Vista previa del material en texto
660 • Toxicología Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas “Los insectos, los insectos solos, crepitantes, mordientes, estremecidos, agrupados...” FEDERICO GARCÍA LORCA Los accidentes por picadura de artrópodos venenosos son frecuentes en los países tropicales, donde existe una gran variedad de especies; algunas de ellas poseen venenos tan poderosos que pueden comprometer seriamente la salud de las personas picadas. La acción de los venenos es varia- da y muy diversos los cuadros que originan, desde reac- ciones localizadas de evolución rápida hasta compromiso sistémico grave que puede ocasionar la muerte. En este capítulo se revisan aspectos entomológicos, toxinológicos, clínicos y terapéuticos de los accidentes originados por los principales artrópodos de interés médico. GENERALIDADES Tanto la presencia de estructuras y adaptaciones mor- fofisiológicas como la producción de sustancias que les permitan proveerse de alimento o defenderse de sus enemigos, son constantes filogenéticas frecuentes en la evolución de las especies; en principio, su objetivo es capturar las presas e iniciar un proceso extrínseco de digestión, lo cual explica las acciones de neuro o histotoxi- cidad características de los venenos animales, propiedades que pueden darse en forma independiente o combinada. Por otro lado, también les permite responder con cierta ventaja al ataque de predadores naturales y mantenerse vivas en la cadena biológica. Los artrópodos conforman el grupo de animales más abundante y disperso. Entre ellos y el hombre no existe una relación de dependencia directa y su encuentro, gene- ralmente fortuito, constituye muchas veces un problema de salud, al ocasionarle lesiones que pueden comprometer seriamente su vida, especialmente en las zonas tropicales (Brown, N. F. y Neva, F. A., 1985). Los accidentes por artrópodos venenosos son más graves de lo que generalmente se estima y ocurren en varios países. Sin embargo, se ignora su frecuencia real debido a los registros insuficientes, por subnotificación o por omisiones en la información recogida (Mendes, R., Meira, D. A., Teixeira, U. A., Molinari, H., Rodríguez P. S., et al., 1990). La acción de los venenos y el cuadro clínico que originan son variados y van desde reacciones locali- zadas de evolución rápida hasta compromiso sistémico grave, aun mortal (Chester, P., 1986). De igual manera, los mecanismos por medio de los cuales los artrópodos inoculan o ponen en contacto sus venenos también es variado: las arañas, escolopendras (cien pies) y algunas hormigas, por ejemplo, poseen estructuras bucales espe- cializadas (queliceros, toxicognatos o mandíbulas) que al morder inoculan el veneno proveniente de glándulas venenosas, con las que se comunican; los escorpiones, abejas, avispas, abejorros y la mayoría de hormigas, por el contrario, han desarrollado un aparato venenoso complejo y eficiente, a veces visible, localizado en la parte posterior del cuerpo, que termina en un aguijón duro y quitinoso capaz de penetrar el tejido de sus víctimas; los milpies y ciertos coleópteros segregan sustancias cáusticas, prove- nientes de glándulas cuticulares, cuya acción vesicante puede originar lesiones en la piel que entra en contacto con ellos; las larvas y adultos de varias especies de lepi- dópteros (mariposas y polillas, como el gusano pollo) poseen pelos urticantes conectados con microglándulas venenosas, que al entrar en contacto con piel o mucosas generan una reacción, cuya evolución y gravedad depende del grado de susceptibilidad de la víctima y de la especie incriminada (Figura 1). Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 661 CONSIDERACIONES EPIDEMIOLÓGICAS En diversas partes del mundo los accidentes por artrópo- dos venenosos, especialmente escorpiones, arañas y abejas, representan un porcentaje importante de los ocasionados por animales venenosos en general. En Estados Unidos la revisión de los certificados de defunción de 1950 a 1960 mostró que la mitad de las 460 muertes atribuidas a animales venenosos se debió a picaduras de abejas o avispas, 14% fueron por arañas y 2% por escorpiones; en total 66%, mientras la cifra de mordeduras de serpientes fue 30%. Una encuesta rea- lizada a 135 médicos de Mississippi (cerca de 15% del total) reveló que en 1971 habían atendido 2.381 casos de picadura de abejas, avispas u hormigas, 499 de arañas y 387 de animales no identificados (Harwood, R.F., James M.T., 1979). En Latinoamérica el número y la frecuencia de acci- dentes por animales venenosos es alto; las muertes por artrópodos registradas en México en 1941 fueron nueve veces más altas (1921) que las ocasionadas por mordedura de serpientes (219). Antes de 1958 ocurrían en México más de 1.000 muertes al año asociadas con escorpiones, especialmente en la región árida central, mientras que en Belo Horizonte, Brasil, hasta 1945, se estimaba un promedio de 850 incidentes anuales por escorpiones, con una letalidad aproximada del 2% (Hardwood, R. F.; James, M. T. Ibíd). Cifras más recientes corroboran que México, Brasil y Estados Unidos son los países más afectados por accidentes con artrópodos venenosos (Cardoso, J. L., 1990, Lucas, S., 1990, Santos, C. F., Vieira, H., Cardoso J. L., Campos, J. A., Mazzoncini, M, et al, 1991). En Colombia no se conocen datos que permitan calcular la magnitud de este problema pero se sabe que son frecuentes las picaduras de abejas, avispas y escor- piones. Desde 1978, cuando apareció en el país la abeja africanizada, la notificación de casos se hizo cada vez mayor y en algunas zonas, como el Valle del Cauca y los Llanos Orientales, causaron problemas graves y varias defunciones. En Medellín y en el Valle de Aburrá existe una abundante escorpiofauna, no muy variada en especies, que ocasiona accidentes con cierta regularidad, a veces fatales. La primera notificación de un ataque masivo por abejas africanizadas se hizo en 1981 y desde entonces su frecuencia se ha incrementado. Se conoce un estudio efectuado en la Unidad Renal del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, de Medellín, en donde se notifican varios casos de insuficiencia renal aguda después de pi- cadura masiva de abejas. 662 • Toxicología ACCIDENTES POR PICADURA DE ARAÑAS Generalidades Las arañas son artrópodos venenosos que causan patolo- gía al hombre en forma accidental, durante actividades agrícolas, de jardínería y domésticas (en el acto de vestirse y calzarse); tienen el cuerpo dividido en cefalotórax y abdomen y utilizan el veneno para defenderse y para cazar a otros artrópodos de los cuales se alimentan; se encuentran en gran número de hábitats. (Lucas, S. op. cit. Santos, C.F., Vieira H., Cardoso, J.L., Campos, J.A., Mazzoncini, M., et al. op cit. Tanus, M., Von Eickstedt, V.R., Knysak, I. Zveibil, L., Adriano, L., 1991). De las casi 35.000 especies de arañas descritas amplia- mente distribuidas en el mundo, todas ellas venenosas, sólo algunos géneros –Latrodectus, Loxosceles, Phoneutria, Lycosa, Atrax y Acanthoscurria, entre otros– incluyen cerca de 20-30 especies dotadas de un aparato venenoso apto para picar al hombre y de un veneno capaz de pro- ducirle un daño significativo, (Tabla 90. 1). Las arañas pueden causar problemas en muchas for- mas, algunas tienen pelos que inducen urticaria, pueden producir infecciones secundarias o reacciones alérgicas (Poisindexz Micromedex). La identificación del artrópo- do agresor hace parte del diagnóstico, pues cuando una araña es la causante el paciente frecuentemente la lleva o es capaz de describirla de tal manera que el médico sepa que fue una araña y no otro artrópodo. Son muy comunes falsas picaduras de arañas: picaduras de pulgas, chinches, garrapatas, gorgojos y moscas, pueden producir lesionesulcerosas que se confunden con picaduras de arañas. Cerca del 60% de las picaduras son en las manos o en los brazos (Poisindex Micromedex ibíd.). Según la especie de araña involucrada y las caracterís- ticas clínicas del accidente, se definen tres grupos: 1. Aracnoidismo necrótico (producido por el género Loxosceles). 2. Aracnoidismo sistémico –ocasionado por los géneros Latrodectus y Phoneutria– 3. Aracnoidismo por tarántulas. Puesto que el médico posee poca información sobre la epidemiología y presentación clínica de los accidentes por arañas, éstos en su mayoría no son diagnosticados, a pesar de que pueden causar graves complicaciones como un paro respiratorio, una insuficiencia renal o un síndrome hemolítico. El tratamiento consiste principalmente en el control del dolor, síntoma presente en la mayoría de los casos, a veces el único. Debe vigilarse la manifestación de las complicaciones, que necesitan manejo especial. Aun- que no se encuentran disponibles en nuestro medio, existen sueros antiaracnídicos polivalentes y algunos específicos, cuyo uso generalmente se reserva para los casos complicados. Tabla 90. 