Logo Studenta

Resumen de Teoria Practica- Parcial 2

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Resumen de Teoria Practica.
Unidad 2
Mallardi.
El autor trata de identificar elementos que caracterizan a los procesos de Intervención en el Trabajo Social, plantea la necesidad de pensar a la intervención social como una síntesis de múltiples determinantes objetivos y subjetivos, es decir, debe tener la capacidad de aprehender sobre aquellos intereses y objetivos que coexisten su espacio profesional asegurando la mayor viabilidad de sus intervenciones. Los actores sociales involucrados son distintos para cada intervención, dependiendo del lugar de trabajo, situación problemática, entre otros. El autor plantea aproximarnos a estos determinantes mediante la consideración de tres determinantes: socio-institucional, subdeterminante popular, ético-político profesional.
 • Dimensión Socio-Institucional: Se identifica en las tendencias sociales que definen al estado como cuestión social adquiriendo una visión mediante las políticas públicas que son implementadas, por lo tanto el profesional del Trabajo Social desarrolla su intervención en organizaciones que implementan políticas y servicios sociales que manejan diferentes problemáticas como por ejemplo, la salud, la educación, el desempleo, etc. Entonces, a partir de esto, el profesional sitúa y desarrolla sus intervenciones en el marco de la vida cotidiana de los usuarios, pero con el mandato de llevar a cabo solo aquellas cuestiones que las instituciones reconocen como legítimas y susceptibles de intervención. A partir de dichas problemáticas que logra abordar las instituciones, se materializan distintos elementos que dan cuenta de la lógica y tendencia de intervención que tiene la institución. Algunos elementos de los servicios sociales vinculados en lo anteriormente planteado se encuentran el marco jurídico normativo existente en relación a las manifestaciones de cuestión social que se atienden; las finalidades de la política social o institucional; los recursos provistos por el servicio social; etc. Estos conflictos suponen, la presencia de injusticias culturales y socioeconómicas, las cuales se pueden presentar en un mismo sujeto, individual, colectivo, de manera separada o articulada.
 • Dimensión Subdeterminante-Popular: Se refiere a la capacidad objetiva y concreta de interpelación e incidencia de los distintos sectores de la clase trabajadora a las instancias hegemónicas que intervienen en la cuestión social. Tiene que basarse en una reconstrucción de las necesidades, intereses y posicionamientos de los distintos actores sociales que se constituyen en una población usuaria de sus servicios.
 • Dimensión Ético- Política Profesional: Aquí vemos la intervención profesional y los objetivos que la orientan. La ética profesional sienta bases en las cuales el trabajador social comprende al hombre y a la sociedad permitiéndoles reflexionar sobre la ética y los valores que deben ser defendidos por dicha profesión. Se puede superar la demanda institucional e incorporar en la demanda profesional una finalidad que apunte a la defensa de la democracia, la libertad y la justicia social que tenga como prioridad la emancipación humana.
Cada una de ellas muestra una insuficiencia en la forma de acercarse a los procesos de intervención, dado que es necesario profundizar desde una postura teórico-metodológica que sea capaz de aprehender cada detalle de los procesos de intervención en la división social del trabajo, donde la dimensión teórica, la ética y la cuestión operativa se presentan en una relación permanente. También podemos hacer hincapié en las estrategias que supone el análisis de la tensión y posibilidad entre el deber ser y él puede ser, lo cual implica el estudio de la viabilidad de aquello que se quiere realizar. La viabilidad puede ser analizada a partir de tres dimensiones concurrentes: política, económica e institucional-organizativa. Mientras que la viabilidad política hace referencia a la capacidad política que tiene el profesional de realizar la intervención, la viabilidad económica implica el análisis de la disponibilidad de los recursos económicos y materiales que se constituyen en el sustento de la estrategia planificada y la viabilidad institucional-organizativa da cuenta de la consideración de la dinámica institucional y organizativa en la cual se desempeña el profesional.
Rozas Pagaza
Vida cotidiana y TS.
VIDA COTIDIANA: relación de cercanía con el usuario en la que se intenta comprender su mundo cultural y formas de vida.
1)Ámbito micro social en el que el TS desarrolla su práctica
 2) Espacio privilegiado para el TS porque en ella se encuentran los aspectos más significativos para comprender la metamorfosis de lo social
 3) No hay una sola vida cotidiana
-Concepto clave para la comprensión del campo problemático en trabajo social 
Perspectiva histórica 
Ø Pensamiento Griego Clásico: ámbito doméstico-privado.
Ø Cristianismo: ámbito del pecado, no tiene trascendencia.
Ø Romanticismo: banalidad despojada de toda trascendencia.
Ø Marxista: ámbito concreto de reproducción de las relaciones sociales.
FUNDAMENTOS DEL CONOCMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA.
El mundo cotidiano no solo se presenta como realidad, sino que es un mundo que se origina en su pensamiento y acciones que lo sustentan como real, significa que además el reconocimiento por parte de la sociedad de los otros seres vivientes y presentes, aspecto que a los hombres les permite dar sentido a su vida.
El saber cotidiano es una categoría objetiva, pero a la vez normativa.
