ella levantó la vista cuando Day entró y cerró la puerta con un sonido demasiado fuerte. 
Una mirada al rostro de Day y dejó su rompecabezas en segundo plano. Se sentó con las 
piernas cruzadas en su overol color puré de manzana y una camiseta rosa que coincidía 
con sus Skechers de lentejuelas rosas favoritos. Ella le dio un recipiente de plástico, y el 
estómago de Day rugió. Atacó el pollo frito y macarrones con los dedos, ignorando el 
tenedor que estaba justo a su izquierda. El día de pollo frito en el restaurante era el 
favorito de Day, así que la mamá de Sarah siempre hacía una cantidad extra solo para él. 
Mientras que Day se llenaba la boca con comida, Sarah tomó su cuaderno y le terminó 
cuidadosamente la tarea, haciendo todo lo posible para que su escritura coincidiera. 
Sarah siempre pensaba en todo. Day sabía que estaban haciendo trampa y que eso 
estaba mal, pero la última vez que la maestra llamó a la abuela de Day, ella le dio una 
paliza con el interruptor del árbol de atrás. La maestra decía que tenía un problema de 
aprendizaje. Que las cosas estaban mezcladas en su cerebro y que había programas de 
aprendizaje que podrían ser de ayuda para él, y su abuela lo había golpeado por 
avergonzarla de esa forma. Él siempre la avergonzaba. Ya era bastante malo que hablara 
gracioso,y ahora tampoco podía leer. Ella lo había llamado por la palabra R2. La que el 
maestro dijo que no se les permitía decir. 
Cuando su tarea estaba terminada y su estómago estaba satisfecho, se acostaron en el 
suelo del fuerte de Sara, mirando hacia arriba más allá de las ramas del árbol hasta el 
cielo y observando a las nubes rotar mientras el sol se ponía. Los pies de Sarah 
apuntaban hacia un lado y los de Day hacia el otro, sus cabezas estaban juntas para que 
ambos pudieran contemplar. 
 
2 Retardado. 
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—Cuando finalmente tenga mis pulmones nuevos, voy a volar a California y ser 
una estrella de cine. —dijo Sarah con un suspiro. Siempre lo decía. Iba a ser una gran 
estrella y salir en la tele. 
Day no podía imaginar querer ese tipo de atención. La gente lo miraba fijamente al 
escucharlo hablar, burlándose de él. —Yo no. La idea de un montón de gente mi-
mirándome suena desagradable. 
Trató de evitar las palabras con R y TH. Siempre sonaban como una W. Su maestra 
decía que esas eran sus ‘’letras conflictivas’’. No sabía lo que eso significaba, más que ser 
consciente de que los otros niños se reían de ello. Su maestra siempre trataba de 
detenerlos, pero ella no se quedaba con él a la hora del receso. Sarah decía que pensaba 
que tal vez sus ojos y su lengua no se comunicaban entre sí. Su abuela, por su parte, 
decía que todas las letras eran un problema para él, que simplemente nació tonto... 
como su mamá. Por eso aún no podía leer. 
—Nah, actuar es genial. Puedes ser quien tú quieras, y puedes usar disfraces, 
maquillaje y joyas. —le dijo Sarah, ignorando su forma lenta de hablar. 
Usar maquillaje y joyas sonaba divertido, pero Day nunca haría eso de nuevo. Podría ser 
tonto, pero no era tan tonto. Su abuela se habría vuelto loca si hubiese visto a Day y 
Sarah jugando a vestirse, diciendo que vestirse era para las niñas y los niños 
afeminados. Siempre le gustaba usar esa palabra. Afeminado. Lo llamaba así cada vez 
que él lloraba, o cada vez que mostraba algún signo de dolor. 
Pero Sarah siempre se veía bonita con su ropa elegante, los grandes pendientes de su 
mamá y su lápiz labial escarlata, incluso si a veces lo ponía fuera de las líneas. La abuela 
de Day decía que el maquillaje era para putas. Él no sabía lo que era una puta, pero tenía 
que ser malo porque su abuela se lo vociferaba dirigido a él como lo hacía con la palabra 
R. A Day le gustaba la forma en que la ropa de chica se sentía. Era suave y sedosa, y las 
zapatillas de Sarah tenían lentejuelas. Day no entendía cómo se podía hacer una tela 
sólo para una niña o sólo para un niño, pero prefería no discutir con su abuela. 
—No quiero estar a-quí sid-sin ti. —dijo Day, ruborizándose cuando las palabras 
no salieron bien una vez más. 
Hasta donde Day podía notar, cualquier lugar era mejor que Challis, Idaho. 
—Vendrás conmigo. Necesitaré gente. 
—¿Por qué? —preguntó Day. 
Sarah se encogió de hombros. —No lo sé. Las estrellas de cine y las personas famosas 
tienen personas que simplemente hacen cosas por ellas. Podrías ser la persona que sólo 
hace cosas por mí y entonces podemos ser amigos para siempre. 
Sarah empezó a toser, no una tos normal, sino una de esas que le provocaban espasmos 
en los pulmones. No había nada que hacer excepto esperar. Cuando finalmente se 
detuvo, se veía pálida, con medias lunas púrpura debajo de sus ojos. Sarah tenía algo 
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que se llamaba CF. Y le dejó cicatrices en los pulmones. Por eso necesitaba unos nuevos. 
Pero había una lista para conseguir pulmones nuevos, así que tenía que esperar su 
turno. Parecía raro que hubiera una lista de personas que necesitaban partes nuevas, 
pero Sarah no parecía realmente molesta por ello. Actuaba como si fuera algo normal. 
Day deseaba que alguien le diera un nuevo cerebro o tal vez una nueva lengua, y 
entonces tal vez su abuela dejaría de odiarlo. A veces, él no pensaba que quería que ella 
dejara de odiarlo. Si ella lo amase entonces tal vez eso significaba que él era como ella. 
Él no quería ser como ella. Él la odiaba. Sarah decía que no era bueno odiar a la gente, y 
quizás que era cierto, pero él tenía miedo de su abuela. Odiaba ir a casa. ¿No debería 
estar bien odiar a alguien que te provocaba miedo? ¿Qué te golpeaba y era cruel contigo 
todo el tiempo? 
—Prométeme que vendrás conmigo a California cuando tenga mis pulmones 
nuevos. —dijo Sarah, sosteniendo su meñique. 
Cualquier lugar era mejor que Idaho. Enganchó su meñique con el de ella. —Vale. Tan 
pronto como consigas unos pulmones nuevos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 7 
 
Uno 
Dayton 
 
—¿Has extrañado a Daddy? 
Dayton inclinó la cabeza hacia un lado, dándole al hombre del otro lado de la pantalla 
una sonrisa que parecía esconder algo, una sonrisa que todos creían que era dedicada 
exclusivamente para ellos. —Por supuesto que sí. Estaba comenzando a pensar que me 
habías dejado. 
Jay se rio. Ese no era su nombre real. Así eran las cosas en este negocio. Nadie utilizaba 
sus nombres reales. Day casi podía confirmar que Jay era una especie de abogado, dado 
que siempre estaba en una oficina lujosa cuando hablaban y había pilas de libros de 
Derecho de tapa dura detrás de él. Como la mayoría de los clientes de Day, Jay estaba 
casado, probablemente con una mujer que no lo entendía. O esa era siempre su excusa. 
La situación era un verdadero asco para las esposas, pero Day tenía que ganarse la vida, 
así que trataba de dejar todo eso de lado. Para eso le pagaban. Por su tiempo y su 
atención. 
Day también era un mentiroso. En Internet, él era Danny de Florida que era un simple 
‘’camboy’’3 para costearse la universidad. Una completa basura. Day ni siquiera había 
pasado el séptimo grado, y su apartamento de mierda en Los Ángeles probablemente 
costaba tres veces más que un apartamento de mierda en Florida. Pero aun así estaba 
mejor que en sus inicios, así que, si tenía que sonreír, batir sus pestañas y convencer a 
un tipo calvo de cincuenta y tantos años con una panza colgando de su cinturón, que era 
el único hombre que realmente le importaba a Day, entonces eso es lo que él haría. Le 
había hecho una promesa a Sarah. Incluso si esto no era exactamente lo que ella había 
tenido en mente. 
—Yo nunca te dejaría, preciosura. Es solo que he estado trabajando en un caso 
muy grande. 
Jay vivía en Los Ángeles, al igual que Day, pero ciertamente nunca le confesaría eso. 
—Eso es lo que todos ustedes dicen, y luego puf, desaparecen. Pero está bien, otro 
siempre estará esperando en la fila para tomar tu lugar. —Day cruzó las piernas, 
inclinándose hacia atrás para que Jay le echara un buen vistazo a su conjunto de corsé 
 