1. Principales arañas de importancia médica GENERO ESPECIES NOMBRE COMUN LOXOSCELES L. laeta*, L. rufipes*, Araña marrón L. rufiscens*, L. lutea*, Araña reclusa L. spadicea, L. similis, L. gaucho Araña violín PHONEUTRIA Ph. Nigriventer, Araña de los Ph. fera, Ph. colombiana*, platanales Ph. reidyi, Ph. Keiserlingi, Ph. boliviens. LATRODECTUS L. geometricus*, Viudas L. mactans*, L. curacaviensis*. ATRAX A. forbidabilis, Tarántula A. robustus, A. inbfensa. ACANTHOS- CURRIA A. gomesiana Tarántulas LYCOSA L. erithrognata* Araña de los prados * Especies notificadas en Colombia. Adaptado de Valderrama, R., 1993. Otros recursos terapéuticos tales como esteroides, dapsone, oxígeno hiperbárico, entre otros, son muy dis- cutidos y aún están en período de investigación. Morfología Las arañas son artrópodos que se caracterizan por tener el cuerpo dividido en dos regiones (cefalotórax y abdomen), por sus estructuras bucales modificadas en un par de agudos quelíceros y por sus cuatro pares de patas que emergen del cefalotórax. Los quelíceros tienen dos segmentos, uno en el área basal y otro móvil fuertemente afilado y quitinizado, a través del cual fluye el veneno (Jones, O., 1983). Las glándulas venenosas constan de un par de cuerpos en forma de sacos en la parte anterior del cefalotórax. El veneno es liberado por un conducto que se abre en la punta de cada quelícero (Tanus, M., et al. op. cit.). Los ojos están en la parte frontal del cefalotórax, la mayoría de las arañas tienen ocho ojos, su posición y tamaño varían según el tipo de araña; su visión es pobre (excepto en las cazadoras), pero tienen un sentido del tacto y vibración muy confiable. El abdomen no es segmentado y contiene los órganos hiladores en la parte posterior (Fertsch, W. J., 1969, Alexander, J. O., Tanus, M., op. cit. Wong, R. C., Hughes, S. E., Voorhess, J. J., 1987). Según la posición y el movimiento de los quelí- ceros las arañas se dividen en dos grandes grupos: Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 663 Orthognatha (Mygalomorphae) y Labidognatha (Aran- eomorphae) (Wong R.C., Hughes, S.E., Voorheess, J.J., Ibíd. Valderrama, op. cit. Lucas, S. op cit.). En las pri- meras los quelíceros emergen por debajo del extremo anterior del cefalotórax y al morder o picar se clavan verticalmente sobre la presa, con un movimiento an- teroposterior. Este grupo incluye las grandes arañas terrestres, de cuerpo robusto y velludo, comúnmente llamadas tarántulas o polleras. A pesar de su gran tama- ño y de la actitud agresiva que exhiben, especialmente cuando se les molesta, levantando las patas anteriores y el cefalotórax y mostrando los quelíceros en posición de ataque, no representan peligro de intoxicaciones severas. Sus picaduras son dolorosas por la acción mecánica y la penetración profunda de los quelíceros (Reyes, H., Neghme, A. op. cit.). Los quelíceros de las Labidognatha se insertan ho- rizontalmente debajo del cefalotórax; cuando pican se mueven perpendicularmente en sentido lateral, entre- cruzándose como una pinza cuando se cierra. En este grupo de arañas, de pequeño a mediano tamaño, se ubican las especies de mayor importancia médica, que provocan cuadros serios de intoxicación en humanos (Lucas, S. op. cit. Reyes, H., Neghme, A. op cit). Las más importantes se consignan en la Tabla 90. 1. Bionomía. Las arañas son terrestres y ocupan una gran variedad de hábitats. Se encuentran prácticamente en todos los nichos ecológicos, desde el ártico hasta el Antártico. Su dispersión puede ser activa o pasiva; esta última tiene importancia en la introducción de especies peligrosas a zonas donde no existían. Todas son carnívoras y muchas son caníbales; se alimentan de artrópodos es- pecialmente. Enredan la presa en sus telas o la emboscan y caen sobre ella, matándola o inmovilizándola por la picadura de sus quelíceros, extrayendo luego los jugos nutritivos de su víctima. (Tanus, M., Eickstedt, V.R., Knysak, Y., Zveibil, L., Adriano, L. op cit. Chester, P. op. cit. Valderrama, R. op cit., Lucas, S. op cit.). Tratamiento El sistema de obtención del veneno de las arañas mediante mordedura de un vidrio de reloj, sólo es posible en ciertas arañas muy agresivas y además la cantidad de veneno así obtenida es a veces insignificante. De modo que la mayo- ría de los estudios acerca de la bioquímica y toxicología del veneno han sido realizados en extractos de glándula venenosa, así la naturaleza química del veneno no puede ser diferenciada de la de la glándula (Russell, F. E., Dart, R. C., 1992). En el caso de arañas grandes, el método más frecuentemente usado para colectar el veneno es la estimulación eléctrica, dada la dificultad para obtenerlo a través de mordedura en una membrana, como se hace generalmente con las serpientes (Celerier, M. L., Paris, C., Lange, C., 1993). Para el tratamiento de las picaduras por arañas no hay medidas de primeros auxilios cuyo valor haya sido demostrado. Se recomienda lavar exhaustivamente con agua y jabón al área afectada. Deben controlarse el dolor, la inflamación, la infección y el prurito. La aplicación local de hielo puede ser útil en el control del dolor. Los analgésicos se usan según las necesidades del paciente. Debe considerarse la profilaxis antitetánica (Russell, F.E., Dart, R.C. op. cit). A continuación se analizan aspectos de los accidentes por algunas de las especies de mayor impacto médico. ARACNOIDISMO NECRÓTICO – ACCIDENTES POR LOXOSCELES (LOXOSCELISMO) Bioecología Las arañas del género Loxosceles existen en diversas regiones, especialmente en las zonas tropicales y subtro- picales. La especie más difundida en América Latina es L. laeta; se encuentran también L. rufipes y L. rufescens. En Colombia se ha registrado, además, L. lutea (Lucas, S. op. cit., Tanus, M. et al, op cit. Reyes, H., Neghme, A. op cit.). Son de tamaño mediano (entre 6 y 20 mm de largo y 3 a 4 cm de envergadura), de colores que varían desde grisáceo hasta anaranjado rojizo, café pálido y oscuro, algo peludas y con una clara constricción entre el cefalotórax y el abdomen. L. gaucho tienen en el cefalotórax una mancha clara en forma de estrella y L. laeta la tiene oscura en forma de violín (Tanus, M., et al., op. cit. Chester, P. op. cit.). Como todas las arañas, tienen hábitos solitarios; son sedentarias, no agresivas y construyen telas irregulares, laxas, algodonosas y sucias, sobre todo en los rincones altos, oscuros y secos de bodegas y habitaciones, detrás de cuadros, muebles y guardarropas. Tienen hábitos noctur- nos, se adaptan fácilmente al ambiente intradomiciliario, buscan los sitios donde noson molestadas y en los que puedan protegerse de las variaciones estacionales; se mantienen activas durante todo el año (Tanus, M., et al. op. cit. Chester, P. op. cit.) Pueden ser abundantes en las habitaciones sin provo- car problemas por envenenamiento en las personas. Sólo pican en defensa propia cuando, al estar oculta entre las ropas, camas o toallas, se les molesta o comprime contra la piel de la víctima. Por lo tanto, las picaduras se presentan especialmente en brazos, piernas y tronco y son raras en manos y pies. Afectan por igual a perso- nas de ambos sexos (Tanus, M, et al. op. cit. Reyes H, Neghme A. op. cit.). Epidemiología Los accidentes por Loxosceles son relativamente frecuen- tes. En el Hospital Vital Brazil del Instituro Butantan de 664 • Toxicología Sao Paulo se atienden aproximadamente 50 casos por año, especialmente en el verano (Tanus, M., et al., op. cit.). De los 4.636 accidentes atribuidos a arañas en el período 1988-1989 y notificados al Ministerio de Salud del Brasil 936 (20, 2%) fueron clasificados como loxos- celismo (Santos, C.F. et al., op. cit.). En Chile se registraron 216 casos en el período 1955- 1988 (Schenone, H. et al. 1989) y en Nashville, EE.UU., se estudiaron 95 pacientes con diagnóstico de picadura por estas arañas entre 1983 y 1986 (Rees, R., Rieger, E., King, L.E., 1987). En Colombia no se han notificado casos. Patogénesis Se considera que el veneno de Loxosceles actúa en dos formas distintas, que se esquematizan en la Figura 90. 