Para un TS descubrir en que se funda la V.C y el saber cotidiano, lo lleva a interrogarse sobre las objetivaciones de los procesos subjetivos, por medio de los cuales se construye el mundo intersubjetivo del sentido común. Otro elemento a tener en cuenta es la comunicación de los sujetos en su V.C, es el lenguaje, que permite explicitar objetivaciones indispensables para comprender el sentido y el orden que se genera en la V.C.
La V.C no termina en ese aquí y ahora, sino que abarca también anónimos que están alejados de la proximidad del aquí y el ahora, es decir que tiene un espacio y un tiempo.
La V.C involucra necesariamente interactuar y comunicarse con otros. La V.C se da como actividad real.
Características del Saber Cotidiano.
El saber cotidiano está referido a los procesos de aprendizaje que los sujetos van internalizando y externalizando, podemos definirlo como un saber instrumental validado en la práctica, como la opinión socialmente establecida sobre las cosas empíricas y emocionalmente vinculada. El saber cotidiano es normativo en cuanto tiene una función de integración en un estrato social que lo muestra para poder desenvolverse y comunicarse con los otros sujetos.
El saber cotidiano se actualiza en forma colectiva y se resignifica permanentemente.
El saber cotidiano se transmite de generación en generación, es transmisible.
El saber cotidiano puede disminuir según las necesidades sociales, es importante en el análisis del saber cotidiano descubrir las necesidades que los sujetos objetivan, asimismo el significado que le dan a esas necesidades a fin de poder plantear una estrategia de intervención valida de los sujetos.
El saber cotidiano es proyectivo.
El saber cotidiano se caracteriza por ser pragmático porque adquiere sentido en la medida que está vinculado a la resolución de problemas cotidianos.
CUESTION SOCIAL E INTERVENCION PROFESIONAL.
La CS es un concepto fundamental para poder situar el sentido a la intervención profesional.
La CS se expresa en el marco de constitución capitalista, se entiende como la relación contradictoria entre capital-trabajo.
Cabe distinguir q la CS generada a fines del siglo XIX, tenía una característica diferente a la situación actual, estaba referida a las disfunciones de la sociedad industrial, las formas de organización de la producción y las condiciones de vinculación con el mundo del trabajo. Desde principios de los años ochenta el crecimiento de la desocupación y la aparición de nuevas formas de pobreza parecieron llevarnos a años más atrás per también no solo setrata de los problemas del pasado, los fenómenos actuales de exclusión no remiten a las categorías pasadas de explotación asiq aparece una nueva cs. Consideramos que este fenómeno existe por la precarización del trabajo y el requerimiento cada vez más tecnificado de la mano de obra, por el quiebre de la protección social y los cambios en la subjetividad de los individuos y fragmentación del soporte salarial.
Es importante analizar el impacto directo que tiene en la vida cotidiana de los sujetos que sufren la disminución de sus posibilidades laborales, la experiencia de estar excluidos y la desesperanza de mejorar a corto plazo su situación. La experiencia social de estos sujetos en las condiciones actuales muestra a la intervención un desafió con respecto a su competencia ética, política, teórica y metodológica.
BIENTESAR SOCIAL, VIDA COTIDIANA, NECESIDADES SOCIALES Y CUESTION SOCIAL.UNA LECTURA DESDE EL TS.
La relación de estos conceptos con el TS debe ser analizada teniendo en cuenta una matriz teórica- metodológica, que posibilite una adecuada lectura de la realidad social, aportando elementos teóricos para ubicar las posibilidades y limitaciones que tiene la profesión tiene con dicha realidad.
El empobrecimiento creciente de los sectores populares y de la clase media, significó la perdida de muchas conquistas y derechos. El cuadro social ha generado cambios significativos en la vida cotidiana de los sujetos, que es necesario indagar para identificar los aspectos problemáticos de la relación sujeto- necesidades.
El deterioro de las condiciones de vida de los sectores subalternos ha convertido su vida cotidiana en una lucha permanente por sobrevivir.
 Analizar las dimensiones (de acción y reflexión) que hacen a la “cuestión social hoy” permite al TS un punto de partida importante para visualizar desde otro lugar la intervención.
El TS compromete sus acciones en la perspectiva del desarrollo de la calidad de vida de los sujetos sociales con los cuales trabaja, implica la satisfacción de necesidades básicas y de identidad pero sobre todo cambia de una práctica reiterativa y conservadora a una crítica y de posibilidades reales para la solución respecto a las necesidades que atraviesan los sujetos.
Unidad 3
Arrizabalaga – La Ferrero
En este texto se reflexiona de manera crítica el concepto de “problema social” debido a que este se fragmenta y se desconocen aquellas estructurales determinaciones que se atraviesan en las situaciones en donde el ejercicio profesional se desarrolla en su dimensión interventora. Para esto debemos comprender la realidad desde aquella perspectiva de totalidad y además entender que la noción de situación problemática parte desde una categoría problematizadora del concepto tradicional de “problema social”. Aquí además de aproximarnos al concepto de problema social, justificamos la intervención en la realidad social que realiza el trabajo social. Aquí la autora define el problema social como una construcción histórica que desnaturaliza alguna situación o cambia el modo de concebirla. El problema social está presente en la agenda pública, lo que se entiende como aspecto o situación que los actores sociales con responsabilidades de gobierno, o los que asumen determinadas reivindicaciones, lo tienen en cuenta; su registro figura en los documentos, declaraciones, leyes etc., a nivel del contexto macro-social y es válido aunque no esté mencionado en los organismos propios del contexto medio o micro social.” Aquí resulta preciso señalar que los llamados “problemas sociales” surgen cuando se instala la “cuestión social” en la esfera pública y es legitimada por la acción social del Estado, entonces la “cuestión social” es abordada por el Trabajo Social expresada en problemas sociales. El Trabajo Social se ha constituido históricamente como una de las modalidades de enfrentamiento a la “cuestión social”. 
