Logo Studenta

Artrópodos venenosos - Arañas, escorpiones, abejas

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

660 • Toxicología 
Artrópodos venenosos. 
Arañas, escorpiones, abejas 
“Los insectos, los insectos solos, crepitantes, 
mordientes, estremecidos, agrupados...” 
FEDERICO GARCÍA LORCA 
Los accidentes por picadura de artrópodos venenosos son 
frecuentes en los países tropicales, donde existe una gran 
variedad de especies; algunas de ellas poseen venenos tan 
poderosos que pueden comprometer seriamente la salud 
de las personas picadas. La acción de los venenos es varia- 
da y muy diversos los cuadros que originan, desde reac- 
ciones localizadas de evolución rápida hasta compromiso 
sistémico grave que puede ocasionar la muerte. En este 
capítulo se revisan aspectos entomológicos, toxinológicos, 
clínicos y terapéuticos de los accidentes originados por 
los principales artrópodos de interés médico. 
GENERALIDADES 
Tanto la presencia de estructuras y adaptaciones mor- 
fofisiológicas como la producción de sustancias que les 
permitan proveerse de alimento o defenderse de sus 
enemigos, son constantes filogenéticas frecuentes en la 
evolución de las especies; en principio, su objetivo es 
capturar las presas e iniciar un proceso extrínseco de 
digestión, lo cual explica las acciones de neuro o histotoxi- 
cidad características de los venenos animales, propiedades 
que pueden darse en forma independiente o combinada. 
Por otro lado, también les permite responder con cierta 
ventaja al ataque de predadores naturales y mantenerse 
vivas en la cadena biológica. 
Los artrópodos conforman el grupo de animales más 
abundante y disperso. Entre ellos y el hombre no existe 
una relación de dependencia directa y su encuentro, gene- 
ralmente fortuito, constituye muchas veces un problema 
de salud, al ocasionarle lesiones que pueden comprometer 
seriamente su vida, especialmente en las zonas tropicales 
(Brown, N. F. y Neva, F. A., 1985). 
Los accidentes por artrópodos venenosos son más 
graves de lo que generalmente se estima y ocurren en 
varios países. Sin embargo, se ignora su frecuencia real 
debido a los registros insuficientes, por subnotificación o 
por omisiones en la información recogida (Mendes, R., 
Meira, D. A., Teixeira, U. A., Molinari, H., Rodríguez P. S., 
et al., 1990). La acción de los venenos y el cuadro clínico 
que originan son variados y van desde reacciones locali- 
zadas de evolución rápida hasta compromiso sistémico 
grave, aun mortal (Chester, P., 1986). De igual manera, 
los mecanismos por medio de los cuales los artrópodos 
inoculan o ponen en contacto sus venenos también es 
variado: las arañas, escolopendras (cien pies) y algunas 
hormigas, por ejemplo, poseen estructuras bucales espe- 
cializadas (queliceros, toxicognatos o mandíbulas) que 
al morder inoculan el veneno proveniente de glándulas 
venenosas, con las que se comunican; los escorpiones, 
abejas, avispas, abejorros y la mayoría de hormigas, por el 
contrario, han desarrollado un aparato venenoso complejo 
y eficiente, a veces visible, localizado en la parte posterior 
del cuerpo, que termina en un aguijón duro y quitinoso 
capaz de penetrar el tejido de sus víctimas; los milpies y 
ciertos coleópteros segregan sustancias cáusticas, prove- 
nientes de glándulas cuticulares, cuya acción vesicante 
puede originar lesiones en la piel que entra en contacto 
con ellos; las larvas y adultos de varias especies de lepi- 
dópteros (mariposas y polillas, como el gusano pollo) 
poseen pelos urticantes conectados con microglándulas 
venenosas, que al entrar en contacto con piel o mucosas 
generan una reacción, cuya evolución y gravedad depende 
del grado de susceptibilidad de la víctima y de la especie 
incriminada (Figura 1). 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 661 
CONSIDERACIONES EPIDEMIOLÓGICAS 
En diversas partes del mundo los accidentes por artrópo- 
dos venenosos, especialmente escorpiones, arañas y abejas, 
representan un porcentaje importante de los ocasionados 
por animales venenosos en general. 
En Estados Unidos la revisión de los certificados de 
defunción de 1950 a 1960 mostró que la mitad de las 
460 muertes atribuidas a animales venenosos se debió a 
picaduras de abejas o avispas, 14% fueron por arañas y 
2% por escorpiones; en total 66%, mientras la cifra de 
mordeduras de serpientes fue 30%. Una encuesta rea- 
lizada a 135 médicos de Mississippi (cerca de 15% del 
total) reveló que en 1971 habían atendido 2.381 casos de 
picadura de abejas, avispas u hormigas, 499 de arañas y 
387 de animales no identificados (Harwood, R.F., James 
M.T., 1979).
En Latinoamérica el número y la frecuencia de acci- 
dentes por animales venenosos es alto; las muertes por 
artrópodos registradas en México en 1941 fueron nueve 
veces más altas (1921) que las ocasionadas por mordedura 
de serpientes (219). Antes de 1958 ocurrían en México 
más de 1.000 muertes al año asociadas con escorpiones, 
especialmente en la región árida central, mientras que 
en Belo Horizonte, Brasil, hasta 1945, se estimaba un 
promedio de 850 incidentes anuales por escorpiones, con 
una letalidad aproximada del 2% (Hardwood, R. F.; James, 
M. T. Ibíd). Cifras más recientes corroboran que México,
Brasil y Estados Unidos son los países más afectados por
accidentes con artrópodos venenosos (Cardoso, J. L.,
1990, Lucas, S., 1990, Santos, C. F., Vieira, H., Cardoso
J. L., Campos, J. A., Mazzoncini, M, et al, 1991).
En Colombia no se conocen datos que permitan
calcular la magnitud de este problema pero se sabe que 
son frecuentes las picaduras de abejas, avispas y escor- 
piones. Desde 1978, cuando apareció en el país la abeja 
africanizada, la notificación de casos se hizo cada vez 
mayor y en algunas zonas, como el Valle del Cauca y los 
Llanos Orientales, causaron problemas graves y varias 
defunciones. 
En Medellín y en el Valle de Aburrá existe una 
abundante escorpiofauna, no muy variada en especies, 
que ocasiona accidentes con cierta regularidad, a veces 
fatales. La primera notificación de un ataque masivo por 
abejas africanizadas se hizo en 1981 y desde entonces 
su frecuencia se ha incrementado. Se conoce un estudio 
efectuado en la Unidad Renal del Hospital Universitario 
San Vicente de Paúl, de Medellín, en donde se notifican 
varios casos de insuficiencia renal aguda después de pi- 
cadura masiva de abejas. 
 
 
 
662 • Toxicología 
 
ACCIDENTES POR PICADURA DE ARAÑAS 
Generalidades 
Las arañas son artrópodos venenosos que causan patolo- 
gía al hombre en forma accidental, durante actividades 
agrícolas, de jardínería y domésticas (en el acto de vestirse 
y calzarse); tienen el cuerpo dividido en cefalotórax y 
abdomen y utilizan el veneno para defenderse y para 
cazar a otros artrópodos de los cuales se alimentan; se 
encuentran en gran número de hábitats. (Lucas, S. op. 
cit. Santos, C.F., Vieira H., Cardoso, J.L., Campos, J.A., 
Mazzoncini, M., et al. op cit. Tanus, M., Von Eickstedt, 
V.R., Knysak, I. Zveibil, L., Adriano, L., 1991). 
De las casi 35.000 especies de arañas descritas amplia- 
mente distribuidas en el mundo, todas ellas venenosas, 
sólo algunos géneros –Latrodectus, Loxosceles, Phoneutria, 
Lycosa, Atrax y Acanthoscurria, entre otros– incluyen 
cerca de 20-30 especies dotadas de un aparato venenoso 
apto para picar al hombre y de un veneno capaz de pro- 
ducirle un daño significativo, (Tabla 90. 1). 
Las arañas pueden causar problemas en muchas for- 
mas, algunas tienen pelos que inducen urticaria, pueden 
producir infecciones secundarias o reacciones alérgicas 
(Poisindexz Micromedex). La identificación del artrópo- 
do agresor hace parte del diagnóstico, pues cuando una 
araña es la causante el paciente frecuentemente la lleva 
o es capaz de describirla de tal manera que el médico 
sepa que fue una araña y no otro artrópodo. Son muy 
comunes falsas picaduras de arañas: picaduras de pulgas, 
chinches, garrapatas, gorgojos y moscas, pueden producir 
lesionesulcerosas que se confunden con picaduras de 
arañas. Cerca del 60% de las picaduras son en las manos 
o en los brazos (Poisindex Micromedex ibíd.). 
Según la especie de araña involucrada y las caracterís- 
ticas clínicas del accidente, se definen tres grupos: 
1. Aracnoidismo necrótico (producido por el género 
Loxosceles). 
2. Aracnoidismo sistémico –ocasionado por los géneros 
Latrodectus y Phoneutria– 
3. Aracnoidismo por tarántulas. 
Puesto que el médico posee poca información sobre 
la epidemiología y presentación clínica de los accidentes 
por arañas, éstos en su mayoría no son diagnosticados, 
a pesar de que pueden causar graves complicaciones 
como un paro respiratorio, una insuficiencia renal o un 
síndrome hemolítico. 
El tratamiento consiste principalmente en el control 
del dolor, síntoma presente en la mayoría de los casos, 
a veces el único. Debe vigilarse la manifestación de las 
complicaciones, que necesitan manejo especial. Aun- 
que no se encuentran disponibles en nuestro medio, 
existen sueros antiaracnídicos polivalentes y algunos 
específicos, cuyo uso generalmente se reserva para los 
casos complicados. 
Tabla 90. 1. Principales arañas 
de importancia médica 
 
GENERO ESPECIES NOMBRE 
COMUN 
LOXOSCELES L. laeta*, L. rufipes*, Araña marrón 
 L. rufiscens*, L. lutea*, Araña reclusa 
L. spadicea, 
L. similis, L. gaucho Araña violín 
PHONEUTRIA Ph. Nigriventer, Araña de los 
 Ph. fera, Ph. colombiana*, platanales 
 Ph. reidyi, Ph. Keiserlingi, 
 Ph. boliviens. 
LATRODECTUS L. geometricus*, 
Viudas L. mactans*, 
 L. curacaviensis*. 
ATRAX A. forbidabilis, Tarántula 
 A. robustus, 
 A. inbfensa. 
ACANTHOS- 
CURRIA A. gomesiana Tarántulas 
LYCOSA L. erithrognata* Araña de 
 los prados 
* Especies notificadas en Colombia. Adaptado de Valderrama, R., 1993. 
 