2 (Chester, P. op. cit; Santos, C.F. et al., Tanus, M. et al., op. cit; Reyes, H., Neghme, A. op. cit. ). En la actividad dermonecrótica se observa a nivel intradérmico coagulación intravascular local, infiltrado polimorfonuclear y trombos plaquetarios en pequeños vasos. Una vez iniciado el proceso inflamatorio local, ocurre activación de otros mediadores de coagulación y de inflamación, lo cual resulta en una úlcera necrótica (Santos, C.F. et al, op. cit.) El mecanismo de formación de la úlcera no se sabe exactamente cómo es; hay dos teorías: una sugiere trom- bosis capilar inicial seguida por una respuesta inflamatoria mediada por leucocitos polimorfonucleares neutrófilos (PMN), mientras que la otra sugiere una adhesión inicial a las paredes capilares mediada por PMN, seguida por formación del trombo. Se ha demostrado agregación plaquetaria dependiente del calcio in vitro, para lo cual es necesario un factor plasmático no identificado. La depleción de PMN con nitrógeno mostaza bloquea la reacción al veneno. El mecanismo por el cual los PMN son activados no se conoce. Loxosceles reclusa activa el com- plemento, pero la acumulación de PMN es independiente del complemento, y posiblemente es el resultado de la activación de los factores tisulares producidos por los macrófagos (Barbaro, K.C. et al., 1992). La actividad lítica de la esfingomielinasa D sobre los hematíes se ha demostrado experimentalmente; otras hipótesis sugieren que antígenos del veneno absorbidos por la membrana del eritrocito pueden activar el sistema de complemento llevando a hemólisis. La coagulación intravascular diseminada (CID) observada en las formas cutaneoviscerales probablemente está relacionada con lesión del endotelio vascular, hemólisis y/o liberación de mediadores de la inflamación (Santos, C.F. et. al., op. cit.). El veneno está compuesto de aproximadamente un 26% de proteínas. Contiene un número considerable de enzimas (Russell, F.E. op. cit.)y péptidos no enzimáticos; se aisló una proteína con actividad de esfingomielinasa (Yarbrough, B.E., 1987). Se han encontrado tres grandes fracciones en la composición del veneno: fracción A o fracción de alto peso molecular; fracción B o de bajo peso molecular y fracción C o de muy bajo peso molecular. La actividad dermonecrótica y letal del veneno ha sido detectada exclusivamente en la fracción A, cuyas proteí- nas son inmunogénicas (Barbaro, K.C., et al., op. cit.). Es difícil asociar los componentes individuales del veneno con la severidad del cuadro clínico; además, la cantidad de dichos componentes parece insuficiente para produ- cirlo. Es posible que el sinergismo entre los componentes desempeñen algún papel en la respuesta tisular, pero quizas es más importante la reacción autofarmalógica, que es la respuesta de las células huéspedes mediada por el complemento, a una sustancia extraña (Poisindex Micromedex op. cit.). Sintomatología Según el mecanismo de acción del veneno, los accidentes por Loxosceles se pueden clasificar en loxoscelismo der- monecrótico y loxoscelismo cutaneovisceral o sistémico. El loxoscelismo dermonecrótico representa de 70% a 97% de los casos, en la mayoría de los cuales hay algún dolor o sensación de quemadura y prurito alrededor de la herida en los primeros 10 minutos, aunque su aparición puede ser posterior; el dolor es localizado, pero a veces se extiende a áreas adyacentes (Poisendex Micromedex op cit; Schenone, H., et al., op. cit.). La zona de la pi- cadura aparece edematizada e isquémica; el edema de consistencia dura y elástica se delimita en las primeras seis horas y se ubica en el sitio de la picadura y sus in- mediaciones; frecuentemente se extiende a superficies más distantes localizadas en áreas declives en relación con el sitio de la picadura. Aparece una mancha violácea pálida, de aspecto equimótico, que se torna más oscura con el transcurso del tiempo, quedando bien delimita- da en las primeras 24 horas de evolución; el diámetro de esta lesión varía de 3 a 3.5 mm, es de contorno y coloración irregulares, con una vesícula de contenido seroso o serohemático en su superficie, rodeada de un halo eritematoso de extensión variable que se asienta sobre una base edematosa e infiltrada, muy dolorosa al tacto, que forma una pústula que al romperse expone una úlcera negra, la cual puede alargarse e involucrar más tejido, incluyendo músculo (Schenone, H., et al., op. cit.; Anderson, P.C. 1982). El área central de la picadura puede ocupar cerca de 10 cm. En ausencia de tratamiento puede haber un gran defecto de tejido. En algunos casos de accidentes en cara, el edema es la única manifestación cutánea y llega a tener una gran mag- nitud, lo que ha sido llamado loxoscelismo dermonecrótico de predominio edematoso (Schenone, H., et al., op. cit.); la lesión suele presentarse alrededor del ojo y al principio aparece como un área edematosa, gruesa, eritematosa y con un centro necrótico que provoca el cierre del ojo, tie- Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 665 ne aspecto violáceo pero luego se ennegrece y acaba por secarse. Finalmente se desarrolla una necrosis cutánea y la piel se desprende dejando un centro granuloso profundo. Con el tiempo se cura levemente produciendo escaras de tejido cicatrizal, que dejan una gran desfiguración. Si la picadura asienta en una extremidad puede haber separación y desprendimiento de las capas superficiales de la piel que recubre el tejido más profundo, formando vesículas ampollas en la zona de la picadura. En la extre- midad superior se encuentra necrosis de la musculatura somática con esfacelación. En el loxoscelismo cutáneo visceral o sistémico, la aparición inmediata de dolor severo, con identificación de la araña, generalmente significa envenenamiento se- vero; se presenta más en niños (Tanus, M., et al., op. cit.; Valderrama, R., op. cit.; Poisindex Micromedex op. cit.). Además de las manifestaciones cutáneas se acompaña de manifestaciones sistémicas como náuseas, vómito, insomnio, fiebre, hematuria, hemoglobinuria, anemia aguda, ictericia y falla renal aguda que es causa frecuente de muerte (Yarbrough, B.E., op. cit.; Anderson, P.C., op. cit.; Wasserman, G.S., Mydler, T.T., Sharma, J., 1991). Este cuadro se instalaen las primeras 48 horas después del accidente. No existe relación entre la intensidad de la actividad hemolítica y el cuadro local. Diagnóstico diferencial Si se encuentra una historia de exposición a la picadura de Loxosceles y lesiones necróticas, se debe hacer diagnóstico diferencial con lesiones necróticas producidas por otros artrópodos o por otras enfermedades (Anderson, P.C., op. cit.). Exámenes complementarios, como un uroa- nálisis, que mostraría la presencia de hemoglubinuria y hematuria; hematocrito, estudio de coagulación, estudio de glóbulos rojos para cambios de su forma, conteo de plaquetas, estudio de función renal y hepática, sedi- mentación y fragilidad de glóbulos rojos pueden ayudar en el diagnóstico y seguimiento (Chester, op. cit.; Anderson, P.C., op. cit.). 666 • Toxicología Tratamiento El tratamiento de las picaduras por Loxosceles es contro- vertido, se han propuesto varios esquemas terapéuticos. Además de lo mencionado en generalidades, debe inmo- vilizarse y vendarse la parte afectada (Wong, R.C., et al., op cit.; Poisendex Micromedex op. cit.). Si ocho horas después del accidente no hay signos de envenenamiento severo, tales como formación de vesícula, cianosis e hipe- restesia, no se requiere continuar el tratamiento (Wong, R.C. et. al., op. cit.). Si se presenta prurito debe tratarse con difenhidramina 5 mg/kg/día por vía oral, máximo 25 a 50 mg cuatro veces al día (Poisindex Micromedex op. cit.). El uso de esteroides es discutido. Russell y Dart op. cit., notifican buenos resultados aplicando dexametasona intramuscular 4 mg cada seis horas, en la fase aguda, o usando hidrocortisona intravenosa, 300 a 500 mg al día en varias dosis en casos graves, cuyo uso se recomienda en lesiones de más de 2 cm y en loxoscelismo sistémico, al menos durante los cinco primeros días. Su aplicación in- tralesional no parece tener ventaja sobre el uso sistémico. Los esteroides estabilizan la pared celular y disminuyen la hemólisis (Wong, R.C. et. al., op. cit.). Los antibióti- cos sólo están indicados en caso de infección (Poisindex Micromedex op. cit.). El dapsone (DDS) y la colchicina inhiben la infiltra- ción de PMN y pueden ser efectivos en casos severos de necrosis aun después de 48 horas (King, L.E., Rees, R.S., 1984). El dapsone se administra de 50 a 200 mg/ día vía oral en 2 dosis y la colchicina de 1 a 2 mg vía oral seguidos por 0.6 mg cada 2 horas por 2 días (Hansen, R.C., Russell, F.E., 1984; King, L.E., Rees, R.S., 1983). Estas drogas pueden producir hemólisis y metahemoglobinemia (Hansen, R.C., Russel, F.E., ibíd; Iserson, K.V., 1985). El oxígeno aplicado periódicamente sobre el área afectada con una máscara improvisada, es de algún valor (Poisindex Micromedex op. cit.). El oxígeno hiperbárico no debe usarse de rutina, pero es de valor en las heridas que están progresando (Svendesen, F.J., 1986); en un estudio realizado en conejos se demostró que aplicado dos veces al día produce mejoría histológica de la úlcera; sin embargo, no se observó mejoría clínica de la misma. El mecanismo de acción aún no es claro, se ha propuesto que actúa produciendo en la herida la tensión de oxígeno necesaria para la angiogénesis o, también, inactivando el veneno o uno de sus componentes (Strain, G.M., et al., 1991). En el Hospital Vital Brazil del Instituto Butantán de Sao Paulo utilizan seroterapia específica según el siguiente esquema (Tanus, M., op cit.; Santos, C.F., et al., op. cit.): – Forma dermonecrótica: suero antiloxoscélico o suero antiarácnido cinco ampollas por vía endovenosa. – Forma cutaneovisceral; suero antiloxosceles o antiarác- nido diez ampollas por vía endovenosa. En el loxoscelismo sistémico deben corregirse los disturbios hidroelectrolíticos. Se puede requerir transfu- sión de plaquetas en caso de trombocitopenia. La diálisis peritoneal o la hemodiálisis se recomienda en caso de falla renal. Después de seis o más semanas debe evaluarse la necesidad de cirugía plástica (Tanus, M., et al., op. cit.; Poisindex Micromedex, op. cit.; Yarbrough, B.E., op. cit.). Tabla 90. 