3 Camboy: son chicos que ganan dinero haciendo streamings para adultos. 
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de seda blanca con bragas de encaje y medias altas. Cruzó las piernas, pasando las uñas 
por encima de las medias en una forma provocativa, deslizando un dedo debajo del 
elástico. 
—Maldita sea, te ves tan sexy. Modela para mí. 
Jay tenía un fetiche por la lencería, cosa que Dayton estaba feliz de complacer ya que 
sabía que era un hecho el que se veía muy bien al llevar satín y encaje. Además, Jay 
había enviado a Day un montón de dinero para que comprara este conjunto. No es como 
si gastar en perifollos fuera algo sin importancia. Así era el precio de vivir en el distrito 
de la moda. 
Day se puso de pie, caminando lejos de la cámara para que Jay pudiera ver el esfuerzo 
que había puesto para la llamada. Lucía unas brillantes botas de plata y suficiente 
maquillaje para provocar un ataque de celos a una drag queen. Se puso las manos en sus 
caderas y se paseó por la habitación como si estuviera caminando por las pasarelas de 
París,asegurándose de que Jay le echara un buen vistazo a la ropa interior de tanga que 
resaltaba las curvas perfectas de su trasero. 
Cuando regresó a la pantalla de la computadora, Jay se había encorvado en la silla, su 
computadora ya no estaba en el escritorio, sino que ahora se balanceaba en sus rodillas 
para que Day pudiera notar como definitivamente él estaba disfrutando de todos los 
esfuerzos. —Oh, parece que a alguien le gusta lo que ve. 
Jay tenía su polla en la mano, pero no estaba tocándose de forma precipitada como 
algunos de los otros clientes de Day hacían. Jay pagaba por la experiencia de tener un 
novio, o más bien, la experiencia de ser un ‘’Daddy’’. Quería a Day sólo para él tres veces 
a la semana, y estaba dispuesto a pagar la asignación mensual que Day pedía para 
conseguirlo. Por la cantidad que Jay le pagaba, Day hasta podría llamarlo San Francisco 
de Asís si eso era lo que él quería. ¿Por qué mierda tenía que darle importancia? Él sólo 
era un simple camboy. 
Una parte de Day deseaba tener un verdadero Daddy, no sólo tipos que le lanzaban su 
dinero a la cara para escucharlo llamarles por esa palabra clave, sino un verdadero 
Daddy. Uno que se preocupara por Day, de verdad. Uno al que no le importaran sus 
defectos y fuese amable y alentador cuando él lo necesitara, pero al mismo tiempo 
alguien severo y castigador cuando eso fuese necesario. 
Los Ángeles poseía una enorme cultura del Kink, pero con la discapacidad de Day, no 
tenía demasiado nivel para ser un sumiso. Había intentado unas cuantas veces buscar 
un Daddy, pero todo lo que había encontrado eran farsantes que solo querían una 
excusa para tratar a otros con agresividad, y Day no tenía ningún fetiche hacia la 
humillación. 
Ya había pasado suficiente tiempo en su vida sintiéndose humillado, no necesitaba 
escucharlo de una persona que se suponía que debía amarlo y cuidarlo tanto como 
entrenarlo y disciplinarlo. 
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 9 
—Súbete a la cama, bebé. 
Day hizo lo que le fue ordenado, haciendo todo lo posible para mantenerse concentrado 
en el juego y evitar que su mente vagara hacia cualquier otra parte. —¿Cómo me quiere, 
señor? 
—Sabes lo que quiero. 
Day suspiró interiormente. Para alguien que afirmaba que su esposa no era lo 
suficientemente pervertida, las peticiones de Jay eran siempre las mismas. Day se alejó 
de la cámara, dejándose caer de rodillas e inclinando las caderas hacia atrás con la 
cabeza y los hombros hundidos en el colchón. 
—Abre las piernas. Más. Joder, sí, así. —Los ojos Day se clavaron sobre un 
fragmento que resaltaba sobre su esmalte plateado. Joder, realmente necesitaba una 
manicura—. ¿Te gusta eso, bebé? 
Day hizo rodar los ojos, agradecido de que la cámara no estuviera enfocándole la cara. —
Mmm, sí, Daddy. 
Day esperó a que Jay le dijera que se bajara las bragas y empezara a masturbarse, pero 
en lugar de eso, el hombre hizo un ruido alarmante: una especie de grito mitad llanto 
que provocó que Day se sintiera mareado. Incluso desde el extraño ángulo del portátil de 
Jay, Day pudo ver el líquido carmesí floreciéndole desde el cuello al hombre mayor, 
empapando la tela blanca almidonada con mucha más rapidez de lo que Day pudo 
incluso comprender qué era lo que estaba sucediendo. 
Jay hizo un horrible sonido de gorgoteo, y luego su portátil cayó hacia atrás. Day se 
quedó congelado en el borde de la cama y con la mano en la boca durante un sólido 
minuto. Con las manos temblando, se acercó al monitor. 
—¿Jay? —susurró. No hubo respuesta. Day sintió como si todo su cuerpo 
estuviera electrificado, y un sabor metálico le cubrió la lengua—. ¿Jay? —lo intentó de 
nuevo, con su voz viéndose superada por la situación. 
Una sombra recorrió el lente de la cámara, y luego una figura se detuvo en frente, 
mirando hacia abajo en dirección al portátil. Se sentía como si estuviera mirando 
directamente al alma de Day. Day quería desconectarse antes de que el hombre lo viera, 
pero ya era demasiado tarde. Estaba sentado en una habitación muy bien iluminada, la 
cual era probablemente visible desde Marte, a total diferencia del hombre envuelto en la 
oscuridad, con sólo visible la lámpara de escritorio de color ámbar de Jay. Antes de que 
Day pudiera pensar en hacer algo más, la planta de un pie se acercó a su cara, causando 
que jadeara y se alejara de golpe a pesar de que no era realmente él la víctima de ese 
ataque. Lo era el portátil de Jay. 
Day se sentó allí en su escritorio por mucho más tiempo de lo que debería, pero sus 
extremidades se sentían como si estuvieran incrustadas en cemento. Jay estaba muerto. 
Alguien lo había asesinado. ¿Cierto? Nadie podría sobrevivir a tanta pérdida de sangre. 
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¿Había visto el asesino a Day? ¿Importaba? Day no lo había visto realmente. Pero, ¿el 
asesino lo sabía? ¿Podría encontrar a Day si quisiera? Day se balanceó sobre sus talones. 
¿Qué carajo se suponía que debía hacer? ¿Reportar un asesinato de alguien llamado Jay 
en Los Ángeles? ¿Y qué si ese no era su verdadero nombre? 
—¡Joder! Joder. Joder. Joder. 
Day cogió su teléfono móvil y llamó al 911, sus dientes mordisqueaban el esmalte de su 
dedo pulgar ya astillado. 
—911. ¿Cuál es su emergencia? 
—Creo que acabo de ver a un hombre ser asesinado. 
Hubo una pausa. —¿Crees... que viste a un hombre ser asesinado? —preguntó una mujer 
cuyo tono de voz bordeaba el aburrimiento. 
—Sí. Estaba en una videollamada con un… amigo, y creo que alguien le cortó la 
garganta. 
—¿Cómo se llama su amigo? 
—Uh, Jay. 
—¿Jay qué, señor? 
—N-no lo sé. 
—¿No sabe el apellido de su amigo? 
Day suspiró. —Mira, soy un camboy. Hablo por videollamadas con hombres para 
ganarme la vida. Sólo sé que era un abogado llamado Jay, y que vive en algún lugar aquí 
mismo en Los Ángeles. 
—Señor, por favor, manténgase en la línea. 
Day hizo lo que ella le pidió, haciendo muecas ante la sensación de las escamas del 
esmalte de uñas en su lengua a pesar de que no tenía la fuerza para detener ese tic. 
—¿Señor? Por favor deme su nombre y dirección. Estoy enviando oficiales a su 
casa para obtener más información. 
Day no tenía más información que dar, pero dijo su nombre y dirección de todos modos. 
Tan pronto como colgó la llamada, se cambió de ropa, abandonando el satín y la seda 
para pasar a unos pantalones cortos atléticos negros y una sudadera roja corta. Se quitó 
el maquillaje y tiró las toallitas de maquillaje a la basura al mismo tiempo que su 
teléfono comenzó a sonar de nuevo. 
Era una notificación. DannysDaddy666 te ha enviado dinero. 
No era raro recibir notificaciones así. Day estaba subastando su virginidad a cualquiera 
de sus patrones que le donase más dinero en el año, siempre y cuando cumplieran con 
Onley James Infuriating 
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una oferta mínima de diez mil dólares. Un precio que Day se había asegurado a sí mismo 
que ninguno de ellos estaría dispuesto a pagar sólo por ser la primera polla real y no de 
silicona que él tomaba. Day generalmente recibía entre cien y quinientos dólares de la 
mayoría de sus clientes una o dos veces por semana. Por lo menos, los que él 
consideraba como sus clientes privados. Pero había uno de ellos que nunca quería ser 
visto en cámara. A él sólo le gustaba observar. DannysDaddy666. Day odiaba el nombre 
tanto como odiaba la pantalla negra que lo acompañaba durante su tiempo de jugueteo. 
El hombre incluso disfrazaba su voz. Eso hizo que Day desconfiara de él, pero mientras 
su dinero estuviera limpio, Day estaba dispuesto a tolerar sus extrañas estipulaciones. 
Day inició sesión en su CashApp y frunció el ceño. ¿Seis mil dólares? Nadie le había 
enviado nunca una cantidad tan alta de dinero. Ni siquiera Jay, y eso que él solía pagar a 
Day mil quinientos al mes. O eso es lo que hacía antes. Day se sentía como un idiota por 
extrañar más al dinero que al hombre, pero ese dinero pagaba la mitad del alquiler y Jayno había tenido ningún interés en encontrarse cara a cara con él. Habría sido el cliente 
perfecto. 
Day hizo clic en la sección de notas, y su sangre se congeló. 
Pronto seremos solos tú y yo. Con amor, Daddy. 
Day se estremeció. Hablando de mala sincronización… 
Tiró su teléfono en la cama justo cuando tocaron la puerta. —Policía, abra la puerta. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Onley James Infuriating 
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Dos 
Jackson 
 