 
 
Otros recursos terapéuticos tales como esteroides, 
dapsone, oxígeno hiperbárico, entre otros, son muy dis- 
cutidos y aún están en período de investigación. 
Morfología 
Las arañas son artrópodos que se caracterizan por 
tener el cuerpo dividido en dos regiones (cefalotórax 
y abdomen), por sus estructuras bucales modificadas 
en un par de agudos quelíceros y por sus cuatro pares 
de patas que emergen del cefalotórax. Los quelíceros 
tienen dos segmentos, uno en el área basal y otro móvil 
fuertemente afilado y quitinizado, a través del cual fluye 
el veneno (Jones, O., 1983). Las glándulas venenosas 
constan de un par de cuerpos en forma de sacos en la 
parte anterior del cefalotórax. El veneno es liberado por 
un conducto que se abre en la punta de cada quelícero 
(Tanus, M., et al. op. cit.). Los ojos están en la parte 
frontal del cefalotórax, la mayoría de las arañas tienen 
ocho ojos, su posición y tamaño varían según el tipo de 
araña; su visión es pobre (excepto en las cazadoras), pero 
tienen un sentido del tacto y vibración muy confiable. 
El abdomen no es segmentado y contiene los órganos 
hiladores en la parte posterior (Fertsch, W. J., 1969, 
Alexander, J. O., Tanus, M., op. cit. Wong, R. C., Hughes, 
S. E., Voorhess, J. J., 1987). 
Según la posición y el movimiento de los quelí- 
ceros las arañas se dividen en dos grandes grupos: 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 663 
Orthognatha (Mygalomorphae) y Labidognatha (Aran- 
eomorphae) (Wong R.C., Hughes, S.E., Voorheess, J.J., 
Ibíd. Valderrama, op. cit. Lucas, S. op cit.). En las pri- 
meras los quelíceros emergen por debajo del extremo 
anterior del cefalotórax y al morder o picar se clavan 
verticalmente sobre la presa, con un movimiento an- 
teroposterior. Este grupo incluye las grandes arañas 
terrestres, de cuerpo robusto y velludo, comúnmente 
llamadas tarántulas o polleras. A pesar de su gran tama- 
ño y de la actitud agresiva que exhiben, especialmente 
cuando se les molesta, levantando las patas anteriores y 
el cefalotórax y mostrando los quelíceros en posición de 
ataque, no representan peligro de intoxicaciones severas. 
Sus picaduras son dolorosas por la acción mecánica y 
la penetración profunda de los quelíceros (Reyes, H., 
Neghme, A. op. cit.). 
Los quelíceros de las Labidognatha se insertan ho- 
rizontalmente debajo del cefalotórax; cuando pican se 
mueven perpendicularmente en sentido lateral, entre- 
cruzándose como una pinza cuando se cierra. En este 
grupo de arañas, de pequeño a mediano tamaño, se ubican 
las especies de mayor importancia médica, que provocan 
cuadros serios de intoxicación en humanos (Lucas, S. op. 
cit. Reyes, H., Neghme, A. op cit). Las más importantes 
se consignan en la Tabla 90. 1. 
Bionomía. Las arañas son terrestres y ocupan una 
gran variedad de hábitats. Se encuentran prácticamente 
en todos los nichos ecológicos, desde el ártico hasta el 
Antártico. Su dispersión puede ser activa o pasiva; esta 
última tiene importancia en la introducción de especies 
peligrosas a zonas donde no existían. Todas son carnívoras 
y muchas son caníbales; se alimentan de artrópodos es- 
pecialmente. Enredan la presa en sus telas o la emboscan 
y caen sobre ella, matándola o inmovilizándola por la 
picadura de sus quelíceros, extrayendo luego los jugos 
nutritivos de su víctima. (Tanus, M., Eickstedt, V.R., 
Knysak, Y., Zveibil, L., Adriano, L. op cit. Chester, P. op. 
cit. Valderrama, R. op cit., Lucas, S. op cit.). 
Tratamiento 
El sistema de obtención del veneno de las arañas mediante 
mordedura de un vidrio de reloj, sólo es posible en ciertas 
arañas muy agresivas y además la cantidad de veneno así 
obtenida es a veces insignificante. De modo que la mayo- 
ría de los estudios acerca de la bioquímica y toxicología 
del veneno han sido realizados en extractos de glándula 
venenosa, así la naturaleza química del veneno no puede 
ser diferenciada de la de la glándula (Russell, F. E., Dart, 
R. C., 1992). En el caso de arañas grandes, el método
más frecuentemente usado para colectar el veneno es la
estimulación eléctrica, dada la dificultad para obtenerlo
a través de mordedura en una membrana, como se hace
generalmente con las serpientes (Celerier, M. L., Paris,
C., Lange, C., 1993).
Para el tratamiento de las picaduras por arañas no 
hay medidas de primeros auxilios cuyo valor haya sido 
demostrado. Se recomienda lavar exhaustivamente con 
agua y jabón al área afectada. Deben controlarse el dolor, 
la inflamación, la infección y el prurito. La aplicación 
local de hielo puede ser útil en el control del dolor. Los 
analgésicos se usan según las necesidades del paciente. 
Debe considerarse la profilaxis antitetánica (Russell, F.E., 
Dart, R.C. op. cit). 
A continuación se analizan aspectos de los accidentes 
por algunas de las especies de mayor impacto médico. 
ARACNOIDISMO NECRÓTICO – ACCIDENTES 
POR LOXOSCELES (LOXOSCELISMO) 
Bioecología 
Las arañas del género Loxosceles existen en diversas 
regiones, especialmente en las zonas tropicales y subtro- 
picales. La especie más difundida en América Latina es 
L. laeta; se encuentran también L. rufipes y L. rufescens.
En Colombia se ha registrado, además, L. lutea (Lucas,
S. op. cit., Tanus, M. et al, op cit. Reyes, H., Neghme, A.
op cit.). Son de tamaño mediano (entre 6 y 20 mm de
largo y 3 a 4 cm de envergadura), de colores que varían
desde grisáceo hasta anaranjado rojizo, café pálido y
oscuro, algo peludas y con una clara constricción entre
el cefalotórax y el abdomen. L. gaucho tienen en el
cefalotórax una mancha clara en forma de estrella y L.
laeta la tiene oscura en forma de violín (Tanus, M., et
al., op. cit. Chester, P. op. cit.).
Como todas las arañas, tienen hábitos solitarios; son 
sedentarias, no agresivas y construyen telas irregulares, 
laxas, algodonosas y sucias, sobre todo en los rincones 
altos, oscuros y secos de bodegas y habitaciones, detrás de 
cuadros, muebles y guardarropas. Tienen hábitos noctur- 
nos, se adaptan fácilmente al ambiente intradomiciliario, 
buscan los sitios donde noson molestadas y en los que 
puedan protegerse de las variaciones estacionales; se 
mantienen activas durante todo el año (Tanus, M., et al. 
op. cit. Chester, P. op. cit.) 
Pueden ser abundantes en las habitaciones sin provo- 
car problemas por envenenamiento en las personas. Sólo 
pican en defensa propia cuando, al estar oculta entre 
las ropas, camas o toallas, se les molesta o comprime 
contra la piel de la víctima. Por lo tanto, las picaduras 
se presentan especialmente en brazos, piernas y tronco 
y son raras en manos y pies. Afectan por igual a perso- 
nas de ambos sexos (Tanus, M, et al. op. cit. Reyes H, 
Neghme A. op. cit.). 
Epidemiología 
Los accidentes por Loxosceles son relativamente frecuen- 
tes. En el Hospital Vital Brazil del Instituro Butantan de 
 
 
 