2. ARACNOIDISMO SISTÉMICO – ACCIDENTES POR PHONEUTRIA (FONEUTRISMO) Bioecología Las arañas de este género se encuentran ampliamente distribuidas en las regiones cálidas de Brasil, Perú, Ecua- dor, Colombia, Bolivia y Argentina. Algunas especies Tabla 90. 2 CLASIFICACIÓN SIGNOS Y SÍNTOMAS TRATAMIENTO DERMONECRÓTICO Edema indurado, dolor local, equimosis, isquemia, vesícula póstula, úlcera. Fiebre, malestar general, amp. Exantema Antihistamínicos Analgésicos Esteroides Suero antiarácnido 5 I.V. CUTANEOVISCERAL Además de los referidos: Hidratación parenteral O SISTÉMICO Anemia aguda, ictericia Muco-cutánea, hemoglobinuria, Oliguria, anuria, insuficiencia Renal aguda. Esteroides sistémicos Diálisis Suero antiloxoscélico O antiarácnido 10 amp. Adaptado de Santos, C.F., et al, op. cit. Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 667 americanas son P. fera, P. keyserlingi, P. reidyi, comunes en la región amazónica, y P. nigriventer, la más frecuente, es de color marrón y presenta en el dorso del abdomen dos pares de manchas claras dispuestas longitudinalmente, las hembras tienen vientre negro y los machos rojo anaranja- do (Tanus, M., et al, op. cit.; Lucas, S., op cit.; Santos, C.F. et al, op cit.); en Colombia están notificadas las especies P. colombiana y P. reidyi en la región amazónica (Tanus, M., et al., op. cit.; Valderrama, R., op. cit.; Santos, C.F., et al., Ibíd). Son relativamente grandes: pueden medir 4-5 cm de cuerpo y 17-18 de envergadura (Lucas, S., op. cit.; Chester, P., op. cit.; Tanus, M., et al., op. cit.; Santos, C.F., et al., op. cit.). Al sentirse amenazadas adoptan una actitud carac- terística levantando los dos pares de patas anteriores, mostrando y haciendo sonar los quelíceros y erizando las pilosidades del cuerpo. Acompañan los movimientos del agresor procurando la defensa o el ataque. Son agre- sivas, muy rápidas y atacan saltando sobre las víctimas. Tienen hábitos nocturnos, solitarios y errantes. Cazan sus presas directamente, sin tejer tela, en los alrededores de las habitaciones del hombre a las que pueden penetrar escalando con agilidad muros, paredes e, incluso, puertas y ventanas de vidrio; se refugian en rincones, zapatos, cortinas, ropas, etcétera. Durante el día se abrigan en sitios oscuros y relativamente húmedos como cortezas de árboles, piedras, troncos caídos, bromelias, palmeras, matas o racimos de plátano; en esta forma pueden ser introducidas a otros países; es la banana spider de los Estados Unidos (Lucas, S., op. cit.). Epidemiología Todas las especies causan accidentes. Son responsables de por lo menos 60% de las picaduras de araña notificadas en el Brasil, único país de Suramérica que lleva estadísticas confiables sobre estos accidentes; se registran cerca de 1.100 casos por año en los estados de Sao Paulo y Minas Gerais. Más del 80% ocurren en las manos y los pies, ge- neralmente cuando se manipulan las frutas o en el acto de calzarse (Tanus, M., et al., op. cit.). Patogénesis Estudios experimentales demuestran que el veneno de Phoneutria contiene neurotoxinas que actúan básicamente sobre los canales de sodio, induciendo una despolarización de las fibras musculares de las terminaciones nerviosas motoras y del sistema ner- vioso autónomo. Hay liberación de neurotransmisores, principalmente catecolaminas y acetilcolina (Santos, C.F., et al., op. cit.). El veneno de Phoneutria nigriventer (VPN) produce contracción del músculo liso vascular en conejos e incre- mento de la permeabilidad vascular en la piel de ratas y conejos, de lo cual es responsable un polipéptido (VNP 1); además contiene histamina, serotonina,hialuronidasa y enzimas proteolíticas que también podrían ser respon- sables de la producción de edema (Antunese, et al., 1992; Marangoni, S., et al., 1993). Estas acciones se ilustran en la Figura 90. 7. Sintomatología Predominan las manifestaciones locales: la más frecuente es el dolor de intensidad variable en el sitio de la picadura irradiado a veces a la raíz del miembro comprometido, cuando la lesión ocurre en las manos o los pies. En casos graves en niños se ha observado choque neurogénico acompañado por sialorrea, respiración estertorosa y priapismo. Pueden ocurrir edema, hiperemia, parestesia y sudoración en el sitio lesionado. Según la gravedad del envenenamiento, los accidentes se clasifican como leves, moderados y graves (Santos, C.F., et al., op. cit.; Tanus, M., et al., op. cit.). Los accidentes leves constituyen el 90% de los casos de foneutrismo.Presentan principalmente sinto- matología local, puede aparecer taquicardia y agitación secundarias al dolor; los moderados representan cerca del 7% de los accidentes en los que, adicional a las reacciones locales, aparecen taquicardía, hipertensión arterial, sudoración profusa, agitación psicomotora, visión borrosa, vómito y sialorrea; los accidentes graves son más raros y, además de la sintomatología anotada, se presenta vómito profuso, diarrea, priapismo, bradi- cardia, hipotensión arterial, arritmias cardíacas, disnea y grados variables de depresión neurológica, convulsiones y coma, edema pulmonar agudo, choque y paro cardio- rrespiratorio. Se acompañan de leucocitosis con neutrofilia, hiperglicemia, acidosis metabólica y alteraciones elec- trocardiográficas que revierten en 24 a 48 horas (Tanus, M., et al. Ibíd.; Santos, C.F., et al., op. cit.). Tratamiento El manejo del paciente picado por una araña del género Phoneutria casi siempre se reduce al alivio del dolor, para lo cual puede ser necesaria la infiltración con anestésicos como lidocaína al 2%, 3 a 4 ml en adultos y 1 a 2 ml en niños; cuando hay recurrencia del dolor se pueden rea- lizar nuevas infiltraciones locales con intervalos de 60 a 90 minutos. En caso de que sean necesarias más de dos infiltraciones y desde que no haya síntomas del sistema nervioso central, se recomienda el uso de meperidina. Debe hospitalizarse a todo paciente con manifestaciones sistémicas. El suero antiarácnido polivalente (Instituto Butan- tan. 1 ampolla = 5 ml) está indicado en pacientes con 668 • Toxicología manifestaciones sistémicas; en dosis de 2 a 4 ampollas para los casos moderados y 5 a 10 ampollas para los casos graves; aplicadas por vía endovenosa en 15 a 20 minutos (Santos, C.F., et al., op. cit.). En la Tabla 90. 3 se resumen las manifestaciones clínicas y las recomen- daciones terapéuticas (Santos, C.F., et al., Ibíd.; Trejos, A., et al., 1971). ARACNOIDISMO SISTÉMICO – ACCIDENTES CAUSADOS POR LATRODECTUS Bioecología Las arañas del género Latrodectus son conocidas como “viudas”. Los adultos son fácilmente reconocidos por su color negro intenso aterciopelado, por sus marcas rojas, amarillas o naranja en la parte ventral en forma de reloj de arena y por su abdomen globoso. La hembra adulta mide entre 1,2 y 1,5 cm de largo y 3,9 y 4,2 cm de envergadu- ra; el macho adulto es notoriamente más pequeño que la hembra y tiene las manchas abdominales de un color más pálido (Schenone, H., Correa, L., 1985; Poisnindex Micromedec, op. cit.). Estas arañas tejen una tela irregular, enredada y fuerte en arbustos, barrancos, ramas de árboles y en varios rincones o sitios tranquilos del domicilio hu- mano tales como pilas de leña, objetos descartados y en la tierra. Latrodectus mactans, la “viuda negra”, es una araña predominantemente rural; su hábitat está constituido por campos de cultivo de trigo y diversas especies vegetales, troncos de árboles, rocas y piedras que se encuentran en áreas silvestres; ocasionalmente se encuentra en construcciones rurales y excepcionalmente en viviendas urbanas. El macho después de haber fecundado a la hembra sobrevive un tiempo relativamente corto. La aplicación del término “viudas” a las hembras de este género es muy posible que se deba al hecho que sólo la hembra es habi- tualmente encontrada en la tela, y a que algunas veces la hembra devora al macho después de la cópula. El aparato venenoso del macho, que es mucho más pequeño que el de la hembra, es inadecuado para morder un vertebrado, siendo el veneno prácticamente inocuo para el hombre, (Wong, R.C., et al., op. cit.; Chester, P., op. cit.; Schenone, H., Correa, L., op. cit.). Epidemiología Latrodectus es un género de distribución mundial, más prevalente en el trópico, pero se extiende ampliamente en el norte y el sur. Se han identificado más de 20 es- pecies, todas venenosas, pero sólo las hembras son peli- grosas para los humanos. Las especies más importantes desde el punto de vista médico en Estados Unidos son las viudas negras L. mactans, L. hesperus, L. variolus, viuda roja, L. bishopi y viuda café, L. geometricus. En Brasil se han notificado L. curacaviensis, L. geometricus y L. mactans, ésta última es considerada la especie más importante desde el punto de vista médico en el mundo (Poisnindex Micromedec, op. cit.; Tanus, M., et al., op. cit.). En Colombia están notificadas L. geometricus y L. mactans (Lucas, S., op cit.). Las hembras de Latrodectus no son agresivas, la mordedura a vertebrados mayores ocurre sólo en caso de defensa. El hombre es mordido cuando la araña entra en contacto con la piel en diversas circunstancias como al quedar atrapada entre sus ropas, o durante el desempeño agrícola que representa, según algunas estadísticas, el 70% de los accidentes. No es infrecuen- te el accidente durante paseos campestres cuando las personas se sientan o se tienden en el suelo (Schenone, H., Correa, L., op. cit.). Cuando son muy numerosas, pueden dar origen a una epidemia de iatrodectismo. En Pudahuel, Chile, en 1963, Tabla 90. 