Explica Netto, que las consecuencias de la “cuestión social” son fragmentadas en las denominadas “problemáticas sociales”, y reducidas a un conjunto de variables susceptibles de ser modificadas. Así, la intervención profesional es reducida a meras acciones de tipo burocrático, administrativas. Ante la heterogeneidad de las situaciones que recibe el profesional en su intervención cotidiana, la posibilidad de responder a las demandas es posible a través de la desvinculación mediante procedimientos burocrático-administrativos.
Para la autora, el proceso que lleva a la toma de decisiones para dar solución al problema, requiere que previamente se defina el problema a resolver. De esta manera, los problemas existen en la medida que sean percibidos, definidos, clasificados, explicados e incorporados en la agenda pública. Explica que si se parte de comprender, analizar e intervenir en la realidad desde la categoría de totalidad entramos en tensión con las nociones tradicionales de “problemas sociales’,” ya que las mismas remiten a modos antagónicos de comprensión de la realidad social.
Los llamados “problemas sociales” surgen cuando se instala la “cuestión social” en la esfera pública y es legitimada por la acción social del Estado fragmentando la misma y tornando invisibles las raíces constitutivas que originan las más diversas expresiones de dicha “cuestión social”
La noción de problemas sociales remite a la fragmentación y sectorización de lo social, donde es posible distinguir y separar un problema de otro, sin que altere sustancialmente la situación en la que se originan y suceden y la conceptualización tradicional de problemas sociales se liga a una determinada forma de comprender la cuestión social, la que se entiende como efecto negativo del capitalismo, pero que es transitoria y superable dentro del mismo orden capitalista. Por otra parte, la denominación social que adjetiva al problema, separa lo social de lo económico, político, ideológico. Supone a la vez una subordinación a la esfera de lo económico y se parte de la idea de que una vez que es incorporado a la agenda del Estado, será reabsorbido por las virtudes del propio sistema. Por lo tanto entendemos: que la noción tradicional de “problema social” invisibiliza las múltiples determinaciones que lo atraviesan y no permite comprender la complejidad del mismo como totalidad.
Luego de toda esa fundamentación también menciona que es importante reconocer la interacción entre las dimensiones sociales, culturales, económicas, políticas, ideológicas que están presentes en una situación de intervención. Comprender la intervención profesional, exige a su vez, entenderla en relación a otras tres categorías: particularidad, universalidad y singularidad. Estas tres categorías universalidad, particularidad y singularidad están presentes en la vida cotidiana de cada sujeto social. 
La universalidad da cuenta de las grandes determinaciones y leyes tendenciales de un complejo social dado, tales como las relaciones sociales de producción, leyes de mercado, relación Estado – Sociedad Civil, Políticas Económicas y Políticas Sociales y su articulación, relación capital – trabajo, etc. Ahora, estas leyes y determinaciones universales, están presentes en la singularidad de los individuos, sólo que quedan ocultas por la dinámica de los hechos (por su presentación fenoménica e inmediatista).
 El plano de la singularidad es la expresión de los objetos en sí, o sea, es el nivel de su existencia inmediata en que se van a presentar los trazos irrepetibles de las situaciones singulares de la vida en sociedad, que se muestran como cosas fortuitas, rutinarias, casuales.
En la dialéctica entre lo universal y lo singular se encuentra la llave para desvendar el conocimiento del modo de ser del ser social. Se llama a esa dialéctica de particularidad caracterizándola como campo de mediaciones. Es en ese campo de mediaciones que los hechos singulares se vitalizan con las grandes leyes tendenciales de la universalidad, y dialécticamente las leyes universales se saturan de realidad.
Para concluir la autora remarca que de esta manera la intervención profesionaldel Trabajo Social podría entenderse como el espacio donde se politiza la problemática social que se manifiesta como expresión socio-humana en el sujeto que la padece y la enuncia. El carácter político de la práctica profesional es lo que posibilita dentro de una perspectiva histórica, la alteración en su práctica cotidiana.
Silvina Cavalleri
En este texto nos proponemos presentar una primera aproximación a la comprensión de los problemas desde una perspectiva socio-histórica, como uno de los aspectos centrales para entender los procesos de intervención en Trabajo Social.