664 • Toxicología 
 
Sao Paulo se atienden aproximadamente 50 casos por 
año, especialmente en el verano (Tanus, M., et al., op. 
cit.). De los 4.636 accidentes atribuidos a arañas en el 
período 1988-1989 y notificados al Ministerio de Salud 
del Brasil 936 (20, 2%) fueron clasificados como loxos- 
celismo (Santos, C.F. et al., op. cit.). 
En Chile se registraron 216 casos en el período 1955- 
1988 (Schenone, H. et al. 1989) y en Nashville, EE.UU., se 
estudiaron 95 pacientes con diagnóstico de picadura por 
estas arañas entre 1983 y 1986 (Rees, R., Rieger, E., King, 
L.E., 1987). En Colombia no se han notificado casos. 
Patogénesis 
Se considera que el veneno de Loxosceles actúa en dos 
formas distintas, que se esquematizan en la Figura 90. 2 
(Chester, P. op. cit; Santos, C.F. et al., Tanus, M. et al., op. 
cit; Reyes, H., Neghme, A. op. cit. ). 
En la actividad dermonecrótica se observa a nivel 
intradérmico coagulación intravascular local, infiltrado 
polimorfonuclear y trombos plaquetarios en pequeños 
vasos. Una vez iniciado el proceso inflamatorio local, 
ocurre activación de otros mediadores de coagulación y 
de inflamación, lo cual resulta en una úlcera necrótica 
(Santos, C.F. et al, op. cit.) 
El mecanismo de formación de la úlcera no se sabe 
exactamente cómo es; hay dos teorías: una sugiere trom- 
bosis capilar inicial seguida por una respuesta inflamatoria 
mediada por leucocitos polimorfonucleares neutrófilos 
(PMN), mientras que la otra sugiere una adhesión inicial 
a las paredes capilares mediada por PMN, seguida por 
formación del trombo. Se ha demostrado agregación 
plaquetaria dependiente del calcio in vitro, para lo cual 
es necesario un factor plasmático no identificado. La 
depleción de PMN con nitrógeno mostaza bloquea la 
reacción al veneno. El mecanismo por el cual los PMN son 
activados no se conoce. Loxosceles reclusa activa el com- 
plemento, pero la acumulación de PMN es independiente 
del complemento, y posiblemente es el resultado de la 
activación de los factores tisulares producidos por los 
macrófagos (Barbaro, K.C. et al., 1992). 
La actividad lítica de la esfingomielinasa D sobre los 
hematíes se ha demostrado experimentalmente; otras 
hipótesis sugieren que antígenos del veneno absorbidos 
por la membrana del eritrocito pueden activar el sistema 
de complemento llevando a hemólisis. La coagulación 
intravascular diseminada (CID) observada en las formas 
cutaneoviscerales probablemente está relacionada con 
lesión del endotelio vascular, hemólisis y/o liberación de 
mediadores de la inflamación (Santos, C.F. et. al., op. cit.). 
El veneno está compuesto de aproximadamente un 
26% de proteínas. Contiene un número considerable de 
enzimas (Russell, F.E. op. cit.)y péptidos no enzimáticos; 
se aisló una proteína con actividad de esfingomielinasa 
(Yarbrough, B.E., 1987). Se han encontrado tres grandes 
fracciones en la composición del veneno: fracción A o 
fracción de alto peso molecular; fracción B o de bajo peso 
molecular y fracción C o de muy bajo peso molecular. 
La actividad dermonecrótica y letal del veneno ha sido 
detectada exclusivamente en la fracción A, cuyas proteí- 
nas son inmunogénicas (Barbaro, K.C., et al., op. cit.). Es 
difícil asociar los componentes individuales del veneno 
con la severidad del cuadro clínico; además, la cantidad 
de dichos componentes parece insuficiente para produ- 
cirlo. Es posible que el sinergismo entre los componentes 
desempeñen algún papel en la respuesta tisular, pero 
quizas es más importante la reacción autofarmalógica, 
que es la respuesta de las células huéspedes mediada 
por el complemento, a una sustancia extraña (Poisindex 
Micromedex op. cit.). 
Sintomatología 
Según el mecanismo de acción del veneno, los accidentes 
por Loxosceles se pueden clasificar en loxoscelismo der- 
monecrótico y loxoscelismo cutaneovisceral o sistémico. 
El loxoscelismo dermonecrótico representa de 70% a 
97% de los casos, en la mayoría de los cuales hay algún 
dolor o sensación de quemadura y prurito alrededor de la 
herida en los primeros 10 minutos, aunque su aparición 
puede ser posterior; el dolor es localizado, pero a veces 
se extiende a áreas adyacentes (Poisendex Micromedex 
op cit; Schenone, H., et al., op. cit.). La zona de la pi- 
cadura aparece edematizada e isquémica; el edema de 
consistencia dura y elástica se delimita en las primeras 
seis horas y se ubica en el sitio de la picadura y sus in- 
mediaciones; frecuentemente se extiende a superficies 
más distantes localizadas en áreas declives en relación 
con el sitio de la picadura. Aparece una mancha violácea 
pálida, de aspecto equimótico, que se torna más oscura 
con el transcurso del tiempo, quedando bien delimita- 
da en las primeras 24 horas de evolución; el diámetro 
de esta lesión varía de 3 a 3.5 mm, es de contorno y 
coloración irregulares, con una vesícula de contenido 
seroso o serohemático en su superficie, rodeada de un 
halo eritematoso de extensión variable que se asienta 
sobre una base edematosa e infiltrada, muy dolorosa al 
tacto, que forma una pústula que al romperse expone 
una úlcera negra, la cual puede alargarse e involucrar 
más tejido, incluyendo músculo (Schenone, H., et al., op. 
cit.; Anderson, P.C. 1982). El área central de la picadura 
puede ocupar cerca de 10 cm. En ausencia de tratamiento 
puede haber un gran defecto de tejido. 
En algunos casos de accidentes en cara, el edema es la 
única manifestación cutánea y llega a tener una gran mag- 
nitud, lo que ha sido llamado loxoscelismo dermonecrótico 
de predominio edematoso (Schenone, H., et al., op. cit.); 
la lesión suele presentarse alrededor del ojo y al principio 
aparece como un área edematosa, gruesa, eritematosa y 
con un centro necrótico que provoca el cierre del ojo, tie- 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 665 
ne aspecto violáceo pero luego se ennegrece y acaba por 
secarse. Finalmente se desarrolla una necrosis cutánea y la 
piel se desprende dejando un centro granuloso profundo. 
Con el tiempo se cura levemente produciendo escaras de 
tejido cicatrizal, que dejan una gran desfiguración. 
Si la picadura asienta en una extremidad puede haber 
separación y desprendimiento de las capas superficiales 
de la piel que recubre el tejido más profundo, formando 
vesículas ampollas en la zona de la picadura. En la extre- 
midad superior se encuentra necrosis de la musculatura 
somática con esfacelación. 
En el loxoscelismo cutáneo visceral o sistémico, la 
aparición inmediata de dolor severo, con identificación 
de la araña, generalmente significa envenenamiento se- 
vero; se presenta más en niños (Tanus, M., et al., op. cit.; 
Valderrama, R., op. cit.; Poisindex Micromedex op. cit.). 
Además de las manifestaciones cutáneas se acompaña 
de manifestaciones sistémicas como náuseas, vómito, 
insomnio, fiebre, hematuria, hemoglobinuria, anemia 
aguda, ictericia y falla renal aguda que es causa frecuente 
de muerte (Yarbrough, B.E., op. cit.; Anderson, P.C., op. 
cit.; Wasserman, G.S., Mydler, T.T., Sharma, J., 1991). 
Este cuadro se instalaen las primeras 48 horas después 
del accidente. No existe relación entre la intensidad de 
la actividad hemolítica y el cuadro local. 
Diagnóstico diferencial 
Si se encuentra una historia de exposición a la picadura de 
Loxosceles y lesiones necróticas, se debe hacer diagnóstico 
diferencial con lesiones necróticas producidas por otros 
artrópodos o por otras enfermedades (Anderson, P.C., 
op. cit.). Exámenes complementarios, como un uroa- 
nálisis, que mostraría la presencia de hemoglubinuria y 
hematuria; hematocrito, estudio de coagulación, estudio 
de glóbulos rojos para cambios de su forma, conteo de 
plaquetas, estudio de función renal y hepática, sedi- 
mentación y fragilidad de glóbulos rojos pueden ayudar en 
el diagnóstico y seguimiento (Chester, op. cit.; Anderson, 
P.C., op. cit.).
 
 
 
666 • Toxicología 
 
Tratamiento 
El tratamiento de las picaduras por Loxosceles es contro- 
vertido, se han propuesto varios esquemas terapéuticos. 
Además de lo mencionado en generalidades, debe inmo- 
vilizarse y vendarse la parte afectada (Wong, R.C., et al., 
op cit.; Poisendex Micromedex op. cit.). Si ocho horas 
después del accidente no hay signos de envenenamiento 
severo, tales como formación de vesícula, cianosis e hipe- 
restesia, no se requiere continuar el tratamiento (Wong, 
R.C. et. al., op. cit.). Si se presenta prurito debe tratarse 
con difenhidramina 5 mg/kg/día por vía oral, máximo 
25 a 50 mg cuatro veces al día (Poisindex Micromedex 
op. cit.). 
El uso de esteroides es discutido. Russell y Dart op. 
cit., notifican buenos resultados aplicando dexametasona 
intramuscular 4 mg cada seis horas, en la fase aguda, o 
usando hidrocortisona intravenosa, 300 a 500 mg al día 
en varias dosis en casos graves, cuyo uso se recomienda en 
lesiones de más de 2 cm y en loxoscelismo sistémico, al 
menos durante los cinco primeros días. Su aplicación in- 
tralesional no parece tener ventaja sobre el uso sistémico. 
Los esteroides estabilizan la pared celular y disminuyen 
la hemólisis (Wong, R.C. et. al., op. cit.). Los antibióti- 
cos sólo están indicados en caso de infección (Poisindex 
Micromedex op. cit.). 
El dapsone (DDS) y la colchicina inhiben la infiltra- 
ción de PMN y pueden ser efectivos en casos severos 
de necrosis aun después de 48 horas (King, L.E., Rees, 
R.S., 1984). El dapsone se administra de 50 a 200 
mg/ día vía oral en 2 dosis y la colchicina de 1 a 2 mg 
vía oral seguidos por 0.6 mg cada 2 horas por 2 días 
(Hansen, R.C., Russell, F.E., 1984; King, L.E., Rees, 
R.S., 1983). Estas drogas pueden producir hemólisis y 
metahemoglobinemia (Hansen, R.C., Russel, F.E., ibíd; 
Iserson, K.V., 1985). 
El oxígeno aplicado periódicamente sobre el área 
afectada con una máscara improvisada, es de algún valor 
(Poisindex Micromedex op. cit.). El oxígeno hiperbárico 
no debe usarse de rutina, pero es de valor en las heridas 
que están progresando (Svendesen, F.J., 1986); en un 
estudio realizado en conejos se demostró que aplicado 
dos veces al día produce mejoría histológica de la úlcera; 
sin embargo, no se observó mejoría clínica de la misma. 
El mecanismo de acción aún no es claro, se ha propuesto 
que actúa produciendo en la herida la tensión de oxígeno 
necesaria para la angiogénesis o, también, inactivando el 
veneno o uno de sus componentes (Strain, G.M., et al., 
1991). 
En el Hospital Vital Brazil del Instituto Butantán 
de Sao Paulo utilizan seroterapia específica según el 
siguiente esquema (Tanus, M., op cit.; Santos, C.F., et 
al., op. cit.): 
– Forma dermonecrótica: suero antiloxoscélico o suero 
antiarácnido cinco ampollas por vía endovenosa. 
– Forma cutaneovisceral; suero antiloxosceles o antiarác- 
nido diez ampollas por vía endovenosa. 
En el loxoscelismo sistémico deben corregirse los 
disturbios hidroelectrolíticos. Se puede requerir transfu- 
sión de plaquetas en caso de trombocitopenia. La diálisis 
peritoneal o la hemodiálisis se recomienda en caso de falla 
renal. Después de seis o más semanas debe evaluarse la 
necesidad de cirugía plástica (Tanus, M., et al., op. cit.; 
Poisindex Micromedex, op. cit.; Yarbrough, B.E., op. cit.). 
Tabla 90. 2. 
 