3 CLASIFICACIÓN SIGNOS Y SÍNTOMAS TRATAMIENTO LEVE Dolor, taquicardia, agitación. Analgesia Observación MODERADO Dolor intenso, vómito, Además de lo preferido: O SISTÉMICO diaforesis, sialorrea, taquicardia, agitación. Suero antiarácnido 5-10 ampollas I.V. GRAVE Vómito severo, priapismo, bradicardia, insuficiencia cardíaca, choque, convul- siones, coma, edema pulmonar agudo, paro cardiorrespiratorio Analgesia: bloqueo nervioso o meperidina. Suero antiarácnido: 5-10 ampollas I.V. Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 669 en un predio de 20 hectáreas donde se cultivaba alfalfa, se encontraron entre 5 y 7 L. mactans adultas por metro cuadrado de terreno. La picadura se puede producir en cualquier parte de la superficie cutánea; las garras de los quelíceros son clavadas instantáneamente en la piel, donde permanecen introducidas por algunos segundos. La cantidad de veneno inyectada, que además de la susceptibilidad del individuo mordido va a determinar de un modo directo la magnitud de la severidad del cuadro clínico, depende del volumen que contenga la araña en el momento de la picadura: si se ha alimentado recientemente, es muy posible que dispon- ga de poco veneno; si ha estado en ayuno prolongado, la cantidad de veneno puede ser mucho mayor (Schenone, H., Correa, L. Ibíd.). De 454 casos de iatrodectismo notificados en Chile, 84,4% se presentó en hombres y 15,6% en mujeres; las edades más afectadas fueron las comprendidas entre la segunda y cuarta décadas de la vida. Los accidentes ocurrieron durante el día. Los sitios de mordedura más frecuentes fueron las extremidades inferiores y superiores, siguiéndolos en orden decreciente el cuello, el tronco y otros. De un total de 4.636 accidentes con arañas notifi- cados al Ministerio deSalud de Brasil, en los años 1988 y 1989, apenas 10 (0,21%) fueron clasificados como iatrodectismo (Schenone, H., Correal, L. Ibíd.; Santos, C.F., et al., op. cit.). Patogénesis El veneno de las arañas viudas es complejo. Está formado de por lo menos 5 o 6 proteínas biológicamente activas; también contiene pequeñas cantidades de enzimas pro- teolíticas, como la hialuronidasa. La principal acción es sobre el sistema nervioso, aunque su mecanismo de acción no se conoce totalmente (Roshental, L., Meldolesi, J., 1989). La fracción letal del veneno, alfa iatrotoxina, actúa sobre la unión neuromuscular causando liberación y de- pleción de acetilcolina (Pumplin, D.W., M.C. Clure, W.O., 1977) y norepinefrina en las sinapsis postganglionares simpáticas (Anon, 1992); el veneno daña la recaptación presináptica neuronal de aminas (Rothlin, R.P., Pardal, J.F., Pardal, M.M.F., 1977). El receptor putativo para alfa iatrotoxina fue purifi- cado en cerebro de bovinos. Contiene seis proteínas, una de ellas es un fragmento y otra es la proteína completa de la membrana de la vesícula sináptica; la primera posee actividad de autofosforilación dependiente del calcio mientras que la segunda es el sustrato para di- cha actividad. Otras dos proteínas son sustratos para proteinkinasa C. Las dos proteínas restantes tienen la propiedad de inhibir la fosforilación de las otras pro- teínas que componen el receptor de alfa iatrotoxina (Grishin, E.V., Surkova, I.N., Davletov, B.A., 1992). La alfa iatrotoxina produce indirectamente activación de los canales del cloro dependiente del calcio en oocitos de xenopus (Gundersen, C.B., Umbach, J.A., Grasso, A., 1992). El veneno de la viuda negra contiene una familia de neurotoxinas de alto peso molecular que actúa selec- tivamente a nivel presináptico. Estas neurotoxinas se pueden asociar con proteínas de bajo peso molecular cuya función es desconocida (Tashmukhamedov, B.A., 1983). Sintomatología La picadura puede ser mortal pero es un evento muy raro (Kobernick, M., 1984). Los pacientes con mayor riesgo de complicación son los niños, personas con problemas cardiovasculares y pacientes de edad avanzada (Timms, P.K., Gibbons, R.B., 1986; Miller, T.A., 1992). Aproxima- damente la mitad de los pacientes percibe cuándo fue picado por la araña, que puede o no producir un ligero dolor, como un punzón de aguja, que se calma en pocos minutos; pero frecuentemente reaparece como un dolor sordo, una incomodidad o una sensación de parálisis, 20 a 40 minutos después del accidente (Clark, R.F., We- thern-Kestner, S., Vance, M.V., et al., 1992; Moss, H.S., Binder, L.S., 1987). Por lo general no hay lesión local; algunas veces se observa una mancha rojiza pequeña de aspecto equi- mótico (Schenone, H., Correa, K., op. cit.). El sitio de la mordedura puede mostrar 1 ó 2 heridas de punción apartadas 1 a 2 mm; el área alrededor está ligeramente blanqueada, circundada por un área caliente, indurada y ligeramente eritematosa (lesión en blanco de tiro), no hay cambios locales en el tejido y el edema de la zona no es común (Clark, R.F., Wethern-Kestner, S., Vance, M.V, et al., op. cit.). Desaliento, fatiga, parestesias, cefalea e insomnio pueden persistir por varios meses. Hay diaforesis mode- rada en el sitio de la picadura o en toda la extremidad; en el envenenamiento severo ocurre lejos del sitio de la picadura. Hay dolor muscular, rigidez y fasciculaciones en la región afectada, entre 20 y 120 minutos después de la picadura, que se extienden a grandes masas mus- culares como espalda y abdomen y pueden dificultar el mantenerse en pie y alterar la marcha. El dolor puede descender a extremidades inferiores, especialmente a los pies, donde se ha descrito un dolor quemante solamente. Puede desarrollarse rigidez en hombros, tórax, espalda y abdomen en tabla (Clark, R.F. et al., Ibíd. Moss, H.S., Binder, L.S. op. cit.). En niños es común la parálisis y debilidad; la debili- dad en los miembros inferiores se presenta hasta en un 60% de los pacientes. En mujeres en embarazo puede producir contracciones y aborto (Russell, F., Marcus, P., Streng, J.S., 1979; Key, G.F. 1981). Con el progreso del envenenamiento aparece un marcado aumento de las 670 • Toxicología secreciones con sialorrea, epífora y rinorrea. Los pacientes están inquietos, ansiosos e intranquilos; pueden ocurrir convulsiones, especialmente en niños, en quienes también pueden ocurrir parálisis progresiva. Se presentan cefalea, ptosis palpebral, edema palpebral, hiperreflexia osteoten- dinosa profunda y aumento de la presión intracraneana. Se han descrito oliguria y anuria por espasmo esfinteriano (Kobernick, M., op. cit; Clark, R.F., Wethern-Kestner, S., Vance, M.V, et al., op. cit.; Moss, H.S., Binder, L.S. op. cit.; Rauber, A.1984). El priapismo moderado se observa en el 13,4% de los hombres afectados, siendo más acentuado en los niños (Schenone H, Correa L, op. cit.; Poisnindex Micromedec, op. cit.). En envenenamientos severos hay taquicardia e hiper- tensión arterial, que en pacientes de alto riesgo puede conducir a choque o exacerbación de una falla cardíaca o una isquemia miocárdica (Kobernick, M., op. cit.; Clark, R.F., Wethern-Kestner, S., Vance, M.V, et al., op. cit.). En ocasiones el paciente refiere una sensación de opresión intensa en la parte anterior del tórax, la cual puede hacer pensar en un cuadro coronario agudo; además se pueden presentar alteraciones electrocardiográficas transitorias compatibles con un proceso de isquemia miocárdica (Schenone, H., Correa, L. op. cit.; Poisnindex Micromedec op. cit.). Pueden presentarse dificultad respiratoria, disnea y falla respiratoria por espasmo de los músculos abdo- minales. Náuseas, vómito y dolor abdominal se observan en la mitad de los pacientes; el espasmo muscular es el responsable del dolor abdominal (Kobernick, M., op. cit.; Rauber, A., op. cit.). Por lo general, la enfermedad evoluciona en 3 a 5 días, desapareciendo progresivamente los síntomas y pudien- do demorarse hasta 30 días su completa desaparición. Alrededor del tercer día se suele observar en la piel de tórax y abdomen un exantema micropapulovesiculoso confluente, resultante de la intensa sudoración del pa- ciente. Dejar evolucionar sin tratamiento adecuado, el latrodectismo tiene una letalidad que varía entre 0 y 4% (Schenone, H., Correa, L., op. cit.). Diagnóstico diferencial El envenenamiento por Latrodectus puede simular enti- dades como tétanos, infarto agudo de miocardio, cólico renal, intoxicación alimentaria, porfiria, abstinencia de opioides o abdomen en tabla, que puede presentarse por una pancreatitis o una víscera perforada. Un hema- leucograma y un uroanálisis pueden excluir otros diag- nósticos como el abdomen agudo quirúrgico (Schenone, H., Correa, L. Ibíd; Poisnindex Micromedec op. cit.). Tratamiento El manejo de la picadura por las arañas del género Latro- dectus debe dirigirse principalmente al alivio del dolor y de los espasmos musculares. Todos los pacientes sintomá- ticos deben ser hospitalizados, lo mismo que los menores de 16 años, los mayores de 60 años, los pacientes con enfermedad cardiovascular y las mujeres embarazadas. En el control del dolor pueden administrarse epiáceos si el paciente no tiene depresión respiratoria. Los rela- jantes musculares se administran mientras los síntomas persistan y puede usarse cualquiera de los siguientes (Wong, R.C. et al., op. cit.; Russell, F.E., Dart, R.C. op. cit.; Poisnindex micromedec op. cit.): – Gluconato de calcio. 10 ml intravenosos de solución al 10% pasados en 10 a 20 minutos; puede repetirse cada tres o cuatro horas. La dosis para niños es 50 mg/kg intravenoso (IV), sin pasar de 500 mg/kg en 24 horas. Es el relajante muscular de primera elección.– Metacarbamol. 15 mg/kg de peso aplicado intravenoso en cinco minutos, seguidos por una dosis igual diluida en 250 ml de dextrosa al 5% pasados en cuatro horas. – Diazepam. 5 a 10 mg intravenosos cada tres o cuatro horas. La dosis para niños mayores de cinco años es de 1 mg IV cada 2-5 minutos, máximo 10 mg; para los menores de cinco años es de 0,2 a 0,5 mg IV cada dos minutos, máximo 5 mg Se ha encontrado que la neostigmina es eficaz en el tratamiento de muchos de los síntomas (Jones, O., op. cit.), ya que antagoniza el efecto farmacológico o toxi- cológico del veneno. Se administra por vía parenteral, en dosis de 0,5 a 1 mg cada ocho horas (Schenone, H., Correa, L., op. cit.). El antiveneno específico contra Latrodectus mactans está indicado en caso de signos sistémicos que amenacen la vida del paciente o que no mejoren con otras medidas terapéuticas, también en pacientes con factores de riesgo, tales como niños pequeños, ancianos, cardiópatas y muje- res embarazadas (Clark, R.F., Wethern-Kestner, S., Vance, M.V., et al., op. cit.). Es efectivo revertir los calambres, el dolor, los efectos sobre el sistema nervioso central y la hipertensión arterial en aproximadamente una a dos horas. Previa prueba de sensibilidad, administrar 2,5 ml (1 ampolleta) diluida en 50 a 100 ml de dextrosa al 5% o en solución salina, intravenoso en 20 a 30 minutos. Es necesario vigilar la aparición de reacciones al suero equino (Poisnindex Micromedec op. cit.; Wong, R.C., et al., op. cit.). Los pacientes con crisis hipertensivas agudas pueden requerir el uso de nitroprusiato intravenoso 3g/ kg/minuto (Russell, F.E., Dart, R.C. op. cit.). Tabla 90. 4. Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 671 ACCIDENTES POR PICADURA DE ESCORPIONES (ESCORPIONISMO) Bioecología Los escorpiones fueron tal vez los primeros habitantes de tierra firme. Surgieron en el siluriano, hace cerca de 300 millones de años. Sus fósiles presentan una gran semejan- za con los escorpiones actuales (Lucas, S. op. cit.). Se han descrito cerca de 1.400 especies que habitan en especial las zonas cálidas y templadas. La mayor diversidad de especies existe en ambientes más áridos. Son animales carnívoros que se alimentan especial- mente de insectos (cucarachas y otros insectos) y de arañas; el canibalismo a veces se presenta en cautiverio. Pueden ayunar por tiempo prolongado (hasta dos años), almacenando alimento en divertículos especializados. Localizan sus presas con ayuda de pelos sensoriales situados especialmente en los palpos (tenazas), muy sensibles a las vibraciones y a los cambios de presión y temperatura. Su visión está poco desarrollada (Lucas, S. Ibíd). Los escorpiones son animales solitarios que viven sobre o debajo de piedras, maderas, troncos o cortezas de árboles; algunos se entierran en el suelo húmedo de zonas boscosas o selváticas y otros en la arena del desierto. Otros más viven en plantas que crecen en los árboles: hay especies que prefieren las proximidades de las viviendas del hombre y se esconden en techos, pisos de madera, leña, huecos de paredes y otros luga- res oscuros, de donde salen de noche en busca de sus presas; en ese momento pueden refugiarse en zapatos, ropas, camas, armarios u otros sitios frecuentados por el hombre; así se presentan los accidentes (Harwood, R.F., James, M.T. op. cit.; Lucas, S. op. cit.; Santos, C.F. et al., op. cit.). Epidemiología Todos los escorpiones son venenosos y pueden ocasio- nar accidentes en humanos; requieren atención médica los causados por especímenes de la familia Buthidae, de amplia distribución mundial. En las Américas se destacan los géneros Tityus y Centruroides. En Colombia se han descrito cerca de 42 especies de escorpiones (Lourenco, W. H., 1995), pero se desco- noce la epidemiología del escorpionismo y sus aspectos clínicos y toxicológicos, exceptuando los experimentos realizados por Marinkelle en 1965 con C. margaritatus, la especie más frecuente y que causa accidentes graves, especialmente en niños y ancianos. El género Tityus se distribuye desde el sur de Esta- dos Unidos hasta el norte de Argentina. Se puede reconocer por la presencia de una espina proximal al aguijón. La especies T. serrulatus y T. bahiensis que se encuentran en Brasil, se consideran muy peligrosas (Harwood, R.F., James, M.T. op. cit.; Lucas, S. op. cit., Santos, C.F. et al, op. cit.). En Colombia existen varias especies de este género cuyo veneno no reviste la misma toxicidad que el de las especies brasileras; tal vez la más frecuente a nivel domiciliario es T. Furcu- la, que ocasiona accidentes frecuentes (Hanssen, H., Osuna, O., Osorno, G., 1972). El género Centruroides ocurre desde el sur de Estados Unidos hasta América Central y las Antillas. Se han citado algunas especies en América del Sur (Perú, Colombia, Venezuela, Guyana y Ecuador). A este género perte- necen también los escorpiones que causan accidentes graves, incluso fatales, en México, donde se registraron 17.750 muertes entre 1940 y 1949 y 2.602 entre 1957 y 1958, especialmente de niños. Datos más recientes muestran que en Brasil la accidentalidad por picaduras de escorpiones es alta: entre 1988 y 1989 se notificaron Tabla 90.4. Accidentes causados por latrodectus. Manifestaciones clínicas y tratamiento CLASIFICACIÓN SIGNOS Y SÍNTOMAS TRATAMIENTO LEVE, MODERADO Dolor local, heridas de punción, lesión en blanco de tiro, contracturas musculares, diaforesis local, aumento de secreciones, exantema. Analgésicos Relajantes musculares Gluconato de calcio Metacarbamol SEVERO Además de los referidos, diaforesis generalizada, dolor, rigidez, priapismo, taquicardia, fasciculaciones, convulsiones, hipertensión arterial, falla respiratoria. Además de lo referido, antiveneno Amp. IV 672 • Toxicología 3.142 accidentes con una letalidad del 1%, cifras que, sin embargo, no reflejan su frecuencia real (Harwood, R. F., James, M. T. op. cit.; Lucas, S., op. cit., Cardoso, J. L. et al., op. cit.). En Colombia se conocen pocos registros de accidentes por escorpiones, pues la mayoría se manejan en forma ambulatoria, o no se notifican; sin embargo, las notas remisorias de algunos especímenes enviados para ser identificados al Laboratorio de Entomología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, y la observación personal del autor, permiten afirmar que éstos pueden llegar a ser severos y fatales en niños, con variadas manifestaciones clínicas: lesiones necrotizantes del páncreas, trastornos neurogénicos y paro cardio- pulmonar, entre otros. Patogénesis Los venenos de las diferentes especies de escorpiones presentan ligeras variaciones con respecto a sus com- ponentes antigénicos y a la lesión que producen. En general son proteínas con acción neurotóxica llamadas escorpaminas; poseen, además, hemolisinas, aminoácidos libres y serotonina (responsables del dolor), sustancias termoestables, proteasas, oxidasas, fosfodiesterasas y laminoácidos (Santos, C.F., et al., op. cit.; Keegan, H., 