—Gracias por acceder a verme hoy. Sé que se suponía que ibas a volver a Miami. 
Jackson Avery se inclinó hacia atrás en su silla, brindando una sonrisa apretada hacia el 
anciano sentado al otro lado de su escritorio. Habían pasado años desde que había visto 
al detective James Sadwell o mejor conocido como ‘’Jimmy’’, por sus amigos. Jackson 
no había aceptado reunirse con él. La secretaria de Lincoln Hudson le había reservado 
una cita después de que Jimmy le dijera que él y Jackson eran viejos amigos. No lo eran. 
Jackson no sentía la necesidad de señalar eso ya que Jimmy no había llegado solo. 
—¿Qué necesitas, Jimmy? —preguntó Jackson, negándose a referirse a él con su 
título de detective. 
Jimmy se frotó la nuca, y se apresuró a humedecer con ímpetu sus agrietados labios. —
Tengo un pequeño problema, y esperaba que pudieras ayudarme. 
El tiempo no había sido bueno con Jimmy. Jackson recordaba vagamente el hombre que 
venía a su casa a hacer barbacoas, fumaba tabaco con su padre, y bebía demasiada 
cerveza. Parecía viejo en ese entonces, pero ahora, se encontraba horriblemente 
delgado, sus dientes amarillos apuntando hacia aquí y hacia allá. Sus pantalones a 
cuadros y su camisa de golf manchada claramente habían tenido unos días mejores. A 
menos que la División Policial de Los Ángeles se hubiera descuidado con su código de 
vestimenta, Jimmy no parecía estar allí por asuntos oficiales. 
Jackson miró a través la pared de cristal de su oficina hasta donde un joven con pelo 
platinado y piel del color de la crema se encontraba sentado sobre un escritorio vacío, 
tomándose selfies desde todos los ángulos, mientras hacía gestos hacia la cámara. A 
Jackson le recordaba vagamente a Wyatt, aunque el chico pareciera de alguna manera 
más áspero, como si hubiese vivido una vida más dura que Wyatt. 
Jackson volvió la mirada a Jimmy. —¿Esta situación tiene algo que ver con el 
supermodelo de allá fuera? 
La mirada de Jimmy se dirigió hacia el niño, y puso los ojos en blanco en cuanto vio al 
muchacho tomándose fotos con su teléfono. —Sí. Sí. Ese niño, su nombre es Dayton 
Daniels. Fue testigo de un asesinato, y necesito que alguien lo vigile hasta que podamos 
detener al sospechoso. 
Jackson arqueó una ceja. —¿Qué, no es ese tu trabajo? 
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El viejo se burló de cómo Jackson parecía estar siendo deliberadamente obtuso. —
Vamos, Jackie. Sabes qué Protección de Testigos no incluye proteger a un testigo 
potencial, cuando de momento no hay nadie bajo custodia. 
Jackson lo sabía, pero no sabía lo que hacía que este caso fuera tan único como para que 
este chico, Dayton, necesitara protección contra alguien que ni siquiera había sido 
atrapado aún. Realmente no tenía mucho sentido a menos que el sospechoso de alguna 
manera supiera que Dayton era un testigo. Sin embargo, había algo raro en la petición 
de Jimmy. 
—¿Qué tan cerca están de atrapar al tipo? —preguntó Jackson. La mirada de 
Jimmy se apartó, lo cual fue una respuesta en sí misma—. ¿Me estás pidiendo que haga 
que uno de mis hombres vigile a tu testigo durante un tiempo indeterminado mientras 
ustedes tratan de acorralar a un asesino? Mis chicos ganan seis cifras al año. ¿Crees que 
te debo un favor de seis cifras? 
—No creo que pueda ponerle un precio a lo que hice por tu familia, Jackie. Piensa 
en el dolor que le ahorré a tu madre. La ruina financiera. 
—Nadie te pidió que hicieras nada de eso, pero eso no tiene cupo aquí ni allá. 
Mejor empieza a decirme por qué este chico es un objetivo de alta prioridad. 
—No sé si lo es. Normalmente, añadiría patrullas extras y le diría al muchacho 
que tenga cuidado con lo que publica en las redes sociales, pero como puedes ver, no 
escucha una mierda. 
El ‘’muchacho’’ en cuestión estaba ahora grabando un video, hablando animadamente 
sobre algo que Jack no podía oír. Se sintió distraído, observando los labios rellenos color 
rosa caramelo del chico mientras que éste gesticulaba con sus manos de un lado al otro 
mientras hablaba. 
Jackson no podía apartar su mirada del rostro de él. —Sigo sin entender. 
—Mira, voy a ser sincero contigo, pero esto tiene que quedarse entre nosotros. 
Jackson se obligó a darle a Jimmy toda su atención, asintiendo para que supiera que lo 
había oído. 
—Es el único testigo del asesinato del asistente de Distrito Fiscal, Bradley Jansen. 
Jackson había oído hablar del caso. Fue una noticia bastante grande. Pero no hubo 
mención alguna de la existencia de un testigo. —Suena como que sería digno de un par 
de patrullas adicionales. ¿Cómo es que este chico terminó siendo testigo de la muerte de 
Jansen? ¿Y por qué no hemos oído hablar de él? Dijeron que a Jansen le habían cortado 
la garganta en su oficina después de horas laborales. ¿Este chico era su cliente? 
—No —dijo Jimmy, frotando una mano sobre su cara—. Jansen era el cliente... si 
entiendes lo que quiero decir. 
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Jackson miró a Dayton una vez más. —¿Me estás diciendo que el chico es un 
profesional4? ¿Jansen es gay? 
—El chico no es un prostituto, pero estaba en medio de… una actuación cuando el 
asesino emboscó a Jansen. 
Jackson realmente deseaba que Jimmy llegara al punto. El hombre había sido policía 
durante décadas. ¿Por qué era tan difícil simplemente escupir la historia? —¿El asesino 
dejó a un testigo? 
Jimmy se torció incómodamente. —Dayton estaba actuando para él en cámara. Un show 
privado. Es un camboy. 
Jackson frunció el ceño. —¿Un qué? 
—Una prostituta virtual. Una prostituta cibernética. Como quieras llamarlo. El 
cliente le dice qué hacer y él lo hace frente a las cámaras. 
—Trabajador sexual. —le corrigió Jackson, sin saber por qué le molestaba la mala 
etiqueta. 
Jimmy frunció el ceño. —¿Qué? 
—No se les llama prostitutas. Prefieren el término de trabajadores sexuales. —
explicó Jackson. 
Jimmy resopló. —Llámalo como quieras. El chico es enloquecedor. Se niega a dejar de 
ver a sus clientes. Se niega a permanecer fuera de las redes sociales. Está subastando su 
virginidad al mejor postor, por el amor de Dios. No creo por un solo segundo que ese 
chico sea virgen. Deberías ver la caja de juguetes sexuales con la que viaja. Simplemente 
no está bien. 
Jackson examinó al joven más de cerca esta vez. Ya no estaba solo. Wyatt ahora 
observaba por encima del hombro del niño, saludando y hablando con quien sea que 
fuese el público que estaba al otro lado del lente. Wyatt era un YouTuber con un gran 
número de seguidores y era el esposo del gerente de Jackson de la sucursal en Los 
Ángeles, Linc. Linc, a quién le daría un maldito derrame cerebral si Wyatt de alguna 
manera terminaba dentro de un canal porno, o peor, en el radar de un asesino. No es 
que Wyatt no fuera perfectamente capaz de ponerse en peligro por sí mismo. A veces, 
Jackson estaba seguro de que Wyatt y su equipo de inadaptados estaban allí sólo para 
meterse en líos. 
Jackson suspiró. —No puedo pedirles a mis chicos que renuncien a un cheque de pago 
por una cantidad indefinida de tiempo. ¿Dónde estás situado en este caso? ¿Alguna idea 
 
4 Trabajador sexual, en otras palabras. 
Onley James Infuriating 
 15 
sobre quién específicamente podría tenerle manía al ADF5? Me imagino que la lista es 
increíblemente larga. No puedo cuidar al niño para siempre. 
—Necesito tu ayuda, Jackie. Te lo pido a mi favor. 
Jackson apretó sus manos sobre su escritorio, forzándose a permanecercalmado. No era 
de los que se enojaban rápidamente. —Tres meses. Máximo. Si ustedes no lo tienen 
resuelto para entonces, él vuelve a ser tu problema. Eso es lo único que puedo hacer. 
—Me parece justo —Jimmy miró alrededor de la oficina, posando su mirada en 
Linc, quien estaba dirigiendo una reunión en la sala de conferencias—. Vas a necesitar a 
alguien que pueda manejarlo. El chico parece dulce e inocente, pero es una verdadera 
perra. 
Jackson agitó la cabeza. —Yo lo haré. 
Jimmy tuvo que asimilar eso dos veces. —Espera. ¿Tú? Ni siquiera vives aquí. Quiero 
decir, supongo que podría llegar a un acuerdo para que él deje el estado, pero... 
Jackson hizo un ademán con la mano, desestimando las palabras del hombre. —Tengo 
una casa aquí. Puedo manejar las cosas desde esta costa tan fácilmente como puedo 
hacerlo desde la otra. Además, mi madre estará encantada de que siga en la localidad 
para continuar atosigándome por no darle nietos. 
Toda la tensión pareció abandonar al detective. —¿Tus hermanas no tienen, como, tres 
hijos cada una? —Jimmy preguntó riendo. 
—Della tiene tres. Mariah tiene cuatro. Ruby tiene tres. De alguna manera, eso no 
quita el hecho de que yo no le he proporcionado ninguno. Ella sigue señalando que ya no 
soy tan joven, ignorando el hecho de que mi estilo de vida realmente no proporciona un 
entorno ideal para los niños o que casi no salgo con nadie. 
—¿Qué pasó con esa pequeña actriz rubia con la que estabas saliendo? 
—¿Charlie? Ella estaba saliendo con la hermana de Linc. Solo somos amigos. 
Ella... no es mi tipo. 
Jimmy asintió. —Dale mis saludos a tu madre y a tus hermanas. Haré llegar las cosas del 
chico a tu casa si me envías la dirección. De nuevo, realmente aprecio que hagas esto por 
mí. Echo de menos a tu padre todos los días. Él era uno de los buenos. 
Tonterías. Jackson no hizo ningún comentario al respecto. Jimmy se levantó y le dio la 
mano. El movimiento pareció captar la atención de ambos muchachos, y Dayton pareció 
notar a Jackson por primera vez. Sus ojos se abrieron de par en par y pareció 
mencionarle algo a Wyatt, quien se rio y cuya mirada se volvió alarmantemente 
conspiradora. 
 