 
ARACNOIDISMO SISTÉMICO – ACCIDENTES 
POR PHONEUTRIA (FONEUTRISMO) 
Bioecología 
Las arañas de este género se encuentran ampliamente 
distribuidas en las regiones cálidas de Brasil, Perú, Ecua- 
dor, Colombia, Bolivia y Argentina. Algunas especies 
 
 
Tabla 90. 2 
 
CLASIFICACIÓN SIGNOS Y SÍNTOMAS TRATAMIENTO 
DERMONECRÓTICO Edema indurado, dolor local, 
equimosis, isquemia, vesícula 
póstula, úlcera. 
Fiebre, malestar general, 
amp. 
Exantema 
Antihistamínicos 
Analgésicos 
Esteroides 
Suero antiarácnido 5 
 
I.V. 
CUTANEOVISCERAL Además de los referidos: Hidratación parenteral 
O SISTÉMICO Anemia aguda, ictericia 
Muco-cutánea, hemoglobinuria, 
Oliguria, anuria, insuficiencia 
Renal aguda. 
Esteroides sistémicos 
Diálisis 
Suero antiloxoscélico 
O antiarácnido 10 amp. 
Adaptado de Santos, C.F., et al, op. cit. 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 667 
americanas son P. fera, P. keyserlingi, P. reidyi, comunes en 
la región amazónica, y P. nigriventer, la más frecuente, es 
de color marrón y presenta en el dorso del abdomen dos 
pares de manchas claras dispuestas longitudinalmente, las 
hembras tienen vientre negro y los machos rojo anaranja- 
do (Tanus, M., et al, op. cit.; Lucas, S., op cit.; Santos, C.F. 
et al, op cit.); en Colombia están notificadas las especies 
P. colombiana y P. reidyi en la región amazónica (Tanus,
M., et al., op. cit.; Valderrama, R., op. cit.; Santos, C.F.,
et al., Ibíd). Son relativamente grandes: pueden medir
4-5 cm de cuerpo y 17-18 de envergadura (Lucas, S., op.
cit.; Chester, P., op. cit.; Tanus, M., et al., op. cit.; Santos,
C.F., et al., op. cit.).
Al sentirse amenazadas adoptan una actitud carac- 
terística levantando los dos pares de patas anteriores, 
mostrando y haciendo sonar los quelíceros y erizando 
las pilosidades del cuerpo. Acompañan los movimientos 
del agresor procurando la defensa o el ataque. Son agre- 
sivas, muy rápidas y atacan saltando sobre las víctimas. 
Tienen hábitos nocturnos, solitarios y errantes. Cazan sus 
presas directamente, sin tejer tela, en los alrededores de 
las habitaciones del hombre a las que pueden penetrar 
escalando con agilidad muros, paredes e, incluso, puertas 
y ventanas de vidrio; se refugian en rincones, zapatos, 
cortinas, ropas, etcétera. Durante el día se abrigan en 
sitios oscuros y relativamente húmedos como cortezas 
de árboles, piedras, troncos caídos, bromelias, palmeras, 
matas o racimos de plátano; en esta forma pueden ser 
introducidas a otros países; es la banana spider de los 
Estados Unidos (Lucas, S., op. cit.). 
Epidemiología 
Todas las especies causan accidentes. Son responsables de 
por lo menos 60% de las picaduras de araña notificadas en 
el Brasil, único país de Suramérica que lleva estadísticas 
confiables sobre estos accidentes; se registran cerca de 
1.100 casos por año en los estados de Sao Paulo y Minas 
Gerais. Más del 80% ocurren en las manos y los pies, ge- 
neralmente cuando se manipulan las frutas o en el acto 
de calzarse (Tanus, M., et al., op. cit.). 
Patogénesis 
Estudios experimentales demuestran que el veneno 
de Phoneutria contiene neurotoxinas que actúan 
básicamente sobre los canales de sodio, induciendo 
una despolarización de las fibras musculares de las 
terminaciones nerviosas motoras y del sistema ner- 
vioso autónomo. Hay liberación de neurotransmisores, 
principalmente catecolaminas y acetilcolina (Santos, 
C.F., et al., op. cit.).
El veneno de Phoneutria nigriventer (VPN) produce
contracción del músculo liso vascular en conejos e incre- 
mento de la permeabilidad vascular en la piel de ratas y 
conejos, de lo cual es responsable un polipéptido (VNP 
1); además contiene histamina, serotonina,hialuronidasa 
y enzimas proteolíticas que también podrían ser respon- 
sables de la producción de edema (Antunese, et al., 1992; 
Marangoni, S., et al., 1993). Estas acciones se ilustran en 
la Figura 90. 7. 
Sintomatología 
Predominan las manifestaciones locales: la más frecuente 
es el dolor de intensidad variable en el sitio de la picadura 
irradiado a veces a la raíz del miembro comprometido, 
cuando la lesión ocurre en las manos o los pies. En casos 
graves en niños se ha observado choque neurogénico 
acompañado por sialorrea, respiración estertorosa y 
priapismo. Pueden ocurrir edema, hiperemia, parestesia 
y sudoración en el sitio lesionado. Según la gravedad del 
envenenamiento, los accidentes se clasifican como leves, 
moderados y graves (Santos, C.F., et al., op. cit.; Tanus, 
M., et al., op. cit.). 
Los accidentes leves constituyen el 90% de los 
casos de foneutrismo.Presentan principalmente sinto- 
matología local, puede aparecer taquicardia y agitación 
secundarias al dolor; los moderados representan cerca 
del 7% de los accidentes en los que, adicional a las 
reacciones locales, aparecen taquicardía, hipertensión 
arterial, sudoración profusa, agitación psicomotora, 
visión borrosa, vómito y sialorrea; los accidentes graves 
son más raros y, además de la sintomatología anotada, 
se presenta vómito profuso, diarrea, priapismo, bradi- 
cardia, hipotensión arterial, arritmias cardíacas, disnea y 
grados variables de depresión neurológica, convulsiones 
y coma, edema pulmonar agudo, choque y paro cardio- 
rrespiratorio. 
Se acompañan de leucocitosis con neutrofilia, 
hiperglicemia, acidosis metabólica y alteraciones elec- 
trocardiográficas que revierten en 24 a 48 horas (Tanus, 
M., et al. Ibíd.; Santos, C.F., et al., op. cit.). 
Tratamiento 
El manejo del paciente picado por una araña del género 
Phoneutria casi siempre se reduce al alivio del dolor, para 
lo cual puede ser necesaria la infiltración con anestésicos 
como lidocaína al 2%, 3 a 4 ml en adultos y 1 a 2 ml en 
niños; cuando hay recurrencia del dolor se pueden rea- 
lizar nuevas infiltraciones locales con intervalos de 60 a 
90 minutos. En caso de que sean necesarias más de dos 
infiltraciones y desde que no haya síntomas del sistema 
nervioso central, se recomienda el uso de meperidina. 
Debe hospitalizarse a todo paciente con manifestaciones 
sistémicas. 
El suero antiarácnido polivalente (Instituto Butan- 
tan. 1 ampolla = 5 ml) está indicado en pacientes con 
 
 
 
668 • Toxicología 
 
manifestaciones sistémicas; en dosis de 2 a 4 ampollas 
para los casos moderados y 5 a 10 ampollas para los 
casos graves; aplicadas por vía endovenosa en 15 a 20 
minutos (Santos, C.F., et al., op. cit.). En la Tabla 90. 3 
se resumen las manifestaciones clínicas y las recomen- 
daciones terapéuticas (Santos, C.F., et al., Ibíd.; Trejos, 
A., et al., 1971). 
ARACNOIDISMO SISTÉMICO – ACCIDENTES 
CAUSADOS POR LATRODECTUS 
Bioecología 
Las arañas del género Latrodectus son conocidas como 
“viudas”. Los adultos son fácilmente reconocidos por su 
color negro intenso aterciopelado, por sus marcas rojas, 
amarillas o naranja en la parte ventral en forma de reloj de 
arena y por su abdomen globoso. La hembra adulta mide 
entre 1,2 y 1,5 cm de largo y 3,9 y 4,2 cm de envergadu- 
ra; el macho adulto es notoriamente más pequeño que 
la hembra y tiene las manchas abdominales de un color 
más pálido (Schenone, H., Correa, L., 1985; Poisnindex 
Micromedec, op. cit.). 
Estas arañas tejen una tela irregular, enredada y 
fuerte en arbustos, barrancos, ramas de árboles y en 
varios rincones o sitios tranquilos del domicilio hu- 
mano tales como pilas de leña, objetos descartados y 
en la tierra. Latrodectus mactans, la “viuda negra”, es 
una araña predominantemente rural; su hábitat está 
constituido por campos de cultivo de trigo y diversas 
especies vegetales, troncos de árboles, rocas y piedras 
que se encuentran en áreas silvestres; ocasionalmente se 
encuentra en construcciones rurales y excepcionalmente 
en viviendas urbanas. 
El macho después de haber fecundado a la hembra 
sobrevive un tiempo relativamente corto. La aplicación 
del término “viudas” a las hembras de este género es muy 
posible que se deba al hecho que sólo la hembra es habi- 
tualmente encontrada en la tela, y a que algunas veces la 
hembra devora al macho después de la cópula. El aparato 
venenoso del macho, que es mucho más pequeño que el 
de la hembra, es inadecuado para morder un vertebrado, 
siendo el veneno prácticamente inocuo para el hombre, 
(Wong, R.C., et al., op. cit.; Chester, P., op. cit.; Schenone, 
H., Correa, L., op. cit.). 
Epidemiología 
Latrodectus es un género de distribución mundial, más 
prevalente en el trópico, pero se extiende ampliamente 
en el norte y el sur. Se han identificado más de 20 es- 
pecies, todas venenosas, pero sólo las hembras son peli- 
grosas para los humanos. Las especies más importantes 
desde el punto de vista médico en Estados Unidos son 
las viudas negras L. mactans, L. hesperus, L. variolus, 
viuda roja, L. bishopi y viuda café, L. geometricus. En 
Brasil se han notificado L. curacaviensis, L. geometricus 
y L. mactans, ésta última es considerada la especie más 
importante desde el punto de vista médico en el mundo 
(Poisnindex Micromedec, op. cit.; Tanus, M., et al., op. 
cit.). En Colombia están notificadas L. geometricus y L. 
mactans (Lucas, S., op cit.). 
Las hembras de Latrodectus no son agresivas, la 
mordedura a vertebrados mayores ocurre sólo en caso 
de defensa. El hombre es mordido cuando la araña 
entra en contacto con la piel en diversas circunstancias 
como al quedar atrapada entre sus ropas, o durante 
el desempeño agrícola que representa, según algunas 
estadísticas, el 70% de los accidentes. No es infrecuen- 
te el accidente durante paseos campestres cuando las 
personas se sientan o se tienden en el suelo (Schenone, 
H., Correa, L., op. cit.). 
Cuando son muy numerosas, pueden dar origen a una 
epidemia de iatrodectismo. En Pudahuel, Chile, en 1963, 
 