1969; Glenn, W., Keegan, H.L., 1962). Estas sustancias actúan sobre los canales de sodio, produciendo despo- larización de las terminaciones nerviosas posganglionares, con liberación de catecolaminas y acetilcolina, lo que determina que aparezcan manifestaciones en todos los sistemas orgánicos, dependiendo del predominio de los efectos simpáticos o parasimpáticos (Santos C.F. et al., op. cit.; Harwood, R.F., James, M.T. op. cit.; Glenn, W., Keegan, H.L. op. cit.). En animales de experimentación se demostró que la taquicardia sinusal se debía al efecto de las catecolaminas liberadas por las toxinas sobre los receptores beta- adre- nérgicos, mientras que la hipertensión ocurría por el efecto de las catecolaminas liberadasde las glándulas adrenales y las terminaciones nerviosas postganglionares sobre los receptores alfaadrenérgicos (Freire-Maia, L. y Campos, J.A. 1987). La patogénesis del edema pulmonar agudo indu- cido por el veneno de escorpiones es muy compleja; varios fenómenos podrían explicar la génesis de ese efecto: La hipertensión arterial aguda, de naturaleza adrenér- gica, podría inducir tanto una falla ventricular izquierda como el edema, por la acción de las catecolaminas libe- radas sobre los receptores adrenérgicos. Experimentos recientes demuestran que la velocidad en la elevación de la presión arterial sistémica postinoculación de toxinas del veneno en ratas no anestesiadas, es un factor importante en la génesis y severidad del edema pulmonar (Nascimen- to, E. P., Azevedo, A. D., y Freire-Maia, L., 1986.). Todos estos resultados demuestran que el efecto hemodinámico, caracterizado por un incremento abrupto y rápido de la presión arterial sistémica, realiza un papel importante en la patogénesis del edema pulmonar agudo. El efecto de las catecolaminas en ratas no anestesia- das es similar al inducido por las toxinas de escorpiones, como consecuencia de la acción conjunta de su actividad vasodepresora y de la liberación de quininas en el pulmón que, junto con los efectos hemodinámicos, incrementan la permeabilidad vascular. Parece que el incremento del nivel de catecolaminas en la sangre después de la inoculación de toxinas de es- corpiones podría inducir la contracción de los músculos lisos de las venas periféricas, incrementando el retorno venoso; adicionalmente, un efecto directo de las toxinas sobre las venas también contribuirá al incremento del retorno venoso. El daño miocardial, atribuido a sobreestimulación simpaticomimética, inducido por el veneno de escor- piones, podría intervenir también en la génesis de las fallas cardíacas y del enema pulmonar. Se desconoce la composición, acción y patogénesis del veneno de los escorpiones colombianos. Sintomatología Datos experimentales e investigaciones clínicas han de- mostrado que el envenenamiento por escorpiones es un síndrome muy complejo que depende tanto de la especie incriminada y de la dosis de veneno inoculada, como de la edad y estado de salud general de la persona (Freire-Maia, L., y Campos J.A. op. cit.). La sintomatología más fre- cuentemente relatada es el dolor intenso e inmediato en el sitio de la picadura y la irritabilidad (El-Amain, E.O., 1992; Freire-Maia, L. y Campos, J.A. op. cit.; Gueron, M. y Ovsyshcher, I., 1987). El veneno de escorpiones puede provocar, en casos graves, efectos sistémicos, aun mortales, como arritmia cardíaca, shock y edema pulmonar agudo (Gueron, et al., 1990), con características clínicas tales como vómito, priapismo y dificultad para mantener la temperatura y/o la presión sanguínea normales (El-Amin EO. Ibíd). En pacientes con problemas cardíacos crónicos el envenenamiento escorpiónico constituye un factor de riesgo adicional (Santos, C.F. et al., op. cit.). Con base en las manifestaciones clínicas, los accidentes se clasifican en leves, moderados y graves: en los primeros los síntomas se reducen a dolor local y, a veces, parestesias; en los segundos se presentan, además, manifestaciones sistémicas (sudoración, náuseas, vómitos, sialorrea) y de índole cardiorrespiratoria, como los ya descritos; en los casos graves a lo anterior se añade priapismo, bradicardia, choque, edema pulmonar, vómitos profusos y repetidos, coma y convulsiones, que pueden ser fatales; el edema pulmonar es tal vez la complicación más seria en los Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 673 accidentes graves. Se debe prestar atención especial a los pacientes con compromiso sistémico y a casos especiales como niños, ancianos y personas con problemas cardio- rrespiratorios u otros de base. En nuestro medio la mayo- ría de los accidentes son leves o moderados, aun cuando se desconoce la realidad epidemiológica del problema. Tratamiento No es abundante la literatura disponible con respecto a las medidas terapéuticas recomendadas en los accidentes por escorpiones, que de todas maneras tienen que ver con la severidad de los mismos; como ya se indicó, la mayoría son leves o moderados, mientras que en los casos severos la mortalidad puede llegar hasta el 5%. Se ha discutido mucho sobre la efectividad de la seroterapia específica con respecto a la disminución de la letalidad y a la re- versión de la sintomatología; como en la mayoría de los envenenamientos por animales ponzoñosos, la eficacia de los antisueros es alta si se aplica muy recientemente ocurrido el accidente (primeros 15 a 30 minutos). Puesto que en Colombia no se dispone de antivenenos, ni se han realizado estudios clínicos de manejo y trata- miento, pero teniendo en cuenta que existe una abun- dante escorpiofauna con hábitos intra o peridomiciliarios que pueden causar accidentes, se consignan algunas de las experiencias terapéuticas en varias partes del mundo. Los casos leves de intoxicación se tratan con medi- das sintomáticas y/o antiveneno, tendientes a reducir el dolor y la irritabilidad, dos componentes comunes en el envenenamiento por picadura de escorpiones; mientras que los casos severos se tratan fundamentalmente con medidas sintomáticas, soporte de las funciones vitales y aplicaciones intravenosa de antiveneno (Freire-Maia, y Campos, op. cit.). El dolor se trata con aplicación de dipirona (10 ml/ kg de peso) y/o anestesia del sitio de la picadura por infiltraciones con lidocaína o xilocaína sin adrenalina con intervalos de una hora, hasta tres dosis de 4 ml, medidas que, sin embargo, no contribuyen a la sedación para controlar la irritabilidad; la prometazina y el hidrato de cloral no son efectivos y los barbitúricos pueden ser perjudiciales. El vómito se trata con metoclopramida y la corrección de fluidos y de los disturbios electrolíticos; la hipetermia se controla con dipirona y/o baños de esponja con agua tibia. En caso de fallas cardíacas y de edema pulmonar el tratamiento consiste en el soporte de las funciones vitales y aplicación de torniquete en los miembros para controlar el retorno venoso; si se dispone de antivene- no, se debe inyectar por vía intravenosa a una dosis de 20-40 ml. El uso de atropina como medida terapéutica de rutina no está recomendado, puesto que datos experimentales han demostrado que potencializa los efectos hipertensivos e incrementa la severidad del edema pulmonar inducido por las toxinas de los escorpiones. No obstante, cuando el veneno produce bradicardia severa, la atropina por vía in- travenosa puede ser una adecuada medida de emergencia (Freire-Maia, L., Pinto, G., y Franco, I., 1974; Freire-Maia, y Campos, op. cit.). La profilaxis, como en el caso de las arañas, se basa en acciones de educación sanitaria, captura de los artrópodos orientada por técnicos, limpieza domiciliaria, retiro de escombros y aplicación de insecticidas de acción residual. Las gallinas y lagartijas son predadoras naturales de es- corpiones y arañas, por lo que es conveniente su cría y preservación en el peridomicilio (Cardoso, J.L. op. cit.; Santos, C.F., et al., op. cit.). PICADURA DE ABEJAS Pertenecen al orden Hymenoptera –insectos que tienen dos pares de alas membranosas– y los únicos con aguijón verdadero. Éste, en las abejas del género Apis, es una es- tructura especializada, propia de las obreras, aserrada en la punta, que en el momento de picar se fija a la piel arras- trando consigo las glándulas de veneno, lo que no ocurre con las avispas y las hormigas (Pereira, L.T., Pinto, R.H., De Oliveira, R.M.; Dotimas, E.M., Hider, R.C. 1987). Bioecología Las abejas sólo atacan cuando son provocadas o frente a estímulos físicos (colores, sonidos) o químicos(olores, feromonas). Los accidentes graves por envenenamiento se deben a múltiples picaduras en un ataque masivo (Dotimas, E.M., Hider, R.C. Ibíd) pero se pueden presentar reacciones alérgicas severas por una sola picadura en personas hipersensibles (Mendes, R., et al., op. cit.). Las especies comunes en Colombia son Apis mellifera mellifera (abeja europea), Apis mellifera ligusta (abeja italiana) y Apis mellifera adansonii (abeja africanizada). Los accidentes más graves se presentan por múltiples picaduras de ésta última que es un cruce entre las abejas europeas y las africanas (Apis mellifera scutellata) introducidas al Brasil en 1956 con el objetivo de obtener una variedad con las cualidades activas de las africanas y los instintos pacíficos y sedentarios de las europeas. Se buscaba mayor adaptabilidad y capacidad para producir miel y cera. Muy recién llegadas escaparon algunos en- jambres que, por sus hábitos migratorios y capacidad de expansión, en pocos años se extendieron por el norte de Brasil, se cruzaron con las abejas europeas y originaron las africanizadas. Estudios de comportamiento demos- traron que éstas son tres veces más agresivas que las abejas nativas y las africanas son treinta veces más puras lo (Méndes, R., et al., Ibíd; Pereira, L. T., et al., op. cit.; Michener, C.H., 1973). 