5 Asistente de Distrito Fiscal. 
Onley James Infuriating 
 16 
Jimmy caminó hacia la puerta. —Dayton. Ven aquí, por favor. 
Dayton se levantó de la silla en un movimiento majestuoso. Usaba unos vaqueros 
ajustados que se aferraban a unas largas piernas bien formadas y un suéter color rosa 
bebé que se sostenía sobre sus pálidos hombros. Cada movimiento que hacía, desde la 
forma en que caminaba hasta la forma en que sostenía sus manos fascinó a Jackson. Era 
como si el chico fuera un titiritero con cuerdas colgando elegantemente de cada uno de 
sus dedos. 
Dayton pasó al lado de Jimmy, deslizándose hacia la puerta y dándole a Jackson lo que 
sólo podía describirse como una mirada hambrienta y una detenida sonrisa socarrona 
cruzó su bonito rostro. —Hola, Daddy. —murmuró el chico, con la voz cargada de 
energía sexual. 
La cara de Jimmy se sonrojó rápidamente. —¡Dayton! 
Dayton se encogió de hombros, batiendo sus oscuras pestañas en dirección al hombre 
mayor. —¿Qué? ¿Y ahora que hice, Padre Flanagan6? No todo lo que digo es un 
escándalo. Tómese una pastilla antes de que le dé un ataque al corazón. 
Jimmy parecía querer estrangular al chico. —Mira, Jackson accedió a tomarte como 
cliente hasta que arrestemos al hombre que asesinó al fiscal Jansen. Al menos podrías 
mostrarle algo de respeto. 
Jackson percibió como aparecía la primera grieta en la coraza de ‘’chico perfecto’’ del 
muchacho. Su sonrisa se desvaneció lentamente mientras sus cejas se juntaban en 
confusión. —¿Qué? ¿Qué significa eso? Yo no quiero ser el cliente de nadie. 
Jimmy frunció el ceño. —Te vas a quedar con Jackson, y te va a mantener a salvo hasta 
que encontremos a nuestro sospechoso. 
Dayton sacudió su cabeza de un lado a otro. —No. De ninguna manera. Tengo un 
negocio que dirigir. No puedo compartir el espacio con algún policía mientras estoy 
actuando. Es malo para el negocio —Una vez más, Dayton miró a Jackson arriba y abajo 
como si fuera un pedazo de carne—. A menos, por supuesto, que quieras unirte a mí 
frente a la cámara. Apuesto a que a mis fans les encantaría vernos juntos. Toda esa piel 
bronceada perfecta presionada contra mis melocotones7 y mi tez de color crema. 
—¡Dayton! 
Dayton puso los ojos en blanco. —Ugh, bien. Pero no voy a dejar de trabajar. Tengo un 
muy buen seguimiento, y mantener a los seguidores requiere de una constante creación 
de contenido. 
—Tendrás tu propia habitación. No es asunto mío lo que hagas mientras 
permanezcas ahí dentro. —dijo Jackson, sintiendo la necesidad repentina de ajustarse el 
 
6 Fue un sacerdote católico que dedicó toda su vida a la educación de niños y jóvenes delincuentes y abandonados. 
7 Está hablando de sus nalguitas. 
Onley James Infuriating 
 17 
pantalón, estaba agradecido de que el escritorio bloqueara la vista hacia su polla 
semirrígida. La idea de que Dayton se tocara a sí mismo ante la cámara era una 
perspectiva tentadora, pero la idea de que Jackson tuviera acceso a todo él, haciéndole 
cualquier cosa que quisiera mientras que el mundo entero los observaba... Era una idea 
demasiado atractiva para las tres de la tarde de un viernes. Se obligó a sí mismo a 
mantener las facciones en blanco. 
Jimmy también frunció el ceño hacia Jack. —¿Estás seguro de que debería de estar... 
trabajando? ¿Y si el asesino rastrea su dirección IP o algo así? 
—No hay nada en mi apartamento que no esté encriptado. Construí cada uno de 
mis apartamentos para ser mi propio Fuerte Knox8 privado. Él estará bien. Tú mismo 
me pediste que hiciera esto. No cuestiones mis métodos. 
Jimmy le dio a Dayton una última mirada. —Supongo que lo dejaré en tus manos, 
entonces. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8 Puesto militar (principalmente del ejército) situado en Kentucky, cerca de Radcliffe. Tiene instituciones D.D.D. 
(departamento de defensa) como Kingsolver, Mudd, Scott, Walker, Fort Knox High School, y Macdonald. Fuerte 
Knox es bien conocido por ser un central de armas, así como el hogar de la Bóveda de Oro. 
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 18 
Tres 
Dayton 
 
El hombre del otro lado del escritorio era hermoso, Day no había mentido en eso. 
También era increíblemente intimidante. Incluso desde el metro y medio de altura que 
ocupaba el escritorio, el hombre parecía ocupar todo el espacio que había entre ellos. 
Era grande -enorme como un receptor9-, con una piel cálida de color ámbar que se 
extendía por los bíceps que sobresalían por debajo de una camiseta negra de cuello de 
pico, y que desembocaba en unos antebrazos musculosos y unas manos fuertes. Llevaba 
un corte de pelo corto, cejas pobladas, pestañas que resaltaban los ojos color whisky y 
una espesa barba que sólo parecía realzar el perfecto mohín de sus labios. El hombre 
hizo que Day se asustara y se pusiera cachondo a la vez. 
Cuando Jimmy se fue, toda la bravuconería de Day se disolvió. Jimmy había llamado al 
hombre Jackson. Jackson no parecía ser tan fácilmente excitable como Jimmy. De 
hecho, tenía una quietud en él que puso los dientes de Day en punta. Se cruzó de 
piernas, palmeando algún punto invisible de su uña, temiendo hacer contacto visual con 
el hombre más grande. 
—¿Estás bien? ¿Quieres agua o algo? —preguntó Jackson. 
Day se apartó el pelo de los ojos, dirigiendo a Jackson una mirada altiva. —No, gracias —
dijo, con una voz que sonaba primitiva—. Estoy bien. 
Jackson gruñó, abriendo el MacBook que tenía delante. Sus dedos eran 
sorprendentemente ágiles en el pequeño teclado, lo que hizo que la mente de Day se 
desviara hacia qué otras cosas podría hacer Jackson con esas manos.—¿Nombre completo? 
—¿Qué? —soltó Day. 
Jackson arqueó una ceja. —Tu nombre completo. ¿Puedo saberlo? 
—Dayton Lee Daniels. —murmuró Day. Odiaba lo pueblerino que sonaba su 
nombre. 
—¿Cumpleaños? —preguntó Jackson, con su voz profunda que removía algo en el 
vientre de Day. 
 