 
Tabla 90. 3 
 
CLASIFICACIÓN SIGNOS Y SÍNTOMAS TRATAMIENTO 
LEVE Dolor, taquicardia, 
agitación. 
Analgesia 
Observación 
MODERADO Dolor intenso, vómito, Además de lo preferido: 
O SISTÉMICO diaforesis, sialorrea, 
taquicardia, agitación. 
Suero antiarácnido 
5-10 ampollas I.V. 
GRAVE Vómito severo, priapismo, 
bradicardia, insuficiencia 
cardíaca, choque, convul- 
siones, coma, edema 
pulmonar agudo, paro 
cardiorrespiratorio 
Analgesia: bloqueo 
nervioso o meperidina. 
Suero antiarácnido: 
5-10 ampollas I.V. 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 669 
en un predio de 20 hectáreas donde se cultivaba alfalfa, 
se encontraron entre 5 y 7 L. mactans adultas por metro 
cuadrado de terreno. 
La picadura se puede producir en cualquier parte 
de la superficie cutánea; las garras de los quelíceros son 
clavadas instantáneamente en la piel, donde permanecen 
introducidas por algunos segundos. La cantidad de veneno 
inyectada, que además de la susceptibilidad del individuo 
mordido va a determinar de un modo directo la magnitud 
de la severidad del cuadro clínico, depende del volumen 
que contenga la araña en el momento de la picadura: si se 
ha alimentado recientemente, es muy posible que dispon- 
ga de poco veneno; si ha estado en ayuno prolongado, la 
cantidad de veneno puede ser mucho mayor (Schenone, 
H., Correa, L. Ibíd.). 
De 454 casos de iatrodectismo notificados en Chile, 
84,4% se presentó en hombres y 15,6% en mujeres; las 
edades más afectadas fueron las comprendidas entre 
la segunda y cuarta décadas de la vida. Los accidentes 
ocurrieron durante el día. Los sitios de mordedura más 
frecuentes fueron las extremidades inferiores y superiores, 
siguiéndolos en orden decreciente el cuello, el tronco y 
otros. De un total de 4.636 accidentes con arañas notifi- 
cados al Ministerio deSalud de Brasil, en los años 1988 
y 1989, apenas 10 (0,21%) fueron clasificados como 
iatrodectismo (Schenone, H., Correal, L. Ibíd.; Santos, 
C.F., et al., op. cit.).
Patogénesis 
El veneno de las arañas viudas es complejo. Está formado 
de por lo menos 5 o 6 proteínas biológicamente activas; 
también contiene pequeñas cantidades de enzimas pro- 
teolíticas, como la hialuronidasa. La principal acción es 
sobre el sistema nervioso, aunque su mecanismo de acción 
no se conoce totalmente (Roshental, L., Meldolesi, J., 
1989). La fracción letal del veneno, alfa iatrotoxina, actúa 
sobre la unión neuromuscular causando liberación y de- 
pleción de acetilcolina (Pumplin, D.W., M.C. Clure, W.O., 
1977) y norepinefrina en las sinapsis postganglionares 
simpáticas (Anon, 1992); el veneno daña la recaptación 
presináptica neuronal de aminas (Rothlin, R.P., Pardal, 
J.F., Pardal, M.M.F., 1977).
El receptor putativo para alfa iatrotoxina fue purifi- 
cado en cerebro de bovinos. Contiene seis proteínas, una 
de ellas es un fragmento y otra es la proteína completa 
de la membrana de la vesícula sináptica; la primera 
posee actividad de autofosforilación dependiente del 
calcio mientras que la segunda es el sustrato para di- 
cha actividad. Otras dos proteínas son sustratos para 
proteinkinasa C. Las dos proteínas restantes tienen la 
propiedad de inhibir la fosforilación de las otras pro- 
teínas que componen el receptor de alfa iatrotoxina 
(Grishin, E.V., Surkova, I.N., Davletov, B.A., 1992). La 
alfa iatrotoxina produce indirectamente activación de 
los canales del cloro dependiente del calcio en oocitos 
de xenopus (Gundersen, C.B., Umbach, J.A., Grasso, 
A., 1992). 
El veneno de la viuda negra contiene una familia de 
neurotoxinas de alto peso molecular que actúa selec- 
tivamente a nivel presináptico. Estas neurotoxinas se 
pueden asociar con proteínas de bajo peso molecular 
cuya función es desconocida (Tashmukhamedov, B.A., 
1983). 
Sintomatología 
La picadura puede ser mortal pero es un evento muy raro 
(Kobernick, M., 1984). Los pacientes con mayor riesgo 
de complicación son los niños, personas con problemas 
cardiovasculares y pacientes de edad avanzada (Timms, 
P.K., Gibbons, R.B., 1986; Miller, T.A., 1992). Aproxima- 
damente la mitad de los pacientes percibe cuándo fue 
picado por la araña, que puede o no producir un ligero 
dolor, como un punzón de aguja, que se calma en pocos 
minutos; pero frecuentemente reaparece como un dolor 
sordo, una incomodidad o una sensación de parálisis, 20 
a 40 minutos después del accidente (Clark, R.F., We- 
thern-Kestner, S., Vance, M.V., et al., 1992; Moss, H.S., 
Binder, L.S., 1987). 
Por lo general no hay lesión local; algunas veces se 
observa una mancha rojiza pequeña de aspecto equi- 
mótico (Schenone, H., Correa, K., op. cit.). El sitio de 
la mordedura puede mostrar 1 ó 2 heridas de punción 
apartadas 1 a 2 mm; el área alrededor está ligeramente 
blanqueada, circundada por un área caliente, indurada 
y ligeramente eritematosa (lesión en blanco de tiro), no 
hay cambios locales en el tejido y el edema de la zona 
no es común (Clark, R.F., Wethern-Kestner, S., Vance, 
M.V, et al., op. cit.).
Desaliento, fatiga, parestesias, cefalea e insomnio
pueden persistir por varios meses. Hay diaforesis mode- 
rada en el sitio de la picadura o en toda la extremidad; 
en el envenenamiento severo ocurre lejos del sitio de la 
picadura. Hay dolor muscular, rigidez y fasciculaciones 
en la región afectada, entre 20 y 120 minutos después 
de la picadura, que se extienden a grandes masas mus- 
culares como espalda y abdomen y pueden dificultar el 
mantenerse en pie y alterar la marcha. El dolor puede 
descender a extremidades inferiores, especialmente a los 
pies, donde se ha descrito un dolor quemante solamente. 
Puede desarrollarse rigidez en hombros, tórax, espalda y 
abdomen en tabla (Clark, R.F. et al., Ibíd. Moss, H.S., 
Binder, L.S. op. cit.). 
En niños es común la parálisis y debilidad; la debili- 
dad en los miembros inferiores se presenta hasta en un 
60% de los pacientes. En mujeres en embarazo puede 
producir contracciones y aborto (Russell, F., Marcus, P., 
Streng, J.S., 1979; Key, G.F. 1981). Con el progreso del 
envenenamiento aparece un marcado aumento de las 
 
 
 