El Trabajo Social surge en el contexto del capitalismo, ligada al Estado y las Políticas Sociales como una de las formas de enfrentamiento a las manifestaciones de la Cuestión Social. Es una profesión interventiva, por lo que el/la trabajador/a precisa conocer la realidad en su complejidad como también delinear estrategias tendientes a transformarla
¿por qué se habla de “construcción” de problemas? Esto significa inicialmente que los problemas sobre los cuales intervenimos los trabajadores sociales, no “están ahí”, a la espera de que nosotros los “visualicemos”, no “están dados”, como se suele decir. Entonces abordar este tema nos remite a pensar ¿quiénes, cuándo y dónde se construyen los problemas? ¿Un problema, se constituye en un problema para toda una sociedad? ¿Una determinada situación o hecho, es interpretado de un mismo modo a lo largo del tiempo y en distintos lugares y culturas? También las preguntas nos permiten conocer por qué existen determinados problemas, contribuyendo a develar las múltiples causas que los provocan. Estos y otros interrogantes tienen la intencionalidad de promover la problematización, como posibilidad de conocer la realidad desde una perspectiva que supere lo inmediato, simplificado, estático, aparente.
La problematización se constituye en una perspectiva de conocimiento de la realidad en la cual participamos y en la cual intervenimos profesionalmente. Justamente es la posibilidad de interrogar, de preguntar, de reflexionar acerca de nuestros saberes previos, lo que nos permite entender la realidad compleja en la que ejercemos el TS.
Aquí nos permite entender que los problemas: 
Son construcciones histórico-sociales Esta es una primera afirmación muy importante: los problemas en los que intervenimos los trabajadores sociales están originados en las relaciones sociales – constitutivamente antagónicas y contradictorias- de la sociedad capitalista. Es decir, existen en la sociedad clases sociales (y sectores de clase) que disputan socialmente por la validez y defensa de sus propios intereses
los problemas son eminentemente sociales, encontrándose las causas en las particulares relaciones sociales que se establecen históricamente. Siendo así, los problemas no son fenómenos naturales; en la naturaleza no podemos buscar ni sus expresiones ni sus raíces.
Por eso debemos desnaturalizar los hechos sociales, complejizando el análisis de la realidad, otorgándole sentido a su devenir histórico, al mismo tiempo que orientando intencionalidades y tomas de decisión en términos de estrategias profesionales.
Los problemas en los que intervenimos son expresiones de la Cuestión Social, entendida esta categoría como “manifestaciones de desigualdades y antagonismos económicos, culturales, políticos, ideológicos, aprehendidos desde la perspectiva de la totalidad.
Las expresiones del conflicto de clase y las relaciones de poder influyen en las respuestas que se dan a esas manifestaciones de la Cuestión Social. Entre estas estrategias podemos mencionar las Políticas Sociales, la represión, la naturalización.
La interacción entre distintas dimensiones: cultural, social, económica, política, ideológica. Esto 4 se vincula con la perspectiva de la totalidad desde la cual aprehendemos las situaciones en las que intervenimos.
TRABAJO SOCIAL: Es una profesión que surge en un contexto capitalista e intenta enfrentar las manifestaciones de la Cuestión Social. 
Nuestra legitimidad como profesión es la INTERVENCION ---> FUNDADA EN EL CONOCIMIENTO
EXPRESIONES DE LA CUESTIÓN SOCIAL 
- Las expresiones del conflicto de clase y las relaciones de poder influyen en las repuestas que se dan a esas manifestaciones de la cuestión socia.
INTERACCIÓN ENTRE DIMENSIONES: CULTURAL, SOCIAL, ECONÓMICA, POLÍTICA, IDEOLÓGICA
- Perspectiva de totalidad desde cual aprehender las situaciones en las que intervenimos
SON EXPRESIONES EN LAS QUE COEXISTEN ASPECTOS SUBJETIVOS Y OBJETIVOS
 - Dimensión subjetiva/ objetiva en relación.
Unidad 4
Roxana Basta – Gustavo Parra
En este trabajo nos proponemos contribuir al debate actual sobre los proyectos socio-profesionales en el Trabajo Social. Para ello nos centraremos en dos aspectos centrales. En primer lugar, realizaremos un análisis de la categoría de ejercicio profesional considerando que la misma se encuentra atravesada por las tres dimensiones fundamentales: teórico-metodológica, operativo-instrumental y ético-política.
En segundo lugar, considerando que existe una relación dialéctica entre proyectos socio-profesionales y transformaciones societarias, se analizará su impacto en la profesión, particularizando en el predominio del pensamiento posmoderno en las últimas décadas y su impacto en el Trabajo Social
1. Aproximaciones al análisis del ejercicio profesional.
Partimos de considerar que la profesión de Trabajo Social constituye una totalidad compleja (y al mismo tiempo contradictoria) atravesada por diversos posicionamientos teóricos, metodológicos, éticos, operativos y políticos; al mismo tiempo que, en cuanto colectivo, estos posicionamientos se expresan a través del conjunto de agentes que participan de la profesión -profesionales de campo, estudiantes, docentes, investigadores- y en las diversas organizaciones que nuclean a profesionales y estudiantes -asociaciones gremiales, profesionales y corporativas-.
Asimismo, esta heterogeneidad de posicionamientos –comprendidos como expresión de un determinado proyecto socio-profesional- se articulan e insertan en proyectos sociales y colectivos más amplios. De este modo, el hacer referencia a los proyectos socio-profesionales remite al análisis de sus tres dimensiones fundamentales: teórico-metodológica, operativo-instrumental, y ético-política. 