9 Wide receiver en español ala abierta, receptor abierto o receptor externo es una posición en el fútbol americano 
y canadiense que forma parte de la línea ofensiva. 
Onley James Infuriating 
 19 
—Veintiuno de diciembre de mil novecientos noventa y siete. 
—¿Dirección? 
Day dudó antes de decir la dirección de su destartalado apartamento en Wilcox. Al 
parecer, Jackson tenía varios apartamentos a los que llamaba hogar, uno de los cuales 
compartiría con Day. Una parte de él pensó que todo aquello era una estupidez, 
mientras que la otra se sintió un poco aliviada de no entrar en pánico cada vez que oía a 
un vecino llegar a casa por la noche. 
Day se sobresaltó cuando la impresora cobró vida. Ponte en orden, loco. Jackson metió 
la mano debajo de su escritorio, sacó tres páginas de la impresora y se las pasó a Day. 
Todavía estaban calientes al tacto. —¿Qué es esto? —preguntó Day. 
—Sólo un contrato estándar. He suprimido la parte de la remuneración, ya que se 
trata de un trabajo gratuito, pero lo necesito para los archivos. Sólo tienes que mirarlo y 
firmar la línea de la tercera página. 
—De acuerdo. —consiguió Day, tratando de sofocar el repentino pánico que 
recorría su sangre como un rayo. Miró la página, con las manos temblorosas mientras 
fingía leer el contrato, sin saber si estaba leyendo demasiado rápido o demasiado lento. 
La mayoría de las palabras y frases estaban tan desordenadas como los jeroglíficos. 
Entendía algunas palabras simplemente por la vista, pero la mayoría tenían poco 
sentido para él. 
"Eres tan estúpido, Dayton". 
Se sacudió la voz, mirando lentamente cada página antes de firmar finalmente en la 
línea inferior con un garabato loco que parecía hecho por un niño. Cuando terminó, le 
devolvió las páginas y levantó la barbilla para mirar a Jackson a los ojos. Se negó a 
avergonzarse. Puede que no sepa leer, pero se las arregla bien. 
—Puede que seas la primera persona que lee este contrato —dijo Jackson con una 
profunda carcajada—. La mayoría de la gente se limita a firmar su vida. 
—Mi vida es mía, pero para ti, Daddy, el resto es definitivamente negociable. —
dijo Day con un guiño. 
Jackson se puso de pie, dando la vuelta para apoyarse en el escritorio junto a la silla de 
Day. —Puedes llamarme Jackson. —dijo, con una ligera advertencia en su tono. 
Day se sentó hacia delante, apoyando el codo en el brazo de la silla para poder apoyar la 
barbilla en la mano. —No eres divertido. —Hizo un mohín. 
Jackson metió las manos en los bolsillos de su pantalón de chándal y se inclinó por la 
cintura para estar lo suficientemente cerca como para que Day pudiera sentir su aliento. 
—Soy muy divertido, Hollywood. Pero una advertencia. No me llames Daddy si no lo 
dices en serio. 
Onley James Infuriating 
 20 
Day estaba seguro de que su corazón se detuvo, y su polla se endureció en sus jeans 
demasiado apretados. Antes de que pudiera pensar en una respuesta, Jackson se había 
ido, caminando hacia la fotocopiadora, presumiblemente para darle a Day una copia de 
su contrato. ¿Y si Day lo decía en serio? Mierda. 
Day no podía pensar en eso. No podía pensar en nada más que en trabajar. Tenía que 
seguir trabajando si quería ganar suficiente dinero para salir de esta industria y de esa 
ciudad. Le había hecho una promesa a Sarah, pero esto no era lo que ella hubiera 
querido para él, y él no tenía el talento suficiente para ser famoso por otra cosa que no 
fuera su cuerpo. Sarah había sido el talento. Day siempre había sido el compañero. Él 
daría cualquier cosa por poder ser el compañero de Sarah una vez más. 
La tristeza le invadió. Encendió su teléfono, comprobando cuántos likes y comentarios 
había recibido en su historia de Instagram. Sonrió cuando observó que Wyatt se había 
etiquetado a sí mismo y lo había compartido en su Twitter. Eso garantizaba la llegada de 
más gente a sus redes sociales y a sus cuentas de OnlyFans. 
Day pasó los siguientes minutos perdiéndose en el desplazamiento de la pantalla, sin 
saber qué más hacer. Jackson había desaparecido en la gran sala de conferencias con 
todos los demás tipos de seguridad de aspecto fornido. Incluso Wyatt estaba en la sala, 
sentado en una silla en la esquina, con las piernas cruzadas, mientras tecleaba en su 
teléfono. Day se preguntaba si estaba enviando mensajes de texto al hombre grande que 
dirigía la reunión, porque cada pocos segundos el hombre miraba su teléfono y luego 
miraba mal a Wyatt, lo que sólo parecía divertirlo. 
Day anhelaba una relación así. No podía imaginar lo que se sentiría al estar con alguien 
que lo amara sin importar nada. No un amor ñoño de tarjeta de felicitación con 
corazones y arco iris y discursos floridos sobre el amor incondicional, sino el amor que 
se tiene cuando se padece cáncer y se pierden miembros y se comen quince kilos de 
estrés o se descubre que no se puede optar un trasplante de pulmón... Ese tipo de amor. 
Pero Day no creía que ese tipo de amor fuera real. Era sólo un truco utilizado para 
vender películas Hallmark10. Las relaciones reales venían con todo tipo de condiciones, y 
Day no creía que fuera a encontrar a alguien dispuesto a pasar por alto sus muchos, 
muchos defectos. 
—¿Estás listo para ir, Hollywood? 
Day dejó caer su teléfono cuando la voz de Jackson resonó detrás de su hombro. —Uh, 
sí. Claro. 
Day se dio la vuelta para encontrar a Jackson con unas gafas de sol de aviador y un par 
de llaves con el emblema de Mercedes en la mano. Day agarró con fuerza su teléfono 
mientras seguía a Jackson hacia los ascensores, con la sensación de que toda la oficina 
los veía partir. Tal vez fuera sólo porque Jackson era el jefe. Day volvió a mirarlo a 
 
10 Hallmark Channel es un canal de televisión por cable estadounidense propiedad de Crown Media Holdings, que a 
su vez es propiedad de Hallmark Cards. 
Onley James Infuriating 
 21 
hurtadillas mientras se apoyaba en el panel trasero del ascensor, con los tobillos 
cruzados y la mirada fija en el frente. Bueno, al menos, Day pensó que lo hacía. Era 
difícil saberlo con sus lentes oscuros. 
Cuando salieron del ascensor, la mano de Jackson se posó en la parte baja de la espalda 
de Day, el calor se filtró a través de las capas de tela vaquera, haciendo que se le pusiera 
la piel de gallina. Acompañó a Day hasta un flamante Mercedes sedán y le abrió la 
puerta del acompañante. —Gracias. —murmuró. 
Jackson cerró la puerta antes de dar la vuelta para deslizarse con elegancia en el asiento 
del conductor. —Cinturón de seguridad. 
Day siguió la orden de Jackson sin pensarlo. El motor ronroneó cuando Jackson 
encendió el coche pulsando un botón. La voz de una mujer salió de los altavoces, y Day 
tardó un momento en darse cuenta de que era un audio libro. La mujer tenía un tono 
nítido y melódico al hablar, que le recordaba un poco a Mary Poppins. Jackson fue a 
bajar el volumen, pero Day alargó la mano y le agarró la muñeca. Jackson miró 
fijamente la mano de Day y la retiró rápidamente. —Lo siento —murmuró—. Yo... 
Puedes escuchar si quieres. Me... me gusta. 
Jackson examinó su rostro durante lo que le pareció una hora antes de dar un único 
asentimiento. —De acuerdo. Voy a empezar de nuevo. Tenemos un largo viaje por 
delante. 
Day le dedicó una sonrisa de satisfacción. —Es Los Ángeles. Todos los viajes son largos. 
—No te equivocas. 
—Rara vez lo estoy. —dijo Day con voz cantarina, sonrojándose cuando se ganó 
otra sonrisa de Jackson. Tenía unos dientes perfectos. Lo tenía todo perfecto, si Day era 
sincero. 
—Así que tenemosque discutir algunas reglas básicas. 
La sonrisa de Day desapareció y dirigió sus ojos a Jackson. —¿Perdón? 
—Nada de extraños en mi casa. Puedes seguir haciendo tus espectáculos 
nocturnos, pero actúas solo. 
Day se erizó ante su tono. —¿A diferencia de los miles de hombres a los que suelo dejar 
desfilar dentro y fuera de mi cama? —preguntó, con un tono insolente. 
Jackson levantó la mano en un gesto apaciguador. —No he dicho todo eso. Jimmy dijo 
que estabas subastando tu virginidad. No sé cuándo pensabas elegir un ganador, pero no 
será mientras estés bajo mi vigilancia. 
—Mírate, guardando mi pureza —dijo Day, inexpresivo—. Y dicen que la 
caballerosidad ha muerto. 
Onley James Infuriating 
 22 
Day miró por la ventana, con la piel caliente, echando humo. No sabía por qué le 
molestaba que Jackson supiera que era virgen... al menos en los términos más técnicos. 
—Es un buen truco. 
Day lanzó otra mirada a Jackson. —¿Qué cosa? 
—Lo de la virginidad. Podría ver a los chicos haciendo cola para tener la 
oportunidad de ser el primero. 
—¿Gracias? 
—¿Pero es real? 
—¿Qué es real? —preguntó Day, genuinamente confundido y ya deseando que 
esta conversación terminara. 
—¿Eres realmente virgen? Y, si es así, ¿realmente vas a tener sexo con un tipo al 
azar? 
Day tosió sorprendido. —¿He tenido alguna vez una polla en el culo? ¿Es eso lo que me 
preguntas después de haberme conocido veinte minutos? 
—Tienes una sensibilidad muy delicada para un tipo que se gana la vida con el 
trabajo sexual. —dijo Jackson, con un tono todavía conversacional—. Obviamente no 
tienes que responder. Sólo estoy tratando genuinamente de entender. 
—No es que nunca haya tonteado con un chico antes. Pero nunca he perdido la 
virginidad en el sentido técnico. En cuanto a follar con un tipo cualquiera... No sé por 
qué todo el mundo le da tanto valor a la virginidad, como si de alguna manera te 
cambiara como persona el hecho de tomar una polla. Pero si un tipo está dispuesto a 
pagar mi precio ridículamente alto, claro. Me lo follaré y lo transmitiré en mi OnlyFans. 
Day agitó la mano como si toda la conversación le aburriera, pero, sobre todo, se sintió 
estúpido. Algo en el tono tranquilo y racional de las preguntas de Jackson hacía que Day 
se sintiera infantil e inmaduro. 
—Bien por ti —dijo Jackson, sonando sincero—. Pero no mientras estés bajo mi 
vigilancia, ¿de acuerdo? Necesito poder investigar a cualquiera que se acerque a ti por si 
el asesino sabe quién eres. 
Las palabras de Jackson hicieron que los latidos del corazón de Day se aceleraran. 
Intentó no pensar en lo que había visto aquella noche. Se sintió mal por Jay. Así llamaba 
a Jansen. Era la única forma en que se había referido a sí mismo. Todo había sucedido 
tan rápido que Day había tardado un minuto entero en comprender lo que estaba 
viendo. Ni siquiera había visto la cara del asesino, así que Day no sabía por qué alguien 
pensaba que estaba en peligro. 
—Me va bien con mis actuaciones en solitario. —dijo Day, una vez más mirando 
por la ventana. 
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—Seguro que sí. —murmuró Jackson, su profunda voz hizo que se le pusiera la 
piel de gallina a Day—. Oye, ¿tienes hambre? 
La pregunta de Jackson volvió a pillar a Day desprevenido. —Me muero de hambre. 
Jackson sonrió. —Bien. Yo también. Conozco justo el lugar. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Onley James Infuriating 
 24 
Cuatro 
Jackson 
 