670 • Toxicología 
 
secreciones con sialorrea, epífora y rinorrea. Los pacientes 
están inquietos, ansiosos e intranquilos; pueden ocurrir 
convulsiones, especialmente en niños, en quienes también 
pueden ocurrir parálisis progresiva. Se presentan cefalea, 
ptosis palpebral, edema palpebral, hiperreflexia osteoten- 
dinosa profunda y aumento de la presión intracraneana. 
Se han descrito oliguria y anuria por espasmo esfinteriano 
(Kobernick, M., op. cit; Clark, R.F., Wethern-Kestner, S., 
Vance, M.V, et al., op. cit.; Moss, H.S., Binder, L.S. op. cit.; 
Rauber, A.1984). El priapismo moderado se observa en el 
13,4% de los hombres afectados, siendo más acentuado 
en los niños (Schenone H, Correa L, op. cit.; Poisnindex 
Micromedec, op. cit.). 
En envenenamientos severos hay taquicardia e hiper- 
tensión arterial, que en pacientes de alto riesgo puede 
conducir a choque o exacerbación de una falla cardíaca o 
una isquemia miocárdica (Kobernick, M., op. cit.; Clark, 
R.F., Wethern-Kestner, S., Vance, M.V, et al., op. cit.). En 
ocasiones el paciente refiere una sensación de opresión 
intensa en la parte anterior del tórax, la cual puede hacer 
pensar en un cuadro coronario agudo; además se pueden 
presentar alteraciones electrocardiográficas transitorias 
compatibles con un proceso de isquemia miocárdica 
(Schenone, H., Correa, L. op. cit.; Poisnindex Micromedec 
op. cit.). Pueden presentarse dificultad respiratoria, disnea 
y falla respiratoria por espasmo de los músculos abdo- 
minales. Náuseas, vómito y dolor abdominal se observan 
en la mitad de los pacientes; el espasmo muscular es el 
responsable del dolor abdominal (Kobernick, M., op. cit.; 
Rauber, A., op. cit.). 
Por lo general, la enfermedad evoluciona en 3 a 5 días, 
desapareciendo progresivamente los síntomas y pudien- 
do demorarse hasta 30 días su completa desaparición. 
Alrededor del tercer día se suele observar en la piel de 
tórax y abdomen un exantema micropapulovesiculoso 
confluente, resultante de la intensa sudoración del pa- 
ciente. Dejar evolucionar sin tratamiento adecuado, el 
latrodectismo tiene una letalidad que varía entre 0 y 4% 
(Schenone, H., Correa, L., op. cit.). 
Diagnóstico diferencial 
El envenenamiento por Latrodectus puede simular enti- 
dades como tétanos, infarto agudo de miocardio, cólico 
renal, intoxicación alimentaria, porfiria, abstinencia de 
opioides o abdomen en tabla, que puede presentarse 
por una pancreatitis o una víscera perforada. Un hema- 
leucograma y un uroanálisis pueden excluir otros diag- 
nósticos como el abdomen agudo quirúrgico (Schenone, 
H., Correa, L. Ibíd; Poisnindex Micromedec op. cit.). 
Tratamiento 
El manejo de la picadura por las arañas del género Latro- 
dectus debe dirigirse principalmente al alivio del dolor y 
de los espasmos musculares. Todos los pacientes sintomá- 
ticos deben ser hospitalizados, lo mismo que los menores 
de 16 años, los mayores de 60 años, los pacientes con 
enfermedad cardiovascular y las mujeres embarazadas. 
En el control del dolor pueden administrarse epiáceos 
si el paciente no tiene depresión respiratoria. Los rela- 
jantes musculares se administran mientras los síntomas 
persistan y puede usarse cualquiera de los siguientes 
(Wong, R.C. et al., op. cit.; Russell, F.E., Dart, R.C. op. 
cit.; Poisnindex micromedec op. cit.): 
– Gluconato de calcio. 10 ml intravenosos de solución 
al 10% pasados en 10 a 20 minutos; puede repetirse 
cada tres o cuatro horas. La dosis para niños es 50 mg/kg 
intravenoso (IV), sin pasar de 500 mg/kg en 24 horas. Es 
el relajante muscular de primera elección.– Metacarbamol. 15 mg/kg de peso aplicado intravenoso 
en cinco minutos, seguidos por una dosis igual diluida en 
250 ml de dextrosa al 5% pasados en cuatro horas. 
– Diazepam. 5 a 10 mg intravenosos cada tres o cuatro 
horas. La dosis para niños mayores de cinco años es de 1 
mg IV cada 2-5 minutos, máximo 10 mg; para los menores 
de cinco años es de 0,2 a 0,5 mg IV cada dos minutos, 
máximo 5 mg 
Se ha encontrado que la neostigmina es eficaz en el 
tratamiento de muchos de los síntomas (Jones, O., op. 
cit.), ya que antagoniza el efecto farmacológico o toxi- 
cológico del veneno. Se administra por vía parenteral, 
en dosis de 0,5 a 1 mg cada ocho horas (Schenone, H., 
Correa, L., op. cit.). 
El antiveneno específico contra Latrodectus mactans 
está indicado en caso de signos sistémicos que amenacen 
la vida del paciente o que no mejoren con otras medidas 
terapéuticas, también en pacientes con factores de riesgo, 
tales como niños pequeños, ancianos, cardiópatas y muje- 
res embarazadas (Clark, R.F., Wethern-Kestner, S., Vance, 
M.V., et al., op. cit.). Es efectivo revertir los calambres, 
el dolor, los efectos sobre el sistema nervioso central y 
la hipertensión arterial en aproximadamente una a dos 
horas. Previa prueba de sensibilidad, administrar 2,5 ml 
(1 ampolleta) diluida en 50 a 100 ml de dextrosa al 5% 
o en solución salina, intravenoso en 20 a 30 minutos. 
Es necesario vigilar la aparición de reacciones al suero 
equino (Poisnindex Micromedec op. cit.; Wong, R.C., et 
al., op. cit.). Los pacientes con crisis hipertensivas agudas 
pueden requerir el uso de nitroprusiato intravenoso 3g/ 
kg/minuto (Russell, F.E., Dart, R.C. op. cit.). Tabla 90. 4. 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 671 
ACCIDENTES POR PICADURA DE 
ESCORPIONES (ESCORPIONISMO) 
Bioecología 
Los escorpiones fueron tal vez los primeros habitantes de 
tierra firme. Surgieron en el siluriano, hace cerca de 300 
millones de años. Sus fósiles presentan una gran semejan- 
za con los escorpiones actuales (Lucas, S. op. cit.). Se han 
descrito cerca de 1.400 especies que habitan en especial 
las zonas cálidas y templadas. La mayor diversidad de 
especies existe en ambientes más áridos. 
Son animales carnívoros que se alimentan especial- 
mente de insectos (cucarachas y otros insectos) y de 
arañas; el canibalismo a veces se presenta en cautiverio. 
Pueden ayunar por tiempo prolongado (hasta dos años), 
almacenando alimento en divertículos especializados. 
Localizan sus presas con ayuda de pelos sensoriales 
situados especialmente en los palpos (tenazas), muy 
sensibles a las vibraciones y a los cambios de presión y 
temperatura. Su visión está poco desarrollada (Lucas, 
S. Ibíd).
Los escorpiones son animales solitarios que viven
sobre o debajo de piedras, maderas, troncos o cortezas 
de árboles; algunos se entierran en el suelo húmedo 
de zonas boscosas o selváticas y otros en la arena del 
desierto. Otros más viven en plantas que crecen en los 
árboles: hay especies que prefieren las proximidades 
de las viviendas del hombre y se esconden en techos, 
pisos de madera, leña, huecos de paredes y otros luga- 
res oscuros, de donde salen de noche en busca de sus 
presas; en ese momento pueden refugiarse en zapatos, 
ropas, camas, armarios u otros sitios frecuentados por 
el hombre; así se presentan los accidentes (Harwood, 
R.F., James, M.T. op. cit.; Lucas, S. op. cit.; Santos, C.F. 
et al., op. cit.). 
Epidemiología 
Todos los escorpiones son venenosos y pueden ocasio- 
nar accidentes en humanos; requieren atención médica 
los causados por especímenes de la familia Buthidae, de 
amplia distribución mundial. En las Américas se destacan 
los géneros Tityus y Centruroides. 
En Colombia se han descrito cerca de 42 especies 
de escorpiones (Lourenco, W. H., 1995), pero se desco- 
noce la epidemiología del escorpionismo y sus aspectos 
clínicos y toxicológicos, exceptuando los experimentos 
realizados por Marinkelle en 1965 con C. margaritatus, 
la especie más frecuente y que causa accidentes graves, 
especialmente en niños y ancianos. 
El género Tityus se distribuye desde el sur de Esta- 
dos Unidos hasta el norte de Argentina. Se puede 
reconocer por la presencia de una espina proximal al 
aguijón. La especies T. serrulatus y T. bahiensis que 
se encuentran en Brasil, se consideran muy peligrosas 
(Harwood, R.F., James, M.T. op. cit.; Lucas, S. op. cit., 
Santos, C.F. et al, op. cit.). En Colombia existen varias 
especies de este género cuyo veneno no reviste la 
misma toxicidad que el de las especies brasileras; tal 
vez la más frecuente a nivel domiciliario es T. Furcu- 
la, que ocasiona accidentes frecuentes (Hanssen, H., 
Osuna, O., Osorno, G., 1972). 
El género Centruroides ocurre desde el sur de Estados 
Unidos hasta América Central y las Antillas. Se han citado 
algunas especies en América del Sur (Perú, Colombia, 
Venezuela, Guyana y Ecuador). A este género perte- 
necen también los escorpiones que causan accidentes 
graves, incluso fatales, en México, donde se registraron 
17.750 muertes entre 1940 y 1949 y 2.602 entre 1957 
y 1958, especialmente de niños. Datos más recientes 
muestran que en Brasil la accidentalidad por picaduras 
de escorpiones es alta: entre 1988 y 1989 se notificaron 
Tabla 90.4. Accidentes causados por latrodectus. 
Manifestaciones clínicas y tratamiento 
CLASIFICACIÓN SIGNOS Y SÍNTOMAS TRATAMIENTO 
LEVE, MODERADO Dolor local, heridas de 
punción, lesión en blanco 
de tiro, contracturas 
musculares, diaforesis 
local, aumento de 
secreciones, exantema. 
Analgésicos 
Relajantes 
musculares 
Gluconato de 
calcio 
Metacarbamol 
SEVERO Además de los referidos, 
diaforesis generalizada, 
dolor, rigidez, priapismo, 
taquicardia, fasciculaciones, 
convulsiones, hipertensión 
arterial, falla respiratoria. 
Además de lo 
referido, 
antiveneno 
Amp. IV 
 
 
 