674 • Toxicología Epidemiología En nuestro medio se desconoce la prevalencia de los accidentes por picadura de abejas. No obstante, la de hipersensibilidad provocada por picadura de Hymenoptera (abejas, avispas, hormigas) se ha estimado en diferentes poblaciones entre 0,4 y 10%. Las reacciones alérgicas tienden a ocurrir en adultos y en individuos con exposi- ción profesional. Patogénesis El veneno de las abejas es una mezcla compleja de sustan- cias químicas con actividades tóxicas, como la fosfolipasa A, el polipéptido melitina y el péptido apamina, entre otros. La fosfolipasa A, el principal alergeno, y la melitina, representan el 75% de sus componentes. La acción del veneno se explica porque tales sustancias son agentes bloqueadores que pueden provocar parálisis respiratoria y adherirse a las membranas de los glóbulos rojos, pro- duciendo hemólisis. La apamina representa cerca del 2% del veneno total. Es menos tóxica y se comporta como neurotoxina de acción motora; además de presentar un efecto cardioestimulante, parecido al de las drogas adrenérgicas, tiene propiedades antiarrítmicas. Un 2% del veneno de las abejas es el péptido MCD (mast cell degranulation) o factor degranulador de los mastocitos, unos de los responsables de la liberación de histamina y Artrópodos venenosos. Arañas, escorpiones, abejas • 675 serotonina en las personas picadas (Mendes, R., et a.l, op. cit.; Harwood, R. F., James M.T. op. cit.; Santos, C. F., et al., op. cit.; Dotimas, E. M., Hider, R. C. op. cit.; Munjal, D., Elliott, W. B. 1972; Paull, B. R.; Yunginger, J. W., Gleich, J. G., 1977; Haberman, E., 1972). Clínica Las reacciones desencadenadas por picaduras de abejas son variables de acuerdo con el sitio, el número de pica- duras y las características y antecedentes alérgicos del in- dividuo picado. Para efectos prácticos se pueden clasificar en reacciones alérgicas y síndrome de envenenamiento. Las reacciones alérgicas pueden ser locales, regionales, sistémicas (tegumentarias, respiratorias, digestivas, cardio respiratorias) y tanto precoces como tardías. El síndrome de envenenamiento, debido generalmente a múltiples picaduras, se resume en la Figura 90. 3. Tratamiento La primera fase del tratamiento debe enfocarse a retirar los aguijones, sin presionarlos, por raspado de la piel, para evitar exprimir la glándula venenosa que permane- ce activa, a reducir el dolor y a calmar al paciente. Los cuadros alérgicos y el síndrome de envenenamiento grave requieren cuidados médicos especializados, de acuerdo con la clínica observada. Se debe tener en cuenta que un síndrome anafiláctico o un accidente por múltiples picaduras constituyen una urgencia médica. 676 • Toxicología BIBLIOGRAFÍA ALEXANDER, J.O. Spiders Bites. En: Arthropods and Hu- man skin. New York: springer – Verlag. NY Inc., 1984: 209-226. ANDERSON, P.C. Necrotizing spider bites. Am Fam Phy Pract. Therapeu, 1982; 26: 198-203. ANON. Venemous spiders part 1: black widow spider. PP/ T. News (N.C.M.C. Regional Poison Control Center) 1992; 11: 311-315. ANTUNES, E.; MARANGONI, R.A.; BRAIN, S.D.; NUCCI, G. Phoneutria nigriventer (armed spider) venom induces increased vascular permeability in rat and rabbit skin in vivo. Toxicon 1992; 30: 1011-1016. BARBARO, K.C.; CARDOSO, J.L.C.; EICKSTEDT, V.R.D.; MOTA, Y. Dermonecrotic and lethal components of Loxosceles gaucho spider venom. Toxicon, 1992; 30: 331-338. BROWN, N.F., NEVA, F.A. Artrópodos nocivos para el ser humano. IN: Parasitología clínica. 5ª ed. México: Inte- ramericana, 1985: 261319. CARDOSO, J.L. Ofidismo, Aracneísmo, Escorpionismo. Epide- miología, Patogenia e Clínica. Diagnóstico e Terapéutica. In: Soerensen, B. Animais Peonhentos. Reconhecimento, distribuio geográfica, produo de soros, clinica e trata- mento dos envenenamentos. Rio de Janeiro, Atheneus Editora, 1990: 109 138. CELERIER, M.L., PARIS, C.; LANGE, C. Cenom of an aggres- seve African Theraphosidae (Scodra griseipes): milking the venom, a study of its toxicity and its caracteization. Toxicon 1993; 31: 577-590. CHESTER, P. Insectos vesicantes, urticantes y ponzoñosos. In: Parasitología Clínica. 2ª ed. 1986: 765 775. CLARK, R.F.; WETHERN-KESTNER, S., VANCE, M.V. et al. Clinical presentation and treatment of black widow spider envenomation: A review of 163 cases. Ann Emerg. Med. 1992; 21: 782-787. DOTIMAS, E.M.; HIDER, R.C. Honeybee venom. Bee World 1987; 68: 51-70. EL-AMAIN, E.O. Issues in management of scorpion sting in children. Toxicon. 1992; 30 (1): 11-115. FREIRE-MAIA, L.; PINTO, G. y FRANCO, I. Mechanism of the cardiovascular effects produced by purified scorpion to- xin en the rat. J. Pharmac. Exp. Ther. 1974; 188: 207-210. FREIRE-MAIA, L. y CAMPOS, J.A. On the treatment of the cardiovascular manifestations of scorpion envenomation. Toxicon 1987, 25(2): 125-130. GERTSCH, W.J. American Spiders. 2ª ed. New York: Van Nos- trand Reinhold Co., 1969. GLENN, W.; KEEGAN, H.L. Intergeneric relationships among various scorpions venoms and antivenoms. Science, 1962; 135: 434-435. GRISHIN, E.V., SURKOVA, I.N.; DAVLETOV, B.A. Report and abstracts of meeting on Latrodectus neurotoxins from venom gland to neuronal receptors, Gaeta (LT), Italy. Toxicon. 1992; 30: 117-122. GUERON, M.; y OVSYSHCHER, I. What is the treatment for the cardiovascular manifestations of scorpion enveno- mation? Toxicon. 1987; 25(2): 121-124. GUERON, et al. Echocradiographic and radionuclide angiogra- phic observations following scorpion envenomation by Leiurus quinquestriatus. Toxicon. 1990; 28: 1005-1009. GUNDERSEN, C.B.; UMBACH, J.A., GRASSO, A. Report and abstracts of meeting on Latrodectus neurotoxins from venom gland to neuronal receptors, Gaeta (LT), Italy. Toxicon. 1992; 30: 117-122. HABERMAN, E. Bee and wasp venoms. The biochemistry and pharmacology of their peptides and enzymes are reviewed. Science 1972; 177: 314-322. HANSEN, R.C.; RUSELL, F.E. Dapsone use for Loxosceles envenomation treatment (Letter). Vet Hum. Toxicol. 1984; 26: 260. HANSSEN, H.; OSUNA, O.; OSORNO, G. Apuntes sobre animales venenosos. Mim. Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootec- nia, 1972: 24-29. HARWOOD, R.F.; JAMES, M.T. Venoms, defense secretions, and allergens of arthropods. In: Entomology in human and animal health. 7ª ed. New York. MacMillan, 1979: 417-463. ISERSON, K.V. Methemoglobinemia from dapsonetherapy for a suspected brown spider bite. J. Emerg. Med. 1985; 3: 285-288. JONES, O. The Larousse Guide to Spiders. New York: Larousse and Co. Inc., 1983. KEEGAN, H. Some medical problems from direct injury by arthropods. In Pathol. 1969; 10: 35-45. KEY, G.F. A comparison of calcium gluconate and methacar- bamol (Robacim ref) in the treatment of Iatrodectism. Am. J. Trop. Med. Hyg 1981; 30: 273. KING, L.E.; REES, R.S. Management of brown recluse spider bite. JAMA, 1984; 251: 889-890. KING, L.E.; REES, R.S. Dapsone treatment of a brown recluse bite. JAMA 1983; 250: 648. KOBERNICK, M. Black widow spider bite. Am. Fam. Physician, 1984; 29: 241-245. LOURENCO, W.R. Laboratoire de zoologie, Museum Natio- nal d’Histoire Naturelle, París. 1995. Comunicación personal. LUCAS, S. Principais aranhas e escorpies de interesse médico. Reconhecimento, distribuio geográfica no continente americano. In: Soerensen, B. Animais Peonhentos. Re- conhecimento, distribuio geográfica. Produo de soros, clinica e tratamento dos envenenamentos. Rio de Ja- neiro: Atheneus Editora, 1990: 4773. MARANGONI, S.; BORGES, N.C.C., MARANGONI, R.A.; ANTUNESE, E. Biochemical characterization of a vas- cular smooth muscle contracting polipeptide purified from Phoneutria nigriventer (Armed spider) venom. Toxicon. 1993; 31: 377-384. MARINKELLE, C.J.; STAHNKE, H.L. Toxicological and clinical studies on Centruroides margaritatus (Gervais), a com- mon scorpion in western Colombia. J. Med. Entomol. 1965; 2: 197-199. MENDES, R.; MEIRA, D.A., TEIXEIRA, U.A.; MOLINARI, H.; RODRIGUES, P.S., et al. Acidentes por multiplas picadas de abelha. Arq. Bras. Med. 1990; 64: 81-88.