Cuando Jackson se detuvo en una plaza de aparcamiento frente al Mercado Gourmet, el 
rostro de Day adoptó una expresión de disgusto que le hizo reír. 
—¿Qué estamos haciendo aquí? 
—Ir de compras. Dijiste que tenías hambre. —Jackson se dirigió al lado del 
pasajero, abriendo la puerta de Day y ofreciéndole la mano. Una vez más, lo miró con 
confusión—. Has ido a comprar al supermercado antes, ¿verdad? —preguntó Jackson. 
—No, mi personal suele hacer todas mis compras por mí. —dijo Day, con un tono 
despreocupado, antes de lanzarle a Jackson una mirada de fastidio incluso cuando 
aceptó su mano—. Por supuesto, ya he ido a comprar al supermercado antes. Vivo en un 
apartamento de un dormitorio en el centro del barrio. 
Jackson se rio. —Nunca lo diría, con esa actitud y su vestuario, Su Majestad. 
Day entrecerró los ojos hacia Jackson, como si no estuviera seguro de si se estaba 
burlando de él o no. Jackson tampoco estaba del todo seguro. Descubrió que le gustaba 
meterse con Day. Había algo en el comportamiento altivo del chico que intrigaba a 
Jackson. Por mucho que le gustara su exterior espinoso y súper sexy, no podía evitar 
pensar que escondía algo más. Quería hurgar en las capas de barniz que Day había 
pintado sobre sí mismo para ver lo que se escondía debajo. 
—Ya sabes lo que dicen, vístete para el trabajo que quieres. —dijo Day mientras se 
paseaba por las puertas. 
Jackson tomó una cesta. —¿Y tú te vistes para el trabajo de... esposa trofeo? 
Day deslizó su mirada hacia arriba, agitando una vez más las largas pestañas hacia 
Jackson, que se dio cuenta por primera vez de lo brillantes que eran los ojos de Day, el 
claro azul cristalino de una piscina o de las aguas del Caribe. —No sé, Daddy. ¿Buscas 
una esposa trofeo? —dijo. 
Jackson se acercó para no ofender a la anciana que examinaba las manzanas. —La 
verdad es que no, pero si sigues llamándome Daddy, vamos a pasar directamente a la 
luna de miel. 
—No me amenaces con pasar un buen rato. —ronroneó Day, mordiéndose el 
regordete labio inferior y dirigiendo a Jackson una mirada pícara. 
Onley James Infuriating 
 25 
—No es una amenaza, sólo una advertencia. 
Jackson podría jurar que Day se sonrojó, pero entonces el chico suspiró. —A mis fans les 
encantaría. 
Ah, sí. Los fans de Day. El público que lo veía correrse cada noche. El público que quería 
ver a Day subastar su virginidad al mejor postor. —Lo siento, precioso, pero trabajo 
estrictamente fuera de cámara, y no con vírgenes. 
Day se quedó con la boca abierta y Jackson se dio cuenta de lo que acababa de decir. 
Aun así, se negó a retractarse. Day era un tiburón, y si Jackson se echaba atrás, seguro 
que olería sangre en el agua. Además, por mucho que Jackson odiara admitirlo, le 
gustaba la forma en que los labios de Day se curvaban en torno a la palabra Daddy. No 
veía nada malo en seguirle el juego. Hacía mucho tiempo que no coqueteaba con nadie. 
No por falta de intentos por parte de los demás, pero Jackson había estado ocupado 
creando un imperio y lidiando con las mujeres de su vida, todas ellas relacionadas con 
él. 
—Eso es realmente una pena. Si alguna vez estuviéramos juntos, me gustaría 
poder verlo una y otra vez —murmuró, inclinándose hacia el espacio de Jackson, 
chocando sus hombros—. Estaríamos muy guapos juntos, ¿no crees? —Empezó a 
alejarse antes de volver a mirar a Jackson, con la voz en la sección de verduras—. Te 
sorprenderían las cosas que puedo hacer y seguir siendo considerado virgen. 
Con eso, Day se fue hacia la sección de alimentos preparados, dejando a Jackson y a la 
ancianita boquiabiertos tras él. La mujer sonrió a Jackson antes de volver a colocar una 
manzana en su cubo y alejarse con su carrito. 
Jackson se había metido en este juego de la gallina sexual y, por primera vez, no estaba 
seguro de ganar. Puede que Day no fuera todo lo que parecía, pero era lo 
suficientemente testarudo como para ir más allá si eso significaba que podía ganar esta 
batalla de voluntades. Jackson no estaba seguro de querer ganar. Nunca antes había 
sentido una atracción tan instantánea por otro ser humano, y su sentido común parecía 
haberse tomado el día libre porque, incluso cuando su cerebro le recordaba que Day era 
un cliente, pro-bono o no, su polla le decía que ambos eran adultos y podían hacer lo 
que quisieran. Al fin y al cabo, era la empresa de Jackson. 
Jackson se acercó a donde Day estaba escudriñando la comida preparada bajolas 
lámparas de calor, como si fuera un juez de Top Chef11. Jackson echó un vistazo a la 
comida por encima de la cabeza de Day, gustándole cómo el más joven encajaba justo 
debajo de su barbilla. —¿Ves algo que te guste? —murmuró Jackson. 
 
11 Top Chef es un programa de telerrealidad estadounidense emitido por la cadena Bravo TV desde el 8 de marzo 
de 2006, aunque también se emite en otras cadenas del mundo. 
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 26 
En lugar de la respuesta ingeniosa que Jackson esperaba, Day se encogió de hombros. —
Es un poco criminal cobrar tanto dinero por la yuca frita, ¿no crees? Es decir, es una 
falsa papa de lujo. ¿Quién quiere papas falsas? 
A Jackson se le ocurrió entonces que Day suponía que tendría que pagar su propia 
comida, lo cual tenía sentido. Normalmente, el cliente pagaba al menos su propia parte 
de la cuenta y, la mayoría de las veces, también la del personal de seguridad. —Bueno, 
sólo las papas falsas más ricas servirán para mi esposa trofeo. 
Jackson pretendía que fuera una broma, pero la forma en que la mirada sorprendida de 
Day se dirigió a la suya envió una descarga de reconocimiento directamente a su pene. 
Jesús, este chico era un problema. 
—En realidad no tengo hambre. —dijo Day, con el estómago rugiendo lo 
suficientemente fuerte como para que Jackson supiera que mentía. 
—Bueno, este almuerzo es mi regalo, y si dices que no, vas a herir mis 
sentimientos. Así que cómprate unas papas falsas de lujo o un zumo verde 
excesivamente caro o un donut vegano que cueste el precio de diez donuts no veganos. 
Lo que quieras. 
Los dientes de Day se presionaron en su labio inferior durante un largo minuto mientras 
examinaba la comida antes de negar con la cabeza. —Elige tú. Hay demasiadas opciones. 
—dijo, sonando mucho menos confiado de lo que había estado todo el día. 
Jackson no estaba seguro de qué había desencadenado este repentino cambio de actitud, 
pero estaba decidido a cambiarlo de nuevo, sin saber en absoluto por qué le importaba. 
—¿Hay algo que no quieras comer? 
Day hizo una mueca. —Ni setas12 ni aceitunas. 
Jackson asintió. —Bien. Yo traeré la comida. Pero tú trae el postre. —Señaló a Day hacia 
la panadería. 
—¿Hay algo que no quieras comer? —preguntó Day, reflejando la pregunta de 
Jackson. 
—Odio las cerezas—. dijo Jackson. 
Day pareció escandalizado, pero luego travieso. —Qué pena. —dijo, moviendo las 
caderas mientras se alejaba. 
Jackson sacudió la cabeza antes de dedicarse a la tarea de llenar recipientes con todo 
tipo de alimentos, desde coles marinados hasta palitos de pollo. Si pensaba que Day 
podría quererlo, lo metía en la cesta. Cuando se reunió con Day en la panadería, su 
compra ya estaba embolsada, lo que hizo que Jackson se preguntara qué había elegido, 
 
12 Nombre genérico con que se designa a cualquier hongo cuya forma consiste en un sombrero sostenido por un 
pie. 
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 27 
pero dejó que Day guardara su secreto. Tomaron zumos de la vitrina fría y se pusieron 
en la fila. 
Había dos clientes delante de ellos, una mujer rubia más joven con un vestido floral 
vaporoso, con un niño pequeño en el carrito y un bebé en la cadera, y una mujer de 
mediana edad con un corte de pelo severo y el ceño fruncido. Day se puso 
inmediatamente a vigilar a la mujer del ceño fruncido, como si fuera a robar algo. No 
tardaron en darse cuenta del origen de la ira de la mujer de mediana edad. La tarjeta de 
la joven madre seguía siendo rechazada. 
La mujer de mediana edad suspiró con fuerza, poniendo los ojos en blanco y cambiando 
su peso de un pie a otro. La chica se sonrojó y miró sus compras. —Lo siento mucho. No 
sé qué le pasa a esta estúpida tarjeta —dijo—. ¿Tal vez si devuelvo esto? —Entregó el 
medicamento genérico para el resfriado y, una vez más, la cajera probó la tarjeta. Al 
rechazarla de nuevo, los ojos de la chica se llenaron de lágrimas y la cajera dirigió una 
mirada nerviosa a la fila que se formaba detrás de ella. 
La mujer suspiró una vez más y luego se burló. —Si no puedes permitirte comprar aquí, 
quizá deberías probar en el Save-A-Lot del centro con los demás pobres. 
La muchacha aspiró un suspiro y se le saltaron las lágrimas. Antes de que Jackson 
pudiera calmar la situación, Day miró a la señora con una mirada que Jackson esperaba 
no tener nunca al otro lado. 
—¿Perdón? ¿A dónde vas con tanta prisa, Karen13? ¿Hay algún tipo de reunión de 
vaginas gruñonas de California a la que llegas tarde? Veo que llevas pantalones de yoga, 
pero dado que el tamaño de tu culo es aún mayor que tu agria actitud, dudo que vayas 
de camino al gimnasio. Así que, ¿por qué no calmas las tetas y dejas de resoplar antes de 
que alguien piense que estás teniendo un ataque de asma y te meta una bolsa de papel 
en la cabeza y te asfixie con ella accidentalmente? 
La mujer se volvió hacia Day con la mirada asesina. —¿Por qué no te ocupas de tus 
asuntos y te pones ropa de chico? 
Los ojos de Jackson se abrieron de par en par y puso una mano en el hombro de Day, 
pero éste se la quitó de encima, ladeando la cabeza y la cadera en una postura que hizo 
que tanto Jackson como la cajera se pusieran ligeramente nerviosos. 
—Ya sabes lo que dicen, toda la ropa es de chico si dejas de ser una zorrita al 
respecto. Deberías probarlo, o tal vez podrías probar a sacarte el palo del culo y 
metértelo... 
 