672 • Toxicología 
 
3.142 accidentes con una letalidad del 1%, cifras que, 
sin embargo, no reflejan su frecuencia real (Harwood, R. 
F., James, M. T. op. cit.; Lucas, S., op. cit., Cardoso, J. L. 
et al., op. cit.). 
En Colombia se conocen pocos registros de accidentes 
por escorpiones, pues la mayoría se manejan en forma 
ambulatoria, o no se notifican; sin embargo, las notas 
remisorias de algunos especímenes enviados para ser 
identificados al Laboratorio de Entomología Médica de 
la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, 
y la observación personal del autor, permiten afirmar que 
éstos pueden llegar a ser severos y fatales en niños, con 
variadas manifestaciones clínicas: lesiones necrotizantes 
del páncreas, trastornos neurogénicos y paro cardio- 
pulmonar, entre otros. 
Patogénesis 
Los venenos de las diferentes especies de escorpiones 
presentan ligeras variaciones con respecto a sus com- 
ponentes antigénicos y a la lesión que producen. En 
general son proteínas con acción neurotóxica llamadas 
escorpaminas; poseen, además, hemolisinas, aminoácidos 
libres y serotonina (responsables del dolor), sustancias 
termoestables, proteasas, oxidasas, fosfodiesterasas y 
laminoácidos (Santos, C.F., et al., op. cit.; Keegan, H., 
1969; Glenn, W., Keegan, H.L., 1962). Estas sustancias 
actúan sobre los canales de sodio, produciendo despo- 
larización de las terminaciones nerviosas posganglionares, 
con liberación de catecolaminas y acetilcolina, lo que 
determina que aparezcan manifestaciones en todos los 
sistemas orgánicos, dependiendo del predominio de los 
efectos simpáticos o parasimpáticos (Santos C.F. et al., 
op. cit.; Harwood, R.F., James, M.T. op. cit.; Glenn, W., 
Keegan, H.L. op. cit.). 
En animales de experimentación se demostró que la 
taquicardia sinusal se debía al efecto de las catecolaminas 
liberadas por las toxinas sobre los receptores beta- adre- 
nérgicos, mientras que la hipertensión ocurría por el 
efecto de las catecolaminas liberadasde las glándulas 
adrenales y las terminaciones nerviosas postganglionares 
sobre los receptores alfaadrenérgicos (Freire-Maia, L. y 
Campos, J.A. 1987). 
La patogénesis del edema pulmonar agudo indu- 
cido por el veneno de escorpiones es muy compleja; 
varios fenómenos podrían explicar la génesis de ese 
efecto: 
La hipertensión arterial aguda, de naturaleza adrenér- 
gica, podría inducir tanto una falla ventricular izquierda 
como el edema, por la acción de las catecolaminas libe- 
radas sobre los receptores adrenérgicos. Experimentos 
recientes demuestran que la velocidad en la elevación de 
la presión arterial sistémica postinoculación de toxinas del 
veneno en ratas no anestesiadas, es un factor importante 
en la génesis y severidad del edema pulmonar (Nascimen- 
to, E. P., Azevedo, A. D., y Freire-Maia, L., 1986.). Todos 
estos resultados demuestran que el efecto hemodinámico, 
caracterizado por un incremento abrupto y rápido de la 
presión arterial sistémica, realiza un papel importante en 
la patogénesis del edema pulmonar agudo. 
El efecto de las catecolaminas en ratas no anestesia- 
das es similar al inducido por las toxinas de escorpiones, 
como consecuencia de la acción conjunta de su actividad 
vasodepresora y de la liberación de quininas en el pulmón 
que, junto con los efectos hemodinámicos, incrementan 
la permeabilidad vascular. 
Parece que el incremento del nivel de catecolaminas 
en la sangre después de la inoculación de toxinas de es- 
corpiones podría inducir la contracción de los músculos 
lisos de las venas periféricas, incrementando el retorno 
venoso; adicionalmente, un efecto directo de las toxinas 
sobre las venas también contribuirá al incremento del 
retorno venoso. 
El daño miocardial, atribuido a sobreestimulación 
simpaticomimética, inducido por el veneno de escor- 
piones, podría intervenir también en la génesis de las 
fallas cardíacas y del enema pulmonar. 
Se desconoce la composición, acción y patogénesis 
del veneno de los escorpiones colombianos. 
Sintomatología 
Datos experimentales e investigaciones clínicas han de- 
mostrado que el envenenamiento por escorpiones es un 
síndrome muy complejo que depende tanto de la especie 
incriminada y de la dosis de veneno inoculada, como de la 
edad y estado de salud general de la persona (Freire-Maia, 
L., y Campos J.A. op. cit.). La sintomatología más fre- 
cuentemente relatada es el dolor intenso e inmediato en 
el sitio de la picadura y la irritabilidad (El-Amain, E.O., 
1992; Freire-Maia, L. y Campos, J.A. op. cit.; Gueron, M. 
y Ovsyshcher, I., 1987). El veneno de escorpiones puede 
provocar, en casos graves, efectos sistémicos, aun mortales, 
como arritmia cardíaca, shock y edema pulmonar agudo 
(Gueron, et al., 1990), con características clínicas tales 
como vómito, priapismo y dificultad para mantener la 
temperatura y/o la presión sanguínea normales (El-Amin 
EO. Ibíd). En pacientes con problemas cardíacos crónicos 
el envenenamiento escorpiónico constituye un factor de 
riesgo adicional (Santos, C.F. et al., op. cit.). 
Con base en las manifestaciones clínicas, los accidentes 
se clasifican en leves, moderados y graves: en los primeros 
los síntomas se reducen a dolor local y, a veces, parestesias; 
en los segundos se presentan, además, manifestaciones 
sistémicas (sudoración, náuseas, vómitos, sialorrea) y de 
índole cardiorrespiratoria, como los ya descritos; en los 
casos graves a lo anterior se añade priapismo, bradicardia, 
choque, edema pulmonar, vómitos profusos y repetidos, 
coma y convulsiones, que pueden ser fatales; el edema 
pulmonar es tal vez la complicación más seria en los 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 673 
accidentes graves. Se debe prestar atención especial a los 
pacientes con compromiso sistémico y a casos especiales 
como niños, ancianos y personas con problemas cardio- 
rrespiratorios u otros de base. En nuestro medio la mayo- 
ría de los accidentes son leves o moderados, aun cuando 
se desconoce la realidad epidemiológica del problema. 
Tratamiento 
No es abundante la literatura disponible con respecto a 
las medidas terapéuticas recomendadas en los accidentes 
por escorpiones, que de todas maneras tienen que ver con 
la severidad de los mismos; como ya se indicó, la mayoría 
son leves o moderados, mientras que en los casos severos 
la mortalidad puede llegar hasta el 5%. Se ha discutido 
mucho sobre la efectividad de la seroterapia específica 
con respecto a la disminución de la letalidad y a la re- 
versión de la sintomatología; como en la mayoría de los 
envenenamientos por animales ponzoñosos, la eficacia 
de los antisueros es alta si se aplica muy recientemente 
ocurrido el accidente (primeros 15 a 30 minutos). 
Puesto que en Colombia no se dispone de antivenenos, 
ni se han realizado estudios clínicos de manejo y trata- 
miento, pero teniendo en cuenta que existe una abun- 
dante escorpiofauna con hábitos intra o peridomiciliarios 
que pueden causar accidentes, se consignan algunas de 
las experiencias terapéuticas en varias partes del mundo. 
Los casos leves de intoxicación se tratan con medi- 
das sintomáticas y/o antiveneno, tendientes a reducir el 
dolor y la irritabilidad, dos componentes comunes en el 
envenenamiento por picadura de escorpiones; mientras 
que los casos severos se tratan fundamentalmente con 
medidas sintomáticas, soporte de las funciones vitales y 
aplicaciones intravenosa de antiveneno (Freire-Maia, y 
Campos, op. cit.). 
El dolor se trata con aplicación de dipirona (10 ml/ 
kg de peso) y/o anestesia del sitio de la picadura por 
infiltraciones con lidocaína o xilocaína sin adrenalina 
con intervalos de una hora, hasta tres dosis de 4 ml, 
medidas que, sin embargo, no contribuyen a la sedación 
para controlar la irritabilidad; la prometazina y el hidrato 
de cloral no son efectivos y los barbitúricos pueden ser 
perjudiciales. El vómito se trata con metoclopramida y la 
corrección de fluidos y de los disturbios electrolíticos; la 
hipetermia se controla con dipirona y/o baños de esponja 
con agua tibia. 
En caso de fallas cardíacas y de edema pulmonar 
el tratamiento consiste en el soporte de las funciones 
vitales y aplicación de torniquete en los miembros para 
controlar el retorno venoso; si se dispone de antivene- 
no, se debe inyectar por vía intravenosa a una dosis de 
20-40 ml.
El uso de atropina como medida terapéutica de rutina
no está recomendado, puesto que datos experimentales 
han demostrado que potencializa los efectos hipertensivos 
e incrementa la severidad del edema pulmonar inducido 
por las toxinas de los escorpiones. No obstante, cuando el 
veneno produce bradicardia severa, la atropina por vía in- 
travenosa puede ser una adecuada medida de emergencia 
(Freire-Maia, L., Pinto, G., y Franco, I., 1974; Freire-Maia, 
y Campos, op. cit.). 
La profilaxis, como en el caso de las arañas, se basa en 
acciones de educación sanitaria, captura de los artrópodos 
orientada por técnicos, limpieza domiciliaria, retiro de 
escombros y aplicación de insecticidas de acción residual. 
Las gallinas y lagartijas son predadoras naturales de es- 
corpiones y arañas, por lo que es conveniente su cría y 
preservación en el peridomicilio (Cardoso, J.L. op. cit.; 
Santos, C.F., et al., op. cit.). 
PICADURA DE ABEJAS 
Pertenecen al orden Hymenoptera –insectos que tienen 
dos pares de alas membranosas– y los únicos con aguijón 
verdadero. Éste, en las abejas del género Apis, es una es- 
tructura especializada, propia de las obreras, aserrada en la 
punta, que en el momento de picar se fija a la piel arras- 
trando consigo las glándulas de veneno, lo que no ocurre 
con las avispas y las hormigas (Pereira, L.T., Pinto, R.H., 
De Oliveira, R.M.; Dotimas, E.M., Hider, R.C. 1987). 
Bioecología 
Las abejas sólo atacan cuando son provocadas o frente 
a estímulos físicos (colores, sonidos) o químicos(olores, 
feromonas). Los accidentes graves por envenenamiento 
se deben a múltiples picaduras en un ataque masivo 
(Dotimas, E.M., Hider, R.C. Ibíd) pero se pueden 
presentar reacciones alérgicas severas por una sola 
picadura en personas hipersensibles (Mendes, R., et 
al., op. cit.). 
Las especies comunes en Colombia son Apis mellifera 
mellifera (abeja europea), Apis mellifera ligusta (abeja 
italiana) y Apis mellifera adansonii (abeja africanizada). 
Los accidentes más graves se presentan por múltiples 
picaduras de ésta última que es un cruce entre las 
abejas europeas y las africanas (Apis mellifera scutellata) 
introducidas al Brasil en 1956 con el objetivo de obtener 
una variedad con las cualidades activas de las africanas 
y los instintos pacíficos y sedentarios de las europeas. Se 
buscaba mayor adaptabilidad y capacidad para producir 
miel y cera. Muy recién llegadas escaparon algunos en- 
jambres que, por sus hábitos migratorios y capacidad de 
expansión, en pocos años se extendieron por el norte de 
Brasil, se cruzaron con las abejas europeas y originaron 
las africanizadas. Estudios de comportamiento demos- 
traron que éstas son tres veces más agresivas que las 
abejas nativas y las africanas son treinta veces más puras 
lo (Méndes, R., et al., Ibíd; Pereira, L. T., et al., op. cit.; 
Michener, C.H., 1973). 
 