Esta perspectiva de análisis permite complejizar la comprensión de la profesión, abordar múltiples aspectos de la misma y, también, superar esquematismos o simplificaciones en torno al Trabajo Social. En este sentido, comprender el ejercicio profesional del Trabajo Social –a partir de la articulación de las tres dimensiones antes mencionadas- significa considerarlo no de manera escindida, sino como una totalidad compleja, contradictoria y en permanente movimiento inserta en proyectos sociales y colectivos, objetivados en la singularidad del trabajo cotidiano tanto en servicios sociales como en las actividades de docencia e investigación. Así, superando viejas dicotomías en torno al “trabajador social académico”- “trabajador social de campo.
Iamamoto, dilemas:
Al respecto, Iamamoto plantea que existe la “(...) necesidad de superar los dilemas profesionales condensados en reclamos del colectivo profesional. ¿Cuáles son esos dilemas? Primero, la famosa separación entre trabajo intelectual de cuño teórico-metodológico y el ejercicio de la práctica profesional cotidiana. Ese es un desafío puesto por estudiantes y profesionales que indica un defasaje entre las bases de fundamento teórico de la profesión y el trabajo de campo. Otro aspecto que se debe enfrentar es la construcción de estrategias técnico-operativas para el ejercicio profesional, o sea, ocupar el campo de mediaciones entre las bases teóricas ya acumuladas y la operatividad del trabajo profesional”
La superación de los dilemas señalados por Iamamoto implican recuperar la necesaria interrelación de las tres dimensiones constitutivas del ejercicio profesional. Así, el análisis de las particularidades en que se expresan los fenómenos y situaciones con losque se trabaja desde el colectivo profesional, expresan la necesidad de investigar para reflexionar en torno a los procesos sociales y la configuración que adquieren esas realidades a través de la historia y en determinadas coyunturas.
Iamamoto, Ejercicio de la profesión:
Al respecto Iamamoto afirma que “El ejercicio de la profesión (...). Es una acción de un sujeto profesional que tiene capacidad para proponer, para negociar con la institución sus proyectos, para defender su campo de trabajo, sus calificaciones y sus funciones profesionales. Requiere ir más allá de las rutinas institucionales y buscar aprehender el movimiento de la realidad para detectar tendencias y posibilidades en ésta presentes que sean factibles de ser implusadas por el profesional. (...) las posibilidades están dadas en la realidad, pero no son automáticamente transformadas en alternativas profesionales. Cabe a los profesionales aprovecharse de esas posibilidades y, como sujetos, desarrollarlas transformándolas en proyectos y fuentes de trabajo.”
La propuesta es, entonces, analizar cuáles son las posibilidades del desarrollo de un proyecto socio-político en el actual contexto socio-histórico argentino y latinoamericano, entendiendo que el Trabajo Social está imbricado en la historia social y no constituye una actividad aislada o ajena a las determinaciones más amplias de la sociedad. Por lo tanto, tal como señala la autora, el desafío del colectivo profesional está en: “trazar horizontes para la formulación de propuestas para enfrentar la cuestión social (...) que sean solidarias con el modo de vida de aquellos que la vivencian, no sólo como víctimas, sino también como sujetos que luchan por la preservación y la conquista de su vida, de su humanidad” (2003: 95).
Ahora bien, frente a ésto es preciso avanzar en algunas precisiones. Esta perspectiva implica pensar a la práctica profesional como trabajo, es decir una práctica integrada en un proceso de trabajo, lo cual permite analizar las mediaciones[footnoteRef:1] que se estructuran entre el ejercicio profesional y la práctica de la sociedad. En otras palabras, nos proponemos analizar el quehacer profesional en cuanto praxis social, la cual es expresión de la totalidad social en su movimiento y contradicciones. [1: ] 
De este modo, el TS como trabajo implica una actividad práctico-concreta, atravesada por un proceso de trabajo a partir del cual se producen cambios tanto en el objeto de trabajo como en el sujeto, es decir en la subjetividad del individuo que lo produce, ya que permite descubrir nuevas capacidades y habilidades humanas. Por lo tanto, el trabajo profesional implica aprehender cómo se desarrolla la cuestión social en sus múltiples manifestaciones, y cómo esas expresiones de las desigualdades y antagonismos de clase son vivenciadas por los sujetos en la cotidianeidad.
De esta forma la dimensión teórico-metodológica adquiere relevancia desde el inicio de la formación académica (y continúa después de la graduación), porque el conocimiento es un medio de trabajo sin el cual el profesional no puede objetivar su labor.
El trabajo profesional implica develar esos sistemas, superando así la vieja dicotomía teoría-práctica, pensamiento-acción, objetividad-subjetividad. Guerra al respecto afirma que: “no se extrae teoría directamente de la práctica, mucho menos es función de las teorías sociales ofrecer respuestas y procedimientos manipulatorios a las prácticas profesionales localizadas y particulares” (1999:5). 
Por otra parte, y desde esta perspectiva, la relación sujeto-objeto es concebida como una unidad, donde un polo nos remite al otro, siendo el estudio del objeto concreto la búsqueda de su estructura, fundamentos y movimientos. De esta forma, la relación sujeto-objeto no está atravesada por la preeminencia de uno sobre otro sino por el contrario, ambos constituyen y estructuran el proceso de conocimiento. Y es en esa relación contradictoria y en movimiento que se delinea el método para aprehender teóricamente la realidad en la que se encuentran inmersos sujeto y objeto.