13 Karen, es desde principios del siglo XXI un término peyorativo utilizado en los Estados Unidos, y desde allí en 
otros territorios anglófonos y en algunas regiones hispanohablantes para referirse a una irritable mujer que cree 
tener el derecho a exigir más de lo que es apropiado o necesario. 
Onley James Infuriating 
 28 
Jackson puso la mano sobre la boca de Day, atrayéndolo contra él. Jackson pensó que 
Day podría masticar su mano, ya que su boca seguía moviéndose y sus palabras eran 
amortiguadas. 
—Te voy a reportar al gerente. 
Lo que Day dijo detrás de la mano de Jackson llegó con dos dedos del medio dirigidos 
directamente a la mujer. Jackson no pudo contener la risa mientras la mujer se 
apresuraba hacia el mostrador en el extremo más alejado de la tienda. —Tranquilo, 
asesino. Ya te has hecho notar. Se ha ido. —Dejó caer su mano de los labios de Day. 
—Maldita imbécil. —murmuró Day antes de darse cuenta de que tanto la cajera 
como la mujer lo miraban con los ojos muy abiertos—. Lo siento. —añadió Day casi 
como una ocurrencia tardía, sin que pareciera que lo sentía en absoluto. 
Jackson sacó su tarjeta AmEx y se la entregó a la cajera. —Tengo sus compras. 
La chica sacudió la cabeza con vehemencia, ajustando el bebé en su cadera. —No. 
Volveré más tarde. Mi marido se está comportando como un imbécil. A veces lo hace. 
Apaga la tarjeta para enseñarme un lec... —Se interrumpió—. Lo siento, no le importa 
nada de esto. 
Jackson asintió a la cajera, que registró las compras de la chica y luego las suyas, 
ignorando sus protestas antes de devolverle la tarjeta y el recibo. Antes de que la chica se 
fuera, Jackson le entregó su tarjeta de visita. —Me importa. Si necesitas ayuda, llama al 
número de la tarjeta. Es mi teléfono móvil. Siempre lo llevo encima. 
Ella lo miró boquiabierta durante un minuto antes de asentir y salir a toda prisa de la 
tienda con sus compras. Jackson tomó las bolsas, pero Day se llevó su bolsa de la 
pastelería, como si la estuviera guardando de Jackson, como si fuese una sorpresa. Day 
era imprevisible, por no decir otra cosa, y Jackson no tenía la capacidad de saciarse. 
—Vamos, loco. Vamos a sacarte de aquí antes de que te arresten por golpear a 
una anciana. —dijo Jackson. 
—Vaya, eres como un caballero de brillante armadura. —dijo Day con una sonrisa 
de satisfacción mientras atravesaban el aparcamiento. 
—Sí,y tú eres como un caniche rabioso. —dijo Jackson, señalando con la cabeza 
hacia su coche. 
—¿Un caniche rabioso? 
—Sí, todo adornos y lazos por fuera, pero gruñendo y vicioso en el fondo. 
—Lo siento, pero me niego a ser alguien que no soy. 
—¿Te lo he pedido? —preguntó Jackson, disfrutando de lo fácil que era irritar a 
Day. 
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 29 
—Acabas de llamarme caniche rabioso. 
Jackson sonrió. —Sí, pero soy una persona de perros. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Cinco 
Dayton 
 
Day permaneció en silencio la mayor parte del camino hasta la casa de Jackson. No 
tenía ni idea de por qué había accedido a esta farsa de servicio de seguridad, había 
querido saltar sobre Jackson desde el momento en que lo había visto y dejar que le 
hiciera cosas que ni siquiera había considerado dejar hacer a nadie más. ¿Y lo peor? 
Parecía que Jackson estaba definitivamente dispuesto a follar. O lo que pudiera ser un 
polvo adyacente. Al menos, hasta después de vender su virginidad. Todos estos 
aspirantes a daddies pensaban que tenían una oportunidad de ser el que se lo follara por 
primera vez, como si ser el primero en meterle la polla fuera una especie de puto 
premio. Pero Day era el que lo había convertido en un premio. 
Day deslizó su mirada hacia Jackson, que parecía tan relajado mientras conducía. Tenía 
una mano sobre el volante y la otra sobre la consola central. Day se preguntó qué se 
sentiría al ir en el coche, con las manos unidas como una pareja. Jackson parecía tan 
tranquilo. El arrebato de Day no le había hecho enarcar más que una ceja, e incluso 
había dicho que le había gustado. Day nunca había formado parte de una pareja de 
verdad. No creía que el amor fuera algo real, al menos, no para alguien como él. Había 
demasiadas cosas malas en él. 
También apestaba. Day nunca había conocido a nadie como Jackson. Exudaba esa 
calma que hacía que Day quisiera acurrucarse contra él, como un gato que encuentra un 
lugar cálido en el sol. Jackson tenía esa confianza innata. Era alto, grande y sexy, y 
ocupaba el espacio sin reparos. Day apostaba a que no se había avergonzado ni un solo 
día en su vida. 
Suspiró. No estaba seguro de si quería follar con Jackson o ser Jackson. 
Jackson miró hacia atrás, descubriendo que Day lo miraba como un idiota. Ya podía 
sentir cómo se le ponían las mejillas cuando Jackson mostró aquellos dientes blancos y 
perfectos en una sonrisa malvada, con los ojos ocultos tras sus gafas de sol Cartier. No. 
No. Day estaba seguro. Quería follarse a Jackson. Pero peor que eso, quería llamar a 
Jackson Daddy, quería acurrucarse en el sofá con él, quería conocer los pedidos de café 
del otro. 
Day ni siquiera devolvió la sonrisa de Jackson, sólo desvió la mirada para mirar por la 
ventana, con el corazón saliéndosele del pecho mientras hacía lo posible por contener el 
ataque de pánico que intentaba subirle por la garganta. ¿Qué mierda le pasaba? Todo el 
asunto de daddy era un truco. Una forma de que Day pusiera su cara de niño y sus labios 
Onley James Infuriating 
 31 
de puchero para los tipos mayores que no sabían nada del BDSM real. No es que Day lo 
supiera, tampoco. No en la realidad. Había mirado en sitios de fetichismo, como Fetlife, 
una vez, pero había entrado en pánico cuando había visto cuántos tipos le habían 
enviado mensajes agresivos para decirle en detalle que se sentara, se quedara, o que 
obedeciera como si tuvieran derecho, haciéndolo sentir menos como un sub y más como 
un perro. 
Definitivamente, Jackson parecía un hombre acostumbrado a mandar, no porque 
quisiera, sino porque la gente parecía acudir a él de forma natural en busca de 
orientación. Quizá fuera por su formación militar. A Day no se le escapaba el tatuaje de 
las Fuerzas Especiales en su antebrazo. Pero el hecho de que a alguien le gustara estar al 
mando no significaba que quisiera dominar a un extraño. Aunque, cuando Day lo había 
molestado usando la palabra "Daddy", Jackson había respondido de la misma manera. 
Así que... ¿tal vez? 
¿Qué carajo le pasaba? Había conocido al hombre hace menos de un día. Por eso Day se 
quedaba en casa. Por eso rara vez salía o intentaba tener una cita. Estaba 
permanentemente roto en todos los sentidos. Demasiado trabajo para poca recompensa. 
Una oscura sombra se cernió sobre su estado de ánimo, ahuyentando las mariposas que 
Jackson le había metido en el estómago. 
Jackson entró en un aparcamiento frente a un edificio altísimo hecho de cromo, cristal y 
acero, y aparcó en una plaza marcada con el número 25. Luego se dirigió al lado de Day 
y abrió la puerta, extendiendo una vez más una mano para ayudarle a subir. Una parte 
de Day quería negarse y ser la perra que siempre había sido. Era mejor quitar la cinta 
rápidamente, para que Jackson supiera que hablaba bien, pero que, en el fondo, era un 
gran saco de locura. Cuando Day dudó, Jackson le tomó suavemente la mano y lo tiró 
del asiento antes de sostener las bolsas y conducirlo al ascensor. Day se sintió 
inmediatamente incómodo en la caja de espejos, encontrándose con la mirada curiosa 
de Jackson mientras los números de las plantas marcaban el paso por encima de las 
puertas. 
Jackson volvió a poner su mano en la parte baja de la espalda de Day, guiándolo hasta el 
último apartamento al final del pasillo, pulsando números en un teclado antes de 
utilizar una llave para girar lo que sonaba como una pesada secadora. Jackson empujó la 
puerta y se apartó para dejar entrar a Day. Se detuvo en seco justo dentro, observando el 
enorme apartamento. Era ultramoderno, con ventanas de cristal que abarcaban dos 
pisos, un salón lleno de muebles modernos de mediados de siglo, una gran cocina con 
armarios de madera oscura y electrodomésticos de lujo, y una escalera flotante que 
conducía a un segundo piso con tres puertas. Day sólo podía suponer que éstas llevaban 
a los dormitorios. 
—Jimmy dejó tus cosas. Hice que el aparcacoches las pusiera en tu habitación. 
Estamos aquí por el resto del día si quieres ponerte más cómodo. Puedo buscar algo 
para que veamos y calentar la comida. 
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Day miró lo que llevaba puesto. ¿No le gustaba a Jackson lo que llevaba puesto? 
¿Intentaba decirle sutilmente que esto era una cosa de Netflix y chill14? Day no era apto 
para estar entre humanos normales. Se le ocurrió entonces que tal vez esta sería la 
manera perfecta de hacerle saber a Jackson que todo lo que veía era sólo un disfraz. 
No... una armadura. No es que no le gustara llevar ropa femenina o maquillaje, pero 
también era mucho trabajo. No siempre se veía así. Tal vez Jackson necesitaba ver a Day 
como era en un día normal antes de empezar el proceso de prepararse para la cámara. 
—Oh, sí. Gracias. Bajaré en un momento. 
—Tu habitación es la de la derecha. Tienes tu propio baño. 
Day ni siquiera habló, sólo subió las escaleras como si lo persiguieran. Jackson tenía 
razón. Sus escasas pertenencias estaban puestas en dos bolsas sobre su cama king-size. 
La habitación era enorme pero escasa, con un armario vacío abierto contra la pared del 
fondo y una puerta que, según supuso, conducía al baño. Sacó un par de joggers negros y 
una camiseta blanca de hilo que tenía desde la escuela secundaria. Realmente mostraba 
lo delgado que era su cuerpo. Definitivamente, Jackson podría hacerlo mucho mejor. 
Una vez que se puso su desaliñado atuendo, fue al baño y se quitó las lentillas, 
sustituyéndolas por sus grandes gafas de montura negra. En el último momento, se puso 
los calcetines deportivos hasta la rodilla y las zapatillas azules de conejo. No había forma 
de que Jackson lo encontrara atractivo con ese atuendo, y una parte de Day murió ante 
la idea. Contuvo la respiración por un momento, hinchando las mejillas antes de dejar 
escapar el aire. No era bueno desear cosas que no eran paraalguien como él. No era el 
primer enamoramiento de Day. No sería el último. Con ese último pensamiento 
deprimente, bajó las escaleras de un salto, deteniéndose en seco al ver que Jackson se 
había puesto unos pantalones cortos de baloncesto y una camiseta de tirantes con los 
laterales cortados. 
Sonrió al ver la ropa de Day. —Claro que sí. A eso me refiero. Ves, ya te has vestido para 
ensuciarte y engullir. 
Jackson señaló la otomana que estaba rodeada por un gran sofá envolvente. Había 
colocado una tonelada de comida como si fuera un picnic, y en la televisión había puesto 
una película en pausa. Day se acercó a la otomana como si fuera una trampa, con esa 
reveladora sensación de pánico recorriendo su piel, diciéndole que corriera. En lugar de 
eso, se dejó caer en la esquina del sofá, examinando más de una docena de contenedores 
de comida antes de mirar a Jackson con los ojos muy abiertos. —¿Cuánta comida crees 
que como? 
—Mierda. Yo también estoy aquí, ¿no? —preguntó Jackson, tomando un juego de 
palillos del centro de la extensión y arrebatando un rollo californiano. 
 