 
 
674 • Toxicología 
 
Epidemiología 
En nuestro medio se desconoce la prevalencia de los 
accidentes por picadura de abejas. No obstante, la de 
hipersensibilidad provocada por picadura de Hymenoptera 
(abejas, avispas, hormigas) se ha estimado en diferentes 
poblaciones entre 0,4 y 10%. Las reacciones alérgicas 
tienden a ocurrir en adultos y en individuos con exposi- 
ción profesional. 
Patogénesis 
El veneno de las abejas es una mezcla compleja de sustan- 
cias químicas con actividades tóxicas, como la fosfolipasa 
A, el polipéptido melitina y el péptido apamina, entre 
otros. La fosfolipasa A, el principal alergeno, y la melitina, 
representan el 75% de sus componentes. La acción del 
veneno se explica porque tales sustancias son agentes 
bloqueadores que pueden provocar parálisis respiratoria 
y adherirse a las membranas de los glóbulos rojos, pro- 
duciendo hemólisis. La apamina representa cerca del 2% 
del veneno total. Es menos tóxica y se comporta como 
neurotoxina de acción motora; además de presentar 
un efecto cardioestimulante, parecido al de las drogas 
adrenérgicas, tiene propiedades antiarrítmicas. Un 2% 
del veneno de las abejas es el péptido MCD (mast cell 
degranulation) o factor degranulador de los mastocitos, 
unos de los responsables de la liberación de histamina y 
 
 
 
 
Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 675 
serotonina en las personas picadas (Mendes, R., et a.l, op. 
cit.; Harwood, R. F., James M.T. op. cit.; Santos, C. F., et 
al., op. cit.; Dotimas, E. M., Hider, R. C. op. cit.; Munjal, 
D., Elliott, W. B. 1972; Paull, B. R.; Yunginger, J. W., Gleich, 
J. G., 1977; Haberman, E., 1972).
Clínica 
Las reacciones desencadenadas por picaduras de abejas 
son variables de acuerdo con el sitio, el número de pica- 
duras y las características y antecedentes alérgicos del in- 
dividuo picado. Para efectos prácticos se pueden clasificar 
en reacciones alérgicas y síndrome de envenenamiento. 
Las reacciones alérgicas pueden ser locales, regionales, 
sistémicas (tegumentarias, respiratorias, digestivas, cardio 
respiratorias) y tanto precoces como tardías. El síndrome 
de envenenamiento, debido generalmente a múltiples 
picaduras, se resume en la Figura 90. 3. 
Tratamiento 
La primera fase del tratamiento debe enfocarse a retirar 
los aguijones, sin presionarlos, por raspado de la piel, 
para evitar exprimir la glándula venenosa que permane- 
ce activa, a reducir el dolor y a calmar al paciente. Los 
cuadros alérgicos y el síndrome de envenenamiento grave 
requieren cuidados médicos especializados, de acuerdo 
con la clínica observada. Se debe tener en cuenta que 
un síndrome anafiláctico o un accidente por múltiples 
picaduras constituyen una urgencia médica. 
 
 
 
676 • Toxicología 
 
 
 
BIBLIOGRAFÍA 
ALEXANDER, J.O. Spiders Bites. En: Arthropods and Hu- 
man skin. New York: springer – Verlag. NY Inc., 1984: 
209-226. 
ANDERSON, P.C. Necrotizing spider bites. Am Fam Phy Pract. 
Therapeu, 1982; 26: 198-203. 
ANON. Venemous spiders part 1: black widow spider. PP/ 
T. News (N.C.M.C. Regional Poison Control Center) 
1992; 11: 311-315. 
ANTUNES, E.; MARANGONI, R.A.; BRAIN, S.D.; NUCCI, G. 
Phoneutria nigriventer (armed spider) venom induces 
increased vascular permeability in rat and rabbit skin in 
vivo. Toxicon 1992; 30: 1011-1016. 
BARBARO, K.C.; CARDOSO, J.L.C.; EICKSTEDT, V.R.D.; 
MOTA, Y. Dermonecrotic and lethal components of 
Loxosceles gaucho spider venom. Toxicon, 1992; 30: 
331-338. 
BROWN, N.F., NEVA, F.A. Artrópodos nocivos para el ser 
humano. IN: Parasitología clínica. 5ª ed. México: Inte- 
ramericana, 1985: 261319. 
CARDOSO, J.L. Ofidismo, Aracneísmo, Escorpionismo. Epide- 
miología, Patogenia e Clínica. Diagnóstico e Terapéutica. 
In: Soerensen, B. Animais Peonhentos. Reconhecimento, 
distribuio geográfica, produo de soros, clinica e trata- 
mento dos envenenamentos. Rio de Janeiro, Atheneus 
Editora, 1990: 109 138. 
CELERIER, M.L., PARIS, C.; LANGE, C. Cenom of an aggres- 
seve African Theraphosidae (Scodra griseipes): milking 
the venom, a study of its toxicity and its caracteization. 
Toxicon 1993; 31: 577-590. 
CHESTER, P. Insectos vesicantes, urticantes y ponzoñosos. In: 
Parasitología Clínica. 2ª ed. 1986: 765 775. 
CLARK, R.F.; WETHERN-KESTNER, S., VANCE, M.V. et 
al. Clinical presentation and treatment of black widow 
spider envenomation: A review of 163 cases. Ann Emerg. 
Med. 1992; 21: 782-787. 
DOTIMAS, E.M.; HIDER, R.C. Honeybee venom. Bee World 
1987; 68: 51-70. 
EL-AMAIN, E.O. Issues in management of scorpion sting in 
children. Toxicon. 1992; 30 (1): 11-115. 
FREIRE-MAIA, L.; PINTO, G. y FRANCO, I. Mechanism of the 
cardiovascular effects produced by purified scorpion to- 
xin en the rat. J. Pharmac. Exp. Ther. 1974; 188: 207-210. 
FREIRE-MAIA, L. y CAMPOS, J.A. On the treatment of the 
cardiovascular manifestations of scorpion envenomation. 
Toxicon 1987, 25(2): 125-130. 
GERTSCH, W.J. American Spiders. 2ª ed. New York: Van Nos- 
trand Reinhold Co., 1969. 
GLENN, W.; KEEGAN, H.L. Intergeneric relationships among 
various scorpions venoms and antivenoms. Science, 
1962; 135: 434-435. 
GRISHIN, E.V., SURKOVA, I.N.; DAVLETOV, B.A. Report 
and abstracts of meeting on Latrodectus neurotoxins 
from venom gland to neuronal receptors, Gaeta (LT), 
Italy. Toxicon. 1992; 30: 117-122. 
GUERON, M.; y OVSYSHCHER, I. What is the treatment for 
the cardiovascular manifestations of scorpion enveno- 
mation? Toxicon. 1987; 25(2): 121-124. 
 
 
GUERON, et al. Echocradiographic and radionuclide angiogra- 
phic observations following scorpion envenomation by 
Leiurus quinquestriatus. Toxicon. 1990; 28: 1005-1009. 
GUNDERSEN, C.B.; UMBACH, J.A., GRASSO, A. Report and 
abstracts of meeting on Latrodectus neurotoxins from 
venom gland to neuronal receptors, Gaeta (LT), Italy. 
Toxicon. 1992; 30: 117-122. 
HABERMAN, E. Bee and wasp venoms. The biochemistry 
and pharmacology of their peptides and enzymes are 
reviewed. Science 1972; 177: 314-322. 
HANSEN, R.C.; RUSELL, F.E. Dapsone use for Loxosceles 
envenomation treatment (Letter). Vet Hum. Toxicol. 
1984; 26: 260. 
HANSSEN, H.; OSUNA, O.; OSORNO, G. Apuntes sobre 
animales venenosos. Mim. Universidad Nacional de 
Colombia, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootec- 
nia, 1972: 24-29. 
HARWOOD, R.F.; JAMES, M.T. Venoms, defense secretions, 
and allergens of arthropods. In: Entomology in human 
and animal health. 7ª ed. New York. MacMillan, 1979: 
417-463. 
ISERSON, K.V. Methemoglobinemia from dapsonetherapy 
for a suspected brown spider bite. J. Emerg. Med. 1985; 
3: 285-288. 
JONES, O. The Larousse Guide to Spiders. New York: Larousse 
and Co. Inc., 1983. 
KEEGAN, H. Some medical problems from direct injury by 
arthropods. In Pathol. 1969; 10: 35-45. 
KEY, G.F. A comparison of calcium gluconate and methacar- 
bamol (Robacim ref) in the treatment of Iatrodectism. 
Am. J. Trop. Med. Hyg 1981; 30: 273. 
KING, L.E.; REES, R.S. Management of brown recluse spider 
bite. JAMA, 1984; 251: 889-890. 
KING, L.E.; REES, R.S. Dapsone treatment of a brown recluse 
bite. JAMA 1983; 250: 648. 
KOBERNICK, M. Black widow spider bite. Am. Fam. Physician, 
1984; 29: 241-245. 
LOURENCO, W.R. Laboratoire de zoologie, Museum Natio- 
nal d’Histoire Naturelle, París. 1995. Comunicación 
personal. 
LUCAS, S. Principais aranhas e escorpies de interesse médico. 
Reconhecimento, distribuio geográfica no continente 
americano. In: Soerensen, B. Animais Peonhentos. Re- 
conhecimento, distribuio geográfica. Produo de soros, 
clinica e tratamento dos envenenamentos. Rio de Ja- 
neiro: Atheneus Editora, 1990: 4773. 
MARANGONI, S.; BORGES, N.C.C., MARANGONI, R.A.; 
ANTUNESE, E. Biochemical characterization of a vas- 
cular smooth muscle contracting polipeptide purified 
from Phoneutria nigriventer (Armed spider) venom. 
Toxicon. 1993; 31: 377-384. 
MARINKELLE, C.J.; STAHNKE, H.L. Toxicological and clinical 
studies on Centruroides margaritatus (Gervais), a com- 
mon scorpion in western Colombia. J. Med. Entomol. 
1965; 2: 197-199. 
MENDES, R.; MEIRA, D.A., TEIXEIRA, U.A.; MOLINARI, 
H.; RODRIGUES, P.S., et al. Acidentes por multiplas 
picadas de abelha. Arq. Bras. Med. 1990; 64: 81-88.