Asimismo, el cómo hacer y el qué hacer implican necesariamente comprender el para qué hacer, teniendo en cuenta las consecuencias que pueden desarrollarse a partir de la toma de decisiones. Por lo tanto, la dimensión operativo-instrumental nos conduce a repensar la instrumentalidad[footnoteRef:2] del trabajo profesional y no tan sólo el conjunto de técnicas e instrumentos que son operacionalizados en una situación determinada. De este modo, la categoría de instrumentalidad nos permite unir la dimensión teóricometodológica y operativa-instrumental pues, a partir de los análisis de coyuntura –formas particulares en que se expresan las manifestaciones de la cuestión social en un determinado contexto- es posible establecer determinadas estrategias de intervención. [2: ] 
De esta manera, el tomar decisiones implica explicitar no sólo el para qué y el qué hacer, sino también cuáles son los fines a alcanzar. Por lo tanto, aparece con claridad la dimensión ético-política; lo cual significa conocer y revisar los valores ético-morales que están imbricados con las perspectivas elegidas para el accionar profesional y las relaciones de poder presentes en las mismas. 
2. Transformaciones societarias y Trabajo Social: el impacto de la posmodernidad.
Las transformaciones societarias producidas desde 1970 impactaron, no sólo en la organización de la economía mundial, sino que repercutieron y propiciaron transformaciones en lo social, económico, político y cultural. Los cambios en el régimen de acumulación capitalista –de un modelo fordistakeynesiano a un modelo de acumulación flexible-, nos remite al necesario estudio de las transformaciones sociales y las expresiones que asumen sus diversas manifestaciones en relación a la cuestión social, lo que repercute en la conformación y los cambios que se producen sobre las demandas históricosociales.
Estos cambios impactan directamente en la configuración del ejercicio profesional y en el debate en torno a los proyectos socio-profesionales en pugna en un determinado período histórico.
El pensamiento posmoderno presenta, por un lado, la concepción de la realidad como caótica, de carácter fragmentado, y por otra parte, el anclaje en el sujeto como actor. Esto redefine la tensión objeto-sujeto dentro de las ciencias sociales, haciendo énfasis ahora en la imposibilidad del conocimiento objetivo a partir de la “irracionalidad” del referente empírico.
La perspectiva pragmática sobre la acción social encuentra asidero en estas propuestas posmodernas: la “práctica” se comprende sólo si se considera la representación del actor. Y ésto implica un movimiento tendiente a desconocer la filosofía de la conciencia debido a que el origen de los comportamientos no son considerados como producto de ella, sino del orden de los deseos y del inconsciente. Entra en juego aquí la noción de sujeto lacaniano profuso en múltiples deseos, caótico y por lo tanto escindido.
En estas propuestas, el carácter social del lenguaje y del pensamiento es alejado de la noción de praxis, la que siguiendo a Kosik (1967) implica concebir la práctica “en su esencia y generalidad, la revelación del secreto del hombre como ser onto-creador, como ser que crea la realidad (humano-social), y comprende y explica por ello la realidad (humana y no humana, la realidad en su totalidad). La praxis del hombre no es una actividad práctica opuesta a la teoría, sino que es la determinación de la existencia humana como transformación de la realidad”. 
De este modo, desconocer la conciencia implica negar la historicidad de la praxis y, por consiguiente, negar al hombre la posibilidad de superar su animalidad a partir de establecer una relación con el mundo en su totalidad, y por el mismo movimiento, participar en el proceso de creación de la realidad humano-social. Esta negación del carácter ontocreador tiene impactos políticos, es decir la participación en la toma de decisiones está sesgada desde el desconocimiento a la posibilidadde develar el conjunto de mediaciones que intervienen en el proceso de objetivación de la praxis, así se niega la dimensión teleológica de la existencia humano-social. 
Reflexionar acerca de estos debates teóricos enmarcados en lo que se denomina posmodernidad, implica un esfuerzo por analizar el impacto teóricometodológico y político en el ejercicio profesional.
Reflexiones finales
En el presente artículo hemos pretendido aportar al debate contemporáneo en torno a los proyectos socio-profesionales del Trabajo Social. De este modo se ha analizado como, mediante la categoría de ejercicio profesional, se articulan las dimensiones teórico-metodológico, operativoinstrumental y ético-político, expresando a través de ellas una complejidad de relaciones que no pueden reducirse a la mera operacionalización de técnicas e instrumentos. 
Asimismo, el análisis de la categoría de praxis y su expresión particular en el proceso de trabajo profesional, nos permite comprender de qué manera en el ejercicio profesional se articula un particular modo de conocer la realidad, así como de tomar decisiones conscientes y dirigidas a alcanzar determinados fines; por lo tanto, resaltando el carácter emancipador que puede conllevar la práctica del trabajador social.
En segundo lugar, a partir de considerar las transformaciones societarias en el último cuarto del siglo XX y su impacto en el Trabajo Social – particularizando en el predominio del pensamiento posmoderno- nos permite introducir una novedosa línea de indagación en torno al descreimiento de la idea de totalidad, de posibilidad de transformación de la realidad por parte de los hombres y, en consecuencia, la instalación de una nueva reacción conservadora en la profesión. 