14 "Netflix and chill" es un término de la jerga de Internet que se utiliza como eufemismo para referirse a la 
actividad sexual, ya sea como parte de una relación romántica, como sexo casual o como una invitación grupal. 
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El Jackson informal, con los pies descalzos y la ropa hecha jirones, parecía un Jackson 
totalmente diferente, lo que dejó a Day mareado y confuso porque no lo hacía menos 
atractivo. Era demasiado para procesar. Day sostuvo un tenedor y probó varias cosas 
antes de decidirse por una elegante ensalada de pasta. Jackson pulsó el play del mando 
a distancia mientras se metía otro trozo de comida en la boca. Una especie de plato de 
ramen frío. 
Empezó a sonar la música de apertura de Moulin Rouge, y Day entrecerró los ojos hacia 
Jackson. —¿De verdad? ¿No estaba disponible Pretty Woman? No soy una prostituta, 
sabes. 
Jackson resopló. —Es mi película favorita. Satine no era una prostituta. Era una 
animadora. Una trabajadora del sexo. Y Baz Luhrman es un dios, y Ewan McGregor está 
buenísimo. 
—¿Esperas que me crea que te gusta la película Moulin Rouge y que esto no es 
una sutil indirecta a lo que hago? 
Jackson lo miró. No era una mirada mala, ni siquiera una mirada severa. Era un 
contacto visual constante que le puso la piel de gallina y le hizo sentir un calor intenso 
en la polla. —Si crees que tengo tiempo en mi ajetreada vida para fingir que me gusta 
una mierda que no me gusta sólo para hacer sombra a tu trabajo, no has estado 
prestando atención. No digo cosas que no quiero decir. Soy un adulto. Me encanta esta 
película. Si no te gusta, podemos ver otra cosa. ¿Quieres ver otra cosa, Day? 
—No. —logró Day, con la mirada perdida. 
—¿Seguro? —preguntó Jackson, con voz suave—. Debería haber considerado que 
esto podría parecerte un poco... desencadenante, pero parece que realmente amas lo que 
haces, así que pensé que estaría bien. 
—Me encanta lo que hago. —En su mayor parte—. Es que no sé cómo tratar con 
gente que no me trate al instante como un espectáculo de circo o un ligue fácil. 
Jackson le dedicó una sonrisa casi feroz. —Cuando te pareces a mí, todos los ligues son 
fáciles. Ahora, cállate y veamos esta película. 
Jackson procedió a comer hasta hartarse, mientras Day recogía trozos aquí y allá, 
demasiado nervioso para comer por alguna razón. El tiempo pasó, el cielo azul se 
convirtió en rosa y naranja, y luego en azul marino, antes de quedar finalmente en un 
negro intenso, lleno de estrellas y sin nubes. Cuando terminó la película, ambos se 
habían acomodado en la misma esquina del sofá, sin tocarse, pero lo suficientemente 
cerca como para que Day sintiera el calor del cuerpo de Jackson. 
Cuando empezaron a rodar los créditos, Jackson miró a Day, lo suficientemente cerca 
como para inclinarse hacia delante y sellar sus labios si realmente lo deseaba. —
¿Quieres ver algo más? 
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—Probablemente debería empezar a prepararme para filmar. —murmuró Day, 
acercando la cabeza como si no pudiera evitarlo. 
Jackson extendió la mano, su pulgar trazando justo debajo del labio inferior de Day. —
¿Puedo ayudar en algo? 
Day no se lo pensó, sino que se colocó en el regazo de Jackson con un movimiento 
elegante, y le rodeó la cara con las manos. —¿Podrías filmar conmigo, ser mi papá de 
verdad esta noche? 
—No tengo el tipo de trabajo en el que se me pueda ver en cámara. 
—No voy a ir en directo esta noche. Sólo estoy filmando para mis OnlyFans. 
Podrías usar una máscara. Ocultar tu cara. Incluso te enseñaré el vídeo antes de 
publicarlo para que veas que no hay nada que nadie pueda usar para identificarte. 
—No voy a negar que hay algo entre nosotros, pero no sé si quiero compartirlo 
con todo el mundo. 
—Me halaga que pienses que el mundo entero está suscrito a mi cuenta de 
OnlyFans, pero, la verdad, sólo son unas quinientas personas. 
Jackson sonrió. —Tal vez cuando termines de grabar tu vídeo, puedas pasarte por mi 
habitación y podríamos hablar más sobre lo que podría ser esto entre nosotros. 
Day suspiró, resignado. —Lo pensaré —dijo, forzando un tono displicente—. Y si 
cambias de opinión, mi puerta estará abierta. Sólo tienes que entrar. 
Jackson acortó la distancia entre ellos, los suaves labios se deslizaron sobre los de Day 
en un beso que le robó el aliento. —Me lo pensaré. 
Day se levantó sobre piernas temblorosas, haciendo lo posible por hacer una rápida 
retirada. —Hazlo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 35 
 
Seis 
Jackson 
 
Jackson pasó la siguiente media hora guardando las sobras y sin pensar activamente en 
que Day se encontraba desnudándose y preparándose para poner sus manos en todo su 
pequeño y apretado cuerpo para el disfrute de extraños. La idea le intrigaba a Jackson. 
Day intrigaba a Jackson. Tan atrevido, tan descarado, tan caliente para Jackson que le 
preocupaba que pudieran haber incendiado el sofá si Day se hubiera sentado a 
horcajadas en su regazo un momento más. 
Había algo en Day que desencadenaba en Jackson ese extraño instinto visceral que 
siempre le había servido. Jackson no creía en el amor a primera vista, ni en los 
romances de cuento de hadas, pero sí creía que existían las almas gemelas, y que cuando 
encontrabas a esa persona lo sabías. Nunca le diría a nadie que había decidido, mientras 
estaba en la cola del supermercado, que el lindo y descarado Dayton Daniels era el 
indicado para él. Especialmente nunca se lo diría a Dayton. Sin embargo, si Jackson 
fuera un hombre de apuestas, apostaría a que Dayton era esa persona. 
Jackson era un hombre paciente. Había esperado mucho tiempo para conocer a alguien 
que despertara en él ese sentimiento, el que su madre dijo que tenía por su padre el día 
que lo vio por primera vez. Y ahora que Jackson lo había encontrado, no tenía ni puta 
idea de qué hacer con ello. Jackson era bueno leyendo a la gente. Era su puto trabajo, y 
no hacía falta ser un experto para ver que Dayton no sólo tenía muros alrededor de su 
corazón, sino que tenía barricadas de cemento de cien millas de altura, rodeadas de 
alambre de espinas. A pesar de todas sus bravuconadas y coqueteos, en el fondo estaba 
aterrorizado y herido. Y, como cualquier animal herido, Jackson sabía que Day atacaría 
para protegerse. 
Si Jackson quería a Day, iba a tener que abrirse camino. Tendría que empezar con el 
sexo. Era el único lugar donde las paredes de Day eran débiles. Había bajado la guardia 
en el momento en que llamó a Jackson Daddy. 
La forma en que había dicho la palabra... sensual y seductora, pero también 
esperanzadora. Era como si no se atreviera a soñar que fuera posible, pero si podía hacer 
que Jackson quisiera follar con él, tal vez podría confiar en él lo suficiente como para