“Aportes en torno al pluralismo para analizar el debate contemporáneo en el Trabajo Social argentino” 
Mg. María Silvina Cavalleri, Dr. Gustavo Parra.
El trabajo que se presenta se enmarca en el proyecto de investigación en marcha: “Análisis del debate contemporáneo en el Trabajo Social Argentino (1994-2004)”, el cual pretende analizar dicho debate en relación a proyectos profesionales en construcción.
Partiendo de entender al Trabajo Social como una profesión que participa de la división social y técnica del trabajo, es preciso analizarla en relación al particular contexto histórico en que se desarrolla. Por tanto, el período en estudio constituye el momento en el que el neoliberalismo se ha expresado con mayor agudeza en nuestra sociedad, impactando en una multiplicidad de dimensiones de lo social, lo económico, lo político, no quedando ajena tampoco la misma profesión.
En los últimos tiempos se ha intensificado el debate al interior de la profesión, lo que contribuye a fortalecer el colectivo profesional como asimismo pone en evidencia la heterogeneidad de posicionamientos teórico-metodológicos, ético-políticos y operativo instrumentales que remiten a diferentes proyectos profesionales en construcción. Esta heterogeneidad se vincula con la importancia del pluralismo.
Ahora bien, es posible distinguir dos dimensiones fundamentales en relación al pluralismo: una vinculada con el plano de lo social y de lo político, y otra en relación con la construcción de conocimiento. Esto torna a este tema sumamente complejo y problemático
Proyectos profesionales y debate contemporáneo
En la última década es posible evidenciar un intenso, y además fructífero, debate al interior del Trabajo Social argentino sobre distintos aspectos o perspectivas de la profesión.
Este debate contemporáneo adquiere evidencia empírica a través de: 
a) los variados encuentros, jornadas y seminarios organizados por distintas instancias de la categoría profesional, con un considerable número de trabajos y ponencias presentados en los mismos; 
b) un significativo aumento de la producción escrita, sea en forma de libros como en artículos de revistas.
Es indudable que esta producción, en torno a diversos aspectos del ejercicio profesional, intensificó en términos cuantitativos y cualitativos el debate contemporáneo, permitiendo la posibilidad de intercambiar diversos puntos de vista, experiencias, cosmovisiones y perspectivas de análisis. Todo ello resultando altamente significativo para el desarrollo y consolidación de la profesión.
 Pero cabe preguntarnos, ¿por qué resulta de tanta importancia este debate?; ¿cuál es su significado para la profesión? Al respecto, los motivos son diversos y heterogéneos y tan solo haremos referencia brevemente a algunos de ellos.
 En primer lugar, el debate contribuye a la consolidación del colectivo profesional en la medida que los agentes profesionales salimos de nuestras reflexiones y actividades cotidianas –superando el ámbito de lo subjetivo- produciendo un análisis del ejercicio profesional que se objetiva y, en consecuencia, es compartido, discutido y analizado junto a otros colegas. En este sentido, el debate contribuye a consolidar un “nosotros”, en cuanto colectivo profesional, que permite afirmar nuestra identidad profesional.
 En segundo lugar, e íntimamente vinculado con lo anterior, este debate permite poner en evidencia la heterogeneidad de posiciones al interior del colectivo profesional, posiciones que en algunos casos pueden resultar coincidentes pero también, contradictorias u opuestas.
Es decir, no es posible comprender el significado social de la profesión si se desconocen las
particularidades que adquiere la sociedad en un momento histórico. En este sentido, las relaciones entre sociedad, Estado y Trabajo Social complejizan el análisis. Principalmente porque, la particular configuración que adquiere el Estado en un momento histórico determinado conlleva determinadas relaciones de poder al interior de los sectores dominantes, en relación a los sectores subalternos y, en términos de direccionalidad tanto de la política económica como de la política social. 
En relación a este punto, es necesario resaltar que el Estado ha sido históricamente, y lo continúa siendo, el principal empleador de los trabajadores sociales, fundamentalmente asignándole la tarea de ejecución de las políticas sociales.
Las políticas sociales del neoliberalismo han priorizado la descentralización, focalización y privatización, perdiendo el carácter universal que otrora tuvieron; favoreciendo y fortaleciendo prácticas sociales clientelares y un retorno al imaginario de la “ayuda” y la “dádiva” en contraposición a la efectivización de derechos sociales, de la participación real en la toma de decisiones en el intento de construir una sociedad democrática. En este contexto se produce lo que se denomina “refilantropización” de las políticas sociales, asociada a la limitada intervención del Estado en el ámbito social. El Estado se presenta como “acompañante” de la sociedad civil, apelando a una solidaridad transclasista e involucrando a la familia y organizaciones de la sociedad civil en las responsabilidades para atender las diferentes manifestaciones de la cuestión social
Así, al referirnos a los proyectos profesionales estamos haciendo alusión a las diferentes respuestas que las diversas profesiones, en cuanto sujeto colectivo, generan ante los procesos sociales y las transformaciones societales. Estos proyectos, en cuanto construcción colectiva de una determinada categoría profesional, expresan la direccionalidad del ejercicio profesional de acuerdo a determinadas opciones teórico-metodológicas, éticopolíticas y operativo-instrumentales frente a estos mismos procesos sociales. Es posible encontrar, por lo tanto, diversos proyectos profesionales que expresan la diversidad y la heterogeneidad de respuestas frente a los procesos sociales macroscópicos.
Estas respuestas, que son generadas al interior de las profesiones, están de acuerdo a determinados cuerpos teóricos y prácticos que, a su vez, condensan en sí mismos proyectos societales. Proyectos societales que, en nuestra sociedad, implican proyectos de clase.
Un proyecto profesional, al formar parte de una determinada realidad social, se encuentra atravesado porlas contradicciones propias e inherentes al modo de producción capitalista y, en consecuencia, destacar el carácter histórico y contradictorio de estos proyectos.
Podemos comprender que un proyecto profesional, y en nuestro caso el Trabajo Social, contempla tres dimensiones inherentes e indisolubles entre sí, las cuales son separadas exclusivamente para fines analíticos. Una dimensión teórico-metodológica, puesto que la profesión, y su intervención decurrente, se encuentra sustentada en una determinada concepción de mundo, de hombre y de sociedad, a partir de la cual se analiza la realidad social y se fundamenta una cierta práctica profesional. Una dimensión operativoinstrumental, es decir, a través de determinados instrumentos y técnicas se operativizan los fundamentos teórico-metodológicos. Y una dimensión ético-política, pues, las dimensiones antes mencionadas contienen determinados valores que, justamente, guían y orientan la intervención profesional y, por lo tanto, le otorgan una direccionalidad a la profesión. Al mismo tiempo que dicho ejercicio profesional se encuentra atravesado por las contradicciones del modo de producción capitalista, y, en consecuencia, implica un espacio de lucha y negociación con diferentes posicionamientos políticos.
El pluralismo como condición del debate profesional.
Abordar la temática del pluralismo en relación al debate contemporáneo en el Trabajo Social supone reconocer que no podemos hablar de “un” Trabajo Social, sino que coexisten diferentes tendencias y orientaciones profesionales al interior del Trabajo Social. Estas diversas tendencias se encuentran delimitadas por el particular contenido de las dimensiones teórico-metodológica, operativo-instrumental y ético-política, tal como hemos expresado al analizar los proyectos profesionales. Por lo tanto, también resulta erróneo hacer referencia a un proyecto profesional, o peor aún, a un único proyecto ético-político.
Así, cuando hacemos referencia al pluralismo lo consideramos en relación con los planos social y político por un lado, y con la construcción del conocimiento por el otro. La distinción efectuada es solo con fines analíticos dado que, una determinada perspectiva de conocimiento está íntimamente vinculada con perspectivas políticas y se asocia a un determinado proyecto de sociedad.
 De este modo, en primer lugar, es preciso señalar que el pluralismo está ligado a la concepción moderna del mundo, y más precisamente a la tradición liberal en la que entre otros aspectos se produce una valorización del hombre como individuo, idea que se asocia con las de positividad de la diferencia, defensa de la tolerancia y de los derechos de las minorías. Es sabido que estos valores han posibilitado la consolidación del orden social capitalista y, a la vez, de la individualidad humana. En este contexto se conforman las democracias modernas entre cuyas manifestaciones hallamos la organización de sindicatos, partidos políticos, otras organizaciones sociales y políticas que conforman la llamada “sociedad civil”.
Otra dimensión desde la que abordaremos el pluralismo es la vinculación con la producción de conocimiento y la teoría que la fundamenta. Es sumamente necesario en el ámbito de la producción científica en estos tiempos, promover la discusión, el debate, el intercambio de ideas en vistas a elaborar explicaciones que nos acerquen cada vez más a una realidad dinámica y compleja, realidad que nunca podremos conocer totalmente (lo que no implica negar la perspectiva de la totalidad). El debate, la discusión, nos permiten repensar, profundizar, interrogar nuestras propias explicaciones sobre la realidad y, en este sentido, complejizar nuestro propio análisis.
Tomando las consideraciones anteriores, realizaremos algunas primeras aproximaciones al debate en el Trabajo Social Argentino. Al respecto, Rozas (2004) expresa que es posible identificar tendencias en el Trabajo Social, enmarcadas en las matrices sociales: positivismo, funcionalismo y marxismo, aunque en el actual contexto las mismas aparecen “metamorfoseadas”. En este sentido, la autora va a identificar cinco grandes tendencias.
1) En primer lugar, hace referencia a la influencia del positivismo.
2) Seguidamente refiere a la influencia del funcionalismo
3) En tercer lugar, la autora considera la influencia del interaccionismo simbólico y otras teorías post-parsonianas.
Particularmente, consideramos que el Trabajo Social argentino tiene que enfrentar el desafío de construir y consolidar un proyecto profesional cuyo principal objetivo sea la emancipación del hombre. Desde nuestra perspectiva consideramos necesario orientarnos a fortalecer un proyecto profesional con esa direccionalidad, la que se sostiene en una perspectiva teórico-metodológica, ético-política y operativo-instrumental que analiza críticamente la sociedad capitalista en que vivimos. Entendemos por crítica aquella matriz teórica-metodológica cuyos fundamentos los hallamos en el reconocimiento de la ontología del ser social, la historicidad, la superación de lo fenoménico como posibilidad de aprehender idealmente los hechos sociales y el rescate de la totalidad.

Continuar navegando